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Sánchez se pone de perfil con Venezuela pese a la presión de Felipe, Aznar, PP y Cs
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el gobierno se impone prudencia

Sánchez se pone de perfil con Venezuela pese a la presión de Felipe, Aznar, PP y Cs

El líder del Ejecutivo prioriza mantener la unidad europea y rehúye la firmeza verbal. Apunta a un próximo apoyo a Guaidó, sin reconocerle aún como presidente del país. Pide elecciones libres ya

Foto: Pedro Sánchez, con los presidentes de Ecuador, Lenín Moreno (i); Colombia, Iván Duque (2d), y Costa Rica, Carlos Alvarado (d), este 24 de enero en Davos. (EFE)
Pedro Sánchez, con los presidentes de Ecuador, Lenín Moreno (i); Colombia, Iván Duque (2d), y Costa Rica, Carlos Alvarado (d), este 24 de enero en Davos. (EFE)

Modo prudencia. Pedro Sánchez lanza algunas señales de que su Gobierno puede acabar reconociendo la legitimidad de Juan Guaidó como presidente de Venezuela. Lo llamó, se reunió con los mandatarios latinoamericanos que ya lo han bendecido. Pero aún es pronto para dar ese paso definitivo. De momento, el presidente se queda en lo manifestado por la Unión Europea, la petición de unas elecciones libres y democráticas lo más pronto posible, porque esa es la única salida "idónea y natural" para el país. El jefe del Ejecutivo no atiende por ahora la presión que le llega tanto de la oposición de PP y de Ciudadanos como de los expresidentes Felipe González y José María Aznar, que demandan que se dé ya la espalda al régimen de Nicolás Maduro y se legitime a Guaidó, conscientes de que la posición de España es fundamental para dar la vuelta al tablero internacional. Quiere actuar de la mano de sus homólogos europeos, avanzando tal vez hacia ese reconocimiento.

Venezuela siempre ha sido una carpeta caliente y difícil de gestionar para el Ejecutivo socialista. Lo sigue siendo ahora. El Gobierno rehúye la firmeza verbal y se anda con mucho tiento. Sánchez, que vivió el estallido de la última gran crisis en el país en Davos, adonde se había desplazado para participar en el Foro Económico Mundial, prefirió no hacer declaraciones públicas y ni siquiera en su perfil de Twitter aparecía referencia alguna a Venezuela.

"Hablamos poco, pero actuamos mucho", defendían en su equipo más directo, señalando la coreografía de gestos protagonizados por el presidente este jueves y los "hechos" que acreditan su posición en los últimos meses. Primero, se reunió con los mandatarios de Colombia, Iván Duque; Ecuador, Lenín Moreno, y Costa Rica, Carlos Alvarado, que también se encontraban en la ciudad suiza. Los tres países, pertenecientes al llamado Grupo de Lima, ya habían apoyado la víspera a Guaidó. Ese encuentro, señalaban en la Moncloa, era en sí mismo un símbolo de la dirección a la que apunta el Ejecutivo. Los presidentes reconocieron el "papel fundamental de equilibrio y solución" que juega España, en su papel "de actor principal tanto ante la Unión Europea como ante la comunidad de países iberoamericanos".

En el Gobierno defienden que hay "hechos" contundentes más que palabras que demuestran que no hay "ambigüedad" hacia Venezuela


A continuación, Sánchez salió a la calle, al paraje nevado de Davos, para contactar con Guaidó. Fue una charla amistosa, destacaban en el entorno del líder socialista, de unos 10 minutos, a iniciativa propia. El presidente le expresó su "empatía por su coraje y por su voluntad de representar a la Asamblea Nacional Venezolana", el órgano que goza de una "legitimidad indiscutible" para el Gobierno y para la UE, pues "refleja una elección de todos los venezolanos". Esa felicitación por el "coraje" era el segundo guiño de cercanía hacia el dirigente opositor, recalcaban en el círculo de Sánchez. Este le manifestó la posición concertada hasta el momento por la Unión, que tomó cuerpo en el comunicado lanzado en la noche del miércoles por la alta representante para Asuntos Exteriores, Federica Mogherini, en cuya confección participó activamente España.

Foto: Pedro Sánchez, durante su intervención en el Foro Económico Mundial de Davos, en Suiza, este 23 de enero. (EFE)

Unos comicios "respetados" por todos

Los socios comunitarios, le dijo, quieren unas elecciones libres, transparentes y democráticas ya, y rechazan todo uso de la violencia. Pero no le reconoció como presidente interino ni le dio su aval para dirigir ese Gobierno de transición hacia unos nuevos comicios. La misma postura tibia que sigue la UE. Guaidó agradeció las palabras del mandatario español e interpretó que le daba un "total respaldo" a ese Gabinete temporal para llegar a unas urnas libres.

