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El párroco acusado de pederastia que ha amotinado (a su favor) a un pueblo de Galicia
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FUE PROFESOR EN EL SEMINARIO DE LA BAÑEZA

El párroco acusado de pederastia que ha amotinado (a su favor) a un pueblo de Galicia

La diócesis de Astorga ha apartado al sacerdote Ángel Sánchez Cao tras hallar indicios de abuso sexual de niños. En Veigamuíños (Ourense) quieren que siga dando misa y catequesis

Foto: A la izquierda, el cartel de huelga en Veigamuiños. A la derecha, Ángel Sánchez Cao tras ser apartado. (L. de la Mata/DIARIO DE LEÓN)
A la izquierda, el cartel de huelga en Veigamuiños. A la derecha, Ángel Sánchez Cao tras ser apartado. (L. de la Mata/DIARIO DE LEÓN)

"¿Qué como lo siento? Como si me hubieran clavado una puñalada en el pecho. Lo han acribillado, lo han crucificado como a Jesucristo". La mujer deja el carretón de troncos en el suelo, suspira y se echa una mano a la cara. "Es una persona buenísima, buenísima. Pero usted sabe, la envidia…". Ella es una de los fieles que acude a misa cada domingo a escuchar a don Ángel, ese Jesucristo crucificado, expulsado de la parroquia de Veigamuíños (O Barco de Valdeorras, Ourense) porque unos desalmados le han denunciado por abusar sexualmente de niños. "Claro que he firmado la carta para que nos devuelvan a don Ángel, y mi marido también. Esto es una injusticia. Un hombre tan bueno". De pronto la mujer agarra el carretón cargado de madera, lo levanta y se va.

placeholder Vista de Veigamuíños (O Barco de Valdeorras) con la iglesia de San Telmo en el centro. (D.B.)
Vista de Veigamuíños (O Barco de Valdeorras) con la iglesia de San Telmo en el centro. (D.B.)

Veigamuíños se ha tomado la expulsión de Ángel Sánchez Cao, don Ángel, como un insulto. Fieles, catequistas y padres de niños que preparaban con don Ángel su primera comunión se han unido para protestar contra la diócesis de Astorga por apartarlo temporalmente a raíz de dos denuncias de abuso sexual de antiguos alumnos del Seminario Menor de La Bañeza, donde el párroco fue docente en los años 70 y 80. Los feligreses han reunido firmas, han abordado al obispo para increparle, han boicoteado las misas en la parroquia empezando por la de Año Nuevo. Desde que don Ángel celebró su última eucaristía el pasado 31 de diciembre, las puertas de la iglesia de Santo Tirso están selladas. Un cartel azul avisa a los despistados: "Tras las medidas tomadas con nuestro párroco, algunos vecinos hemos decidido no asistir a misa el día 6 de enero como muestra de apoyo hacia don Ángel". Aún no se sabe si este domingo los fieles levantarán la huelga.

placeholder El pueblo de Veigamuíños se ha volcado en favor de Ángel Sánchez Cao. (D.B.)
El pueblo de Veigamuíños se ha volcado en favor de Ángel Sánchez Cao. (D.B.)

"Don Ángel nos informó el 26 de diciembre en misa. Sacó una carta y la leyó. Decía que le apartaban temporalmente de la parroquia por una denuncia. No sé de quién era la carta, supongo que de la diócesis. Él nos explicó que una persona de O Barco y un sacerdote le quieren hacer daño. Yo me quedé helada, si me pinchan en ese momento no me sacan sangre. Nunca hemos visto nada raro y lleva con nosotros 19 años. Le están condenando por una falsedad, por una mentira", cuenta otra vecina, de las pocas que se atreven a hablar del asunto con un desconocido. En mitad de la conversación aparece una mujer algo más joven. "De eso no vamos a hablar", suelta. Tras dar unos pasos calle abajo, se gira y levanta los brazos. "Estamos muy dolidos por lo que están haciendo a este pueblo. No hay derecho".

