Es noticia
Fallece José María Setién, el obispo que decía que los etarras "son revolucionarios"
  1. España
tenía 90 años

Fallece José María Setién, el obispo que decía que los etarras "son revolucionarios"

El controvertido prelado, a quien se le reprochaba su condescendia con los miembros de ETA, fue ingresado el domingo en el Hospital Donostia en estado muy grave tras sufrir un ictus

Foto: El exobispo de San Sebastián José María Setién. (EFE)
El exobispo de San Sebastián José María Setién. (EFE)

El obispo emérito de San Sebastián José María Setién ha fallecido esta madrugada en San Sebastián tras haber sufrido un ictus el pasado domingo. El prelado se significó en vida por su polémica actuación, ya que fue acusado de estar más cerca de los miembros de ETA que de las víctimas del terrorismo. De hecho, en alguna ocasión llegó a calificar de "revolucionarios" a los etarras.

[El desconocido 'ciberataque' que intentó evitar el asesinato de Miguel Ángel Blanco]

Setién, de 90 años y cuyo funeral tendrá lugar mañana miércoles a mediodía en la catedral del Buen Pastor de San Sebastián, fue ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Donostia en estado muy grave tras sufrir el ictus el domingo por la mañana.

Nacido en Hernani (Gipuzkoa) en 1928, José María Setién Alberro fue obispo de San Sebastián entre 1979 y principios de 2000, cuando fue sustituido por Juan María Uriarte y éste, en el año 2010, por José Ignacio Munilla, actual prelado de la diócesis donostiarra.

Las víctimas del terrorismo le reprochaban su permanente frialdad hacia ellas y su condescendencia con los miembros etarras

La figura de Setién ha estado marcada por su, en ocasiones, ambigua postura ante ETA. Las víctimas del terrorismo le reprochaban su permanente frialdad hacia ellas y su condescendencia con los miembros etarras. Ante estas críticas, respondía que las víctimas estaban manipuladas por la política y replicaba que era muy claro en el mensaje deslegitimador hacia el terrorismo de ETA, a quien pedía que dejara las armas, pero fueron numerosos sus gestos hacia los miembros etarras. Muy crítico con la política de dispersión que se ha aplicado a los presos de ETA, también se le reprochaba su cercanía con el nacionalismo vasco y su lejanía con quienes no profesaban un sentimiento nacionalista. Porque bajo su largo mandato escoró a la Iglesia vasca a unos posicionamientos de clara inspiración nacionalista.

Lideró a la Iglesia vasca en los años de plomo de ETA siendo continuas las acusaciones de dar la espalda a las víctimas del terrorismo. En este sentido, la Iglesia vasca no dudó en ofrecer sus locales a asociaciones del entorno 'abertzale' como Gestoras pro Amnistía, con posterioridad ilegalizada por forma parte del entramado criminal de la banda terrorista, para sus protestas y actuaciones propagandísticas. Además, no dudó en calificar en alguna ocasión a los etarras como "presos políticos".

Especialmente crítica con su figura se mostró la que fuera líder del PP vasco, María San Gil, que acusó a Setién de "falta de ejemplaridad e incluso de falta de caridad". Sus acusaciones quedan reflejadas en su libro 'En mitad de la vida', donde desvela anécdotas que mostraban la cara de Setién, como que prohibía que se colocara la bandera española sobre los féretros de los guardias civiles asesinados por ETA en los funerales que se celebraban en la iglesia. También se opuso a que el funeral por el asesinato del socialista Enrique Casas a manos de la banda terrorista se celebrase en la catedral del Buen Pastor de San Sebastián. Fueron muchas las ocasiones en las que, durante estos años, los familiares de los asesinados por ETA se veían obligados a salir por las puertas traseras de las iglesias para no ser vistos y no generar así supuestas polémicas.

"Mi obispo me dejó muy claro que, para él, había fieles de primera y fieles de segunda. O sea, como los vascos, que los hay de primera, que suelen ser los nacionalistas, y de segunda, que somos lo no nacionalistas", refleja San Gil en el libro. Hay una estampa que muchos de sus detractores no olvidan. Aquella del 20 de enero de 1996 cuando pasó por delante de los hijos, allegados, amigos y empleados del empresario José María Aldaya, secuestrado desde hacía 260 días por ETA, sin detenerse ante ellos para darles una palabras de ánimo y consuelo. Ni siquiera hubo una mirada.

Acostumbrado a estar ante los focos, sus declaraciones y reflexiones provocaron numerosas polémicas. En especial durante la tregua de ETA de 1998, cuando se fraguó el pacto de Estella entre el PNV y Herri Batasuna, periodo en el que vino a defender el derecho de autodeterminación del pueblo vasco y la negociación entre el Gobierno y ETA para poner fin al 'conflicto vasco'. En este sentido, era partidario de buscar permanentes cauces para la paz con los terroristas aun cuando ETA no paraba de engrosar la lista de cadáveres en su sanguinaria trayectoria. Para Setién, era necesario que "todas las partes" cedieran en favor de la paz. "Queremos hacer una revisión de nuestras actitudes, ante la paz no podemos contentarnos con decir que la culpa de la falta de paz la tienen solo los otros", aseguró.

