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La hiperactividad de los partidos desborda a un Congreso sin medios para tanta iniciativa
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la rueda del hámster: corre pero no se mueve

La hiperactividad de los partidos desborda a un Congreso sin medios para tanta iniciativa

La Cámara tramita una enorme cantidad de iniciativas que a menudo no llevan a ninguna parte. Hasta esta legislatura, lo normal era que las leyes se elaboraran en los ministerios

Foto: El pleno del Congreso de los Diputados. (EFE)
El pleno del Congreso de los Diputados. (EFE)

Miguel Gutiérrez es el secretario del grupo parlamentario de Ciudadanos. El hombre que supervisa, ordena y reparte el día a día del grupo de 32 diputados de la formación naranja. Un directivo de empresas metido a político que en la cafetería del Congreso relata lo frustrante que es a menudo su tarea. "Trabajo de nueve a nueve todos los días y no me luce nada social ni legislativamente. La gente piensa que no se hace nada". El Congreso se ha convertido en una rueda del hámster para los diputados: cada vez corren más y cada vez avanzan menos.

La primera legislatura sin bipartidismo ha traído novedades a la Cámara. Por primera vez, el Congreso no solo vota y aprueba las leyes, sino que a menudo las redacta desde cero. El Congreso siempre ha sido el poder legislativo, pero con mayorías absolutas ese título era más formal que otra cosa. En la práctica, las leyes -la gran mayoría de ellas- se elaboraban en los ministerios y allí se debatían las pocas enmiendas que se aceptaban.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Senado. (EFE)

Desde 2016, con la llegada del "tetrapartidismo intercambiable", eso ha cambiado. Las proposiciones de ley presentadas por los partidos directamente en el Congreso pueden salir adelante sin participación formal del Gobierno. Incluso la oposición puede conseguir llevar sus iniciativas al 'Boletín Oficial del Estado'. La eutanasia, la ley mordaza, la ley electoral... son proposiciones de ley presentadas directamente en el Congreso. Con Rajoy muchas morían. El Gobierno las vetaba porque suponían aumento de gasto, pero la llegada de Sánchez a Moncloa ha levantado el dique y a las iniciativas anteriores se suma un alud de nuevas proposiciones.

El Ejecutivo lleva principalmente decretos leyes —una forma exprés de legislación que entra directamente en vigor y que luego ratifica el Congreso—, pero muchos luego se tramitan como ley. No solo hay leyes. El Congreso tramita una cantidad enorme de proposiciones no de ley y comisiones de investigación. Eso se suma a que sigue siendo el lugar donde la oposición aprieta las tuercas al Gobierno. Y todo, en solo tres días a la semana, de martes a jueves porque los extremos de la semana solo tienen actividad residual, ya que la mayoría de los diputados son de fuera de Madrid.

Con mayorías absolutas, en la práctica las leyes se elaboraban en los ministerios y allí se debatían las pocas enmiendas que se aceptaban

El resultado es un Congreso desbordado de actividad que a menudo no conduce a ninguna parte. "¿Dónde los vamos a poner? No tenemos salas", comentaban entre sí dos ujieres el miércoles pasado en un pasillo. Hay 43 comisiones y seis subcomisiones más dos de investigación ya aprobadas aunque todavía no se han constituido. Cada una de ellas incluye sobresueldos para los presidentes y cargos, de forma que ahora mismo casi todos los diputados tienen algún tipo de plus.

Los partidos han aprobado comisiones de investigación sobre la banca, sobre el accidente de avión de Spanair (ocurrido en 2008 y por la que ha desfilado hasta el subsecretario de Fomento nombrado en 2012, cuatro años después del siniestro), sobre la financiación del PP... y hay más en camino, como la del almacén Castor, gestado también hace una década. El miedo a retratarse hace que muchos partidos voten a favor incluso si en privado no le ven la utilidad. El miércoles pasado los partidos presentaron sus conclusiones sobre la crisis financiera y apenas recibió espacio en los medios. No había tiempo. La rueda del hámster no podía pararse para eso.

