Iglesias, el mediador: del movimiento contra la globalización al diálogo Sánchez-Torra
Iglesias defendía ante la dirección del partido: "Hemos logrado convertirnos en interlocutores válidos, serios y respetados con quienes era necesario hablar para impulsar una moción"
"Mi voluntad es ayudar a que haya un clima de entendimiento entre el Gobierno español y las fuerzas políticas catalanas. Que el diálogo y las vías democráticas sean los que guíen las políticas que gestionan el conflicto en Cataluña", explicaba este miércoles el líder de Podemos, Pablo Iglesias, respecto a la reunión que mantendrá el próximo lunes en el Palau de la Generalitat con el 'president', Quim Torra, para asfaltar el camino a Pedro Sánchez. El presidente del Gobierno tiene previsto reunirse con Torra el 9 de julio, después de que este se vea con Iglesias, aunque podrían coincidir este viernes en Tarragona, si el 'president' asiste a la inauguración de los Juegos del Mediterráneo.
La misma dinámica que se siguió durante la moción de censura. En los días previos a su celebración, Iglesias entabló conversaciones con los diferentes grupos nacionalistas e independentistas del Congreso para abrir paso al PSOE, facilitando la interlocución y, finalmente, sus imprescindibles apoyos de cara al éxito de la moción de censura que propició la salida del anterior Ejecutivo del PP.
Además de Torra, Iglesias mantuvo conversaciones telefónicas con Carles Puigdemont o el líder del PNV, Andoni Ortuzar. El Euzkadi Buru Batzar mostró resistencias hasta escasas horas antes de la moción de censura. Motivo por el que Iglesias realizó un último movimiento que muchos analistas políticos tildan de determinante para recabar los cinco votos a favor del PNV: mostrar que no iba de farol al comprometerse públicamente, si Sánchez no ganaba la moción, a presentar una segunda con las firmas de Podemos para secundar la idea de Ciudadanos de cara a disolver las Cortes y convocar elecciones. Conjugaba así dos de las tres cuestiones que pretendían evitar los 'jeltzales': Ciudadanos y elecciones anticipadas. La tercera de ellas, relativa a los Presupuestos, corrió por cuenta de Sánchez.
En este último año, hemos sabido trabajar nuestras relaciones con otras formaciones sin renunciar nunca a nuestra coherencia y a nuestros principios
El papel de Iglesias como intermediador se reivindicó ya el pasado viernes, 24 horas después de su discreto encuentro con Pedro Sánchez en La Moncloa, durante la última reunión del máximo órgano de dirección de Podemos, el Consejo Ciudadano Estatal. Una mención nada casual, y que se realizó tanto en clave externa, para dar pistas de lo que estaba por venir, como en clave interna, para reivindicar una estrategia territorial que generó fricciones internas por los reveses electorales que les ocasionó, incluso en los propios comicios catalanes. Los 'comuns', encabezados por Xavier Domènech, pasaron de 11 a ocho escaños y no alcanzaron la ansiada llave de gobierno para "desbloquear" el Parlament.
"En este último año, hemos sabido también trabajar nuestras relaciones con otras formaciones políticas sin renunciar nunca a nuestra coherencia y a nuestros principios como formación; aun en los momentos más duros y difíciles fuimos capaces de ser coherentes con lo que siempre hemos planteado y, con ello, hemos logrado convertirnos en interlocutores válidos, serios y respetados con quienes era necesario hablar para impulsar una moción", según recoge el informe político del secretario general. El punto de inflexión de estos planteamientos se sitúa en la Declaración de Zaragoza, "que impulsamos en los momentos más complicados" y a la que se le da una notoria importancia "para hacer posible la reciente moción de censura".
Ahora, Iglesias pretende dar un paso más. El objetivo de la formación pasa por contribuir a la consolidación en el Congreso del bloque de la moción de censura, tanto para implantar una agenda social como para sacar adelante unos Presupuestos con más gasto.
La denominada Declaración de Zaragoza surgió de un encuentro en el que, entre otros, participaron ERC, PNV y PDeCAT, y se celebró en la capital aragonesa una semana antes del referéndum del 1-O. Se bautizó como una "asamblea por la democracia y la fraternidad" de parlamentarios y alcaldes, inspirada en la Asamblea de Parlamentarios que en 1917 lideró Francesc Cambó, reclamando elecciones constituyentes y el fin del régimen de la Restauración sustentado en la Constitución. El encuentro se cerró con una declaración firmada por los representantes de los partidos presentes con dos únicos puntos que, por un lado, exigían diálogo y soluciones democráticas y, por otro, poner fin a la situación de "excepcionalidad".
Ya en sus años de activismo, Iglesias actuaba como enlace con la coordinadora internacional de los movimientos antiglobalización People Global Action
El PSOE se descolgó de la cita impulsada por Podemos, lo que supuso la primera crisis entre ambas formaciones desde la vuelta de Sánchez a la secretaría general de su partido. Iglesias tildaba de "valiente" esta declaración en su último informe político presentado al Consejo Ciudadano Estatal. Acto seguido, añadía que facilitó el camino para "hablar con todo el que hicera falta hablar para que la oportunidad que se abría —con la moción de censura— no fracasara, incluso aunque el PSOE, por momentos, daba señales de no tener intención de moverse políticamente lo suficiente para que la moción triunfara".
Un mes antes de aquella asamblea de parlamentarios, Iglesias mantuvo una cena secreta con el entonces 'vicepresident' de la Generalitat, Oriol Junqueras. Al encuentro, celebrado en la casa del empresario de la comunicación Jaume Roures en Barcelona, acudieron el líder de los 'comuns', Xavier Domènech, la secreteria general de los republicanos, Marta Rovira, y el empresario catalán Oriol Soler, que ha actuado como asesor informal de Puigdemont. Con este último, Iglesias llevaba ya meses trabajando su relación. Tampoco faltaron ocasiones para verse con el 'expresident' Artur Mas.
El papel de interlocutor no es nuevo para Pablo Iglesias. Ni siquiera se circunscribe a su actividad parlamentaria en Podemos. Ya en sus años de activismo en los movimientos alterglobalización, un joven Iglesias actuaba como enlace con las organizaciones hermanas del Movimiento de Resistencia Global (MRG) en otros países, así como con la coordinadora internacional de los movimientos por una globalización alternativa People Global Action (PGA). Una época en la que apenas contaba con 20 años, tenía media cuarta más de coleta y varios pendientes en cada oreja. Unos años en los que compartió teoría y práctica política con los militantes más destacados del movimiento antiglobalización en países como Grecia, Alemania, Francia y, sobre todo, Italia. Iglesias siempre quiso ser dirigente antes que gobernante.
"Mi voluntad es ayudar a que haya un clima de entendimiento entre el Gobierno español y las fuerzas políticas catalanas. Que el diálogo y las vías democráticas sean los que guíen las políticas que gestionan el conflicto en Cataluña", explicaba este miércoles el líder de Podemos, Pablo Iglesias, respecto a la reunión que mantendrá el próximo lunes en el Palau de la Generalitat con el 'president', Quim Torra, para asfaltar el camino a Pedro Sánchez. El presidente del Gobierno tiene previsto reunirse con Torra el 9 de julio, después de que este se vea con Iglesias, aunque podrían coincidir este viernes en Tarragona, si el 'president' asiste a la inauguración de los Juegos del Mediterráneo.