El 54,5% de los españoles quiere nuevas generales en los próximos meses
El volumen de ciudadanos que reclama unos nuevos comicios se mantiene bastante estable. La diferencia es que quienes reclamaban urnas antes son los que ahora prefieren esperar a 2020
Nadie sabe a ciencia cierta cuándo se celebrarán las siguientes elecciones generales, pero el runrún lleva rondando a los partidos políticos desde el comienzo de la frágil legislatura que arrancó en junio de 2016. Era una posibilidad cuando estaba al frente del país, Mariano Rajoy, y ahora es una sombra siempre presente con Pedro Sánchez en la Moncloa, dada su debilidad en el Parlamento. Pero los españoles tienen claro que sería mejor convocar nuevos comicios en los próximos meses. Hasta el 54,5% cree que esa sería la solución idónea. Lo llamativo (aunque esperable) es que aquellos que las pedían antes de la moción de censura no las quieren ahora, y a la inversa. Producto del cambio de color político del Ejecutivo.
La cuestión de la fecha de las generales aparece de nuevo en la tercera oleada del PanelConfidencial, el sondeo con periodicidad trimestral elaborado para este periódico por IMOP Insights a partir de una muestra de 1.012 entrevistas, realizadas entre el 6 y 11 de septiembre en toda España. Antes, por tanto, de que culminara la semana negra de Pedro Sánchez, con la dimisión de Carmen Montón y la polémica por su tesis doctoral. La particularidad de este estudio es que los encuestados son los mismos que en las dos anteriores entregas, con lo que es posible ver la evolución de sus opiniones. El sondeo, como publica este diario hoy sábado, confirma el tirón del PSOE, hasta el 26,5%. Le seguirían, en estimación de voto, Ciudadanos (23,9%), PP (20,3%) y Unidos Podemos (15,4%).
El barómetro de IMOP Insights para El Confidencial incorpora, como sucedió en la entrega de mayo, una pregunta sobre la mejor fecha de las siguientes generales. Se presenta a los encuestados una respuesta binaria: o bien celebrar las elecciones "en los próximos meses" o bien "esperar hasta el final de la legislatura, en 2020". Pues bien, el 54,5% cree más razonable la primera propuesta: unos comicios pronto. El 44,9% sostiene que es mejor aguardar.
Ahora, el 44,9% es partidario de esperar. En mayo, el 53,3% deseaba que los comicios se convocaran pronto, frente al 46,4% que prefería ir a 2020
Los porcentajes no han variado demasiado respecto a la oleada anterior. Entonces, el 53,3% quería unas generales en los siguientes meses y un 46,4% se inclinaba por esperar a la conclusión natural de la legislatura.
¿Qué ha cambiado? Pues las posiciones de unos y otros.
En el anterior barómetro, los que más interés mostraban por una convocatoria electoral eran los votantes de Unidos Podemos. Hasta el 73,8% lo pedía, por un 26,2% que se declaraba más paciente. Ahora, son los que quieren esperar: el 66,4% entiende que las urnas han de llegar en 2020, frente al 33,6% que juzga más idóneo ir ya a unos nuevos comicios.
Cambio de tornas
En mayo, el 57,4% de los electores de Cs reclamaba elecciones, por un 42,6% que se decía más reacio. Ahora, de manera totalmente congruente con lo expresado por Albert Rivera, son más los que reclaman unas generales ya: el 75,2%. Apenas un 24,8% se confiesa partidario de ir a 2020.
Viraje total en el PP. En mayo, un aplastante 76,9% decía que había que ir a elecciones cuando toca, en dos años, y el 22,5% defendía la solución contraria. En el barómetro de septiembre, los votantes populares, desalojado Mariano Rajoy del poder, son los más deseosos de urnas: un 85,9% exige unas generales, por un 14,1% que no tiene prisa.
Quieren generales pronto los votantes de PP y Ciudadanos. Los electores de PSOE y Unidos Podemos, en cambio, desean saborear la legislatura
En el PSOE, eran más antes los partidarios de unas prontas elecciones (56,3%) y menos los que veían más conveniente esperar (43,7%). Ahora, con Sánchez en la Moncloa, la percepción cambia: un 65,3% considera, en línea con lo expresado por el jefe del Ejecutivo, que es mejor que la legislatura concluya en 2020, mientras que un 34,7% cree que ha de acabarse en los próximos meses.