Foto: El extesorero del PP Luis Bárcenas en el Congreso durante su comparecencia en la comisión de investigación. (EFE) Opinión

Sí se detuvo brevemente para la comparecencia de Francisco Álvarez-Cascos en la que investiga la Gürtel —un caso juzgado que ya costó el puesto a Rajoy—, pero solo lo hizo por el folklore, porque Rufián llamó "palmera" a la vicepresidenta de la Comisión, del PP, y está se la devolvió llamándolo "imbécil". Detalle: Rufián llegó para su intervención y dejó la comisión nada más dejar de hablar él. Los diputados que llevaban su interrogatorio trabajado apenas tuvieron espacio. "Se intenta, pero de poco sirve", se alzaba de hombros esta semana el diputado de Bildu Oskar Matute, uno de los que más había preparado la comparecencia.

"El cuarto grupo tiene 32 diputados. Hay más comisiones que diputados tiene y no es un grupo pequeño", explica una fuente de la dirección del Congreso. Cuentan que ha habido comisiones sin 'streaming' porque no había medios y el Congreso ha convocado 30 plazas de ujieres, cuya plantilla estaba menguando por las jubilaciones. Pero esos obstáculos no pueden limitar la actividad de los diputados.

La Mesa de la Cámara, el órgano que ordena el tráfico, tiene paralizadas a base de ampliar el plazo de enmiendas muchas leyes. Es una crítica recurrente del PSOE y Podemos, que acusan a Ciudadanos y PP, de usarla para bloquear iniciativas que no les gustan gracias a su mayoría. Aunque no todos los bloqueos responden a los mismos partidos hay casos sangrantes. La proposición para reformar la ley de secretos oficiales del PNV fue presentada en octubre de 2016 y lleva desde febrero de 2017 en ampliación de plazo de enmiendas. La presidenta, Ana Pastor, es el objetivo principal de los ataques del PSOE por lo que consideran una actitud obstruccionista.

Pero no es el único cuello de botella. Hay 17 leyes que se han tomado en consideración y han cerrado el plazo de enmiendas pero aún no han celebrado la primera reunión para elaborar el texto base. Además, hay 41 leyes en ponencia. Una vez en la comisión, el presidente tiene una enorme libertad para convocar los trabajos cuando quiere. Y algunos lo alargan semanas y meses. En otros casos los partidos han perdido interés o simplemente no tienen efectivos.

Un diputado socialista cuenta que hay comparecencias e iniciativas que han muerto sin que nadie las mate oficialmente, simplemente porque hay un acuerdo tácito en que ya no interesan. Este añade otro problema: la poca cultura de pacto transversal existente en España. Incluso iniciativas que llegan sin grupos en contra, como la de dar el voto a los discapacitados intelectuales, tardan lo suyo. Esta pasó más de un año un año hasta que el jueves pasado salió rumbo al Senado.

Hay iniciativas que solo siguen vivas formalmente, pero ni se reúnen para tratarlas. No hay tiempo

Es cierto que incluso con todos esos problemas, el Congreso se empieza a mover. Esta semana, la portavoz del PSOE, Adriana Lastra, sacaba pecho de las leyes que se han aprobado desde que Pedro Sánchez está en Moncloa a pesar de los augurios de lo difícil que sería gobernar con el apoyo de solo 84 diputados. El Gobierno va consiguiendo apoyos para ratificar sus proyectos de leyla exhumación de Franco, la derogación del impuesto al sol...— y comienza a rodar la maquinaria de otras leyes icónicas como la de eutanasia o la ley mordaza. En la práctica, el grupo que sustenta al Gobierno empieza a ser más numeroso tras el acuerdo entre Gobierno y Podemos. "Fíjate, la bancada de Podemos y el PSOE es ya casi uniforme. Es algo de percepción pero está ahí. Ya aplauden casi a la vez", maliciaba un diputado popular.

