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Hoy, en 'Lo Barato Sale Caro', turismo dental de franceses en Cataluña: "Es un infierno"
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captados por internet en clínicas francófonas

Hoy, en 'Lo Barato Sale Caro', turismo dental de franceses en Cataluña: "Es un infierno"

No tiene por qué salir mal, pero cuando sale mal, los franceses que vienen a España para ahorrar en la factura del dentista quedan desatendidos por completo: nadie les ampara

Foto: Montaje con una de las prótesis dentales perdidas por el señor Guillien. (Cedida)
Montaje con una de las prótesis dentales perdidas por el señor Guillien. (Cedida)

Viajar a otro país del que apenas conoces el idioma para ponerte en manos de un dentista que has conocido por internet con la esperanza de ahorrar cientos de euros puede parecer una buena idea. A veces funciona. Pero en otras ocasiones es el inicio de un largo y doloroso viacrucis de dientes caídos, tornillos partidos en mitad de la encía, parálisis provocadas por nervios dañados o, como la señora Maryse Guillien lo define, "terrorismo bucodental".

Ese país es España, y más concretamente Cataluña, que se ha convertido en uno de los principales destinos de turismo sanitario odontológico —junto a otros de Europa del Este como Hungría— para cientos de ciudadanos franceses que no pueden, o no desean, permitirse un tratamiento en su país natal. En territorio catalán se han instalado en los últimos años varias clínicas dirigidas exclusivamente a franceses, con dentistas, telefonistas e incluso personal de servicio de esta nacionalidad que acompaña a los pacientes en su periplo más allá de la frontera. Una colonia bucodental que aprovecha la menor carga fiscal para hacer negocio.

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Este fue el caso de Maryse Guillien y su marido Michel, que el 25 de noviembre de 2014 se desplazaron hasta Cunit, Tarragona, para ponerse en manos del doctor Thierry Hascoët, un dentista francés del centro Oral Clinic. Fueron captados por una empleada de la clínica a través de un foro de internet. Dos meses antes de la intervención, que tuvo lugar al día siguiente de la visita, los Guillien enviaron por correo sendas radiografías dentales y recibieron a cambio un dosier que glosaba las virtudes de la clínica cunitense y del dentista, que acumulaba una experiencia de más de 25 años poniendo implantes.

La propia Guillien reconoce que el principal factor para venir a España fue "el precio del tratamiento, mucho más barato que en Francia". Esta técnica de adquisición de clientes tirando los precios, que en España ya practicaron cadenas como iDental, ha sido criticada una y otra vez por distintos colegios profesionales de dentistas a lo largo de Europa, si bien cubren un segmento humilde de la sociedad que de otra forma ni siquiera tendría acceso a la odontología.

placeholder La clínica tarraconense se dirige exclusivamente a turistas dentales franceses. (EC)
La clínica tarraconense se dirige exclusivamente a turistas dentales franceses. (EC)

Martine Prunier, residente en Toulouse, acudió a la clínica barcelonesa Esthetik Dental. "Conocí al doctor Conte por internet, no tenía ninguna otra referencia, simplemente era francés y el precio era atractivo", explica a El Confidencial. "No era más que una cuestión de tarifa porque necesitaba tres implantes".

En sus páginas, estas clínicas odontológicas se dirigen sin tapujos al cliente francés, prometiendo un tratamiento un 50% más económico que en Francia y que “puede ser reembolsado”. Añaden que, en 2013, el país recibió 3.423 peticiones de reembolso por tratamientos e implantes dentales realizados en España. Esta es una de las claves del auge del turismo dental. Como explican en la web de Esthetik Dental, "de acuerdo con las normas europeas, la atención dental que se realiza en la Comunidad Económica Europea es reembolsada en Francia por la CPAM, cuando, por supuesto, se trata de tratamientos reembolsables". Además, "la Seguridad Social paga una parte de sus gastos dentales".

Prometen tratamientos al 50% del precio de Francia

El precio, 900 euros por implante, era sensiblemente más bajo de los casi 2.000 que puede llegar a costar la misma intervención al otro lado de la frontera. Sin embargo, algo salió mal. "Me mutiló atravesando el hueso con un implante que me tocó el nervio mandibular", explica Prunier, "desde entonces, año 2014, tengo una paraestesia que ya tendré de por vida".