En definitiva, quienes ahora, en septiembre, quieren generales pronto son los votantes de PP y Ciudadanos. Los electores de PSOE y Unidos Podemos, en cambio, desean saborear la legislatura y el Gobierno de Sánchez hasta su final natural.
A la pregunta de si España va por el buen camino, el 69% responde que no. Pueden parecer muchos, pero lo cierto es que en anteriores entregas eran más. El 79,1% decía que el país iba mal en mayo, y el 77,4% pensaba eso mismo en febrero. Los más pesimistas son los electores de PP (el 90,1% estima que España está mal encarrilada), los de Cs (71,5%) y en menor medida los de Unidos Podemos (59,8%). Los electores del PP, aunque por poco, son los más optimistas: el 49,5% cree que el país va por el buen camino, y un 45,1% pone en cuarentena esa afirmación.
Aprobados y suspensos al Gobierno
El 40,3% de los sondeados entiende que la dirección de España con el nuevo Gobierno de Pedro Sánchez va mejor que con el equipo liderado por Rajoy. Otro 25,7% percibe que va igual y un 33,1%, que va a peor. Hasta el 74,3% de los electores del PSOE y un 66,2% de los de Unidos Podemos defienden que el país evoluciona a mejor. Pero ese porcentaje aumenta hasta el 80% cuando se pregunta a los nacionalistas (sean de PDeCAT, ERC, PNV o Bildu).
Sánchez encadila a sus votantes y a los que en su momento apostaron por Unidos Podemos. Rechazo general de los electores de PP y Cs
Por el contrario, el 81,6% de los votantes del PP y el 44% de los de Ciudadanos sostienen que España está peor desde que la pilota Sánchez.
La gestión del Gobierno socialista es aprobada por el 39,3%, por el 57,1% que la rechaza. El Ejecutivo de Rajoy, a las puertas de la moción de censura, era respaldado por un 26,6% y desaprobado por el 72,9%. Ahora, el Gabinete de Sánchez recibe buena nota del 71,8% de los electores del PSOE y del 62,1% de los de Pablo Iglesias. Y es repudiado por el 91,1% de los fieles del PP y del 71% de los seguidores de Albert Rivera.
Es evidente, pues, la polarización. Sánchez encandila a sus votantes y a los que en su momento apostaron por la formación morada. Los que apostaron por formaciones conservadoras en 2016 rechazan tanto al presidente como a su Gobierno y son pesimistas respecto al rumbo de España.
Ficha técnica
Universo: personas de 18 años y más residentes en el territorio nacional peninsular, Baleares y Canarias.
Tamaño muestral: 1.012 entrevistas.
Diseño muestral: estudio panel a través de encuestas telefónicas a fijos y a móviles.
Técnica de entrevista: telefónica asistida por ordenador mediante el sistema CATI. Un 35% de las entrevistas se realizó a individuos localizados a través de teléfono móvil.
Equilibraje: con el fin de minimizar posibles errores de campo y ajustar los datos al universo, el fichero se ha sometido a un equilibraje a partir de las siguientes matrices: sexo x edad; tamaño de municipio x CCAA; sexo x edad x CCAA y equipamiento telefónico en el hogar.
Margen de error de muestreo: ±3,1 puntos porcentuales para p=q=50 % y nivel de significación del 95%, siempre en el supuesto de un muestreo aleatorio simple.
Fechas de campo: del 6 al 11 de septiembre de 2018.
Instituto responsable de la investigación: IMOP Insights, SA.
IMOP se acoge al código internacional CCI-ESOMAR para la práctica de la investigación social y de mercados. IMOP cumple con los requisitos establecidos en la norma UNE-ISO 20252.
Nadie sabe a ciencia cierta cuándo se celebrarán las siguientes elecciones generales, pero el runrún lleva rondando a los partidos políticos desde el comienzo de la frágil legislatura que arrancó en junio de 2016. Era una posibilidad cuando estaba al frente del país, Mariano Rajoy, y ahora es una sombra siempre presente con Pedro Sánchez en la Moncloa, dada su debilidad en el Parlamento. Pero los españoles tienen claro que sería mejor convocar nuevos comicios en los próximos meses. Hasta el 54,5% cree que esa sería la solución idónea. Lo llamativo (aunque esperable) es que aquellos que las pedían antes de la moción de censura no las quieren ahora, y a la inversa. Producto del cambio de color político del Ejecutivo.