Sánchez remata el viraje con el juez Llarena: "No es una cuestión privada, es de Estado"
El presidente dice que no se trata de defender a un juez, sino de salvar la soberanía jurisdiccional del Estado. Anuncia desde Chile que el Consejo de Ministros viajará a Barcelona y Andalucía
Intentar taponar la vía de agua que el Gobierno tenía abierta desde hace días. Escapar de la confusión y de la ceremonia de comunicados que emprendían el camino de la rectificación pero que no acababan de culminarla. Zanjar el debate. Eso es lo que buscó este lunes Pedro Sánchez. Evidenciar que su Ejecutivo reculaba respecto a la posición inicial sostenida respecto a la defensa del juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena contra la demanda civil de Carles Puigdemont, procurando revestir ese paso de una consecuencia aparentemente lógica: que el Gabinete socialista "escucha" y se mueve a la vista de la polvareda levantada desde finales de la semana pasada.
El presidente quiso verbalizar el giro de su Gobierno desde Santiago de Chile, durante la comparecencia que compartió con el mandatario del país, Sebastián Piñera, en el Palacio de la Moneda, tras un agotador vuelo de 15 horas desde Madrid. Santiago es, de hecho, la primera parada de su gira latinoamericana, y la de este lunes era la primera ocasión de que disponía para fijar definitivamente la posición del Ejecutivo respecto de un asunto que le ha acabado reventando en las manos.
Sánchez, durante su respuesta a los periodistas, fue breve, pero explícito. "Lo primero y fundamental es que la defensa de nuestro sistema judicial no es una cuestión privada, es una cuestión de Estado", afirmó como como punto de partida. Y ya era importante esa aclaración, puesto que el Ministerio de Justicia, que dirige Dolores Delgado, emitió el pasado un 23 de agosto un comunicado en el que decía que la demanda civil contra Llarena presentada en Bélgica por el 'expresident' Carles Puigdemont y cuatro de us 'exconsellers' incluye referencias a "manifestaciones privadas" realizadas por el juez "ante las que el Gobierno no puede actuar", "en ningún caso", puesto que supondría defender a un particular por afirmaciones de carácter privado ajeno a su función". Una idea que revalidó horas más tarde la vicepresidenta, Carmen Calvo, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministras y Ministros.
"El Gobierno ha tenido claro que esta no es una cuestión privada, sino de Estado y que va a actuar en defensa de los intereses y de su soberanía", dice
Llarena, como publicó este periódico, se sintió "abandonado" por el Ejecutivo. Y a ello se sumaron las críticas de la práctica totalidad de asociaciones de jueces y fiscales, que no entendían cómo el Estado dejaba desamparado al magistrado pese a que Justicia contaba con informes de la Abogacía muy rotundos en contra. El Ejecutivo comenzó el viraje el domingo por la tarde en un comunicado, cuando subrayó que había iniciado "hace días los mecanismos necesarios para la defensa de la soberanía jurisdiccional española y del magistrado Llarena". En una entrevista en RNE, Delgado empezaba a reconocer el viraje al asegurar que el Ejecutivo defenderia "hasta las últimas consecuencias a la jurisdicción española y a quien la desarrolla, en este caso Llarena". La rectificación fue criticada por partidos como ERC, PDeCAT y Podemos.
"Desde el primer minuto"
"El Gobierno escucha", alegó Sánchez horas después desde Santiago de Chile, refiriéndose implícitamente a que su equipo había tomado nota. "El Gobierno lo que ha hecho desde el primer momento es atender los requerimientos del Consejo General del Poder Judicial. Desde el primer momento". Y en función de esos "requerimientos" el Ejecutivo ha ido "atendiéndolos siempre de manera positiva".
Sánchez recuerda a los independentistas que la Fiscalía es "autónoma" y respalda su decisión de investigar a los Mossos por los lazos amarillos
"No es una cuestión de defender a un juez o a otro juez, con nombres y apellidos, sino que el Estado tiene que defender su soberanía jurisdiccional cuando esta se ve puesta en cuestión. Desde luego, el Gobierno de España, desde el primer minuto, ha tenido claro que esta no es una cuestión privada, sino de Estado y que, en consecuencia, el Estado va a actuar en defensa de los intereses y de su soberanía jurisdiccional", remachó el presidente.
El mandatario socialista se había reservado sus palabras para la comparecencia conjunta con Piñera. De hecho, no mantuvo un primer encuentro informal con los periodistas españoles que le acompañaban en su viaje desde España, y su equipo rehuía la espinosa cuestión de la defensa de Llarena. La Moncloa, pues, quería que fuera el propio Sánchez quien rematase el carrusel de idas y venidas con unas declaraciones finales desde el Palacio de la Moneda.
