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Exteriores admite ahora que dejó caer una alusión clave a Gibraltar del pacto del Brexit
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Exteriores admite ahora que dejó caer una alusión clave a Gibraltar del pacto del Brexit

El Ejecutivo admite que no se opuso a que se eliminara una mención al Peñón, cuya permanencia habría evitado la crisis en la que España amenazó con vetar el acuerdo

Foto: Pedro Sánchez y Teresa May, en octubre. (Reuters)
Pedro Sánchez y Teresa May, en octubre. (Reuters)

Cualquier mínimo detalle tiene un impacto enorme sobre las negociaciones del Brexit. Lo ha sufrido el Gobierno de Pedro Sánchez en sus propias carnes: dejó caer un pie de página en el acuerdo del Brexit porque, según el Ejecutivo, ya "no tenía sentido mantener" una aclaración que, sin embargo, habría evitado la crisis de Gibraltar que llevó al presidente a vetar la aprobación del texto hasta que no se dieran garantías a España sobre el futuro del peñón. Así lo reconoce en una respuesta parlamentaria a Ciudadanos, que considera de una enorme gravedad el reconocimiento.

En las negociaciones internacionales el diablo está en los detalles. En este caso, se encontraba en forma de asterisco en el artículo 3, a pie de página, justo donde se abordaba el alcance territorial del acuerdo de salida de los británicos. Ese asterisco recordaba los párrafos 4 y 24 de las primeras directrices negociadoras de la Unión en las que se señalaba que después de que UK vuele por libre, "ningún acuerdo entre la UE y el Reino Unido será de aplicación al territorio de Gibraltar sin el acuerdo de España y el Reino Unido". Ese era uno de los mandatos que Europa dio a su negociador, el francés Michel Barnier.

placeholder Pinche para leer la respuesta del Gobierno.
Pinche para leer la respuesta del Gobierno.

En respuesta a una pregunta escrita de los diputados de Ciudadanos Francisco de la Torre y Fernando Maura a la que ha tenido acceso El Confidencial, el Ejecutivo señala que dejó caer el pie de página porque "no tenía sentido mantener" dicha aclaración. "Su objetivo era exactamente velar porque se consiguiera lo que se ha conseguido: que la inclusión de Gibraltar en el acuerdo y la aplicación del periodo transitorio se hiciera merced a un acuerdo bilateral entre el Reino Unido y España".

Un portavoz de la Oficina de Información Diplomática insiste en que la mención a Gibraltar ya no era necesaria. "El asterisco tenía sentido porque el acuerdo de retirada estaba en una fase muy inicial de la negociación (de hecho tenía 129 páginas cuando el acuerdo final tiene 585) y era un recordatorio para las negociaciones que debían continuar".

"Respuesta inaceptable"

Para Francisco de la Torre, la situación es "inenarrable": "Es el colmo que digan que España no quería para nada ese asterisco en un tratado de salida que sí tiene valor jurídico. Es una respuesta inaceptable". De la Torre opina que la explicación dada cambia todo lo que se dijo en aquellos días en los que Sánchez amagaba con el veto. "Llegó a amenazar con un veto porque el asterisco era algo sustancial, por eso ahora no pueden decir que no servía para nada".

Sobre la solución, insiste en que los acuerdos paralelos que inciden en que cualquier negociación con Gibraltar tiene que ser aprobada por España no son lo mismo. "No se puede equiparar el valor jurídico que tiene un tratado con una declaración política que encima en el caso del Reino Unido es hecha por el embajador en la Reper (Representación Permanente de España ante la Unión Europea), ni siquiera por el ministro de Exteriores o por la primera ministra. Eso tiene un valor jurídico relativo".

El objetivo era dejar claro que las negociaciones sobre Gibraltar eran bilaterales entre España y el Reino Unido, algo que en Londres nunca gustó


Cuando el asterisco apareció por primera vez, al publicar la Comisión Europea el primer borrador de acuerdo en marzo de 2018, el objetivo era dejar claro que las negociaciones sobre Gibraltar eran bilaterales entre España y el Reino Unido, una idea que en Londres nunca había gustado. Lo que se perseguía era amarrar bien el procedimiento, evitar que el equipo británico pudiera aprovechar para desviar la negociación y que España perdiera el control de la situación.

