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1.500 candidatos para 300 togas y puñetas: así se preparan los futuros jueces y fiscales
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1.500 candidatos para 300 togas y puñetas: así se preparan los futuros jueces y fiscales

Hace una semana se celebró el primer examen para ganar una de las 300 plazas a fiscal y juez. Tres aspirantes y el exfiscal Ignacio Gordillo hablan sobre cómo es prepararse para impartir justicia

Foto: Imagen de archivo de varios jueces. (EFE)
Imagen de archivo de varios jueces. (EFE)

Se llaman Alfonso, Fran y Paula. Los tres tienen entre 23 y 28 años y aspiran a ocupar una de las 300 plazas convocadas por el Ministerio de Justicia a comienzos de año para ser jueces o fiscales. Hace una semana, los tres superaron el temido examen tipo test, primera gran criba de una oposición a la que se han presentado algo más de 4.500 personas. La siguiente prueba de fuego para las 1.500 notas más altas será en noviembre y la 'graduación', si todo va bien, en mayo de 2019. En concreto, están en juego 190 plazas de juez y 110 de fiscal.

"En mi caso me presenté por primera vez el año pasado, pero no pasé el corte", explica Alfonso a este diario. Lo suyo no es una vocación desde pequeño ya que, aunque siempre ha tenido claro que quería estudiar derecho, la judicatura no es algo que se planteó en serio hasta el último año de carrera. "Hice las prácticas en un juzgado y cuando me iba a graduar tenía dos opciones: seguir el camino trazado hacia un gran despacho o cambiar la ruta". Y eso hizo, y por ahora no se arrepiente.

"Al principio oyes mucho lo típico de que es muy difícil, que no te ves opositando… Y luego no tiene nada que ver. No solo los más listos pasan la oposición", asegura. Su jornada comienza cada mañana entre las 8:30 y las 9:00 ("lo que peor llevo es madrugar") y se extiende hasta las 14h. Pausa para comer y vuelta a las andadas desde las 16:00 hasta las 20:00. Dos días a la semana va al despacho de su preparador para 'cantar' los temas, otros dos aprovecha para hacer deporte y descansa los sábados. "No hay puentes ni prácticamente Navidades. Hay que apurar todo lo que se pueda". Una de las recompensas a corto plazo, afirma, es la cantidad de conocimientos que se acumulan.

No hay vida más cuadriculada que la del opositor, pero al mismo tiempo es una incertidumbre constante

Respecto al principal 'pero', lo tiene claro: la soledad, algo en lo que coinciden Fran y Paula. "La gente de tu entorno que no oposita es incapaz de comprender por qué haces este sacrificio, cómo es tu día a día… Pasas muchas horas solo con la mesa y el flexo", añade Fran, que ha venido a Madrid a prepararse. "A mi me ha llevado a cerrarme conmigo mismo. Por un lado, me ha permitido conocerme mejor, pero por otro me da miedo volverme un poco asocial". Una incomprensión que incluso a veces se traslada al plano sentimental: "La oposición rompe más parejas que el Erasmus", bromea Alfonso.

Y a la soledad hay que sumar a otro compañero de viaje que no se despega en ningún momento: la incertidumbre. "Es algo que incorporas a la rutina. No hay vida más cuadriculada que la del opositor, pero al mismo tiempo es incertidumbre constante. Nadie te asegura nada y hay que vivir con ello", resumen Alfonso.

Esas piedras en el camino las conoce bien Paula, que lleva cinco años hincando los codos y que en 2015 tuvo que afrontar un cambio de temario tras una actualización legislativa. "Al principio fue una catástrofe, me desmotivé y empecé a pensar que perdía el tiempo", explica. Ahora lo ve con perspectiva y asegura que se termina sacando el lado positivo de todas las cosas, algo a lo que contribuye el apoyo de tu preparador, generalmente un juez o fiscal. "Es el espejo en el que te miras", afirma.

La gente de tu entorno es incapaz de comprender por qué haces este sacrificio, cómo es tu día a día…

Y es que los preparadores, que tantas horas pasan con los aspirantes, no solo están ahí para escuchar cómo 'cantan' los temas. También llegan a convertirse en una suerte de confesores, entienden los miedos, las dudas. La intensidad de la oposición genera un vínculo muy fuerte que muchas veces dura para siempre, como bien sabe Ignacio Gordillo, exfiscal de la Audiencia Nacional, profesor del Instituto Superior de Derecho y Economía (ISDE) y preparador desde hace más de 30 años.

"Esta oposición exige disciplina y vocación", explica Gordillo a El Confidencial. Reconvertido en abogado, el exfiscal empezó como preparador en una academia y ahora lo hace por cuenta propia. Tiene antiguos alumnos dispersos por toda España, entre ellas sus dos hijas fiscales.

Gordillo señala que entre sus alumnos la mayoría han querido ser fiscales en vez de jueces, si bien asegura que durante la oposición hay quienes cambian de opinión. Sobre el perfil de los aspirantes, apunta que siempre ha tenido más mujeres que hombres. "Son más disciplinadas y constantes", asegura.

Una afirmación que acreditan las estadísticas del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) sobre las pruebas de acceso. En 2016, últimos datos disponibles, 69 mujeres aprobaron la oposición frente a 31 hombres. De hecho, los datos revelan que desde 2003 hasta 2016 el total de mujeres que han superado el proceso asciende a 1.770 frente a 792 hombres. No obstante, la oposición es una carrera de fondo y rara vez se superan todas las pruebas a la primera, si bien no es imposible. Según el CGPJ, la mayoría de opositores logran sacar la plaza entre la tercera y cuarta convocatoria.

La primera parte de la oposición consta de tres fases: un primer examen tipo test de 2 horas y 45 minutos de duración con 100 cuestiones sobre derecho constitucional, civil, penal y procesal. De ahí se sacan las 1.500 mejores notas que pasan al segundo ejercicio, una exposición oral de cinco temas (uno sobre derecho constitucional, dos sobre civil y dos sobre penal) durante 60 minutos. La tercera y última prueba es también una exposición oral sobre dos temas de derecho procesal civil, uno sobre procesal penal, uno sobre mercantil y otro sobre administrativo o laboral.

Superado este primer bloque, los candidatos pasan a la Escuela Judicial de Barcelona, en el caso de que hayan escogido ser jueces, o al Centro de Estudios Jurídicos de Madrid, si optan por la carrera fiscal. Ahí realizan un curso teórico práctico seguido de un periodo de prácticas que culmina con la incorporación efectiva a la carrera judicial.

Se llaman Alfonso, Fran y Paula. Los tres tienen entre 23 y 28 años y aspiran a ocupar una de las 300 plazas convocadas por el Ministerio de Justicia a comienzos de año para ser jueces o fiscales. Hace una semana, los tres superaron el temido examen tipo test, primera gran criba de una oposición a la que se han presentado algo más de 4.500 personas. La siguiente prueba de fuego para las 1.500 notas más altas será en noviembre y la 'graduación', si todo va bien, en mayo de 2019. En concreto, están en juego 190 plazas de juez y 110 de fiscal.

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