El jefe del Ejecutivo dirigió otras palabras de advertencia hacia los indepentistas catalanes: respaldó la actuación de la Fiscalía, que ha abierto diligencias de investigación por la identificación, por parte de los Mossos y de la Policía Local, de aquellas personas que retiraban lazos amarillos del espacio público en varios puntos de Tarragona. Iniciativa que el 'president' de la Generalitat, Quim Torra, tachó de "error". Sánchez recriminó a los soberanistas que se "aprovechen" del "lógico desconocimiento de la ciudadanía" para "confundirla", porque la Fiscalía es "autónoma" y el Gobierno "respeta" su actuación libre, y el Ministerio Público está "obligado a pedir esa información".
Pero el presidente se sirvió de las preguntas de los informadores para hacer su primer anuncio en esta gira por cuatro países de Latinoamérica en apenas cinco días —el lunes (noche ya en España) arrancó con Chile, y continuará con Bolivia, Colombia y Costa Rica—: sacará la reunión del Consejo de Ministros de La Moncloa como una muestra evidente de que su Ejecutivo se quiere acercar a los problemas de los ciudadanos. Esas dos salidas de su Gabinete, ambas antes de que acabe el año, se celebrarán en Andalucía y en Cataluña.
Decisión con aroma preelectoral
La elección de ambas comunidades en absoluto es casual. La primera es la autonomía que puede celebrar antes sus elecciones, si así lo decide la jefa de la Junta, la socialista Susana Díaz . Sánchez, por tanto, lanza un gesto de complicidad con su compañera de partido —y antigua rival interna— preñado de sabor preelectoral en una tierra clave para los socialistas. Y la segunda, Cataluña, es el origen y foco de la mayor crisis institucional a la que se ha tenido que enfrentar el Estado desde la Transición.
El presidente reunirá a su Ejecutivo antes de final de año en Andalucía y Barcelona, para demostrar su "compromiso" con los problemas de los ciudadanos
El presidente explicó que cuando los independentistas le acusan de no disponer de una propuesta para Cataluña, él siempre asegura que no es cierto, que sí la tiene, y es unir a Cataluña en torno a un proyecto que "supere la crisis de convivencia", y que cohesione mayoritariamente a una sociedad que ha manifestado reiteradamente su apuesta por el "autogobierno". "Y lo que hacemos es demostrar que somos profundamente respetuosos con el autogobierno", como lo prueba la puesta en marcha de la comisión bilateral y de las comisiones mixtas Generalitat-Estado.
Precisamente como señal de que el Gobierno tiene "un proyecto para todos y cada uno de los territorios de España", argumentó, y ha "abierto sus puertas a la participación de los ciudadanos" y quiere mostrarse proximo a sus problemas, el Consejo de Ministros saldrá ocasionalmente del palacio de la Moncloa. Antes de que concluya 2018, habrá dos reuniones fuera de Madrid. Una en Andalucía y otra en Barcelona. Con esta última, el Ejecutivo desea mostrar el "compromiso" contraído con los problemas cotidianos de los catalanes, que demandan unaa solución por parte de las administraciones, ya se trate de sanidad, educación o inversiones en infraestructuras.
Sánchez fue recibido por Piñera con honores militares en el patio de los Cañones del palacio de la Moneda al filo de las ocho de la tarde, hora local (una de la madrugada en España). Después, ambos departieron cerca de 60 minutos antes de su comparecencia tasada ante los medios, a la que siguió una cena oficial. Los dos mandatarios exhibieron sintonía pese a sus diferencias ideológicas. Y esa es una de las claves de esta primera gira de Sánchez: su encuentro con dos presidentes conservadores, Sebastián Piñera (Chile) e Iván Duque (Colombia), y dos progresistas, Evo Morales (Bolivia) y Carlos Alvarado (Costa Rica). Su voluntad es "hablar a toda Latinoamérica", no solo a aquellas naciones con cuyos mandatarios conecta.
Visita a la casa familiar de los Allende
Chile y España acordaron el reconocimiento de los títulos universitarios en ambos países y la potenciación de los intercambios de estudiantes, así como avanzar en el desarrollo de la ciberseguridad. Sánchez también adelantó que su Gobierno hará "todo lo posible" para "acabar" con el voto rogado que se implantó en 2011, y para ello pide a los grupos parlamentarios que lleguen a un acuerdo lo antes posible para modificar la Ley Electoral.
