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El Gobierno lanza la sombra de la "cacería" para sobrevivir a otra semana negra
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la estrategia de defensa ante pp y cs

El Gobierno lanza la sombra de la "cacería" para sobrevivir a otra semana negra

El Ejecutivo se dice víctima de una "campaña" de "acoso brutal" y pasa al ataque. Recuerda que en las primarias del PSOE el mensaje de "todos contra Pedro" venció. Cree que ahora pasará igual

Foto: Pedro Sánchez, durante su intervención ante la Asamblea General de Naciones Unidas, este 27 de septiembre. (Reuters)
Pedro Sánchez, durante su intervención ante la Asamblea General de Naciones Unidas, este 27 de septiembre. (Reuters)

"Al ataque". La orden estaba clara. Nada de "venirse abajo". Dejarse vencer por el vendaval. Se trataba de sacar pecho, apretar las filas y sacar toda la artillería. Denunciar la "cacería", el "acoso brutal" de la oposición hacia el Ejecutivo socialista. Subrayar que no solo el PP y "la nueva derecha", Ciudadanos, buscan "bloquear" desde las instituciones la acción de gobierno, sino también dirigir una ofensiva "personal", impudorosa, contra los ministros y contra Pedro Sánchez. En definitiva, había que revolverse, salir a la ofensiva, con toda potencia, para intentar sobreponerse a otra semana de embestidas y sobresaltos. La tercera consecutiva en un septiembre para olvidar para un Gabinete que se reivindica como un equipo "de granito" y "perfectamente engrasado".

No habían pasado ni 20 segundos del arranque de la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministras y Ministros de todos los viernes. "Una vez más, la oposición está demostrando que no sabe asumir la pérdida del poder", se arrancó la portavoz, Isabel Celaá, desbrozando un guion muy medido, tremendamente duro desde el principio. La ministra se quejó del "acoso brutal" de PP y Ciudadanos, de su "campaña" de "acoso incomparable en democracia" del que eran víctimas, de la "cacería" orquestada en estas últimas semanas, un término que había empleado días antes, y significativamente, el titular de Fomento, José Luis Ábalos, peso pesado dentro del Gabinete y que este viernes compartía rueda de prensa con ella.

El Ejecutivo no se cree que sean casuales los "ataques" personales hacia sus ministros. Dos arrastran la sospecha a cuestas. La primera, Dolores Delgado, investigada por la Audiencia Nacional en una pieza secreta por una presunta cita con el excomisario José Manuel Villarejo, como adelantó este diario el 17 de septiembre. La ministra de Justicia está ahora más en entredicho tras airearse los audios de la comida que en 2009 mantuvo con el policía —hoy en prisión por el caso Tándem—, debilitada por el vaivén de versiones contradictorias.

Celaá despliega desde el primer minuto un guion muy duro contra la oposición, para denunciar el bloqueo institucional y los ataques personales


El titular de Ciencia, Pedro Duque, mientras, también tuvo que corregirse este viernes respecto a sus primeras declaraciones, al admitir que pudo haber cometido "errores" en sus obligaciones con Hacienda —es dueño de una sociedad patrimonial compartida con su mujer, pero en los tres últimos ejercicios fiscales no hizo ingresos en ella por el autoalquiler, ingresos por los que tendría que haber tributado—, y si es así, dijo, los subsanará.

Foto: Los ministros Isabel Celaá y José Luis Ábalos, este 28 de septiembre en rueda de prensa en La Moncloa. (EFE)

Defensa de los dos ministros

Celaá salió en defensa de ambos. Ella es una "excelente jurista" que goza de la "plena confianza" del presidente, que dará más explicaciones, pero en sede parlamentaria, y que va a "seguir trabajando en Justicia". Él es un "excelente ministro", una persona "ejemplar" y "respetada" por su "altísima cualificación profesional". La portavoz vino a recalcar que nada horadará el apoyo a ambos y la cohesión del Gobierno con una frase casi lapidaria: este es un equipo "de granito" y "perfectamente engrasado".

