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Chupinazo de Sanfermines: sin ikurriña en el balcón y sin camisetas negras en la plaza
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se coloca un mástil vacío en lugar de la bandera vasca

Chupinazo de Sanfermines: sin ikurriña en el balcón y sin camisetas negras en la plaza

El ayuntamiento opta por no colocar la bandera vasca durante el chupinazo lanzado por el grupo musical Motxila 21 porque "no se dan las condiciones de seguridad en el ámbito jurídico"

Foto: La alegría estalla con el chupinazo. (EFE)
La alegría estalla con el chupinazo. (EFE)

En una fiesta en la que hay mucho de todo, el inicio de los Sanfermines de 2018 ha estado protagonizado de forma significativa por las ausencias. No ha habido ikurriña en el balcón consistorial durante el chupinazo ni tampoco camisetas negras en la plaza, tal y como habían solicitado a través de las redes socialesdiferentes colectivos feministas para protestar contra las decisiones judiciales que afectan a La Manada dentro de una iniciativa que no contaba con el respaldo de las asociaciones de mujeres de Navarra y de los movimientos populares de la Comunidad Foral. Todos de blanco, como manda la tradición. Sí ha habido camisetas moradas, pero por una reivindicación ajena a cualquier mensaje feminista: la del culto al calimocho y a la sangría por los aires que tiñe de este color la plaza.

[Así fue el tercer encierro de San Fermín 2018]

La polémica del arranque festivo de 2017, con la decisión del Gobierno municipal de colocar la ikurriña a las puertas del chupinazo para burlar las posibles medidas cautelares de la Justicia, ha desaparecido de la fotografía de este año, dando paso a la fiesta con mayúsculas con el chupinazo lanzado por dos integrantes de Motxila 21, el grupo musical de la Asociación de Síndrome de Down de Navarra. En todo caso, el alcalde, Joseba Asiron (EH Bildu), ha querido que de algún modo el espíritu de la ikurriña estuviera presente en el balcón consistorial y ha dejado un mástil vacío, el preferencial, para representar "todas las identidades reprimidas y proscritas" en la ciudad. De esta forma, ondean en el Ayuntamiento de Pamplona la bandera de España, la de Navarra, la de Pamplona y la Europea. Se repite así la escena que ya se vivió en 2016, cuando el consistorio dejó vacío el mástil reservado a la enseña vasca. En cambio, en los años 2015 y 2017 el alcalde sí decidió colocar la ikurriña.

placeholder Ikurriñas y pancartas de apoyo a los presos de ETA y a los agresores de Alsasua en la plaza en el inicio de los Sanfermines. (EFE)
Ikurriñas y pancartas de apoyo a los presos de ETA y a los agresores de Alsasua en la plaza en el inicio de los Sanfermines. (EFE)

Y si la ikurriña no ha estado presente en el chupinazo no ha sido por falta de ganas, sino por la amenaza judicial, después de que los tribunales fallaran en abril que el ayuntamiento "carece de cobertura legal" para hacer ondear la bandera vasca por ser una actuación "disconforme con el ordenamiento jurídico". "No se daban las condiciones de seguridad a nivel jurídico", ha reconocido el regidor 'abertzale', que ha afirmado que la actuación judicial "nos obliga a ser muy prudentes". En todo caso, Asiron no ha desaprovechado los prolegómenos del arranque festivo para arremeter contra el "chaparrón de sentencias judiciales en todos los ámbitos" en contra de los intereses de la ciudad y que hace que esté "desbordada" la "capacidad de asombro" de la ciudadanía. "No concebimos que en la Navarra del siglo XXI se puedan prohibir banderas", ha censurado.

Bronca en Pamplona

Asiron ya había dejado constancia el día previo al arranque festivo que no iba a izar la ikurriña tras el veto judicial. Informó que no se colocaría la ikurriña "sobre todo, por una cuestión fundamental, que es que existe sobre la mesa una amenaza de índole jurídico". "Como comprenderéis, en el entorno de sentencias judiciales que estamos conociendo nos preocupa muchísimo", aseveró. Y en la línea del mensaje que ha transmitido esta mañana, señaló que el mástil vacío representa "esas identidades proscritas, esas identidades que todavía hoy no pueden verse reconocidas en el ayuntamiento".