"Las cosas están evolucionando. Estamos concertándonos con los europeos para ir más lejos", señalan en el Ejecutivo de Sánchez

España pide que se celebre lo antes posible un Consejo de Asuntos Exteriores de la Unión para poder seguir "avanzando" en la respuesta al conflicto. El Gobierno quiere "mantener la unidad europea", y eso obliga a que los plazos de decisión sean "más tardíos" pero que a cambio la decisión final tenga "más peso". No obstante, fuentes del Ejecutivo señalaban ya en la noche del jueves que "las cosas están evolucionando". "Estamos concertándonos con los europeos para ir más lejos", adelantaban, sin ofrecer más detalles de las conversaciones.

Sánchez felicita a Guaidó por su coraje, pero no le reconoce como presidente

Uno de los puntos centrales es cómo se procurará que se celebren esas elecciones libres y democráticas en Venezuela, quién ha de conducirlas. El ministro de Exteriores, Josep Borrell, hablaba en Madrid de una "intervención" de la UE para garantizar que se convocan. En la Moncloa, subrayaban que lo mollar es que esos comicios cuenten con el consenso de todas las partes y sus resultados sean "respetados", porque de lo contrario la división del país seguirá siendo insuperable.

En el seno del Gobierno niegan que Sánchez esté respondiendo con "ambigüedad" a la crisis venezolana. Entienden que hay que guardar prudencia para no romper la acción concertada de la UE —"no tendría sentido hacer otra cosa, dada la vocación profundamente europeísta del presidente", recuerdan—, ir dando pasos y esperar a ver cómo evolucionan los acontecimientos en el país latinoamericano. En el equipo internacional de Sánchez, que comanda el diplomático José Manuel Albares, recuerdan que España ha ido dando pasos claros contra Maduro: ha apoyado las sanciones individuales contra el régimen, ha respaldado la condena en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, no validó como legítimas las elecciones presidenciales del pasado 20 de mayo, en las que no participó la oposición, no envió a ningún representante oficial a la toma de posesión del dirigente chavista el pasado 10 de enero para un segundo mandato. Señales y "hechos" a los que se suman los gestos lanzados este jueves.

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Visión contrapuesta de Zapatero

Sánchez, sin embargo, recibe presiones para virar más rápido desde distintos frentes. En la UE, el presidente francés, Emmanuel Macron, fue algo más explícito que él. "Después de la elección ilegítima de Nicolás Maduro en mayo de 2018, Europa apoya la restauración de la democracia. Aclamo la valentía de centenas de miles de venezolanos que caminan por su libertad", escribió en Twitter. Unas palabras que, para Borrell, en nada diferían de la posición comunitaria.

El Reino Unido, que teóricamente debe abandonar la Unión el 30 de marzo, se desmarcó de las tesis del club y avaló a Guaidó como líder legítimo a través del ministro de Exteriores británico, Jeremy Hunt.

González demanda el reconocimiento de Guaidó y que España lidere la posición conjunta de la UE. Aznar demanda a Sánchez que no se "arrastre"

El líder del Ejecutivo también recibe las advertencias de sus antecesores en el cargo. Felipe González, desde la SER, apostó por el reconocimiento de Guaidó y por que el Gobierno de Sánchez lidere la postura conjunta en la UE. "Le guste o no, España tiene el privilegio y la carga de afirmar su posición", porque los socios comunitarios "esperan" que en asuntos latinoamericanos Madrid tenga un "conocimiento añadido", apuntó. "Sería difícil de entender para España que el primero en marcar posición de lo que pasa en Venezuela fuera otro país: Francia, Alemania o el que sea", dijo después en Onda Cero. González volvió a manifestar sus discrepancias respecto a la actitud de José Luis Rodríguez Zapatero, quien este miércoles, horas antes de la autoproclamación como presidente interino del joven dirigente opositor, advertía del riesgo de una confrontación civil en Venezuela e instaba a favorecer "el diálogo y el reencuentro", sin "demonizar" a ninguna de las dos partes.

