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Cospedal, la 'general secretaria' del PP que empezó con Arenas y cayó por su marido
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la dimisión de la otra 'número dos' de rajoy

Cospedal, la 'general secretaria' del PP que empezó con Arenas y cayó por su marido

La exsecretaria general se quedó tras los audios de Villarejo casi tan sola dentro del PP como Saénz de Santamaría cuando fue barrida por Casado en el congreso de la sucesión de Rajoy

Foto: La exsecretaria general del PP María Dolores de Cospedal. (Raúl Arias)
La exsecretaria general del PP María Dolores de Cospedal. (Raúl Arias)

María Dolores de Cospedal (Madrid, 1965) ha dejado la política y se convierte en la última baja de la sucesión de Mariano Rajoy en el PP. Lo hace dos meses después de Soraya Sáenz de Santamaría y al quedarse, por los audios de Villarejo, casi igual de sola dentro de la organización que su eterna adversaria al perder frente a Pablo Casado. En su caso la salida resultó prorrateada, más que "en diferido" como la indemnización a su enemigo declarado Luís Bárcenas: por fases y con un abrupto final en el que algunos de sus partidarios ven de nuevo orígenes conspiratorios (de la exvicepresidenta) mientras otros miran al PSOE y reconocen que el punto débil lo tenía en casa: el marido, Ignacio López del Hierro.

Cospedal, que la tarde-noche de la moción de censura sostuvo al PP mientras Mariano Rajoy digería el golpe de Pedro Sánchez apoyada por Podemos y los independentistas, cumplió a plazos (el último forzoso) lo que decía antes de la caída de su jefe, que ella se iría detrás.

Foto: Fotografía de archivo de Mariano Rajoy y María Dolores de Cospedal en el Congreso. (EFE)

Aquel 31 de mayo se registró su último acto de autoridad como 'general secretaria', cuando dio la cara y salió en el Congreso a decir que Rajoy no dimitía como presidente del Gobierno porque era inútil para que el PP siguiera en el poder. Cerraba así cualquier debate interno sobre una sucesión interna en beneficio de Sáenz de Santamaría cuando la presunta beneficiaria, de todas formas, sostenía lo mismo en los pasillos, pero sin micrófonos.

La moción de censura fue la verdadera despedida de Cospedal. Perdió el ministerio de Defensa en junio, dejó la secretaría general del PP en julio, cedió la presidencia del partido en Castilla-La Mancha en octubre, renunció al puesto de vocal en el comité ejecutivo nacional el primer lunes de noviembre y a las 48 horas tuvo que renunciar al puesto que le quedaba, su escaño en el Congreso por Toledo que llevaba adosada la presidencia de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara.

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Nacida en Madrid pero criada en Albacete, la exministra se aplicaba el principio de Max Aub según el cual se es de donde se hace el bachillerato y, como además su familia es de la localidad de El Bonillo presumía de esos orígenes en el Campo de Montiel. En Toledo tiene domicilio (y cigarral por su marido) de los tiempos de presidenta de la Junta de Castilla-La Mancha pero sigue votando en Albacete cada vez que hay elecciones.

Cospedal es abogada del Estado desde 1991, se estrenó en su primer cargo político como secretaria general técnica con Javier Arenas en el Ministerio de Trabajo en 1999 y luego pasó a ser subsecretaria con Ángel Acebes en Administraciones Públicas y en Interior.

Un tanto altiva, con fama de eficaz gestora hasta para asuntos tan delicados como ocuparse de los familiares de las víctimas del 11-M, Rajoy recurrió en 2008 a sus dotes organizativas, de mando y evidente atractivo físico para dar un vuelco de renovación e imagen a la secretaria general del partido. Sucedió en el cargo a su exjefe Acebes, las mismas funciones que habían tenido en su día Arenas y el primer 'secretario general' del PP (termino acuñado por José María Aznar), Francisco Álvarez-Cascos.

Cospedal se aplicaba el principio de Max Aub, según el cual se es de donde se hace el bachillerato y presumía de sus orígenes en el Campo de Montiel

De todos los antiguos superiores de Cospedal, solo Arenas sigue en la política y ha sido la aparición de ese nombre en los audios de Villarejo lo que precipitó su abandono de la política. El posible encargo de investigar al incombustible político andaluz a espaldas de Rajoy marca su final, según la versión más extendida por la sede de Génova, después de 20 años de servicio al partido.

“Ni Soraya ni Cospedal pueden suceder a Rajoy porque a la una el partido no la quiere y la otra tiene la carga de los líos del marido”. Esa era la opinión más extendida en el aparato de la sede de Génova cada vez que se planteaba la sucesión de su presidente. Eran los tiempos de la tranquilidad que daba al núcleo de la organización contar con Alberto Núñez Feijóo como ‘sucesor natural’ a medio plazo frente a la previsible pelea de las dos ‘segundas’ de su jefe.a pérdida de poder y la espantada posterior del presidente de la Xunta de Galicia de su cita para la sucesión cambiaron todos los planes, también los anteriores de Cospedal de dejar Génova y la política nacional, pero para acariciar la idea de seguir carrera en Bruselas como comisaria europea antes de las siguientes elecciones generales.

“Serena, pero apagada y muy dolida” es como se encuentra después de haber dado ese último paso, según comentaba uno de sus fieles de toda la vida; y con el teléfono bloqueado de llamadas y mensajes de solidaridad, pero privados. Públicos hubo pocos, apenas el de Rafael Catalá a pesar de no ser de sus íntimos. Hubo entre el lunes y el martes un amago de acto de homenaje y apoyo, pero el anuncio de la retirada completa cortó la convocatoria. Fue llamar Cospedal a Casado a Helsinki, donde se encontraba el presidente del PP para asistir al congreso del Partido Popular Europeo, para anunciar su retirada de la política y los ‘cospedalistas’ oficiales pasaron a sostener que debían sus cargos en el nuevo equipo de Génova a las propuestas directas del jefe.

