Iglesias busca frenar a sus barones con un mensaje de unidad y seguir ganando tiempo

Posiciones de máximos, de uno y otro lado, gestos de distensión desde la dirección en sintonía con llamadas a la unidad —o disputar el relato—, y una inmensa incertidumbre. La reunión de forma urgente y extraordinaria este miércoles por la tarde del consejo ciudadano estatal de Podemos, máximo órgano de decisión entre asambleas, para abordar la crisis abierta tras el lanzamiento por parte de Íñigo Errejón de la plataforma Más Madrid, genera más incógnitas que certezas. Un escenario en el que amenaza la ruptura y por lo que la decisión menos mala para muchos sería darse un tiempo para "clarificar ideas" y emplazarse a hablar más adelante para acordar los términos de la reconciliación o, en el peor de los casos, pactar el desacuerdo. Todavía hay tiempo, se repite como un mantra entre quienes buscan salvar el proyecto, poniendo como fecha límite el mes de marzo.

Con voces que llaman a la refundación —"reinvención", según la terminología utilizada por Juan Carlos Monedero— y otras que piensan más en el pos-Podemos al entender que "se acabó Podemos tal y como lo conocemos", se espera un debate político de calado. Se asume que se llega con diferencias profundas, pero se intentará al menos contener el debate orgánico; es decir, el de nombres y liderazgos, según se desprende de las posiciones de partida de la dirección. Máxime después de que una decena de líderes territoriales se erigiesen en una suerte de dirección colegiada de forma coordinada y paralela reclamando una candidatura unitaria en la Comunidad de Madrid. Y es que desde la dirección estatal insisten en que "el mensaje que se quiere transmitir está bastante en sintonía" con el de estos secretarios generales autonómicos.

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El objetivo con el que se encara la trascendental reunión de hoy, convocada tras la dimisión del líder del partido en Madrid, Ramón Espinar, como consecuencia de la crisis abierta una semana antes, pasa por "escuchar a todos" y, principalmente, "lanzar un mensaje de unidad a todos los territorios y a toda la militancia". La dirección quiere concurrir con sus siglas a las elecciones y, como avanzaba este lunes Irene Montero, sin cerrar la puerta a que se sume "el partido de Errejón". Una operación 'a posteriori'. Se busca hilar una posición común con los distintos líderes territoriales y aguantar, al menos, hasta las próximas elecciones del 26 de mayo.

Una oferta que, en estos términos, no satisface las ambiciones de Más Madrid. Uno de sus impulsores, que acudirá como consejero de Podemos a la reunión del máximo órgano de dirección, indica que su apuesta es la de una candidatura "amplia, plural e inclusiva que incluya a partidos pero que sea capaz de ir más allá de estos, consiguiendo una unidad más importante que la unidad de las siglas, la unidad de toda la gente que quiere cambio y un giro de 180 grados en las políticas de la Comunidad de Madrid".

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Será un tira y afloja, con la sensación de que todavía hay tiempo más allá de la reunión de este consejo ciudadano estatal, que arrancará a las 16:30 en la sede estatal del partido. Desde el entorno de Errejón, confían en que Iglesias dé su brazo a torcer, que después dejaría la puerta abierta a una negociación que días antes parecía imposible, asuma que "una candidatura como la que propone Más Madrid sería lo mejor para Madrid, del mismo modo que lo es en la ciudad". Otros dicen esperar responsabilidad y que nadie acuda a la reunión de este órgano de dirección "con la intención de confundir el debate".

"Íñigo no es Manuela", arremetía Pablo Iglesias pocas horas después de conocerse el lanzamiento de Más Madrid al margen de Podemos, pero su proyecto de "ilusión" tiene unas mismas bases que pasan por no separar las negociaciones poselectorales en la comunidad y en el ayuntamiento. Unas negociaciones en las que Errejón, para sorpresa de propios y extraños, ha insistido en que no excluirá a ninguna fuerza. En este contexto, y en vista de las primeras encuestas, gana enteros un pacto entre Más Madrid, PSOE y Ciudadanos. La dirección quiere que se clarifiquen los pactos poselectorales, y entre sus objetivos, según remarcan, no está permitir gobiernos entre PSOE y Cs.

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Un modelo de Gobierno que Errejón ya intentó facilitar mediante una abstención en la investidura de Pedro Sánchez pactada con Albert Rivera en 2016. La dirección entiende que facilitar este desplazamiento del eje, permitiendo al PSOE volver a acercarse a los postulados económicos de Cs, supondría el fin de las posibilidades del "cambio" que se inauguraron con la moción de censura, se visualizaron en el pacto presupuestario entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, y se pretendían materializar con un pacto poselectoral para un cogobierno entre PSOE y Unidos Podemos.

El líder del partido en Castilla-La Mancha y vicepresidente del Gobierno autonómico, José García Molina, insistía en la mañana de este martes en mantener su posición de una suerte de tercera vía, criticando el fuego cruzado y advirtiendo de que "Podemos tampoco debe chantajear a nadie, ni tomar decisiones casi imposibles". Posicionamientos que suben el tono de la denominada 'Declaración de Toledo', que impulsó junto a otros 10 líderes territoriales para reclamar una candidatura unitaria. Horas después, IU Madrid también incrementaba la presión al reunirse con el equipo negociador de Íñigo Errejón y remarcar su sintonía para concurrir en una lista conjunta. Una vez más, Errejón se precipitaba adelantando sus movimientos a los de la dirección de Podemos.