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Irene Montero cierra la puerta a terceras vías ante un hipotético relevo de Iglesias
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Irene Montero cierra la puerta a terceras vías ante un hipotético relevo de Iglesias

Iglesias se juega su futuro y Montero es a la vez su comodín, para colocar las bases de la campaña, y su potencial relevo, para no dejar el proyecto en manos de lo que denominó "la izquierda amable"

Foto: La portavoz de Unidos Podemos en el Congreso, Irene Montero, interviene en el último pleno de esta legislatura. (EFE)
La portavoz de Unidos Podemos en el Congreso, Irene Montero, interviene en el último pleno de esta legislatura. (EFE)

Portavoz del grupo parlamentario y número dos en las listas para las elecciones generales, Irene Montero se convirtió ya en Vistalegre II en el relevo natural en Podemos. Tanto a medio plazo, una vez que Pablo Iglesias agote el tiempo máximo de su mandato marcado por los estatutos, como a corto plazo si los resultados del 28-A colocan al secretario general en la tesitura de tener que presentar su dimisión. Esta última opción ha cogido impulso, no solo por las bajas expectativas electorales de Podemos, según las encuestas, sino por el golpe al liderazgo que Iglesias sufrió por la escisión que impulsó Íñigo Errejón, la posterior dimisión del secretario general en Madrid, Ramón Espinar, la inédita creación de un suerte de dirección colegiada formada por una decena de líderes territoriales o la demanda de una refundación por voces como la del diputado Manolo Monereo, considerado el padre político de Pablo Iglesias.

En un contexto en el que tanto en público como en privado se han ido situando ya terceras vías para tomar las riendas de este proyecto político ante una hipotética dimisión de Iglesias, y en el que tanto Íñigo Errejón como sus afines mantienen sus cargos orgánicos en el partido sin descartar volver a hacerse con el control de la organización, Irene Montero ha decidido marcar terreno. Coincidiendo con una entrevista en TVE, la portavoz parlamentaria ha aprovechado para lanzar a los suyos el mensaje de que la persona que suceda a Pablo Iglesias en la Secretaría General de la formación será una mujer y que eso ocurrirá "pronto".

La respuesta la motivó la reflexión de que las cuatro principales formaciones políticas a escala nacional concurrirán a las elecciones del 28 de abril lideradas por hombres, a lo que Montero afirmó: "Es algo que cambiará; en nuestro caso, cambiará pronto. Estoy convencida de que en Podemos la próxima persona que sea secretaria general será una mujer". A ello añadió que ese relevo en una mujer es una posibilidad que está "muy clara" en Podemos, "y si no al tiempo".

En la carrera para la hipotética sucesión han sonado otros nombres, todos ellos masculinos, como el de Ramón Espinar o el del manchego García Molina

Además del nombre de Íñigo Errejón, que supondría no solo una refundación en Podemos sino una profunda reconfiguración en todo el denominado espacio del cambio, en la hipotética carrera para la sucesión han sonado otros nombres en los debates internos del partido, todos ellos masculinos, como el del propio Ramón Espinar o el del líder en Castilla-La Mancha, José García Molina. Los rumores sobre el papel que podría jugar en un futuro cercano Ramón Espinar se incrementaron tras su primera intervención televisiva después de dimitir, al situar en un mismo plano de responsabilidad por la crisis interna a Errejón y a Iglesias. "La responsabilidad de la ruptura es de Errejón, pero la de superarla es de todos", afirmó tras remarcar que "no tiene sentido tener dos candidaturas en Madrid". Por último, lanzó un llamamiento a "reconstruir el espacio político".

La posición de García Molina se hizo más evidente tras prestarse como maestro de ceremonias y portavoz de la denominada 'Declaración de Toledo', a la que se sumaron una decena de líderes territoriales, marcando distancias con las posiciones de máximos adoptadas tanto por Pablo Iglesias como por Íñigo Errejón para buscar una salida dialogada al conflicto que evitase la ruptura. Visualizada y pomposamente adornada como un cónclave de barones, se interpretó como una dirección colegiada y constituida de forma paralela a la dirección estatal.

El líder del partido en Castilla-La Mancha, primer y único cargo de Podemos en un cogobierno autonómico —es el vicepresidente segundo en el Ejecutivo manchego—, ya venía adquiriendo de forma silenciosa un creciente protagonismo en el seno de la organización. Su fijación pasa por reconstruir Podemos mediante la descentralización de la toma de decisiones y dejando en manos de cada territorio la elección de cómo, con quién y en qué formato acudir a las elecciones del próximo mes de mayo.

El propio Iglesias siempre reconoció que el futuro en política de Montero tenía una fecha de caducidad mucho más duradera que la suya

Frente a unos y otros, Irene Montero ha dado un paso al frente en público cerrando puertas y llamando también cerrar filas en plena precampaña electoral. Una precampaña electoral en la que ha asumido todo el protagonismo, puesto que el candidato a la presidencia agotará su permiso de paternidad hasta finales de marzo. Una mujer de 31 años recién cumplidos, feminista y psicóloga de los desahuciados, que polarizará con cuatro candidatos varones, máxime con esta huelga feminista del 8-M. Los ejes de su campaña están siendo así los de polarizar, movilizar y feminizar, teniendo en cuenta el alto porcentaje de voto indeciso.

Se defiende que es el momento de la revolución de las mujeres y el momento Montero. Su equipo se inspira en Alexandria Ocasio-Cortez, la 'millennial' socialista que conquistó Nueva York y la primera línea de la política en EEUU. Confirmaba también una tendencia a nivel mundial, que en nuestro país todavía no habría tenido eco. El propio Iglesias siempre reconoció que el futuro en política de Montero tenía una fecha de caducidad mucho más duradera que la suya.

Iglesias se juega su futuro y Montero es a la vez su comodín, para colocar las bases de la campaña, y su potencial relevo para no dejar el proyecto en manos de lo que denominó "la izquierda amable". El secretario general de Podemos ya reconocía en las páginas de su libro de conversaciones con el periodista Enric Juliana, 'Nudo España' (Arpa), que el resultado que obtuviese en las urnas determinaría si consigue el objetivo por el que se metió en política, que no es otro que gobernar, o si da un paso a un lado, para seguir haciendo política fuera de las instituciones, volver a la universidad y centrarse en la crianza de sus hijos. "El resultado determinará muchas cosas", respondía Iglesias en una de sus últimas preguntas lanzadas por Juliana antes de enviar las galeradas a corregir. "Si las ganamos, o si somos la primera fuerza, tendremos que lograr un acuerdo de gobierno. Si no, tendremos que buscar otro tipo de acuerdo, y allí se definirá mi futuro político".

Portavoz del grupo parlamentario y número dos en las listas para las elecciones generales, Irene Montero se convirtió ya en Vistalegre II en el relevo natural en Podemos. Tanto a medio plazo, una vez que Pablo Iglesias agote el tiempo máximo de su mandato marcado por los estatutos, como a corto plazo si los resultados del 28-A colocan al secretario general en la tesitura de tener que presentar su dimisión. Esta última opción ha cogido impulso, no solo por las bajas expectativas electorales de Podemos, según las encuestas, sino por el golpe al liderazgo que Iglesias sufrió por la escisión que impulsó Íñigo Errejón, la posterior dimisión del secretario general en Madrid, Ramón Espinar, la inédita creación de un suerte de dirección colegiada formada por una decena de líderes territoriales o la demanda de una refundación por voces como la del diputado Manolo Monereo, considerado el padre político de Pablo Iglesias.

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