En ausencia de la ikurriña en el balcón consistorial, las banderas del País Vasco han estado presentes en la plaza, donde no han faltado tampoco pancartas en apoyo a los ocho jóvenes de Alsasua condenados a entre dos y trece años de prisión por agredir a dos guardias civiles y sus parejas, a favor de los presos de ETA o de la independencia de Navarra. Al ayuntamiento han sido invitados a presenciar el inicio festivo familiares de los jóvenes de Alsasua, que han portado camisetas reivindicativas para reclamar su "libertad" y que se "deje en paz" a este pueblo navarro.

La protesta contra las decisiones judiciales sobre La Manada se ha evidenciado con una gran pancarta con el lema "Esta justicia es una mierda"

La reivindicación en la calle también ha 'salpicado' a la Audiencia de Navarra por exonerar a los cinco miembros de La Manada de un delito de agresión sexual -han sido condenados a nueve años de prisión por abuso sexual con prevalimiento- y su posterior decisión de ponerles en libertad provisional a la espera de sentencia firme. La protesta se ha evidenciado con una gran pancarta con el lema "Esta justicia es una mierda".

El llamamiento a unas fiestas sin agresiones sexistas ha sido una constante en los discursos de la clase política e institucional. El mensaje está muy presente en la calle y numerosas personas portan el pin de una mano roja que se ha convertido en el símbolo de la lucha contra los delitos sexuales durante los Sanfermines. Las manos rojas están por todos los rincones: en taxis, camiones de la basura, marquesinas, puntos estratégicos de la ciudad... Las instituciones han puesto especial énfasis en la concienciación para evitar que se den casos de abusos o agresiones sexuales. Se ha visto un gesto en la plaza que lo dice todo. Una mujer con la camiseta empapada de sangría y que dejaba adivinar sus atributos se ha subido a los hombros de un varón e inmediatamente han aparecido varios policías de paisano que le han 'invitado' a bajarse. Todo en pos de la concienciación ciudadana.

Chupinazo en favor de la diversidad

Reivindicación en la calle y también con el propio chupinazo. Los integrantes Motxila 21 Ibai Ganuza y Leire Zabalza han prendido la mecha festiva lanzando al mundo un mensaje en favor de la diversidad. Los representantes de este grupo musical formado por 12 chavales con síndrome de Down y nueve voluntarios, que ha sido seleccionado para protagonizar el inicio festivo por votación popular, no cabían en sí de gozo. Estaban emocionados, desbordados, abrumados.... y también nerviosos. Daba la sensación de que en algún momento se iban a desmayar de la emoción (también influía el calor concentrado entre las paredes del ayuntamiento). Muy sentido ha sido el abrazo que les ha dado Asiron momentos antes de aparecer en el balcón consistorial ante una multitud deseosa de fiesta.

placeholder Miles de personas festejan el inicio de las fiestas. (EFE)
Miles de personas festejan el inicio de las fiestas. (EFE)

"Pamplonesas, pamploneses, irundarrak, viva San Fermín, gora San Fermín". Sus palabras han desatado el júbilo en la abarrotada plaza, donde desde primera hora de la mañana ha habido mucho de todo. Mucha fiesta, mucha felicidad, mucho alcohol (en el cuerpo y por los aires), muchos 'selfies', muchos litros desparramados sobre los periodistas (de esto muy pocos se libran)... y mucho extranjero (se hace cada vez más difícil encontrar a grupos originarios de Pamplona entre la multitud). Ahora, consumidos los primeros instantes festivos, queda mucho-mucho por delante en estos nueve días de fiesta ininterrumpida. O, lo que es lo mismo, 216 horas de fiesta continua. Casi nada.

En una fiesta en la que hay mucho de todo, el inicio de los Sanfermines de 2018 ha estado protagonizado de forma significativa por las ausencias. No ha habido ikurriña en el balcón consistorial durante el chupinazo ni tampoco camisetas negras en la plaza, tal y como habían solicitado a través de las redes socialesdiferentes colectivos feministas para protestar contra las decisiones judiciales que afectan a La Manada dentro de una iniciativa que no contaba con el respaldo de las asociaciones de mujeres de Navarra y de los movimientos populares de la Comunidad Foral. Todos de blanco, como manda la tradición. Sí ha habido camisetas moradas, pero por una reivindicación ajena a cualquier mensaje feminista: la del culto al calimocho y a la sangría por los aires que tiñe de este color la plaza.

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