Sánchez logra encajar su viaje a Marruecos: visita exprés este lunes y cita con el Rey

Pedro Sánchez por fin tendrá su visita a Marruecos. Y antes de que concluya 2018. Pero le ha costado fijarla cinco meses. Será este lunes, 19 de noviembre, cuando vuele hasta Rabat para verse con el primer ministro, Saadeddine El Othmani. Tiene "solicitada audiencia" con el rey alauí, Mohamed VI, lo que quiere decir que está previsto que sí haya un encuentro con él, salvo cancelación del monarca a última hora.

Fue el gran anuncio que el presidente del Gobierno llevaba bajo el brazo a su llegada a la rueda de prensa que ponía término a la XXVI Cumbre Iberoamericana, que se ha celebrado en los dos últimos días en Antigua, en Guatemala, con la presencia del jefe del Estado, Felipe VI. No era para menos. Tras su abrupto aterrizaje en La Moncloa, había demandado esa entrevista con Mohamed VI. Pero no había podido ser. En buena medida, porque el monarca alauí pasa una gran tiempo fuera de su país y concede muy pocas audiencias. A la vista de que iba a ser imposible cumplir la tradición —los presidentes españoles hasta ahora habían viajado en primer lugar a Marruecos nada más asumir el cargo, para evidenciar la importancia estratégica de las relaciones con Rabat—, Sánchez fue ocupando entretanto su agenda internacional, desplegando una actividad verdaderamente frenética en el extranjero. Pero la cita en Marruecos seguía pendiente.

Sánchez viajará acompañado de Grande-Marlaska. Abordará con Marruecos temas claves como inmigración, seguridad y cooperación económica

A principios de noviembre se planeó una visita relámpago, en concreto para el día 9. Pero al final no fue posible. La confirmación de que habrá desplazamiento llegó este viernes, muy poco antes de tomar el avión hacia el país africano. Sánchez, durante su rueda de prensa en Antigua —a las once de la noche, hora española—, anunció que se reunirá este próximo lunes con su homólogo marroquí, Saadeddine El Othmani, y que tenía "solicitada una audiencia" con Mohamed VI. Cuando se le preguntó si se vería con el rey, se quedó en su primera declaración. "Es lo que puedo decirles hasta ahora".

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Fuentes próximas al presidente aclararon a este diario que la entrevista con el monarca está cerrada. "En lenguaje diplomático España-Marruecos, haber pedido una audiencia con el Rey implica que te recibe". La prudencia, no obstante, domina las declaraciones públicas, por el comportamiento de Mohamed VI, más alejado de los usos y costumbres de la diplomacia, y porque él mismo canceló una visita de los Reyes de España hace meses pese a que ya estaba en agenda. Y no se volvió a reanudar.

El Ejecutivo señala que la previsión es que el monarca reciba a Sánchez, pero en público impera la prudencia, y más visto lo ocurrido este año

Sánchez viajará a Rabat acompañado de su ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. Son varias las cuestiones que se abordarán y que son de relevancia para ambos países. Entre ellas, dijo el jefe del Ejecutivo, la inmigración —Marruecos es una de las barreras de contención de los flujos hacia Europa—, la cooperación económica y la seguridad. "Es muy importante la reunión que vamos a mantener", recalcó.

Mohamed VI tenía desnuda su agenda internacional desde hacía meses. En febrero fue operado en París de una arritmia cardiaca. Entonces, la agencia oficial MAP difundió una fotografía del monarca convaleciente y rodeado de su familia, pero con él no estaba su mujer, la princesa Lalla Salma. Poco después, la revista '¡Hola!' anunciaba el divorcio de su esposa, nunca confirmado de manera oficial. Este jueves, Mohamed VI recibió al presidente francés, Emmanuel Macron, y juntos inauguraron en Rabat el primer tren de alta velocidad en el continente africano, y que unirá los dos polos económicos del país, Tánger y Casablanca. Esa recuperación de sus ocupaciones con mandatarios extranjeros insufla cierta confianza al equipo de Sánchez: cruzan los dedos para que la cita con el Rey no se caiga, y confían en que no sea así. Pero con Mohamed VI, como dicen fuentes diplomáticas, "todo es posible".

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La visita relámpago a Marruecos se producirá dos días antes de la Cumbre Hispano-Lusa que tendrá lugar en Valladolid, el 21 de noviembre. El jueves, Sánchez volará a La Habana para un viaje oficial de dos días a Cuba, en el que se entrevistará con el presidente, Miguel Díaz-Canel, y donde mantendrá un importante encuentro con empresarios. El 26 de noviembre volará a Islandia y rematará el mes con la cumbre del G-20, el 30 y el 1 de diciembre en Buenos Aires. A Marruecos el presidente volverá unos días más tarde. El 10 de diciembre tiene previsto asistir a la reunión para el Pacto Mundial para la Migración organizada por la ONU en Marrakech.

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"Es la política de 2018"

La rueda de prensa en Antigua de Sánchez estuvo monopolizada por Marruecos, sí, pero sobre todo por los Presupuestos Generales del Estado para 2019. El presidente ya admitió abiertamente que cuenta con no presentarlos si no cuenta con los apoyos suficientes para que salgan adelante. "No vamos a marear a los españoles", sentenció tras la pregunta directa de una periodista. Lo que quiere evitarse el mandatario socialista es un desgaste terrible al verse derrotado en las Cámaras.

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Pero eso no quiere decir que el Ejecutivo se rinda. Que tire la toalla. Seguirá al frente del país, y si no se acepta su plan A (los PGE), optará por el plan B, gobernar por decreto para impulsar su agenda social: "Si el poder legislativo no hace sus deberes y rechaza estos Presupuestos, el Gobierno mantiene su hoja de ruta y, a través de modificaciones presupuestarias, hará las cosas que demanda la ciudadanía". Y que cada palo aguante su vela, vino a decir. Su previsión es que "cuanto antes" presente o bien su proyecto de ley o bien las modificaciones presupuestarias. Pero no aguardará hasta abril, como recordó que hizo Mariano Rajoy este año.

"Si hay respaldo parlamentario para presentar los Presupuestos en diciembre, perfecto, y si no, nos iremos a modificaciones con reales decretos de esos Presupuestos que heredamos de la época de Rajoy", indicó, no sin resaltar lo que entiende como una contradicción: aquella en la que incurrirán las formaciones que no quieren apoyar los PGE pero sí podrían respaldar los distintos decretos. "Es la política de 2018", ironizó.

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Lo que no hará es someterse a una cuestión de confianza en el Congreso, como sí demandó él al entonces líder del PP cuando estaba en La Moncloa. Ni convocará elecciones de forma inmediata, como le pide Podemos. Comicios "los habrá", pero cuando él decida, porque esa es su potestad, y no se dejará llevar por el ímpetu de Pablo Iglesias. El Ejecutivo decide por sí mismo, no es "rehén" de ninguna opinión, había manifestado horas antes, y desde España, la portavoz del Ejecutivo, Isabel Celaá.

La negociación con los grupos, no obstante, sigue aún en marcha. El presidente busca el acuerdo con el PNV, y con PDeCAT y ERC desearía hablar, pero estos se niegan tras los escritos de acusación contra los cabecillas del 'procés' de la Fiscalía y la Abogacía del Estado. "Tanto critican la politización de la justicia que lo que pretenden es judicializar la política", les lanzó. "Si quieren hablar de Presupuestos, estamos dispuestos a sentarnos, pero si lo que quieren es mezclar una cosa con la otra, como un cambio de posición en el poder judicial cuando es imposible porque el poder judicial es autónomo, no tenemos nada que hablar".