Momento del cambio

Efectivamente, los dos equipos avanzaron y llegaron a una serie de acuerdos sectoriales recogidos en los distintos memorandos de entendimiento y fue cuando estos estaban avanzados cuando el Ejecutivo de Sánchez consideró que el asterisco ya no era necesario. Pero lo cierto es que sí que habría servido para evitar la crisis de Gibraltar que hizo peligrar el Brexit.

La inclusión de un artículo sobre la negociación futura, combinado con la eliminación del asterisco, llevó a España a amenazar con el veto


Horas después de que Bruselas cerrara el acuerdo técnico con Londres y mandara el borrador de acuerdo a las capitales, la abogacía del Estado se dio cuenta de que había un artículo conflictivo: el 184. Esa cláusula, pedida a última hora por el lado británico, era la semilla de la negociación de las relaciones futuras porque señalaba que la UE y el Reino Unido harían todo lo que pudieran para tomar los siguientes pasos en las negociaciones de sus relaciones tras el Brexit.

Pero ese punto no especificaba que Gibraltar fuera materia de negociación bilateral entre España y el Reino Unido. Y eso, combinado con el artículo 3, ya sin asterisco, en el que se indicaba que el alcance territorial del acuerdo (eso también implica el artículo 184) incluía a Gibraltar, era un problema grave. La mezcla ponía en peligro la mano negociadora de Madrid, que quería aprovechar las conversaciones sobre las futuras relaciones entre el peñón y la UE, que comenzarán una vez el Reino Unido abandone el bloque comunitario, como un elemento de presión para obtener concesiones en los campos más espinosos, como la gestión del aeropuerto.

De la Torre (Ciudadanos): "Es inaceptable que digan que España no quería la mención en un tratado de salida que sí tiene valor jurídico"

Aquello desató una crisis que hizo peligrar el Brexit. España acusó al equipo negociador de imprudencia por no haber estado atento a un artículo que claramente concernía al peñón. La situación se tensó. Marco Aguiriano, secretario de Estado para la UE, señaló que dicho artículo se había incluido con "nocturnidad y alevosía". Aunque se negociaba a toda máquina en Bruselas para cerrar un acuerdo a solo unas horas del Consejo Europeo extraordinario que debía poner el broche final al texto, Sánchez y su equipo mantenían el veto y en la capital comunitaria empezaban a perder los nervios.

Finalmente todo se solucionó con lo que Sánchez calificó un acuerdo "histórico" basado en una "triple garantía" que obtuvo después de amenazar con vetar el acuerdo y que llegó a enfadar en algunas delegaciones europeas: una serie de declaraciones interpretativas adjuntas a las minutas del Consejo Europeo del 25 de noviembre en el que los líderes apoyaron el acuerdo del Brexit, además de una carta del embajador permanente del Reino Unido ante la UE y de los presidentes Donald Tusk, del Consejo, y Jean-Claude Juncker, de la Comisión Europea.

El equipo español acabó contento con la solución porque consideraba que iba incluso más allá de lo que establecía la cláusula 24 de las directrices a la que se hacía mención en el pie de página. Pero esas interpretaciones no cumplen el objetivo inicial del Gobierno: que cualquier aclaración estuviera incluida dentro del acuerdo del Brexit, con un indudable valor jurídico. Si no hubiera sido eliminado el pie de página del artículo 3 no habrían sido necesarias esas aclaraciones, porque ya establecía un límite a la aplicación territorial del acuerdo y despejaba cualquier duda sobre quién tenía la última palabra sobre Gibraltar en el futuro.

Cualquier mínimo detalle tiene un impacto enorme sobre las negociaciones del Brexit. Lo ha sufrido el Gobierno de Pedro Sánchez en sus propias carnes: dejó caer un pie de página en el acuerdo del Brexit porque, según el Ejecutivo, ya "no tenía sentido mantener" una aclaración que, sin embargo, habría evitado la crisis de Gibraltar que llevó al presidente a vetar la aprobación del texto hasta que no se dieran garantías a España sobre el futuro del peñón. Así lo reconoce en una respuesta parlamentaria a Ciudadanos, que considera de una enorme gravedad el reconocimiento.

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