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Sin culpables del atropello mortal de un BMR a un legionario en Alicante
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la fiscalía debe decidir si acusa

Sin culpables del atropello mortal de un BMR a un legionario en Alicante

El Juzgado Militar de Melilla, a punto de concluir la instrucción, no dirige aún la causa contra sospechoso alguno de la muerte, aunque todavía quedan informes de la autopsia por llegar

Foto: El legionario que falleció el pasado 14 de mayo atropellado por un BMR. (EFE)
El legionario que falleció el pasado 14 de mayo atropellado por un BMR. (EFE)

El legionario estaba tirado en el suelo cuando ocurrió todo. Él y sus compañeros del Tercio Gran Capitán I de Melilla realizaban maniobras la noche del pasado 14 de mayo en Agost (Alicante). Vigilaban un supuesto punto de control de seguridad instalado y a él le había tocado echar cuerpo a tierra en medio de la nada para dar cobertura al denominado 'checkpoint'. La oscuridad era casi total. Ni una bombilla en tierra ni la luz de la Luna en el cielo ejercían siquiera como referencia. Aun así, con tan escasa visibilidad, el sonido del BMR sí tenía que haber alertado al joven de 26 años de que la muerte se le venía encima. No en vano se trata de un vehículo extremadamente ruidoso cuyo motor se puede escuchar a bastante distancia.

Sin embargo, aquella noche el chico no escuchó la llegada del blindado, confió en que se encontraba más alejado de lo que en realidad estaba o simplemente pensó en que el conductor le detectaría. El caso es que las más de 15 toneladas de peso del BMR planearon sobre el cuerpo del legionario y le provocaron la muerte. Por qué ocurrió esta tragedia sigue siendo hoy un misterio a pesar de que la investigación está prácticamente concluida. El Juzgado de Instrucción número 2 de Novelda (Alicante) se hizo cargo inicialmente del asunto, aunque pronto pasó al Juzgado Militar Territorial 26 de Melilla, que pidió la autopsia, tomó declaración a los testigos y ordenó una serie de diligencias para tratar de aclarar lo sucedido.

Foto: Foto del grupo Costa del Sol con policías de Gibraltar (Del libro 'Vivencias de un policía' de José Cabrera).

Todas estas pesquisas han resultado infructuosas. A falta de que llegue un informe de un laboratorio de Barcelona que vendría a completar la autopsia, el Juzgado Militar no ha podido encontrar culpable alguno de la muerte del legionario. No hay indicios que apunten hacia sospechoso alguno siquiera como autor de la muerte por imprudencia o negligencia. De momento, el instructor del caso, el comandante José Lozano, ha podido determinar que al chico le asignaron una zona de seguridad que él debía cubrir.

Los legionarios se van posicionando en forma de diferentes anillos alrededor del punto de control y a él le tocó asumir una de las zonas. En la práctica, los soldados se colocan más o menos por donde ellos consideran dentro del área asignada, explican fuentes jurídicas, que detallan que la noche era tremendamente oscura y que el vehículo blindado se acercó a poca velocidad sin que el joven se percatara de su llegada. Las mismas fuentes consideran que es posible que el ruido se distorsionara y provocara que el legionario no supiera de dónde venía el sonido.

Foto: El general Antonio Ruiz Benítez.

La instrucción del Juzgado Militar 26 finalizará previsiblemente cuando llegue el mencionado informe que completará la autopsia y será entonces cuando la Fiscalía deba decidir si acusa o no a alguna persona concreta. De momento, las pruebas aportadas durante la causa no apuntan a nadie en concreto y sí detallan una relación de hechos que al final parece concluir que el joven no se percata en ningún momento de la llegada del vehículo.

El procedimiento del Juzgado Togado de Melilla fue abierto por la posible existencia de un delito "contra la eficacia del servicio", contemplado en el artículo 88 del Código Penal Militar. Este ilícito, sin embargo, no está de momento sustentado en pruebas. Según informó la Comandancia General de Melilla, el "accidente" ocurrió sobre las 23 horas del mencionado 14 de mayo. El legionario Eduardo García Molinero, de la Tercera Compañía del Tercio Gran Capitán I, falleció al momento y conllevó que la comandancia suspendiera el acto que tenía previsto celebrar en relación al Día de las Fuerzas Armadas.

El legionario estaba tirado en el suelo cuando ocurrió todo. Él y sus compañeros del Tercio Gran Capitán I de Melilla realizaban maniobras la noche del pasado 14 de mayo en Agost (Alicante). Vigilaban un supuesto punto de control de seguridad instalado y a él le había tocado echar cuerpo a tierra en medio de la nada para dar cobertura al denominado 'checkpoint'. La oscuridad era casi total. Ni una bombilla en tierra ni la luz de la Luna en el cielo ejercían siquiera como referencia. Aun así, con tan escasa visibilidad, el sonido del BMR sí tenía que haber alertado al joven de 26 años de que la muerte se le venía encima. No en vano se trata de un vehículo extremadamente ruidoso cuyo motor se puede escuchar a bastante distancia.

Melilla La Legión
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