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El duelo en el PP se decide entre la gestión y la ideología
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campaña para las primarias del partido popular

El duelo en el PP se decide entre la gestión y la ideología

Santamaría y Casado se lanzan a una batalla insólita que incluye reproches por la moción de censura y la recuperación de diferencias larvadas sobre Cataluña

Foto: Los candidatos a la Presidencia del PP Pablo Casado y Soraya Sáenz de Santamaría, en la cena que celebró ayer el Grupo Popular. (PP)
Los candidatos a la Presidencia del PP Pablo Casado y Soraya Sáenz de Santamaría, en la cena que celebró ayer el Grupo Popular. (PP)

Hace muy poco, Pablo Casado llamaba al equipo de Soraya Sáenz de Santamaría para consultar qué tenía que decir sobre Cataluña en sus ruedas de prensa como portavoz del PP. Ahora, los dos han entrado en confrontación directa y lo que antes era una lucha de poder y de rechazo personal con Dolores de Cospedal se ha convertido en una abierta discrepancia estratégica y de posición política entre los dos candidatos, algo nunca jamás visto en el centro derecha.

A 10 días de la votación en el congreso del PP, Santamaría y Casado han convertido la campaña electoral en una primera batalla entre la gestión y la ideología. La exvicepresidenta lanza mensajes vinculados a su gestión en La Moncloa y la supuesta capacidad de ganar elecciones adquirida en esa etapa. Y el aspirante apela al rearme ideológico del PP, con referencias al liberalismo económico, la lucha contra el terrorismo y, sobre todo, la dureza contra el nacionalismo y el independentismo. Hasta el punto de que Casado cuestiona por blanda la acción del Gobierno de Mariano Rajoy en Cataluña, la misma que tenía que defender como responsable de Comunicación del PP.

No obstante, en los últimos meses, Casado ya elevó el nivel de dureza sobre Cataluña en ruedas de prensa como portavoz del PP, con mensajes al margen de la posición de La Moncloa y discrepancias entonces inadvertidas. "Vimos que el pasado día 6 pasó sin pena ni gloria el 83 aniversario de la declaración de independencia por parte de Companys. Creo que la historia no hay que repetirla, esperemos que mañana no se declare nada. A lo mejor, el que lo declare acaba como el que lo declaró hace 83 años", dijo el pasado 9 de febrero en referencia polémica al fusilamiento en 1940 de Lluís Companys, expresidente de la Generalitat.

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Es decir, esa discrepancia se mantenía de forma soterrada. El 13 de octubre, Casado compareció en la sede del PP y dijo: "Yo tipificaría la ilegalización de los partidos que reclaman la independencia. Es una idea a título personal". Aquella reflexión, como la de Companys, provocó malestar en La Moncloa, y ahora ha recuperado la propuesta en la campaña para la presidencia del PP.

El congreso que les elegirá es extraordinario y solo tiene como fin la elección del líder de los populares, es decir, no sirve para debatir ponencias, ni posiciones políticas y no tiene cabida esa redefinición ideológica. Para ser asumida por el PP, Casado tendría que convocar otro congreso o una convención.

Diputados del PP aseguran con cierta molestia estos días que en la batalla entre los dos candidatos hay también una pelea subterránea entre reproches por atribuir a otro el final abrupto del Gobierno de Rajoy y la moción de censura. Casado apela a la etapa de José María Aznar y Esperanza Aguirre, aquel momento en que se desarrolló Gürtel, cuya sentencia fue la causa última de la moción de censura. Y Santamaría reivindica la gestión de Rajoy, el único presidente del Gobierno obligado a salir rápido de La Moncloa por la mayoría del Congreso.

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La otra batalla es la de quién puede competir contra Ciudadanos, la opción política cuyo crecimiento ha debilitado al PP. Siempre que los populares han ganado elecciones generales ha habido antes un intento de giro al centro. Por ejemplo, la mayoría absoluta de 2000 vino precedida de una legislatura de Aznar centrada y con pactos con otros partidos. Santamaría ha optado en la campaña por defender esa posición, para disputar el espacio de centro a Ciudadanos. Casado apela a las esencias del partido, más a la derecha, aunque rivaliza en algunos asuntos con el partido de Albert Rivera, por ejemplo, sobre Cataluña y frente al independentismo. Anticipa que si gana el congreso, la oposición del PP a Pedro Sánchez será una pugna con Ciudadanos por cuestionar los acercamientos del Gobierno a los independentistas.

Otra batalla a 10 días del congreso es la de quién se diferencia más del aparato del partido y se acerca más a las bases. La acusación desde el equipo de Casado es que la exvicepresidenta ha estado años al margen de los afiliados y que por eso no participaba en actos del partido, y la respuesta es que en muchas ocasiones se vetó su presencia en mítines y campañas.

Hace muy poco, Pablo Casado llamaba al equipo de Soraya Sáenz de Santamaría para consultar qué tenía que decir sobre Cataluña en sus ruedas de prensa como portavoz del PP. Ahora, los dos han entrado en confrontación directa y lo que antes era una lucha de poder y de rechazo personal con Dolores de Cospedal se ha convertido en una abierta discrepancia estratégica y de posición política entre los dos candidatos, algo nunca jamás visto en el centro derecha.

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