Más duro aún que González fue José María Aznar. "España tiene una obligación, no puede ir arrastrándose como está haciendo ahora, tiene que tomar la iniciativa, tiene que tener una posición, mantener esa posición y hacer que esa posición en España sea común de la UE. Desgraciadamente, eso no ha sido así y España va por detrás cuando debe de ir por delante", sostuvo, en declaraciones a EFE. Para el expresidente y exlíder del PP, hablar de elecciones "está muy bien", pero hay que especificar quién las convoca, y si va a ser Guaidó, se le debe bendecir como presidente legítimo. De lo contrario, "dígase que no se quiere hacer nada y que es mejor que siga el dictador Maduro al frente de Venezuela".

Foto: El presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani. (EFE)

Podemos e IU: es un golpe de Estado

La presión de la oposición, mientras, fue creciendo. En la tarde noche del miércoles, cuando la Puerta del Sol en Madrid comenzaba a llenarse de gente y banderas venezolanas, Albert Rivera lanzaba su primera reacción: “Pedimos al presidente Sánchez que reconozca a Guaidó como presidente interino”. Poco después, el líder del PP, Pablo Casado, aparecía con otros dirigentes de su formación en la emblemática plaza madrileña para capitanear la defensa de que España debía sumarse a Estados Unidos y Canadá, y dar reconocimiento y apoyo internacional al presidente de la Asamblea Nacional.

PP y Cs registran sendas proposiciones no de ley para que el Congreso se pronuncie sobre el reconocimiento a Guaidó y el PSOE se retrate

Sánchez resistió a estos movimientos. Pero, al día siguiente, el jueves por la mañana, los grupos parlamentarios de PP y Ciudadanos ya estaban registrando sendas proposiciones no de ley (PNL) para obligar a todos los grupos políticos a posicionarse sobre Venezuela en el Congreso. Especialmente miraban al PSOE, partido del Gobierno. Las iniciativas parlamentarias que se votarán en pleno piden explícitamente reconocer a Guaidó como nuevo jefe del Ejecutivo venezolano y expresar el apoyo de España “a la apertura de un proceso de transición pacífica que devuelva la voz a los ciudadanos de Venezuela mediante la celebración de unas elecciones legítimas de acuerdo con el orden constitucional”.

Borrell, partidario de una "intervención" para garantizar "unas elecciones"

De ahí que, ante la tibieza expresada por Sánchez —que sí telefoneó a Guaidó por iniciativa propia—, PP y Cs hayan decidido dar un paso al frente y obligar a todos los partidos a formalizar su posición. El otro objetivo pasa por que Unidos Podemos se pronuncie en la Cámara, como han hecho sus principales dirigentes en las redes sociales. Pablo Iglesias, en plena baja de paternidad, no dudó en pedir al presidente español que no reconociera al presidente de la Asamblea Nacional como presidente del país porque considera que se trata de una operación orquestada desde Estados Unidos. "Bajo ningún concepto puede llamarse demócrata quien aliente o justifique un golpe militar o una guerra en Venezuela", insistió.

El líder de Izquierda Unida, Alberto Garzón, fue todavía más taxativo desde el primer momento: “Golpe de Estado en Venezuela, alimentado durante años por la derecha golpista y sus aliados. EEUU ha reconocido al golpista como presidente. Espero y deseo que el Ejército se mantenga protegiendo la democracia y la paz”, escribió en un tuit que después desapareció. Tanto Casado como Rivera subieron los decibelios este jueves, coincidiendo con las horas de mayor tensión en Venezuela, para insistir en que España “debe liderar” la posición europea por los lazos que estrechan a ambos países y para “acabar con la dictadura y la tiranía de Maduro”.

Modo prudencia. Pedro Sánchez lanza algunas señales de que su Gobierno puede acabar reconociendo la legitimidad de Juan Guaidó como presidente de Venezuela. Lo llamó, se reunió con los mandatarios latinoamericanos que ya lo han bendecido. Pero aún es pronto para dar ese paso definitivo. De momento, el presidente se queda en lo manifestado por la Unión Europea, la petición de unas elecciones libres y democráticas lo más pronto posible, porque esa es la única salida "idónea y natural" para el país. El jefe del Ejecutivo no atiende por ahora la presión que le llega tanto de la oposición de PP y de Ciudadanos como de los expresidentes Felipe González y José María Aznar, que demandan que se dé ya la espalda al régimen de Nicolás Maduro y se legitime a Guaidó, conscientes de que la posición de España es fundamental para dar la vuelta al tablero internacional. Quiere actuar de la mano de sus homólogos europeos, avanzando tal vez hacia ese reconocimiento.

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