El expediente de Sánchez Cao está en manos del Vaticano, pero la diócesis de Astorga ha sido clara: considera la denuncia "fundada"

Ningún pueblo había apoyado con tanta vehemencia a un párroco apartado por presunto abuso sexual de menores. El expediente de Sánchez Cao está abierto y en manos del Vaticano, pero la diócesis de Astorga ha sido bastante clara al respecto, al menos todo lo clara que puede ser una diócesis en un caso de pederastia. Considera que la denuncia que presentó Javier, antiguo alumno de La Bañeza, es "fundada" y por lo tanto ha de aplicarle a Sánchez Cao el protocolo de la Ley Canónica, que consiste en apartarle hasta que el Vaticano dicte sentencia. Esa denuncia se suma a una primera presentada en febrero de 2017 por Emiliano Álvarez y a otra advertencia de un antiguo alumno del seminario residente hoy en Francia, que relataba en una carta remitida a la diócesis cómo había presenciado abusos sexuales de don Ángel a otros niños en los dormitorios del centro.

placeholder La iglesia de Santo Telmo, en Veigamuíños, permanece cerrada desde el 1 de enero. (D.B.)
La iglesia de Santo Telmo, en Veigamuíños, permanece cerrada desde el 1 de enero. (D.B.)


Indignados con el obispo

Ajenos a cualquier sombra de duda, un grupo de padres abordó el martes al obispo de Astorga, Juan Antonio Menéndez, en la visita que este hizo al colegio Pablo VI de la vecina localidad de A Rúa. Días antes, 30 familias habían viajado a Astorga a entregar la recogida de firmas de Veigamuíños a la secretaría de la diócesis. Según relata el diario 'La Región', Menéndez compartió "el dolor que supone esta situación" y pidió que "no utilicen la no asistencia a misa como medida de presión". La respuesta no contentó a los padres, que abandonaron el colegio furiosos, ni tampoco a los catequistas, que insistieron en que no impartirán más clases hasta que regrese su adorado don Ángel. Cerca de 130 niños acuden a catequesis en las distintas parroquias que atiende este sacerdote, 42 de ellos en Veigamuíños. Ningún padre se ha prestado a dar la cara ante la prensa.

placeholder Varios padres de niños de catequesis de Veigamuiños esperan al obispo de Astorga en A Rúa. (José Cruz - LA REGIÓN, OURENSE)
Varios padres de niños de catequesis de Veigamuiños esperan al obispo de Astorga en A Rúa. (José Cruz - LA REGIÓN, OURENSE)

"Lo de estos padres es de psiquiátrico. Que las personas mayores crean en él pues es hasta lógico, pero que unos padres jóvenes apoyen así a un cura apartado por su misma diócesis y quieran seguir llevándole a sus hijos es enfermizo". Quien así reacciona es Emiliano Álvarez, el primer denunciante de Ángel Sánchez Cao. Debido a los abusos sexuales cometidos por él y por otros docentes del seminario menor de La Bañeza, Emiliano ha sobrellevado una vida miserable, con varios intentos de suicidio, adicción a las drogas, depresión y aversión al sexo. Su infierno particular se prolongó entre 1977 y 1981. "Estando interno en el seminario, fui objeto de abusos sexuales por parte del entonces profesor y tutor D. Ángel Sánchez Cao. Los abusos y tocamientos ocurrían por las noches, cuando dormíamos. En varias ocasiones pude identificar sus gafas doradas y su pelo rubio", narró Emiliano en su denuncia presentada ante la diócesis de Astorga. A los tribunales ordinarios no pudo acudir porque el delito ya ha prescrito.

"Los abusos y tocamientos ocurrían por las noches. En varias ocasiones pude identificar sus gafas doradas y su pelo rubio", denuncia una víctima

"Pero cómo vamos a creer a un enfermo como este, y encima viene ahora 40 años después a manchar la reputación de don Ángel. Alguien hay detrás que quiere hacerle mal", sentencia la mujer del carretón de leña. La mujer no es la única en despreciar a Emiliano por los problemas personales que vivido a raíz de su paso por La Bañeza. La carta que un gran número de padres de niños y niñas de Veigamuíños que actualmente preparan la catequesis con don Ángel firmaron y entregaron al obispo es muy clara: "Queremos manifestar nuestro apoyo incondicional a su persona. Durante estos diecinueve años, Ángel ha estado día tras día al servicio de todos. Ha compartido nuestros mejores y peores momentos, siempre ha estado a nuestro lado cuando lo necesitábamos". Y zanja, con fe absoluta, que por su enorme calidad cristiana le han "elegido para formar a nuestros hijos, y lo que todavía es más significativo, deseamos encarecidamente que lo siga siendo. (...) Ha sido un ejemplo para nuestros hijos y queremos que siga siéndolo".

placeholder Vista de un dormitorio en el seminario menor de La Bañeza (León).
Vista de un dormitorio en el seminario menor de La Bañeza (León).

