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Fran Llorente, el presidente en la sombra de RTVE: "Está en todos los comités"
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"se han hecho cosas muy mal, muy mal", dice él

Fran Llorente, el presidente en la sombra de RTVE: "Está en todos los comités"

Todos, seguidores y detractores, sostienen que es quien controla el ente. Todos, salvo él mismo, que dice ser contrario a la 'purga' y que el "centro-derecha" ha abandonado a RTVE

Foto:  Fran Llorente
Fran Llorente

Un conocido periodista catalán se cita con un alto cargo de la Presidencia del Gobierno. "¿Me puedes explicar lo qué estáis haciendo en RTVE?... ¡Os estáis metiendo en un lío gordo con la 'purga'…!". A lo que el monclovita contesta: "Oye, nosotros pusimos eso bajo la incumbencia de Fran Llorente y, por lo que parece, se le está yendo de las manos…".

Dentro del sanedrín de poder que representa de facto el Consejo de Informativos, algunos de cuyos principales integrantes han encontrado acomodo en el nuevo 'statu quo', Fran Llorente es una referencia básica: "Le quiere todo el mundo, no tiene enemigos… Defendió a los periodistas de los políticos", sostienen en su entorno. Lo real, lo no discutible, por descriptible, es que con la llegada al poder de Pedro Sánchez se le ofreció "hasta siete veces, siete" la presidencia de la Corporación y luego, ante su negativa, la vuelta a la Dirección de Informativos que ya ocupó ocho años durante la etapa Zapatero, etapa en la que desde un gobierno de izquierdas se creó el gran duopolio televisivo en detrimento de RTVE. La verdad es siempre la verdad.

Llorente era el desván al que peregrinaban los críticos como si se tratara de la zarza ardiendo

En efecto, Fran Llorente Campos (Madrid, 1966) es desde el pasado mes de agosto director de Proyectos y Estrategia de RTVE, con sede y despacho en Prado del Rey. Los críticos le colocan de facto en el "número dos" del actual organigrama de la Corporación, eso sí, "único y provisional", aunque una somera lectura de dicho organigrama desmiente lo anterior.

Para sus "fans" es el "mejor de todos nosotros", recordando sus ocho años como director de Informativos y los siete que pasó manejando a la oposición interna y externa durante la etapa de Rajoy. Llorente era el desván al que peregrinaban los críticos como si se tratara de la zarza ardiendo. Unos, pasto de "dazibaos" al estilo chino; otros, para encontrar lugares al sol cuando llegara la ocasión… Y esta llegó en junio de 2018.

Llorente niega la mayor; básicamente, que sea el Torquemada de la situación actual (como le denomina el sector crítico interno). Entre otras cosas, porque dice no compartir algunas de las decisiones tomadas por la Dirección Provisional Única y aboga por el "consenso" como el camino para que RTVE sea algo relevante dentro del complejo panorama mediático español. Entre los partidarios de Llorente se subraya siempre lo mismo: "su trabajo fundamental en estos momentos es intentar llevar la Radiotelevisión Estatal Pública al siglo XXI, adaptarla a la era digital, que todo en esa casa esté bajo la mirada digital…".

Curiosamente, fue sostenido en el Ente gracias a José Antonio Sánchez Domínguez (etapa Aznar), la 'bestia' de la izquierda. Cierto es que el puesto se lo dieron en la etapa de María Antonia Iglesias. Sánchez, en cualquier caso, le mantuvo en la dirección del informativo más importante del entonces influyente Segundo Canal (La 2), hoy en la marginalidad. Una caída en audiencia que también sufre el Canal 24H, bajo control de Cristina Onega. Llorente sería para sus enemigos la prueba del carbono que acreditaría el viejo axioma según el cual la "derecha" nunca aprende en cuestiones mediáticas.

Una noche en Argüelles

placeholder Fran Llorente junto a María Casado, Pepa Bueno, Ana Pastor y Marcos López en la entrega de los premios Ondas.
Fran Llorente junto a María Casado, Pepa Bueno, Ana Pastor y Marcos López en la entrega de los premios Ondas.

La noche invernal en Madrid es suave como un guante. Al atardecer, fuentes muy cercanas a Fran Llorente contemplan como yo que el cielo madrileño tiene tintes más de goyescos que velazqueños, no muy lejos, por cierto, del Palacio de Liria.

Me han prevenido de que intentarán llevarme al claustro de las Monjas (Luis Fernández, su íntimo amigo y expresidente de RTVE, le suele decir entre bromas que tiene espíritu de "monja"). El suscribiente acude sin prejuicio alguno. El único deseo es comprobar 'in situ' si el susodicho es tan legionario como lo cuentan o tan perverso como pregonan.

