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Alberto, el padre coraje que viajó a la selva para rescatar a su hija de una secta
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Alberto, el padre coraje que viajó a la selva para rescatar a su hija de una secta

La policía peruana detuvo ayer al líder de la secta que se había llevado a Patricia Aguilar a 600 kilómetros de Lima después de que la Fiscalía lo investigara por trata de seres humanos

Foto: Patricia Aguilar. (Facebook)
Patricia Aguilar. (Facebook)

Patricia Aguilar cumplió 18 años en diciembre de 2016. Unos días después, el 7 enero de 2017, recogió muy bien su habitación y se marchó mientras sus padres dormían la siesta. Al levantarse, su madre (Rosa María) le escribió para ver dónde estaba. La joven le respondió que estaba en la casa de campo de unos amigos y que dormiría allí esa noche. A la mañana siguiente, Alberto, su padre, se dio cuenta de que faltaba dinero en casa. Telefoneó a su hija pero solo conseguía mantener con ella conversaciones cortas y con mal sonido. Así estuvo todo el día. Se ofreció a ir a por ella a la casa de campo, pero ella rechazó la oferta porque —según dijo— alguien iría a por ella. Luego se apagó el teléfono. Solo recibieron un mensaje que les decía que estaba bien y que les llamaría "en horas".

Semanas después, la Policía reconstruyó la verdad. Patricia les dijo a sus padres que estaba con unos amigos en una casa de campo cuando en realidad se encontraba viajando en tren hacia Murcia. Allí cogió un taxi y fue a un hotel. Al día siguiente, cogió el tren de vuelta, fue a casa de su abuela a escondidas y cogió las maletas que había guardado allí previamente. Luego viajó al aeropuerto de Alicante, cogió un vuelo a Madrid y posteriormente otro desde Barajas hasta Lima, donde aterrizó el 9 de enero.

Foto: Patricia Aguilar, la joven desaparecida, ha negado su vinculación con la secta Gnosis.

En ese momento, sin embargo, los padres no conocían la verdad. Detectaron entonces a través del móvil que su hija se encontraba en Perú, por lo que decidieron entran a su habitación para ver si encontraban el motivo por el que había tomado la decisión de volar tan lejos. Encontraron entonces notas, dibujos, un formulario de matrimonio en Perú y mucha documentación sobre la secta Gnosis. Recopilaron todo y lo adjuntaron a la denuncia que interpusieron ante el Juzgado de Instrucción número 1 de Elche, que empezó a investigar tanto la desaparición de la joven como al propio clan religioso filosófico que supuestamente estaba reteniendo a la chica, según relata la abogada de SOS Desaparecidos Maite Rojas, que ha ejercido como representante legal de la familia.

La historia de la chica y su posible adhesión a la mencionada secta apareció en los medios de comunicación gracias a SOS Desaparecidos y a la disponibilidad de Alberto para moverse y cerrar entrevistas tanto en España como en Perú. Los padres comenzaron entonces a recibir llamadas de gente que creía haber visto a la joven por medio mundo. En una ocasión, les telefonearon diciendo que Patricia estaba en el aeropuerto de Santiago de Chile en unas condiciones deplorables, visiblemente drogada y en mal estado. Los informantes, que viajaban en el mismo vuelo que la chica, incluso les enviaron fotos. Era ella sin duda.

placeholder Patricia, en la selva donde ha sido encontrada. (Facebook)
Patricia, en la selva donde ha sido encontrada. (Facebook)

El 3 de julio del año pasado, la chica reaccionó y habló por teléfono en directo durante 'El programa de Ana Rosa'. Ahí dijo que estaba bien, que se fue voluntariamente, que se llevaba mal con sus padres y por eso quería marcharse, y que ahora trabajaba en una oenegé llamada Acoracom. Los progenitores, que estaban en ese momento en el plató, no pudieron hablar con ella, porque la chica no quiso. Sí vieron que su hija actuaba de forma muy rara. Hoy, Rojas asegura a El Confidencial que sus padres no se llevaban mal con su hija.

A pesar de aquel duro episodio, Alberto y Rosa María no se dieron por vencidos. Lograron demostrar que la sede de aquella supuesta oenegé estaba en un edificio abandonado y descubrieron que Patricia estaba conviviendo con Steven Manrique, el líder de una de las ramas de Gnosis, con otras dos mujeres jóvenes y con cuatro niños pequeños, tres de una de las chicas y uno de la otra. Alberto viajó a Lima a hablar con los medios y difundir la historia de su hija. Consiguió que la embajada llamara a su hija para regularizar su situación, pero Patricia no apareció.

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La policía peruana cursó entonces una orden de búsqueda internacional, recuerda Rojas. Alberto también entró en contacto con los padres de las otras dos chicas que estaban con Manrique y siguió moviendo el caso por todos los medios que pudo. Luego regresó a España, pero no para abandonar la causa. Siguió en contacto con la policía de Lima y de hecho sintió la necesidad de regresar para volver a impulsar la búsqueda. Lo hizo hace un mes. Junto a los familiares de las otras dos chicas, trató de reconstruir los pasos que habían seguido las tres víctimas.

Foto: Patricia Aguilar, la joven desaparecida, ha negado su vinculación con la secta Gnosis

Habló con testigos y descubrió que estos habían escuchado gritos, golpes y otros indicios de violencia. Esto permitió a la policía y a la Fiscalía peruanas iniciar un procedimiento por trata de seres humanos. Los agentes comenzaron hace dos semanas una intensa búsqueda de Patricia y las otras dos chicas por los sitios más recónditos que indicaban las pistas que iban obteniendo. Finalmente, localizaron al clan a 600 kilómetros de Lima. Allí estaba Manrique con las dos jóvenes peruanas. A 45 minutos habían dejado a Patricia sola junto a los cuatro menores y su hijo, un bebé de apenas cinco semanas que la chica había tenido a finales de mayo. Vivía en medio de la selva, en una zona frecuentada por los narcotraficantes, con los cinco niños a su cargo.

La policía peruana se trasladó hasta las dos localizaciones y ayer detuvo a Manrique y rescató a las tres mujeres y a sus hijos. Todos llegaron ayer mismo a las cuatro de la tarde, hora española, a Lima, donde esperaba el padre de Patricia. Alberto vio a su hija de lejos. Al cierre de esta edición, aún no había conseguido estar con ella, aunque esparaba hacerlo en cualquier momento.

Patricia Aguilar cumplió 18 años en diciembre de 2016. Unos días después, el 7 enero de 2017, recogió muy bien su habitación y se marchó mientras sus padres dormían la siesta. Al levantarse, su madre (Rosa María) le escribió para ver dónde estaba. La joven le respondió que estaba en la casa de campo de unos amigos y que dormiría allí esa noche. A la mañana siguiente, Alberto, su padre, se dio cuenta de que faltaba dinero en casa. Telefoneó a su hija pero solo conseguía mantener con ella conversaciones cortas y con mal sonido. Así estuvo todo el día. Se ofreció a ir a por ella a la casa de campo, pero ella rechazó la oferta porque —según dijo— alguien iría a por ella. Luego se apagó el teléfono. Solo recibieron un mensaje que les decía que estaba bien y que les llamaría "en horas".

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