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Izquierda Unida marca distancias con Podemos para que no le salpique la sangre
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los efectos de la salida de errejón

Izquierda Unida marca distancias con Podemos para que no le salpique la sangre

La formación de Garzón espera a ver cómo evoluciona la crisis de los morados para pactar las listas desde una posición de fuerza. Sánchez Mato, favorito para competir con Carmena

Foto: Pablo Iglesias, Alberto Garzón e Íñigo Errejón en una foto de archivo. (EFE)
Pablo Iglesias, Alberto Garzón e Íñigo Errejón en una foto de archivo. (EFE)

Podemos es ahora mismo una marca tóxica. La gravísima crisis interna que atraviesa la formación de Pablo Iglesias larvada desde hace años y que ha estallado con la salida de Íñigo Errejón —rematada con la marcha de Ramón Espinar— ha hecho que todos se alejen de ella. Izquierda Unida también ha tomado distancia y considera que los acuerdos están de facto en el aire hasta ver cómo termina la crisis interna. Si esta acaba sin acuerdo, IU espera reconstruir la relación con lo que quede de Podemos, pero desde una posición de mayor fuerza de cara a las listas electorales.

"Podemos está comatoso. La gente ni comenta lo de Espinar. Ya no hay ni bronca, estamos como en el hundimiento de la URSS". Un cargo de Podemos en la Asamblea de Madrid describe con crudeza la situación de crisis en la formación que dirige Pablo Iglesias. Desde Vistalegre II, la vida interna del partido es una sucesión de seísmos acompañada de un hundimiento en las encuestas: el chalé de Galapagar, el ostracismo de Carolina Bescansa, el portazo de Manuela Carmena, las sucesivas crisis territoriales, la traumática salida de Íñigo Errejón y, finalmente, el abandono de Ramón Espinar.

"Podemos está comatoso. La gente ni comenta lo de Espinar. Ya no hay ni bronca, estamos como en el hundimiento de la URSS"

Dentro de la enorme crisis que supone esto para la izquierda en Madrid, hay quien espera salir reforzado si Podemos se parte definitivamente y Errejón e Iglesias no encuentran algún tipo de acuerdo que hoy se ve muy complicado. Izquierda Unida considera que esto demuestra que la organización, que ha superado sus propias travesías del desierto, tenía cimientos más sólidos que los de Podemos y que en los últimos años sí ha cuidado movimientos asociativos y relaciones con los Anticapitalistas, por ejemplo. "Podemos tiene cuadros, dirigentes, pero no tiene organización. Cuando te viene una crisis así no la resistes y te matas en Twitter", opinan fuentes de la izquierda. El planteamiento creciente es tomar distancia, alejarse de la gran boda roja de Podemos. "Nos apartamos y que estos se maten y recomponemos con lo que quede".

IU está ahora mismo lejos de pactar con Errejón, al que muchos consideran una figura "presidencialista, casi un semidios" entre los suyos, y de Carmena, que ha apartado a destacados concejales de IU como Carlos Sánchez Mato, rostro visible de la oposición a proyectos municipales como la Operación Chamartín. En la práctica eso sería en la izquierda como volver a la situación anterior al pacto de los botellines pero dejando a Podemos diluido, partido, escindido entre las dos opciones.

Foto: Asamblea ciudadana estatal de Podemos. EFE


Si IU negocia con Carmena y Errejón —como quiere la federación de Madrid— dejaría muy solo a Podemos y con el riesgo de quedarse por debajo del 5% que supone la barrera electoral. Si, como quiere la dirección federal, sí presenta su propia lista, algo que fuentes de IU consideran lo más probable por el empuje de las bases, tendría mucha más fuerza a la hora de negociar con Podemos una lista. "Hasta ahora, al negociar con Podemos, antes de hablar te hacían pasar por debajo del futbolín. Eso se acabó", ironiza un diputado regional. "A IU Pablo Iglesias ya le aporta muy poco. IU ha mantenido sus estructuras mientras que el hundimiento de Podemos lo que ha demostrado es que los cimientos eran muy frágiles, que no han construido un partido sino una marca", admite un diputado de Podemos.

