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Madrid, un sudoku para Sánchez: Rubalcaba también rechaza ser candidato a la alcaldía
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SIN RIVAL CONTRA CARMENA A CINCO MESES DEL 26m

Madrid, un sudoku para Sánchez: Rubalcaba también rechaza ser candidato a la alcaldía

El exlíder del PSOE recibió la oferta del presidente hace algo más de un mes, pero se descartó porque quiere seguir fuera de la primera línea. Antes dijeron no Narbona, Robles o Marlaska

Foto: Alfredo Pérez Rubalcaba, el pasado 26 de noviembre durante su intervención en el Club Siglo XXI, en Madrid. (EFE)
Alfredo Pérez Rubalcaba, el pasado 26 de noviembre durante su intervención en el Club Siglo XXI, en Madrid. (EFE)

Encontrar un candidato (o candidata) "potente" para Madrid no está siendo una tarea fácil para Pedro Sánchez. El presidente del Gobierno sabe que la capital es una de las piezas más codiciadas en las elecciones del 26 de mayo. Estratégica. La plaza con la que quiere fortalecerse de cara a unas generales que, posiblemente, serían después. Pero no ayuda ni la particularidad de la ciudad, muy influida por las dinámicas nacionales, y en la que el PSOE ha ido a menos en los últimos años, ni la talla de su principal rival, Manuela Carmena, la alcaldesa, convertida en un símbolo para la izquierda y que, pese al desgaste sufrido por las batallas con su equipo, aún tendría un predicamento indiscutible entre el electorado progresista. El líder socialista lleva meses intentando buscar un cabeza de cartel poderoso y capaz de batir a la regidora. Sin éxito. Cosecha ya varios rechazos de posibles aspirantes. A la lista ya conocida —Cristina Narbona, Margarita Robles, Fernando Grande-Marlaska— se suma otro nombre, y de mucho peso: el de Alfredo Pérez Rubalcaba.

Sucedió hace algo más de un mes, aproximadamente, después de que el exvicepresidente fuera invitado a una ceremonia solemne por el fin de ETA en el palacio de la Moncloa. Sánchez le ofreció a su antecesor en el cargo de la secretaría general del PSOE la candidatura de Madrid capital, tal y como adelantaron este miércoles la agencia Colpisa y los diarios 'La Vanguardia' y 'El HuffPost', y confirmaron a El Confidencial fuentes socialistas conocedoras de ese encuentro y también de Ferraz. Rubalcaba dijo no. Agradeció la propuesta al líder del Ejecutivo y alegó que él ya no está en política. Que se fue y se fue, para no regresar más a la primera línea. El exministro del Interior dejó las riendas del partido en 2014, tras las europeas en las que el PSOE sufrió un nuevo varapalo y que firmaron la irrupción de Podemos, y retornó a la Complutense, a sus clases de Química Orgánica. Desde entonces, Rubalcaba, que en julio cumplió 67 años, continúa su actividad como profesor y la alterna con algunas conferencias universitarias.

El ofrecimiento de Sánchez "demuestra que no es para nada sectario y que cuenta con dirigentes queridos en el partido", indican en Ferraz. Pero ese fichaje frustrado es, con todo, sorprendente. Las relaciones entre los dos dirigentes siempre ha sido muy complicada. Y muy tensa en los últimos años. En las primarias de 2014, el hoy presidente siempre pensó que el aparato federal remó en su contra, y eso que Rubalcaba intentó mantenerse en un discreto segundo plano, porque su número dos, Elena Valenciano, sí apoyó activamente a Eduardo Madina. Sánchez venció, llevado en volandas hasta Ferraz gracias al apoyo imprescindible de Susana Díaz y de la mayoría de los barones. Más tarde, las fisuras fueron creciendo, abriéndose una sima enorme tras las generales de 2015 en las que Sánchez logró 89 escaños y no dio un paso atrás. El exministro se acabó situando del lado de Susana Díaz, pese a que tampoco sentía una especial sintonía con ella. Rubalcaba, como toda la vieja guardia socialista, como los grandes aparatos regionales, fue derrotado. Sánchez arrolló a su oponente.