Piñera sostiene que Venezuela "dejó de ser una democracia" y demanda a España liderazgo. Sánchez invoca la política de no injerencia
El encuentro estuvo marcado, como se esperaba, también por Venezuela, por la gravísima crisis migratoria que sufre el país y que está repercutiendo a las naciones del entorno. Las posiciones de los dos presidentes no son exactamente coincidentes. Piñera fue durísimo con Nicolás Maduro, nada condescendiente. Sostuvo que el país bolivariano "dejó de ser una democracia", y que tomó "el camino equivocado" pese a tener "todas las oportunidades del mundo" para su desarrollo. "No hay democracia, no hay separación de poderes, no hay Estado de derecho, no hay respeto a los derechos humanos, vive una profunda crisis humanitaria producto del descalabro económico". El mandatario chileno aseguró que su país hará "todo" lo que esté a su alcance para que Venezuela "recupere su democracia" y convenza a Maduro de que "acepte la ayuda humanitaria".
Sánchez fue bastante más tibio y evitó confrontar con Caracas. Reconoció que la crisis venezolana no resulta "ajena" a su Gobierno, y que la mira de hecho "con profunda preocupación", pero España, añadió, "no aspira a ser un país con vocación de injerencia en la política latinoamericana", y sí de "apoyo". El presidente dijo "sumarse" a las palabras de Piñera, en el sentido de que lo prioritario es "no olvidarse de los venezolanos", de la población civil, y por tanto Venezuela ha de "abrir un diálogo consigo misma", entre sus ciudadanos. La comunidad internacional debe "acompañar" el proceso, y en él España estará "de forma activa", intentando "resolver y abrir una nueva etapa", mantuvo.
Sin embargo, Chile demanda más de España en esta crisis: que juegue un "rol importante", de "liderazgo", en las naciones con las que comparte una herencia cultural, rol que ha de desplegar para que Caracas "recupere su democracia" y su "libertad". Piñera subrayó que los países que integran la Organización de Estados Americanos y Unasur han firmado una cláusula por la que acuerdan "actuar de forma activa y diligente cuando la democracia se ha destruido".
Sánchez prosigue este martes su visita en Santiago con un encuentro con empresarios españoles, con los jefes de las dos Cámaras y con un representante del Partido Socialista chileno y con la colonia de españoles en la ciudad. Además, se reunirá con la senadora Isabel Allende, hija del presidente derribado en 1973, en la casa familiar, en Providencia. Fue Allende quien pidió conocer al mandatario español, y este hizo hueco en su apretada agenda en la capital chilena antes de partir a Santa Cruz de la Sierra, en Bolivia.
Piñera a Sánchez: "Se ve que lleva dos meses. Gobernar deja huella"
Pedro Sánchez aterrizó sobre las 17:30 (hora de Chile, 22:30 en España), y algo más de dos horas más tarde llegó al palacio de la Moneda para reunirse con el presidente Sebastián Piñera. Era el primer punto de su gira latinoamericana.
En la rueda de prensa, los dos derrocharon gestos de complicidad, pese a diferencias evidentes como el abordaje de la cuestión venezolana. Piñera se permitió una broma hacia su invitado, que lucía todavía el moreno tras sus vacaciones en Doñana, y buena cara. "Se ve que lleva solo dos meses. Gobernar es muy motivante, muy entusiasmante, pero deja huella". Minutos antes, un intenso frío invernal caía además sobre el patio de los Cañones de la residencia gubernamental.
Chile, primera parada del viaje a #LATAM del presidente del Gobierno, @sanchezcastejon. El PG es recibido por el presidente de la República de #Chile, Sebastián Piñera, en el Palacio de la Moneda. pic.twitter.com/UgwL7POwE6
El mandatario chileno agradeció a Sánchez que hubiera elegido su país como primer destino internacional de su mandato, subrayó que tiene "un proyecto para España" y que ambas naciones tienen "desafíos" que les convocan. El presidente socialista retomó el guante y remarcó que todos los países tienen desafíos compartidos, como la justicia económica, la igualdad de género, la lucha contra la violencia machista o la crisis migratoria, y la respuesta es la de los "liderazgos cooperativos", como ocurre en Europa, y no "un falso repliegue de fronteras" que la realidad "ha superado".
Intentar taponar la vía de agua que el Gobierno tenía abierta desde hace días. Escapar de la confusión y de la ceremonia de comunicados que emprendían el camino de la rectificación pero que no acababan de culminarla. Zanjar el debate. Eso es lo que buscó este lunes Pedro Sánchez. Evidenciar que su Ejecutivo reculaba respecto a la posición inicial sostenida respecto a la defensa del juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena contra la demanda civil de Carles Puigdemont, procurando revestir ese paso de una consecuencia aparentemente lógica: que el Gabinete socialista "escucha" y se mueve a la vista de la polvareda levantada desde finales de la semana pasada.