Foto: (Ilustración: Raúl Arias)
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Ángel Villarino Rafael Méndez Datos: D. Grasso

Desde su retiro bien pagado en la etapa de José Antonio Sánchez —el mismo que en sede parlamentaria dijo sin rubor que votaba al PP— Llorente observó atento cómo Begoña Alegría, Ana Blanco, Pilar García Muñiz... se vestían de negro. "Algo pasa…". ¡Si sabría Llorente lo que pasaba! Conoce mejor que nadie las distintas redacciones —al fin y al cabo son producto de su factoría en la mayoría de los casos—. Y después contempló atónito cómo a toda velocidad —Rajoy tardó cuatro meses en iniciar la ocupación de RTVE— el nuevo Gobierno, con sus socios de Podemos, sacaban a colación los nombres de Arsenio Escolar, Ana Pardo de Vera, Mendés Barbudo, Andrés Gil y, finalmente, Tomás Fernando Flores en un desfile de nombres que, aunque fracasó, dejó ver de qué pie cojeaba cada cual.

Fran, dicen sus próximos, asistió "acongojado" a tamaño espectáculo protagonizado por la vicepresidenta Carmen Calvo al alimón con el inabarcable Iván Redondo y con unas gotas de aliño del secretario de Estado, Miguel Ángel Oliver.

"Está en todos los comités que dirigen RTVE, pero no tiene palabra final en las decisiones que toman Rosa María Mateo y Begoña Alegría…". Aun así, le atribuyen decisiones que afectan a la vida profesional, económica y familiar de personas a las que conoce: por ejemplo, apartar a Sergio Martín… O el caso de Álvaro Zancajo, posteriormente. Los dirigentes de la oposición política le señalan como responsable ideológico de la 'purga', pero no es él quien decide finalmente, aunque valoren sus puntos de vista. “RTVE tiene que ser una casa de consenso… Se han hecho cosas mal, muy mal”, insiste él.

Foto: Rosa María Mateo. (EFE)

¿Qué une a personajes como Xabier Fortes, Begoña Alegría, Juancho Vidal, Alicia G. Montano (que se perfila como sustituta de la Dirección Provisional cuando finalice el concurso parlamentario), Elena Sánchez, Samuel Martín Mateos, Cristina Onega, los editores de todos los telediarios o los subdirectores de Informativos? Objetivamente, el nombre y el apellido de Fran Llorente.

Una cosa que Llorente acepta con "objetividad" es que en esa casa es difícil que alguien levante una noticia propia y exclusiva (donde se prueba la auténtica raza y olfato de un periodista, no en la habilidad haciendo pasillos o frecuentando despachos). Se vive del teletipo o de lo que publican los medios privados. Tampoco echa en saco roto a otro dato que se ha demostrado cierto: familias enteras en la nómina de RTVE, maridos, esposas, primos, sobrinos, amigos… Que se extiende hasta los sindicatos. Algo contradictorio con la “meritocracia" que debería presidir una empresa pública y podría ser coherente con el discurso oficial y la prédica que mantienen contradictoriamente.

Tiene una alta consideración de sí mismo, "es capaz de unir a la gente. Es el mejor en esa función…”. Claro que las "audiencias", el gran talón de Aquiles de la nueva etapa, es cosa de otros. De los que han tomado las decisiones de transportar al averno cualquier atisbo de crítica al "gobierno Frankenstein", lo que algunos ligan a la 'razzia' de tertulianos. Un desplome de audiencias que Llorente reconoce sin ambages: la mitad del país ha abandonado a RTVE y será difícil que retorne sin "consenso" previo.

Detractores de Llorente: "No quiso ser presidente porque intuía lo que iba a pasar… Pero ahí sigue. En todos los comités..."

Llorente se ha convertido en pim-pam-pum en los medios no afines, aunque a ello, dicen, tiene la piel curtida por aquellos ocho años zapateriles. El centro-derecha dispara fuego graneado sin cesar. Las redes, como las carabelas de Colón, han tomado otro rumbo, y, sobre todo, las audiencias dejan con un resultado cuasi marginal a los principales canales del otrora poder fáctico mediático por excelencia.

"No quiso ser presidente porque intuía lo que iba a pasar… Pero ahí sigue. En todos los comités y remando contra una porción significativa del pueblo al que cada día es más difícil darle gato por telediario", insisten sus detractores.

placeholder Fran Llorente conversa con José Luis Rodríguez Zapatero. (EFE)
Fran Llorente conversa con José Luis Rodríguez Zapatero. (EFE)

Al escribidor le quedan en el zurrón otras muchas cosas para la próxima "escaleta": despachos, política de amigos y dirigentes públicos/partidarios. Más de mil millones de dinero público y cerca de 7.000 empleos en juego. Donde no quieren que sea yo, no quiero estar, reza el dicho clásico. Pero Fran Llorente está. Y se le espera.

Un conocido periodista catalán se cita con un alto cargo de la Presidencia del Gobierno. "¿Me puedes explicar lo qué estáis haciendo en RTVE?... ¡Os estáis metiendo en un lío gordo con la 'purga'…!". A lo que el monclovita contesta: "Oye, nosotros pusimos eso bajo la incumbencia de Fran Llorente y, por lo que parece, se le está yendo de las manos…".

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