"No se trata de buscar la Justicia ni la verdad. Se trata de machacar a alguien para que caiga un Gobierno", dice un ministro

El Gobierno fue armando ese mensaje de resistencia y "fortaleza" a lo largo de la semana, aunque ya había emitido señales a lo largo del mes. Tras la dimisión de Carmen Montón como ministra de Sanidad (11 de septiembre) y el estallido de la polémica de la tesis del presidente, el Ejecutivo ya hablaba de que la oposición quería "abatirles", llenar el ambiente de "ruido" para que no se oyera la acción de gobierno. Intentó retomar impulso con una propuesta de reforma constitucional que tardó poco en perder color, mientras se reavivaba la tea de trabajo doctoral.

Y en estos últimos días, al estrecharse el cerco contra Delgado, Gabinete y partido se pusieron las pilas y compusieron una estrategia algo más proactiva. Era fruto de la convicción, muy extendida, de que las hostilidades no eran producto del azar y de que seguirían. El caso de la titular de Justicia se había agrandado como consecuencia del "chantaje" de Villarejo al Estado. "No nos va a marcar la agenda un corrupto", decía Sánchez desde Nueva York, adonde se desplazó para la semana grande de la ONU. "Hemos venido a limpiar, estamos limpiando y vamos a seguir limpiando", advertía. La cólera interna aumentó cuando apareció en el disparadero uno de los fichajes más preciados del presidente: Duque.

El Gobierno denuncia una "cacería" y un "brutal acoso" de la oposición

"No nos hemos caído de un guindo", decía un ministro de peso este viernes. "No se trata de buscar la Justicia ni la verdad. Se trata de machacar a alguien para que caiga un Gobierno". El objetivo último, creen en la Moncloa, es ese: acabar con Sánchez y su equipo. Uno a uno. Como en 'Diez negritos', como rememoraba otro integrante del Gabinete. Pero el Ejecutivo, advierte, se va a defender, aunque haya "carpetas de todos".

Foto: Pedro Sánchez, este 27 de septiembre en el Foro Reuters en Nueva York. (Reuters)

"Bochorno" y "repulsa"

"A nosotros nos toca practicar judo —comparaba un miembro del entorno más cercano del líder socialista—. Pero estamos al ataque. Nuestros rivales están entrando en el marco de las primarias, el todos contra Pedro, y se están volviendo a equivocar". Esa imagen, la de las primarias de 2017, está siendo muy evocada estos últimos días tanto por mandos del PSOE como del Ejecutivo. En aquel momento, todo parecía casar para que venciera la favorita, Susana Díaz, la preferida por el 'establishment' del partido y la preferida, entienden los sanchistas, por los poderes fácticos. Pero al final entre la militancia caló el relato del hombre luchador y resiliente que había sido víctima de la conspiración de los suyos y que podía sobrevivir. Y ganó. Arrasó a su rival.

"La política es a largo. Día ganado, día vencido a la oposición. En 2020 ganará quien demuestre solidez y emita señales en positivo", dicen en la Moncloa

Justo esa experiencia es la que la Moncloa y Ferraz creen que puede reproducirse. Que el victimismo ayude. Que los ciudadanos aprecien los "esfuerzos" del Gobierno por mejorar su vida y revertir los recortes y al final premien a Sánchez. Que la estrategia de oposición dura se vuelva como un bumerán contra sus autores. "La política es a largo. Día ganado, día vencido a la oposición. En 2020", la desembocadura natural de la legislatura, "ganará quien demuestre solidez y transmita señales en positivo y no el que represente una apuesta líquida y envíe mensajes en negativo", señala uno de los dirigentes más próximos al líder. Lo decía la portavoz: esa "campaña" a la contra provoca "bochorno" y "repulsa" no solo entre los ciudadanos progresistas, sino también entre aquellos de centro y liberales. Dicho de otro modo: el "ataque" a Sánchez puede tener un "efecto contrario" y movilizar al electorado de izquierdas.

En el Gabinete reconocen que los "ataques" pretenden "eclipsar" la acción de gobierno, y que es un riesgo real. Pero entienden que se puede sobreponer ese obstáculo con "política con mayúsculas", recuperando la iniciativa. Aunque no está siendo nada fácil, y de hecho el Ejecutivo, pese a disponer de más resortes que la oposición, parece en ocasiones ir a rebufo de los acontecimientos. Por lo pronto, el mensaje es el de denunciar esa "campaña". Ese "grito de rebeldía" lanzado desde la mesa del Consejo de Ministros frente a una "oposición cruel" y un "bombardeo inmisericorde". La segunda idea es que seguirán en marcha, que el Gobierno tiene "fortaleza" para continuar su camino. "No nos van a parar", proclamaba Celaá.