No faltaron críticas a determinadas operaciones policiales contra el entramado terrorista, denuncias sobre las torturas que sufrían integrantes de ETA o incluso lamentos por la muerte de terroristas en enfrentamientos con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. En la larga lista de polémicas declaraciones, en su libro 'Un obispo vasco ante ETA', de 2007, llegó a aludir a los miembros de ETA como "revolucionarios". En esta obra también cuestionaba que la unidad de España pueda considerarse el "único bien moral" defendible.

Sus controvertidas declaraciones, pastorales y homilías no pasaron inadvertidas para el Vaticano, que en el año 2000 intervino para favorecer su renuncia al Obispado. Ya antes el Papa Juan Pablo II había manifestado en varias ocasiones a la Conferencia Episcopal Española su disconformidad con los postulados del prelado nacido en Hernani. Setién dejó el cargo a los 72 años, tres antes de alcanzar la edad oficial de jubilación. Después de más de dos décadas al frente de la Iglesia vasca fue sustituido por Uriarte, a quien también le acompañó la polémica por algunas declaraciones.

Con una prolífica producción literaria a sus espaldas, con títulos como 'Conflicto cultural y comunidad cristiana', 'Laicidad del Estado e Iglesia', 'De la ética y el nacionalismo' o 'Pueblo vasco y soberanía. Aproximación histórica y reflexión ética', Setién calificaba de "injustas" todas las críticas recibidas. A este respecto, fueron muchas las voces nacionalistas que salieron en su defensa. Su labor ha recibido reconocimientos, como la Medalla de Oro de la Diputación de Guipúzcoa otorgada en 2003 "por la labor realizada en pro de la verdad y los derechos humanos" o el premio a "la trayectoria de todo una vida" de la Fundación Sabino Arana. Su figura era muy reconocida por el entonces lehendakari Juan José Ibarretxe, que recurría con asiduidad a Setién de forma privada para recabar asesoramiento.

Alabanzas desde el nacionalismo

La noticia del fallecimiento de Setién ha provocado numerosas muestras de condolencia por parte del mundo nacionalista, con mensajes que han resaltado que el obispo fue un "modelo" para el país y que lamentan el "injusto" trato que recibió por sus opiniones. El lehendaki Iñigo Urkullu ha puesto en valor en su cuenta de Twitter la "cercanía" y "generosidad" del prelado, y que han sido "un ejemplo" en la Iglesia y en el País Vasco. Igualmente, ha destacado "su compromiso íntegro y honesto", así como que contribuyó a "sembrar" la convivencia en el País Vasco. También se ha pronunciado a través de esta red social el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, para loar su figura. "Descanse en paz Monseñor Setién, hombre de su tiempo (un tiempo duro) y puntal de la llamada iglesia vasca que quiso estar cerca de los conflictos que vivía nuestro país", ha señalado.

En esta línea, el portavoz del Gobierno vasco, Josu Erkoreka, ha destacado la "talla intelectual, firme compromiso ético e incuestionable vocación social" de Setién, cuya capilla ardiente se instalará este martes a las 14.00 horas en la catedral del Buen Pastor. El cuerpo de Setién será enterrado posteriormente en el presbiterio, a la derecha del altar mayor. Entre los mensajes procedentes del ámbito nacionalista no han faltado las quejas por las críticas que recibió el prelado. Se convirtió "injustamente en objeto de polémica", ha afirmado el alcalde de San Sebastián, Eneko Goia, que ha valorado que el obispo fue "una persona muy implicada con la realidad que le tocó vivir". Setién, según ha resaltado, deja un "legado muy importante". Por su parte, el diputado general de Guipúzcoa, Markel Olano, ha lamentado que "se ha ido un líder social y espiritual" que deja "una profunda huella en nuestro pueblo".

Frente a estos mensajes, el presidente del PP vasco, Alfonso Alonso, ha asegurado que le "faltó comprensión hacia las víctimas del terrorismo". En todo caso, ha constatado que hoy "no es el día" para incidir en sus posicionamientos más polémicos ante el terrorismo, y que han sido objeto "lógicamente de muchas críticas", y por ello ha precisado que "lo que debe ponerse en valor es su esfuerzo por mantener viva la Iglesia en el País Vasco".

El obispo emérito de San Sebastián José María Setién ha fallecido esta madrugada en San Sebastián tras haber sufrido un ictus el pasado domingo. El prelado se significó en vida por su polémica actuación, ya que fue acusado de estar más cerca de los miembros de ETA que de las víctimas del terrorismo. De hecho, en alguna ocasión llegó a calificar de "revolucionarios" a los etarras.

San Sebastián Nacionalismo Presos etarras Iglesia Conferencia Episcopal
El redactor recomienda