1 de octubre: ¿el último Día de Franco en el Valle de los Caídos?

El 1 de octubre de 1936, Francisco Franco fue investido como Jefe del Estado en una ceremonia solemne celebrada en el salón del trono de la Capitanía General de Burgos. Bajo el aliento de unidades del Ejército, Falange y el Requeté; y ante la atenta mirada de representantes de la Italia fascista y la Alemania nazi, recibió "poderes absolutos" de la Junta Nacional de Defensa a cambio de un discurso que presagiaba los años más grises de España: "Os aseguro que mi pulso no temblará, que mi mano estará siempre firme".

Finalizada la ceremonia, el dictador se dirigió con el saludo fascista desde el balcón a una multitud que le aclamaba al grito de "¡Franco, Franco, Franco!", según relata el hispanista británico Hugh Thomas. Sus acólitos estaban jaleando el fin de la provisionalidad entre los sublevados y el inicio de una dictadura personalista que impondría conmemorar la efeméride como 'Exaltación de Franco a la Jefatura de Estado' o simplemente 'Día del Caudillo'.

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82 años después, la mano de Franco se tambalea como nunca después de que el Consejo de Ministras y Ministros haya aprobado un decreto ley para exhumar su cadáver. La modificación de la ley 52/2008 de Memoria Histórica prevé que en en el Valle de los Caídos "sólo podrán yacer los restos mortales de pesonas fallecidas a consecuencia de la Guerra Civil, como lugar de conmemoración, recuerdo y homenaje a las víctimas de la contienda".

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Paloma Esteban

Pedro Sánchez aún no ha concretado cuál será la naturaleza del mausoleo, mientras que sus socios en el Gobierno ya han presentado una propuesta para "resignificarlo" en forma de parque memorial público que conserve su diseño estético desprovisto de la "simbología fascista". En otras palabras, Podemos sugiere demoler la gigantesca cruz que corona Cuelgamuros y transformar el lugar en un "centro memorialista" al estilo de los campos de concentración de Auschwitz.

El proyecto contempla como "imprescindible" la desacralización del Valle de los Caídos, así como su total "recuperación", incluida la basílica de los monjes benedictinos donde, además de Franco, se encuentra enterrado José Antonio Primo de Rivera. Ello implicaría revisar los acuerdos de 1979 con la Santa Sede, que otrogaron el control del emplazamiento a los religiosos, y trasladar su potestad a Patrimonio Nacional.

¿Cuándo será la exhumación?

En caso de que el Ejecutivo agote los plazos previstos, estaría en disposición de exhumar los restos de Franco a principios de noviembre, una fecha próxima al 43 aniversario de su muerte y a la conmemoración de los 40 años de la Constitución. Antes de eso, el Ministerio de Justicia debe ponerse en contacto con el Ayuntamiento de San Lorenzo de El Escorial y la Comunidad de Madrid para realizar el proceso conforme a la legalidad.

Posteriormente, deberá solicitar un informe no vinculante al órgano pertinente en materia funeraria, que no tardará más de un mes en emitirlo. Concluidas tales comprobaciones, se abrirá un plazo de diez días para efectuar alegaciones y, a continuación, habrá de celebrarse una nueva reunión del Consejo de Ministras y Ministros para que el Gobierno apruebe un acuerdo motivado y resuelva si procede la exhumación.

Todos los expertos coinciden en que el proceso sería rápido y no implicaría problemas logísticos. Tras mover la lápida que cubre el sepulcro —poco más grande que una tumba normal— se comprobará el estado del ataúd y del cuerpo para realizar la extracción y entregarlo a los descendientes del dictador. Cabe recordar que el cadáver fue embalsamado antes de su inhumación, por lo que es probable que se haya conservado en buen estado.