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Casado responde a Soraya con un golpe de autoridad para evitar un foco de disidencia
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lamina a veteranos del partido como arenas y de grandes

Casado responde a Soraya con un golpe de autoridad para evitar un foco de disidencia

Presidentes regionales que apoyaron a Santamaría como Moreno y Mañueco se hicieron la foto de la unidad con Casado en Barcelona, mientras que el sorayista Alonso se ausentó

Foto: Los miembros de la nueva ejecutiva del PP posan para los medios. (EFE)
Los miembros de la nueva ejecutiva del PP posan para los medios. (EFE)

Pablo Casado ha cerrado un proceso de integración interno que deja evidencia de sus principales apoyos (María Dolores de Cospedal y Alberto Núñez Feijóo) y también del riesgo de dejar a su espalda como posible foco de disidencia a Soraya Sáenz de Santamaría y sus fieles. El remedo de primarias ensayado por primera vez en el PP trae el miedo a la aparición de "corrientes internas" más bien de corte personalista que el nuevo presidente dice que no va a consentir. Mientras, los suyos se preguntan si la exvicepresidenta acabará por encajar la derrota en el XIX congreso o si hará oposición interna.

La exnúmero dos de Rajoy tiene un gran predicamento en el Grupo Popular del Congreso, cuya dirección diseñó y controló en las últimas legislaturas, desde que fue su jefa directa en 2008 hasta la moción de censura de Pedro Sánchez. Fuera y desde entonces, Santamaría solo contó con el apoyo permanente y claro de un presidente regional de peso a la hora de sumar compromisarios, Juan Manuel Moreno, y el parcial de Alfonso Fernández Mañueco.

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Los máximos responsables de la organización en Andalucía y Castilla y León se hicieron en Barcelona la foto de la unidad con Casado. Pero en esa imagen destacó la ausencia del presidente del PP vasco, el exministro Alfonso Alonso, firme defensor de Santamaría y que no apareció por la capital catalana pese a ser miembro nato del comité ejecutivo.

De momento, Casado ha hecho un ejercicio de autoridad al apartar a figuras fundamentales en la historia del partido como Javier Arenas mientras procuraba la continuidad al mantener o repescar a otros dirigentes de la misma etapa y cercanía de su predecesor. Sigue el exministro Jorge Fernández Díaz y se mantienen los clásicos del aparato de Génova del segundo escalón: Juan Carlos Vera, Juan José Matarí y José Antonio Bermúdez de Castro, secretario general del Grupo Popular en el Congreso.

Foto: El presidente del PP, Pablo Casado, durante la rueda de prensa ofrecida hoy tras presidir en Barcelona la primera reunión del comité ejecutivo nacional de su partido. (EFE)

Vuelve a la sede central del partido otro veterano de la organización, Sebastián González, de la etapa de Ángel Acebes como secretario general. Senador por Ávila, González regresa en calidad de hombre de confianza del presidente después de ayudarle y promocionarle en su aterrizaje en su circunscripción cuando aterrizó de cunero en 2011. El encargo en este caso consiste en relevar a la tesorera saliente, Carmen Navarro.

En la dirección del grupo parlamenario de la Eurocámara cae como secretario general otro histórico del partido, Luis de Grandes. Portavoz parlamentario de José María Aznar durante sus ocho años en el poder, hombre de absoluta confianza de Rajoy y responsable de la organización del XIX congreso y por tanto de las elecciones internas, el eurodiputado llevaba en la dirección del PP desde los tiempos de la refundación del partido, por sus cargos o en el cupo de libre designación del presidente.

Casado mantiene a Esteban González Pons como portavoz en Bruselas, pero sustituye a De Grandes por la exministra de Aznar Pilar del Castillo y lo hace después de que el responsable de la organización del congreso fuera el único dirigente del PP que replicó al exjefe del Ejecutivo por sus comentarios contra la dirección saliente.

Pablo Casado ha cerrado un proceso de integración interno que deja evidencia de sus principales apoyos (María Dolores de Cospedal y Alberto Núñez Feijóo) y también del riesgo de dejar a su espalda como posible foco de disidencia a Soraya Sáenz de Santamaría y sus fieles. El remedo de primarias ensayado por primera vez en el PP trae el miedo a la aparición de "corrientes internas" más bien de corte personalista que el nuevo presidente dice que no va a consentir. Mientras, los suyos se preguntan si la exvicepresidenta acabará por encajar la derrota en el XIX congreso o si hará oposición interna.

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