El voto directo de los militantes, baza de Santamaría para medirse con el 'aparato'
Las opciones de la exvicepresidenta se basan en presentarse ante las bases como figura de renovación generacional, mujer en plena ola de feminismo y con escaño en el Congreso
El sistema de doble urna que el Partido Popular estrenará en su congreso extraordinario del 20 de julio para elegir al nuevo presidente nacional es el factor de incertidumbre añadida en la sucesión de Mariano Rajoy. Los acuerdos del 'aparato' de la sede de Génova y los regionales sobre una candidatura tendrán una traslación casi automática en la elección de compromisarios, pero no en la votación directa de los militantes sobre los nombres de los aspirantes. Es la baza de Soraya Sáenz de Santamaría si se decide a dar el paso frente a los partidarios de Alberto Núñez Feijóo y su posible alianza con los fieles a la secretaria general, María Dolores de Cospedal.
En fuentes del PP reconocen que los previsibles 'precandidatos' han empezado a tantear sus fuerzas y alianzas en conversaciones discretas que empiezan a trasladarse hasta las direcciones provinciales del partido, pendientes en primer lugar de que el presidente de la Xunta de Galicia mueva ficha. "El grueso de los compromisarios, como siempre, seguirá las directrices de las direcciones regionales, pero en la urna de los precandidatos el resultado será incierto", admiten hasta en la sede de Génova.
El PP nacional estrena el sistema de elección de doble urna solo probado hasta ahora en ámbitos locales. Entre el lunes y el miércoles próximos se tienen que formalizar las candidaturas a la presidencia sin más requisitos que contar con 100 avales de los militantes. Los afiliados se pronuncian, por un lado, sobre sus preferencias entre los distintos aspirantes y, por otro, eligen a los compromisarios que asistirán al congreso y que en última instancia son los que deciden quién será el próximo jefe.
Pero si en la primera urna un precandidato ya 'barre' a su oponente, consigue más del 50 por ciento de los votos de los inscritos, o es el preferido en más del 50 por ciento de las 60 circunscripciones electorales, o bien obtiene una diferencia de al menos 15 puntos sobre el segundo, se convertirá automáticamente en candidato único, y por tanto en ganador del congreso. Sin esos requisitos son los compromisarios los que deciden entre los dos mejor colocados.
Los partidarios de Núñez Feijóo le defienden como aspirante con el máximo predicamento en el partido, avalado en las urnas por sus mayorías absolutas en Galicia y figura de renovación absoluta ante el equipo saliente del Gobierno y sus principales errores de gestión: Cataluña y lo que califican como "ausencia de discurso político".
Los apoyos de Santamaría están en parte de la dirección del PP en el Congreso, en el País Vasco con Alfonso Alonso, Moreno "y poco más"
Alrededor de la teoría de que es mejor una candidatura única (con Feijóo aunque no lo digan abiertamente) están ya unidos el 'aparato' tradicional de Génova y los incondicionales de María Dolores de Cospedal, tanto en la sede nacional como en Castilla-La Mancha, la Comunidad Valenciana, Madrid o las provincias andaluzas que no controla Juan Manuel Moreno.
Ante ese teórico frente del 'aparato' en general, los apoyos de Sáenz de Santamaría están en parte de la dirección del Grupo Popular en el Congreso, en el País Vasco con Alfonso Alonso al frente, Moreno "y poco más", según sus detractores.
Las opciones de la exvicepresidenta se basan más en el voto directo de los militantes, ante los que puede presentarse como figura de renovación generacional, aportar el hecho de que es mujer en plena ola de feminismo, su contrastada capacidad para hacer campañas electorales y debates, su buena imagen en los medios de comunicación y contar con escaño en el Congreso.
En medios del PP insisten en que la verdadera clave del proceso electoral la tienen los secretarios provinciales y los alcaldes, como referentes para los militantes de base por encima de las apuestas de los 'aparatos' regionales. Ponen el ejemplo de Andalucía, donde los afiliados votarían indistintamente a Feijóo o Santamaría hasta hacer tablas en ambas urnas.
"Si se presenta puede pasar a las votaciones del congreso, pero también tendrá que pensar si se quiere arriesgar después a una severa derrota cuando voten los compromisarios". Es lo que comentan sobre Sáenz de Santamaría los partidarios de la "candidatura de consenso" que prefieren que la exvicepresidenta asuma la responsabilidad de ser el cartel electoral del PP en Madrid, Ayuntamiento o Comunidad, en las próximas elecciones municipales y autonómicas de mayo.
Todo el diseño de reparto de influencias internas se vendría abajo si Feijóo no confirmara que da el paso de optar a la presidencia del partido y dejara el campo libre para la competencia directa entre Sáenz de Santamaría y María Dolores de Cospedal. Por eso, el 'aparato' de Génova está empeñado en garantizar al presidente de la Xunta una victoria clara, y con toda la organización a su servicio, con el fin de evitar una guerra civil interna como las del PSOE desde que se fue Felipe González.
El sistema de doble urna que el Partido Popular estrenará en su congreso extraordinario del 20 de julio para elegir al nuevo presidente nacional es el factor de incertidumbre añadida en la sucesión de Mariano Rajoy. Los acuerdos del 'aparato' de la sede de Génova y los regionales sobre una candidatura tendrán una traslación casi automática en la elección de compromisarios, pero no en la votación directa de los militantes sobre los nombres de los aspirantes. Es la baza de Soraya Sáenz de Santamaría si se decide a dar el paso frente a los partidarios de Alberto Núñez Feijóo y su posible alianza con los fieles a la secretaria general, María Dolores de Cospedal.