“Serena, pero apagada y muy dolida” es como se encuentra después de haber dado ese último paso, según comentaba uno de sus fieles de toda la vida

En la dirección del partido avalaban ese cambio repentino de adscripciones con la teoría de que la exsecretaria general sólo había pedido que entrara en Génova con cargo de responsabilidad Vicente Tirado y que, de todas formas, “ya estaba antes”. Los demás, incluidos los exministros como Dolors Montserrat, Catalá o Ignacio Zoido, fueron fichados por Casado sin mediación alguna.

Los mismos partidarios de Cospedal que no entendieron que no dimitiera antes, y de todos los cargos, en cuanto salió el audio de Villarejo, apuntan que la exministra está dolida “con Casado, Teodoro y Maroto”; pero todavía más con “los pelotas” que le deben todo lo que son en política. Se trata precisamente de los que procuraban caerle bien a Ignacio López del Hierro y hasta ejecutar sus encargos.

Al margen del origen de las grabaciones y las especulaciones sobre si pueden ser la venganza final de Soraya Sáenz de Santamaría, Cospedal ha terminado por darse cuenta de que el problema ‘estético’ de lo escuchado es que aportan datos del grado de la influencia de su marido en la vida interna del partido. En su comunicado de despedida es de lo único que decía arrepentirse. Era un secreto a voces en Génova y en el PP de Castilla-La Mancha, pero incluso a los veteranos de la casa escandalizó conocer el detalle.

Ahora en el antiguo entorno de la exsecretaria general atan cabos y constatan que entraba "hasta en la confección de la listas". También recuerdan la prevención extendida en todos los ámbitos del Gobierno para que Del Hierro no se moviera por los aledaños del poder esgrimiendo el nombre y los cargos de su mujer.

“No queremos ver por ningún departamento ni empresa pública al marido de Cospedal”. Ese era el mensaje del equipo económico del Gobierno a todos sus responsables, según reconocen sus destinatarios.

Y cada vez que el nombre de López del Hierro salía vinculado a cualquier movimiento empresarial en la sombra a título de rumor, la exsecretaria general lo atribuía a intoxicaciones del equipo de la exvicepresidenta y más protagonismo daba a su marido en los actos institucionales o de partido.

placeholder Ignacio López del Hierro y Dolores de Cospedal en Las Ventas.
Ignacio López del Hierro y Dolores de Cospedal en Las Ventas.

Siempre en primera fila en cada acontecimiento presidido por Cospedal, Del Hierro ha llegado a asistir a un acto tan puramente castrense como la toma de posesión del jefe de Estado Mayor del Ejército de Tierra, rodeado de tenientes generales, en el Palacio de Buenavista. El empresario y consejo de compañías como Iberdrola, 20 años mayor que la exsecretaria general, entraba y salía de Génova incluso meses antes de que en 2009 se casara con Cospedal.

Los incondicionales de la exministra de Defensa se refugian en que “el amor es ciego”, insisten en la injusticia de que su exjefa se tenga que ir así, “por unos audios manipulados”. Prefieren recordar sus servicios al partido, las victorias electorales en los comicios generales y autonómicos que dirigió, el dato de imponerse por mayoría absoluta en un feudo del PSOE como era Castilla-La Mancha, la lucha contra la corrupción interna (Bárcenas) o la capacidad de gestión acreditada en el Ministerio de Defensa al cerrar las heridas del accidente del Yak-42, frenar los recortes presupuestarios en el departamento y promocionar sin complejos la imagen de las Fuerzas Armadas.

Sobre la pugna permanente con Soraya Sáenz de Santamaría, asunto recurrente, en el PP todavía dicen que Rajoy, más que frenar a sus dos adjuntas (una para el Ejecutivo y la otra para el partido), “parecía estimular la competencia”. La primera ronda de las peculiares primarias del partido confirmó que Cospedal controlaba poco el aparato, ni el de Génova ni la mayoría de las direcciones regionales, pero que reunía las suficientes fuerzas como para facilitar a Pablo Casado el triunfo sobre la exvicepresidenta.

El joven ‘becario’ de Génova, promocionado a portavoz y vicesecretario por Rajoy para paliar los problemas de comunicación del partido, supo sacar partido de esa rivalidad. A los tres y medio de llegar a la presidencia del partido se ve liberado (o huérfano) de todo vestigio de 'marianismo' en cuestiones de personal. También de lo que pueda salir sobre las aventuras y gestiones de Ignacio López del Hierro.

María Dolores de Cospedal (Madrid, 1965) ha dejado la política y se convierte en la última baja de la sucesión de Mariano Rajoy en el PP. Lo hace dos meses después de Soraya Sáenz de Santamaría y al quedarse, por los audios de Villarejo, casi igual de sola dentro de la organización que su eterna adversaria al perder frente a Pablo Casado. En su caso la salida resultó prorrateada, más que "en diferido" como la indemnización a su enemigo declarado Luís Bárcenas: por fases y con un abrupto final en el que algunos de sus partidarios ven de nuevo orígenes conspiratorios (de la exvicepresidenta) mientras otros miran al PSOE y reconocen que el punto débil lo tenía en casa: el marido, Ignacio López del Hierro.

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