Cospedal, víctima de las primarias de su amiga Cifuentes, también dejará la política
La secretaria general espera a que se resuelva el encaje de sus partidarios en la batalla entre Sáenz de Santamaría y Casado para anunciar su salida
María Dolores de Cospedal se dispone a seguir los pasos de su jefe, Mariano Rajoy, y dejará la política activa después del congreso del PP del día 21 de julio para dedicarse a la actividad profesional en el ámbito privado. Solo falta por concretar la fecha del anuncio, que sus partidarios lo empiecen a digerir y, lo primero, que se aclare si habrá batalla o no en la segunda vuelta para la sucesión en la presidencia del partido entre Soraya Sáenz de Santamaría y Pablo Casado.
Después del vuelco de la moción de censura de Pedro Sánchez con Podemos y los independentistas para tomar el Gobierno, la todavía ministra de Defensa sostuvo como secretaria general durante casi una semana el partido que nunca llegó a controlar y presentó después su precandidatura a la carrera sucesoria ante la espantada del heredero 'natural', Alberto Núñez Feijóo, y para competir con la exvicepresidenta del Gobierno. Cospedal ha perdido en un mes la cartera en el Ejecutivo, el puesto de 'número dos' en el partido y ahora se ha convertido en la primera víctima del peculiar sistema de 'primarias' ideado por Génova en el congreso de febrero de 2017 para contentar a su amiga Cristina Cifuentes: la doble vuelta.
Fue la entonces presidenta de la Comunidad de Madrid, vía enmiendas de su sucesor Ángel Garrido (ambos teóricos afines a Cospedal), quien impuso a la dirección nacional la incorporación del sistema de primarias del PSOE al PP porque ella exigió ser elegida por las bases, no por los compromisarios.
La entonces todavía ministra de Defensa sostuvo como secretaria general durante casi una semana el partido que nunca llegó a controlar
Los fieles de la secretaria general recuerdan que cuando le preguntaban sobre sus aspiraciones para cuando Rajoy se retirara siempre respondía que ella se iría al mismo tiempo. Apuntan que nunca hubiera dado el paso de presentarse si la operación Feijóo se hubiera aplicado y que si lo hizo fue para prestar un último servicio al partido, a sus principios y su independencia además de para ofrecer una vía de rectificación a los errores cometidos en la última etapa del Gobierno: Cataluña y desprecio por el discurso político.
Cospedal se despidió con elegancia la misma noche en que las urnas le dejaron en tercer lugar. Tomó la palabra en la sede de Génova en el mismo orden que le habían dejado los votos de los militantes inscritos, antes que Casado y Sáenz de Santamaría y después de José Ramón García Hernández y José Manuel García-Margallo. "No aspiro a ningún cargo de responsabilidad", sentenció además de recordar a los dos aspirantes en liza que el 26 por ciento de los militantes que le habían expresado su apoyo y los notables de la organización que se habían decantado por ella tenían que ser tenidos en cuenta.
La secretaria general fue la primera que puso sus fuerzas en Castilla-La Mancha y su capacidad de influencia en el resto de España al servicio de Feijóo para que se animara a entrar en la liza por la presidencia del partido. Cuando se presentó a la carrera también ofreció a Casado que le acompañara como número dos en la futura candidatura. No le salió ninguna de las apuestas y, una vez más, cargó con las paradojas que le persiguen durante su carrera.
Encelada en hacer compatibles todos sus cargos y mantener la secretaría general, Cospedal cargó con el desgaste de hacer frente al caso Bárcenas pese a ser quien había promovido, hasta donde le dejaron y en los plazos que le permitieron, la expulsión del gerente y tesorero. Cuando Rajoy quitaba, ponía, ascendía o reforzaba el equipo de dirección del partido con dirigentes ajenos, o incluso adversarios de la secretaria general (el último Fernando Martínez-Maíllo), alguno de sus fieles le sugirió que dimitiera del cargo en Génova. No lo hizo. En las dos últimas semanas cargó con la imagen más negativa de ser la precandidata del aparato mientras los miembros del aparato de toda la vida, más los más nuevos, trabajaban para los otros competidores, sin excepción, aunque con distinto grado de disimulo. Eran los casos de Javier Arenas, Javier Maroto, Andrea Levy, o el propio Maíllo.
Cospedal cargó con el desgaste de hacer frente al caso Bárcenas pese a ser quien había promovido la expulsión del gerente y tesorero
Los partidarios de Cospedal aseguran ahora que, si Casado aguanta las presiones internas y externas al partido en beneficio de Sáenz de Santamaría para que se retire de la carrera sucesoria, están dispuestos a apoyarle hasta el final en la tarea de convencer a los compromisarios. Sería la última apuesta por la paradoja, colaborar en dar la presidencia del partido al penúltimo 'becario' que le puso Rajoy en Génova y que le acaba de dejar fuera en la primera fase de la eliminatoria ideada por Martínez-Maíllo para contentar a Cifuentes.
La secretaria general del PP se prepara para seguir los pasos de Rajoy y de su antecesor en el cargo, Ángel Acebes, para demostrar que no necesita la política para vivir. Abogada del Estado desde 1991, Cospedal se vuelve a ejercer su profesión en la empresa privada y, según dicen sus fieles, ya puede tener una oferta muy interesante.
María Dolores de Cospedal se dispone a seguir los pasos de su jefe, Mariano Rajoy, y dejará la política activa después del congreso del PP del día 21 de julio para dedicarse a la actividad profesional en el ámbito privado. Solo falta por concretar la fecha del anuncio, que sus partidarios lo empiecen a digerir y, lo primero, que se aclare si habrá batalla o no en la segunda vuelta para la sucesión en la presidencia del partido entre Soraya Sáenz de Santamaría y Pablo Casado.
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