El secretismo con los compromisarios y el voto en urna abonan el duelo Soraya-Casado
La organización del congreso se resiste a publicar la lista de los 2.622 electos, aunque en cada provincia y localidad sean conocidos y los candidatos tendrán acceso a esos datos
La segunda y definitiva vuelta en la carrera por la presidencia del Partido Popular puede desarrollarse con la misma incertidumbre, e incluso más que la primera. Los organizadores del congreso se resisten a hacer pública la lista de los 2.622 compromisarios electos, aunque en cada provincia y localidad serán conocidos y los candidatos (Soraya Sáenz de Santamaría y Pablo Casado) tendrán acceso a esos datos. Después, la votación secreta en la asamblea, en urna, permitirá a cado uno de los representantes de la militancia pronunciarse sin quedar retratado.
El voto directo de los afiliados a los precandidatos no equivale al de compromisarios, según insisten en la dirección del partido para desmontar las primeras especulaciones de trasvase de apoyos que fomentan los equipos de los propios aspirantes, tanto el de la exvicepresidenta del Gobierno como el del vicesecretario general. De hecho, como recuerdan los veteranos, buena parte de los compromisarios acabarán por decantarse por quien crean que va a ganar.
Las mismas fuentes reconocen que solo en los casos de los representantes de los afiliados de Galicia y de Castilla-La Mancha (y no de todas las provincias) se puede dar por hecho que acuden casi en bloque al congreso y con disciplina asegurada de voto, los primeros a las órdenes de Alberto Núñez Feijóo y los segundos a las de María Dolores de Cospedal.
En el resto de España cualquier cálculo de apoyos es una mera elucubración, según insisten en la sede de Génova con el ejemplo en la mano de los primeros nombres de compromisarios concretos. En Madrid se impuso Casado con claridad, pero entre las localidades de la periferia más proclives al vicesecretario hay varias de tres representantes electos (concejales) con manifiesta simpatía a cada uno de los tres contrincantes de la primera vuelta.
Para complicar aún más el panorama en Madrid, aunque los partidarios de Casado aseguran que el 90 por ciento de los 207 compromisarios apoyarán a su candidato en el congreso, resulta que el choque en las bases se ha registrado entre los seguidores del vicesecretario y los antiguos "cifuentistas" apuntados al sector de Cospedal. Los consejeros del presidente autonómico, Ángel Garrido, barridos en las urnas, no serán compromisarios.
El segundo clasificado en la primera ronda, a menos de tres puntos de la exvicepresidenta, apuesta directamente por el trasvase de compromisarios
El equipo de Sáenz de Santamaría, volcado en pactar con Casado para presentarse en el congreso al frente de una candidatura "de consenso" y evitar el pulso, considera que el hecho de haber quedado su jefa como la más votada en la mitad de las 60 circunscripciones le otorga una clara ventaja en el recuento de compromisarios. Como si todos los electos por cada provincia fueran a decantarse por la exvicepresidenta y no pudieran seguir con Casado o pasarse de Cospedal a las filas del vicesecretario.
El segundo clasificado en la primera ronda, a menos de tres puntos de la exvicepresidenta, apuesta directamente por el trasvase de compromisarios. Destaca que una amplia mayoría del partido, el 63 por ciento de los militantes inscritos, prefieren una alternativa distinta a Sáenz de Santamaría y que el 28 por ciento que se decantó por Cospedal y los otros aspirantes menores están en sintonía con sus posiciones políticas y no con las de su oponente.
Fuera de los equipos de los dos contendientes en el aparato nacional del partido, y en buena parte de los regionales, predomina ya el hartazgo con el proceso de elección y prefieren que al congreso se presente una sola candidatura "de integración completa, también de los que han apoyado a Cospedal". Ya lo iban a pedir, pero la irrupción de Casado y la derrota de la secretaria general complica la reconciliación previa al congreso.
El vicesecretario parece firme en su proyecto para ganar en la segunda vuelta: tiene margen de sobra para sumar nuevos apoyos entre los compromisarios y ha demostrado que se sabe mover entre las bases. Y como dicen sus partidarios, "cuanto más le presionen para que se retire, más se reafirmará en su objetivo: llegar hasta el final y dirigir él luego la integración de todos bajo su presidencia".
La segunda y definitiva vuelta en la carrera por la presidencia del Partido Popular puede desarrollarse con la misma incertidumbre, e incluso más que la primera. Los organizadores del congreso se resisten a hacer pública la lista de los 2.622 compromisarios electos, aunque en cada provincia y localidad serán conocidos y los candidatos (Soraya Sáenz de Santamaría y Pablo Casado) tendrán acceso a esos datos. Después, la votación secreta en la asamblea, en urna, permitirá a cado uno de los representantes de la militancia pronunciarse sin quedar retratado.