Los dentistas se defienden argumentando que han hecho miles de implantes satisfactorios a lo largo de su carrera. En efecto, las intervenciones que acaban mal pueden ser anecdóticas en número, pero el gran problema de estos turistas dentales es el limbo en el que quedan. "A pesar de mis escritos quejándome al colegio de dentistas franceses y españoles, Conte continúa ejerciendo".

El laberinto cuando algo falla

En el caso de los Guillien, Maryse asegura que la colocación de sus tres implantes fue particularmente dolorosa y con escaso tacto por parte del dentista, pero que la de su marido fue aún peor, según relatan a este periódico desde su domicilio en Montluçon, en el centro del país: "Ha sido la peor experiencia de nuestra vida". "Sentí el estallido de mi mandíbula, que se hundía como si los estratos de hueso colapsaran uno detrás del otro, como una lenta explosión con dispersión de la materia ósea", relata con sorprendente detalle Guillien, "solo era capaz de pensar que aquello no parecía atención odontológica sino más bien terrorismo bucodental, deseaba con ansiedad que se acabara".

placeholder Sistema de numeración dental.
Sistema de numeración dental.

Tuvieron que volver una segunda vez, a finales de enero de 2015, dado que a su marido se le había caído una muela implantada, el diente 16. "Eso suele pasar", les contestó el dentista. Poco después, perdió también el implante número 42. En cuanto a ella, tenía el lado derecho de la boca inflamado tras el implante de las piezas 45 y 46, pero Hascoët le restó importancia.

Tras la segunda cita, en la que Hascoët colocó de nuevo los implantes, el matrimonio regresó a Francia "sin fechas para una cita de control ulterior por parte del doctor", relata Maryse Guillien.

La cara le seguía doliendo pese a colocarse hielo, así que concertaron una cita el 2 de febrero en el Servicio Odontológico de Clermont-Ferrand. También buscó por internet 'pròblemes implants Trinon', el modelo de implantes dentales que les habían colocado, y el nombre y apellidos del dentista comenzaron a aparecer ubicuamente entre amargas quejas: todas ellas de origen francés y sede en Cunit.

En internet, las primeras quejas por el 'modus operandi' de este dentista fueron hechas años antes, pero recordaban mucho a su caso. "Hace un año, el doctor Hascoët me puso implantes dentales. Ya no tengo sensaciones en el labio ni en la barbilla", decía uno en 2012. "El doctor Hascoët huyó de Francia debido a problemas con pacientes y se instaló en España para hacer lo mismo con los franceses en Cunit", especulaba otro en 2014, meses antes de la visita de los Guillien. "Desde que pasé por allí, mi vida es un infierno".

Es cierto que los comentarios eran una minoría, sepultada bajo otra tonelada de elogios hacia Hascoët, que se defiende en este periódico: "Los implantes fracasan, esto es una realidad. Les pasa a todos los dentistas del mundo, no tienen una efectividad del 100%", dice el doctor. "A los pacientes les advertimos de que, si el implante no funciona, tienen que regresar, pero hay veces, como con este matrimonio, que todo son problemas".

placeholder Una de las dos facturas emitidas al matrimonio francés. (EC)
Una de las dos facturas emitidas al matrimonio francés. (EC)

Las facturas aportadas por los Guillien demuestran que el matrimonio regresó a la clínica de Cataluña, algo que niega el odontólogo: "No quisieron volver. Hubo un problema y parece que no querían arreglarlo. Llevo 25 años poniendo implantes en España y antes también había ejercido en Francia, estas cosas suceden en ocasiones".

placeholder Radiografía panorámica de Michel Guillien tomada en su segunda visita.
Radiografía panorámica de Michel Guillien tomada en su segunda visita.

No obstante, estudios posteriores señalan que, más allá del porcentaje habitual de implantes fracasados, Hascöet no realizó un buen trabajo. Según detalla un informe pericial, realizado en 2017 por el doctor Fabrice Calastreng en Toulouse, "la evaluación forense indica que el protocolo de tratamiento no estaba conforme con los usos admitidos en materia de implantología y que el dentista ha cometido infracciones reiteradas".

