El último recurso de Urdangarin: escasas opciones de que el TC le deje libre
El Constitucional ha fijado, en anteriores ocasiones, una línea roja en los cinco años, que el exduque de Palma supera
El 18 de junio, Iñaki Urdangarin ingresó en la cárcel de Brieva, en Ávila, para ocupar un celda en un módulo masculino en el que es el único recluso. Cinco meses después, ha hecho uso de la última oportunidad que le queda para recuperar la libertad y ha presentado un recuso de amparo ante el Tribunal Constitucional. En él solicita la excarcelación a la espera de que se falle sobre lo que considera una violación de hasta tres de sus derechos fundamentales. No obstante, sus opciones son escasas, según apuntan fuentes jurídicas a El Confidencial, que destacan que la pena que le impuso el Supremo, cercana a los seis años, levanta una barrera casi infranqueable.
Y es que la condena firme impuesta supera la línea roja que ha fijado el alto tribunal en anteriores resoluciones. Lo dejó totalmente claro en el caso de los condenados por una agresión en el Centro Cultural Blanquerna. Los cinco años de cárcel determinan el paso de un pena menos grave a una grave, y pueden suponer la diferencia entre la libertad y la reclusión para el marido de la infanta Cristina.
"Este tribunal ha adoptado como una directriz general que la pena se sitúe por encima o por debajo de la frontera de los cinco años de prisión, por ser el límite que ha establecido el propio legislador penal para diferenciar entre las penas graves y las menos graves", explicaba la resolución a la que se hace alusión. Además, en este caso, informan las fuentes consultadas, lo que reclama el cuñado de Felipe VI es una salida provisional hasta que se vea el fondo del asunto. Una tregua de quizás unos meses hasta que se determine si se produjo o no esa violación de su derecho a la presunción de inocencia, la tutela judicial efectiva y la libertad personal.
El amparo presentado la pasada semana quedará en manos de una sala que ya tiene sobre la mesa otro presentado por Diego Torres, su socio en la trama Nóos, cuyo desenlace ha llevado a ambos a la cárcel. Según las fuentes consultadas, el tribunal de garantías no alargará su respuesta a la solicitud de suspensión cautelar más allá de una semanas, aunque la resolución sobre el fondo tardará mucho más.
La solicitud formulada en ese amparo es, en realidad, doble. No solo reclama quedar libre ya a la espera de la decisión final sino que argumenta que esta debe apoyar también una anulación, en parte, de la condena que se le impuso. Pide que se tumbe el delito de malversación de caudales públicos. Consciente de esa barrera ya citada de los cinco años, explica que mantenerle en Brieva iría en su contra si, al final, se estima su recurso y se reducen considerablemente las penas.
Beneficios penitenciarios
Urdangarin fue clasificado en el segundo grado el pasado agosto, momento en el que quedó claro que su destino definitivo seguiría siendo Brieva, en el pequeño módulo de hombres donde cumple condena completamente solo. Podrá solicitar los primeros permisos cuando haya cumplido un cuarto de su condena, es decir, después de cumplir 17 meses y medio, a partir de diciembre de 2019.
Ocupa el mismo módulo que usó en su día el exdirector de la Guardia Civil Luis Roldán. Completamente aislado del resto de reclusas (hay casi 100 mujeres internas en Brieva), el marido de la infanta Cristina pasa su tiempo entre la lectura, el deporte y algunos cultivos que tiene en el pequeño patio de 25 por siete metros que tiene para dar paseos. Se le ha instalado una cinta de correr y una bicicleta estática.
Fuentes de la prisión destacan que no ha tenido ningún trato de favor respecto a las visitas a las que tiene derecho. Por tener hijos (es familia numerosa) puede disfrutar de tres vis a vis al mes: uno íntimo con su pareja, otro con sus hijos y otro con otro tipo de familiares. También tiene derecho a 40 minutos de comunicaciones semanales dentro de la prisión, que se pueden dividir en dos citas de 20 minutos cada una.
El 18 de junio, Iñaki Urdangarin ingresó en la cárcel de Brieva, en Ávila, para ocupar un celda en un módulo masculino en el que es el único recluso. Cinco meses después, ha hecho uso de la última oportunidad que le queda para recuperar la libertad y ha presentado un recuso de amparo ante el Tribunal Constitucional. En él solicita la excarcelación a la espera de que se falle sobre lo que considera una violación de hasta tres de sus derechos fundamentales. No obstante, sus opciones son escasas, según apuntan fuentes jurídicas a El Confidencial, que destacan que la pena que le impuso el Supremo, cercana a los seis años, levanta una barrera casi infranqueable.
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