Incluso si las leyes no salen adelante, sea porque no se reúnen para el debate o porque sin decirlo en alto los partidos priorizan otras, hay que elaborarlas y llevan trabajo. "Una PNL se hace en 10 minutos pero una ley no y hemos visto leyes muy malas, como las primeras de Podemos", cuenta Gutiérrez. PNL es una proposición no de ley, una forma muy útil de instar al Gobierno a hacer algo sin entrar en tecnicismos, sea que los bares den agua gratis o que la filosofía vuelva a la educación obligatoria. A veces es solo un folio pero consumen tiempo y debates en comisión. "Me he tirado seis horas en comisión debatiendo PNL", se sincera Gutiérrez. Hay quien considera que estas eran instrumentos más para otro tiempo. Hoy, con tanta actividad legislativa, siguen entrando a chorro. Y si alguien se opone quedará retratado.

placeholder La presidenta del Congreso, Ana Pastor, y los vicepresidentes Ignacio Prendes y Micaela Navarro. (EFE)
La presidenta del Congreso, Ana Pastor, y los vicepresidentes Ignacio Prendes y Micaela Navarro. (EFE)

Los diputados se enfrentan a pecho descubierto, y a veces sin formación, a temas muy técnicos. La Cámara rechazó, por ejemplo, que los diputados tuviesen asesoramiento de inspectores del Banco de España para realizar su informe sobre la comisión de investigación de la crisis financiera. Alegó que podía afectar a su independencia. El problema es que hay leyes técnicas que pueden salir con defectos que una vez en el BOE pueden desencadenar un quilombo. Francisco de la Torre, portavoz de Ciudadanos en esa comisión, cuenta un caso práctico: "Tenemos la ley hipotecaria, que afecta a miles de millones. Esa ley no puede estar técnicamente mal hecha".

Y los diputados no van sobrados de asesores, un tema que sería tabú siquiera plantearlo. "Hay pocos asesores porque este tema está mal resuelto. En otros Parlamentos, por ejemplo, tienen asesores en temas económicos", explica Josep Vendrell, portavoz de Energía del grupo Unidos Podemos. Este ratifica la sensación de que el trabajo es frustrante. "Esto es explotación laboral, con horarios tremendos, aunque no siempre se note en los resultados", afirma en el pasillo tras sacar adelante el decreto ley que eliminaba el impuesto al sol. Obviamente, no todos los diputados siguen ese ritmo de trabajo. Por el patio se ven viejas glorias políticas paseando a ritmo tranquilo. Guillermo Mariscal, portavoz adjunto del PP en la Cámara, admite que algo chirría en el día a día en el Congreso: "Hay un problema de capacidad y capital humano por el volumen excesivo de comisiones que hace que a veces no se priorice lo importante".

"Tenemos que repensar el funcionamiento de un Congreso tetrapartidista", señala De la Torre

El PP, acostumbrado a tirar hasta hace unos meses de los ministerios, ha tenido que incorporar nuevos asesores para remar bajo la superficie. Aun así, su proposición sobre la eutanasia calca la ley de cuidados paliativos de la Comunidad de Madrid y la proposición de Cambio Climático que presentó era la que habían realizado los servicios del Ministerio de Agricultura cuando lo dirigía la popular Isabel García Tejerina. Para el Grupo Popular la oposición es dura. Como les pasa a los partidos que dejan el Gobierno, los exministros y exaltos cargos están más para presidir comisiones que para picar piedra redactando enmiendas y proposiciones.

La coyuntura fomenta esta hiperactividad. El mandato de Pedro Sánchez empezó como una minilegislatura con la posibilidad de ir a las urnas en cualquier momento, lo que hace que los partidos piensen a corto plazo e intenten ser el que dispara primero. Pero el problema va más allá. "Tenemos que repensar el funcionamiento de un Congreso tetrapartidista", señala De la Torre. "El reglamento está desactualizado en el funcionamiento interno. El multipartidismo ha venido para quedarse. Ha cambiado las reglas del juego, pero el reglamento está pensado para el bipartidismo", coincide Gutiérrez.

Miguel Gutiérrez es el secretario del grupo parlamentario de Ciudadanos. El hombre que supervisa, ordena y reparte el día a día del grupo de 32 diputados de la formación naranja. Un directivo de empresas metido a político que en la cafetería del Congreso relata lo frustrante que es a menudo su tarea. "Trabajo de nueve a nueve todos los días y no me luce nada social ni legislativamente. La gente piensa que no se hace nada". El Congreso se ha convertido en una rueda del hámster para los diputados: cada vez corren más y cada vez avanzan menos.

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