En concreto, Hascoët comenzó realizando el diagnóstico a través de la radiografía que le enviaron desde Francia, no realizó pruebas iniciales para estimar con precisión el estado oral de los Guillien. Además, en el caso del marido, el estado clínico inicial del paciente —fumador y diabético tipo 2— contraindicaba la colocación de implantes.

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"Una ortopantomografía no basta para evaluar el volumen de hueso para colocar un implante bajo el seno maxilar", concluía el perito al que acudieron los Guillien.

Nadie quiere saber nada

Antes de conocer aquello, el matrimonio ya había iniciado un proceso bicéfalo contra el dentista, a uno y otro lado de los Pirineos. El resultado fue previsible: en Francia no quisieron saber nada de una negligencia que había ocurrido en otro país. En España, tampoco.

Escribieron al Consejo de Odontólogos y Estomatólogos de España, recibiendo la siguiente respuesta en octubre de 2015: "Queremos expresarles nuestra más sincera gratitud por la exposición de los hechos que han puesto en nuestro conocimiento respecto al doctor Thierry Hascoët". Según continuaba la carta, "ante la gravedad del asunto", lo pusieron en conocimiento del resto de colegios de dentistas de España y trasladaron la reclamación al Collegi Oficial d'Odontòlegs i Estomatòlegs de Catalunya.

Ni los defensores del paciente ni los colegios profesionales se responsabilizan

En 2017 volvieron a insistir enviándoles el informe pericial, y el tono de la respuesta fue más hastiado. "Acusamos recibo de la queja". De nuevo, emplazaron al colegio catalán a iniciar una investigación si lo veía oportuno. Desde El Confidencial hemos contactado al colegio catalán para recabar su versión, sin éxito. Los franceses también trataron de contactar con una asociación que lucha contra este tipo de negligencias, pero especifican que "ante la avalancha de reclamaciones que nos están llegando de otros países, el Defensor del Paciente quiere manifestar que solo se atenderán reclamaciones de España".

En el lado francés de su investigación detectivesca sobre Hascoët, la señora Guillien llegó hasta el presidente del Conseil Départemental des Côtes-d'Armor, lugar de origen de Hascoët. En conversación con el doctor Gilles Gourga, nuestra protagonista declara que el mismo hombre que les prometió la sonrisa en Tarragona había sido perseguido por la Justicia francesa por una supuesta estafa a la seguridad social e inhabilitado para ejercer en Francia durante un año. Hascöet lo niega a este medio: "Tuve un problema con un socio y fui inhabilitado dos meses, nada de lo que dicen es verdad".

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Sin embargo, cualesquiera que fueran los delitos cometidos por Hascoët, estos fueron sobreseídos en 2012 y, ante la ausencia de recurso alguno, prescribieron tres años después. "Solo los procedimientos pendientes en España podrían ser enjuiciados si la fiscalía competente lo considerase necesario", les escribió Julien Michel, el procurador de la República.

Escándalos a la orden del día

España ha visto recientemente cómo las clínicas de iDental cerraban la persiana dejando a miles de pacientes colgados, pero Francia no es ajena a estos problemas.

Foto: Los "dentistas con corazón" de iDental, en suspensión de pagos.

Allí, el escándalo iDental se llama Dentexia, una serie de clínicas dentales 'low cost' que aparecieron como alternativa, precisamente, al turismo sanitario para franceses de escasos recursos y grandes problemas odontológicos. Ellos, al menos, han podido establecer una demanda colectiva. Su lema ahora es 'Sin dientes, pero con voz'.

Quienes, atraídos por el bajo precio y el 'glamour' de la Costa Dorada, se atrevieron a cruzar nuestra frontera se encuentran sin embargo en una situación muy diferente: ni tienen dientes ni tienen voz.

Viajar a otro país del que apenas conoces el idioma para ponerte en manos de un dentista que has conocido por internet con la esperanza de ahorrar cientos de euros puede parecer una buena idea. A veces funciona. Pero en otras ocasiones es el inicio de un largo y doloroso viacrucis de dientes caídos, tornillos partidos en mitad de la encía, parálisis provocadas por nervios dañados o, como la señora Maryse Guillien lo define, "terrorismo bucodental".

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