Pedro Duque dice que "subsanará" posibles "errores" y no se plantea dimitir

El Gobierno, entretanto, se ha deslizado por una pendiente arriesgada, que ya recorrieron otros ministros del PP, con dura reprimenda del PSOE como respuesta. Amagar con una legislación más restrictiva de los medios. La vicepresidenta, Carmen Calvo, advertía el jueves de que la libertad de expresión "no lo resiste todo", y señalaba los ejemplos de otros países europeos que "están tomando decisiones sobre regulación, es decir, de intervenir", para "proteger" los "bienes colectivos" sobre los negocios empresariales. Horas después, también desde Nueva York, Sánchez pedía hacer una "reflexión" sobre las 'fake news', porque "no están ayudando a revigorizar la democracia".

El Gobierno respeta la libertad expresión pero cree que hay que abordar la posverdad

Tras el Consejo de Ministros, Celaá intentó enmarcar las palabras de Calvo dentro de una demanda colectiva de pensar el papel de los medios. El Ejecutivo, dijo, defiende la libertad de expresión y de prensa, pero también es consciente, dijo, de que hay que "iniciar una reflexión en torno a lo que significa la posverdad, que es una moda que se ha instalado en Estados Unidos y algunos países y no es precisamente deseable". "La reflexión de la vicepresidenta", siguió, "iba en esa dirección. Tomemos conciencia de este tema, asumámoslo y reflexionemos juntos", porque incluso a los profesionales de los medios "no les hace ninguna gracia la confusión entre verdad y posverdad".

Sánchez intenta parar los golpes, luchar contra una imagen de un Gobierno inestable y agrietado. Es el propósito de cada semana. Remontar. Pero a cada mala racha le sigue otra, sin saber si clareará en algún momento.

Rumbo al fin del viaje por Norteamérica

La tercera semana complicada pilló a Pedro Sánchez repartido entre Montreal y Nueva York. En la megalópolis estadounidense desplegó una intensa agenda de foros y encuentros bilaterales, además de la intervención en la Asamblea General de Naciones Unidas, en la tarde del jueves (madrugada en España). 

Nuestro país sabe bien lo que supone el desafío de la #inmigración y la crisis de #refugiados. Jamás hemos dado la espalda. España es un país solidario, que apuesta por la humanidad frente a los radicalismos y la xenofobia. No hay atajos, todos tenemos obligación de ayudar. #UNGA pic.twitter.com/0tYAk4SETG

 

Este viernes voló hasta Sacramento, donde se reunió con el gobernador de California, el demócrata Jerry Brown. Después viajó hasta Los Ángeles, la última parada de su viaje. Primero, para un encuentro con mujeres representantes de la comunidad latina y una conferencia en la Universidad del Sur de California. 

🔴 EN DIRECTO: El presidente del Gobierno de España, @sanchezcastejon, interviene ante la 73ª Asamblea General de @UN. España ratifica su compromiso con la #Agenda2030. #UNGA https://t.co/zygEhlj34E

 

Este sábado visita las instalaciones del Los Angeles Cleantech Incubator, un vivero de empresas tecnológicas, y mantendrá un encuentro con líderes de la comunidad latina. Después, pondrá rumbo a España con el resto de su delegación. 

"Al ataque". La orden estaba clara. Nada de "venirse abajo". Dejarse vencer por el vendaval. Se trataba de sacar pecho, apretar las filas y sacar toda la artillería. Denunciar la "cacería", el "acoso brutal" de la oposición hacia el Ejecutivo socialista. Subrayar que no solo el PP y "la nueva derecha", Ciudadanos, buscan "bloquear" desde las instituciones la acción de gobierno, sino también dirigir una ofensiva "personal", impudorosa, contra los ministros y contra Pedro Sánchez. En definitiva, había que revolverse, salir a la ofensiva, con toda potencia, para intentar sobreponerse a otra semana de embestidas y sobresaltos. La tercera consecutiva en un septiembre para olvidar para un Gabinete que se reivindica como un equipo "de granito" y "perfectamente engrasado".

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