Las relaciones entre los dos no han sido fáciles, y se dañaron mucho con las primarias de 2017. Ahora Sánchez lo quería para una candidatura vital


Reconquistado Ferraz, el secretario general intentó acercarse a los exlíderes del partido. Sí consiguió atraerse a José Luis Rodríguez Zapatero, y con Felipe González, siempre más al margen de las dinámicas internas, buscó el apaciguamiento. Pero con Rubalcaba esa primera aproximación, a comienzos de 2018, fracasó. El líder no quiso promocionar a Valenciano dentro del grupo de los socialdemócratas europeos, y ese gesto dolió al exvicepresidente. Ella era su número dos entre 2012 y 2014, la cabeza de cartel de las europeas. Tras la vuelta a La Moncloa, las tensiones dentro del partido se relajaron. Después de las andaluzas rebrotaron. Algunos de los barones socialistas hicieron ver su disconformidad con la estrategia del Gobierno con Cataluña. Temían y temen que les reste votos en las elecciones del 26 de mayo.

Foto: El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, el pasado 29 de agosto en el Congreso. (EFE)

Tercera fuerza en 2015

Pero en Rubalcaba, según aseguraban fuentes socialistas a este periódico, no influyó el escenario exterior. Pesó simplemente su voluntad de continuar retirado de la primera línea. "Solo eso", añadían.

Las expectativas del PSOE en la capital, no obstante, no son muy halagüeñas. El partido perdió Madrid en 1989, tras una moción de censura que hizo alcalde al centrista Agustín Rodríguez Sahagún y que destronó al delfín del carismático Enrique Tierno Galván, Juan Barranco. Desde entonces, ha ido encadenando derrota tras derrota, hasta que en 2015 se hundió: un 15,27% de los votos y tercera fuerza. El candidato era Antonio Miguel Carmona, que quedó muy lejos del resultado de su compañero de tándem, Ángel Gabilondo, tanto en el conjunto de la Comunidad de Madrid (25,43%), como en la ciudad (25,72%). Ahora, Sánchez necesita un número uno que ayude a empujar a las dos candidaturas. La de Gabilondo, que repite en la región, y la de la capital, donde se concentra la mayoría de la población y que es un símbolo en todo el país.

El pasado 17 de diciembre, en la copa de Navidad que el presidente ofreció a los periodistas en La Moncloa, señalaba que ya tenía algo más acotado el rango de candidatos para Madrid. Pero aún no hay noticias. Ni siquiera está fijada la fecha de las primarias del PSOE-M en la capital. De hecho, la víspera la federación celebró en Alcorcón la puesta de largo de todos sus aspirantes municipales en la región, junto a Gabilondo. Faltaba y falta la pieza clave de Madrid. Se espera que entre enero y febrero se despeje la duda. En el equipo del jefe del Ejecutivo en La Moncloa han venido argumentando en estos meses que no era necesario lanzar al cabeza de cartel con demasiada antelación, porque se corría el riesgo de quemarlo antes de tiempo. Señalaban el ejemplo de la propia Carmena. Podemos la eligió en marzo de 2015, dos meses antes de los comicios.

El nombre del aspirante a la alcaldía y el de la lista europea son las dos grandes incógnitas que quedan por despejar de cara al 26-M

El runrún del candidato para Madrid lleva desde el verano de 2017 coleando en el partido. El primer nombre que emergió tras la victoria de Sánchez fue el de la presidenta del PSOE, la exministra Cristina Narbona. Pero ella no quiere concurrir en ninguna lista. Después circuló como opción Margarita Robles, hoy ministra de Defensa y antes portavoz parlamentaria en el Congreso. Otro rechazo. El presidente también sondeó a su titular de Exteriores, Josep Borrell. De nuevo sin éxito. Otra alternativa muy bien vista en el partido es la del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. Él mismo reveló que en mayo Sánchez le intentó convencer, porque en aquel momento estaba tentando a personalidades relevantes. La moción de censura cambió todo y tanto él como Dolores Delgado, con quien había conversado también, pasaron a formar parte de su Gabinete.