Emiliano suspira ante la actitud de esos padres. Nunca podrá olvidar la sensación de despertar en mitad del dormitorio porque unas manos le estaban acariciando una nalga o el pene. "Te bajaban los pantalones y los calzoncillos y te empezaban a tocar. A veces hasta se metían tu pene en la boca. Y se masturbaban a los pies de tu cama. A veces te tocaba a ti, otras veces le veías a los pies de otra cama. También te abordaban en mitad del recreo y te llevaban a una sala. Lo mejor que te podía pasar es que todo terminara en un bofetón, eso significaba que ese día habías resistido y no habían abusado de ti. Cuando un niño salía sin una marca en la cara sabías lo que acababa de pasar".

Los depredadores sexuales de la Iglesia son seres muy queridos, siempre amables con los niños. Eso les permite luego abusar de ellos

"Los depredadores sexuales de la Iglesia son seres muy queridos, siempre amables y amistosos con los niños. Esa actitud es la que les permite luego abusar de ellos y consigue que la comunidad rechace la idea de que esa persona pueda ser un pederasta", describe Juan Cuatrecasas, cuyo hijo sufrió abusos sexuales en el colegio Gaztelueta, en Bilbao, propiedad del Opus Dei. "Es aberrante que el verdugo se convierta en víctima y convirtamos a la víctima en verdugo. Cuando salta un caso de pederastia en la Iglesia siempre se dice que quieren hacer daño al párroco, que está siendo víctima de una injusticia. En nuestro caso las familias también callaban y desaprobaban la denuncia".

placeholder Fotografía de promoción de Emiliano Álvarez en el seminario de La Bañeza
Fotografía de promoción de Emiliano Álvarez en el seminario de La Bañeza

Francisco Javier fue el primer exalumno en denunciar los abusos sexuales en La Bañeza, que luego desencadenó una serie de denuncias cuya consecuencia fue el exilio pastoral del sacerdote José Manuel Ramos Gordón. Francisco Javier no conoció a don Ángel, pues en sus años de internamiento, a finales de los 80, Sánchez Cao ya no impartía en el seminario. Sin embargo, sí conoce a su sustituto temporal en Veigamuíños, Javier Redondo, vicario de Ponferrada. "Le conozco bien porque es un encubridor. Fue él a quien acudimos mi hermano gemelo y yo para denunciar que Ramos Gordón abusaba de nosotros en el dormitorio y jamás hizo nada. Redondo era el enlace con los alumnos y nos prometió que elevaría este asunto pero todo siguió igual. Sacan a un pederasta para meter a un encubridor. No se podía esperar menos del obispo de Astorga, quien sabiendo ya que había denuncias contra Sánchez Cao acudió a mostrarle su apoyo a Veigamuíños. Otro encubridor". Casualmente, el obispo de Astorga es presidente de la comisión antipederastia de la Conferencia Episcopal Española.

Foto: El obispo de Astorga, Juan Antonio Menéndez, presidirá la comisión. (EFE)

El caso de Sánchez Cao se encuentra bajo secreto pontificio igual que todavía hoy se encuentra el expediente de Ramos Gordón. Hace solo unas horas, el obispo de Astorga comunicó a Francisco Javier que la Congregación para la Doctrina de la Fe no puede darle acceso a las actas del proceso administrativo penal que había solicitado en noviembre. "Nunca, nunca jamás van a cambiar. Es todo una mentira. Es absurdo luchar contra borregos", se lamenta. No hay fecha para la sentencia firme del Vaticano respecto a Ángel Sánchez Cao. Entre tanto, el papa Francisco ha convocado a los presidentes de las conferencias episcopales de todo el mundo entre los días 21 a 24 de febrero en Roma para hablar de la prevención de los abusos a menores, una reunión que ha generado ciertas expectativas entre las víctimas de abuso sexual por parte de la Iglesia.

"¿Qué como lo siento? Como si me hubieran clavado una puñalada en el pecho. Lo han acribillado, lo han crucificado como a Jesucristo". La mujer deja el carretón de troncos en el suelo, suspira y se echa una mano a la cara. "Es una persona buenísima, buenísima. Pero usted sabe, la envidia…". Ella es una de los fieles que acude a misa cada domingo a escuchar a don Ángel, ese Jesucristo crucificado, expulsado de la parroquia de Veigamuíños (O Barco de Valdeorras, Ourense) porque unos desalmados le han denunciado por abusar sexualmente de niños. "Claro que he firmado la carta para que nos devuelvan a don Ángel, y mi marido también. Esto es una injusticia. Un hombre tan bueno". De pronto la mujer agarra el carretón cargado de madera, lo levanta y se va.

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