De momento, las negociaciones están congeladas. Siguen vivas solo sobre el papel. Entre otras cosas porque Podemos está KO. En casi dos semanas desde que Errejón anunció que montaba su lista alternativa, IU y Equo han organizado reuniones con grupos de izquierda, pero nadie ha conseguido tratar oficialmente con Podemos. No hay nadie al otro lado del teléfono. Ni ha habido una reunión de la dirección de Madrid. La marcha de Espinar, que era partidario de una refundación y de pactar con Errejón, deja las cosas aún peor. A cuatro meses de las autonómicas y europeas, todos los acuerdos pueden saltar. Ni está claro que resista el acuerdo para las europeas en el que Pablo Bustinduy, errejonista, fue elegido candidato.

"Hay mucho infantilismo. Espinar tenía una responsabilidad y no podía dejar el partido así. Feminizar la política es no hacer cosas así"

Bajo la condición de anonimato, una decena de cargos locales, regionales y estatales de Podemos coinciden en señalar que a nivel interno la organización está en la lona tras la salida de Errejón, dividida sobre si debe concurrir por su cuenta en Madrid o buscar alianzas con Más Madrid, pero a la vez incapaz de tener una voz para negociar o tomar una decisión. "El drama de este partido es que lo que dicen los pablistas de Íñigo es verdad, y lo que dicen los errejonistas del entorno de Pablo también es verdad. Son dos maníacos que han perdido el contacto con la realidad. Uno dirigiendo el partido desde su chalé y el otro rompiendo todo", opina un cargo nacional. Que la crisis haya estallado al poco de que Pablo Iglesias tomara su permiso de paternidad y se recluyera en Galapagar no es casualidad.

El nivel de crítica interna es enorme. Si en público son capaces de decirse cosas como que Errejón no quería dejar el escaño porque de algo tendría que vivirpalabra de Pablo Echenique— en privado es aún mayor. Uno de los consultados recuerda que el nivel de purgas solo se vio en las Juventudes Comunistas de España, ni siquiera en el PCE. "Es un tema emocional, algo personal, no resiste ningún análisis político ni de estrategia", comenta un diputado. A poco que se pregunte hay críticas para todos. "Hay un nivel de infantilismo muy grande. Espinar tenía una responsabilidad y no podía dejar el partido así sin hablarlo, lo mismo que Íñigo. Cuando hablamos de feminizar la política es no hacer cosas así".

Foto: Ilustración: Raúl Arias. Opinión
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El chalé de Galapagar es una mención recurrente, un punto de inflexión. "En 'Cuéntame' hay una temporada en la que se van a vivir a un chalé y todos los vecinos son cargos socialistas. Lo de los socialistas mudándose a La Moraleja y dejando de ser un partido obrero está grabado en el imaginario español, es como el naranjito, no sé cómo lo han repetido", comenta uno de los consultados.

Lo que nadie es capaz de predecir es cómo puede afectar una hipotética división en tres partidos a la izquierda. En el sector más izquierdista creen que hay un espacio enorme a la izquierda de Errejón y Carmena, a los que consideran más bien próximos al PSOE. Aunque la fragmentación del voto ha sido tradicionalmente vista como algo negativo, el resultado andaluz, donde Ciudadanos, PP y Vox cubrieron todo el espectro de la derecha, ha matizado eso. Francisco Camas, analista de Metroscopia, escribió en '20 minutos' que quizá no es tan mala idea, que el descenso continuado de las coaliciones de izquierda entre 2015 y 2019 se debe a gente que se ha ido a la abstención y que podrían verse mejor representados con Errejón por un lado e IU y el resto de Podemos por otro que con una coalición amplia. Pero esta crisis no ha acabado.

Podemos es ahora mismo una marca tóxica. La gravísima crisis interna que atraviesa la formación de Pablo Iglesias larvada desde hace años y que ha estallado con la salida de Íñigo Errejón —rematada con la marcha de Ramón Espinar— ha hecho que todos se alejen de ella. Izquierda Unida también ha tomado distancia y considera que los acuerdos están de facto en el aire hasta ver cómo termina la crisis interna. Si esta acaba sin acuerdo, IU espera reconstruir la relación con lo que quede de Podemos, pero desde una posición de mayor fuerza de cara a las listas electorales.

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