placeholder Pedro Sánchez, con el expresidente del Gobierno y ex secretario general de los socialistas, José Luis Rodríguez Zapatero (3i) y los también ex secretarios generales Alfredo Pérez Rubalcaba (2d) y Joaquín Almunia (d), al inicio del 39º Congreso Federal del PSOE, el 17 de junio de 2017. (EFE)
Pedro Sánchez, con el expresidente del Gobierno y ex secretario general de los socialistas, José Luis Rodríguez Zapatero (3i) y los también ex secretarios generales Alfredo Pérez Rubalcaba (2d) y Joaquín Almunia (d), al inicio del 39º Congreso Federal del PSOE, el 17 de junio de 2017. (EFE)

Delgado está muy quemada por las grabaciones de la comida que en 2009 mantuvo con el excomisario José Manuel Villarejo, hoy en prisión. Y Marlaska ya ha hecho saber que no quiere ser aspirante a la alcaldía y se encuentra muy cómodo en Interior.

En el PSOE-M, mientras, se teme que si finalmente la apuesta de Sánchez no es muy potente o muy indiscutible, se reabra la caja de los truenos y la federación se sumerja en una batalla de primarias próxima ya a los comicios del 26-M. Por lo pronto, ya ha manifestado su voluntad de competir el exdiputado nacional y miembro de Izquierda Socialista Manuel de la Rocha Rubí. Y no sería extraño que se sumase la concejala Mar Espinar, muy crítica con la gestión de Carmena, o Pancho Linde, miembro de la ejecutiva regional pero muy distanciado del secretario madrileño, José Manuel Franco.

Foto: El politólogo Sami Naïr (d), con el ministro de Exteriores, Josep Borrell, el pasado 19 de septiembre en Madrid. (EFE)

El presidente tiene que descubrir aún, por tanto, dos ases fundamentales de cara al 26-M. Uno, desde luego, el aspirante para la capital. Y el otro, el número uno para las europeas. Sánchez considera a Borrell un "extraordinario candidato", aunque es consciente de que él no quiere ir en listas. Otra opción lógica es la de la titular de Economía y Empresa, Nadia Calviño, que precisamente provenía de Bruselas, como alto cargo de la Comisión Europea que era. Sí se sabe ya quién estará en esa candidatura, en un puesto destacado: el politólogo francés de origen argelino Sami Naïr. Irá entre los cinco primeros (de dos o cuatro, o de tres o cinco, en función de si lidera un hombre o una mujer, al tratarse con seguridad de una lista cremallera).

Encontrar un candidato (o candidata) "potente" para Madrid no está siendo una tarea fácil para Pedro Sánchez. El presidente del Gobierno sabe que la capital es una de las piezas más codiciadas en las elecciones del 26 de mayo. Estratégica. La plaza con la que quiere fortalecerse de cara a unas generales que, posiblemente, serían después. Pero no ayuda ni la particularidad de la ciudad, muy influida por las dinámicas nacionales, y en la que el PSOE ha ido a menos en los últimos años, ni la talla de su principal rival, Manuela Carmena, la alcaldesa, convertida en un símbolo para la izquierda y que, pese al desgaste sufrido por las batallas con su equipo, aún tendría un predicamento indiscutible entre el electorado progresista. El líder socialista lleva meses intentando buscar un cabeza de cartel poderoso y capaz de batir a la regidora. Sin éxito. Cosecha ya varios rechazos de posibles aspirantes. A la lista ya conocida —Cristina Narbona, Margarita Robles, Fernando Grande-Marlaska— se suma otro nombre, y de mucho peso: el de Alfredo Pérez Rubalcaba.

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