Es noticia
Javier Zarzalejos: "La dispersión de presos de ETA debe mantenerse salvo excepciones"
  1. España
EXSECRETARIO DE LA PRESIDENCIA Y MANO DERECHA DE AZNAR

Javier Zarzalejos: "La dispersión de presos de ETA debe mantenerse salvo excepciones"

Depositario de los secretos de La Moncloa entre 1996 y 2004 y enviado por Aznar a 'contactar' con ETA en 1999, Zarzalejos repasa sus experiencias en la sede del Gobierno

Foto: El director de FAES, Javier Zarzalejos, en una imagen de archivo. (EFE)
El director de FAES, Javier Zarzalejos, en una imagen de archivo. (EFE)

Javier Zarzalejos (Bilbao, 1960) es depositario de los secretos de La Moncloa entre 1996 y 2004, como secretario general de la Presidencia con José María Aznar; casa que ya conocía de sus tiempos de 'fontanero' de base, cuando el inquilino era Felipe González y él dependía de Javier Solana, Alfredo Pérez Rubalcaba o Miguel Gil. Es también un experto en la lucha antiterrorista desde la política, miembro del equipo 'de contacto' que el jefe del Ejecutivo nombró en 1999 para averiguar si ETA estaba dispuesta a dejar de matar y luego muñidor del pacto antiterrorista.

Zarzalejos publica ahora un libro ("No hay ala oeste en La Moncloa", de Ediciones Península) en el que hace un repaso de sus experiencias en las cocinas del poder, desde donde asistió, asesoró o aconsejó en la Moncloa en episodios como los pactos con el PNV o la CiU de Jordi Pujol, el pacto de Estella, la guerra de Irak, el 11-M o el nombramiento de Rajoy como sucesor de Aznar o el aterrizaje del "buenismo" de José Luis Rodríguez Zapatero en el Gobierno.

Según Zarzalejos, la política penitenciaria de la etapa del PSOE más el cumplimiento íntegro de penas aplicado por el PP fueron fundamentales

Con la autoridad de la experiencia y el conocimiento directo de los mecanismos del Estado, el hoy secretario general de Faes opina fuera de los parámetros de las direcciones de los partidos y apunta a los orígenes de algunos de los males que marcan la actualidad política, como cuando Pujol anunció en 2002 que el nacionalismo catalán iba a romper con el marco constitucional. Después de la última operación de propaganda de ETA escenificada en Francia, Zarzalejos advierte que no tiene más fin que beneficiar a a Bildu como administradora del legado de la banda y no cree que haya llegado el momento de poner a la política de dispersión de los presos terroristas que inauguró un Gobierno socialista con el ministro Enrique Múgica al frente.

Según Zarzalejos, esa política penitenciaria de la etapa del PSOE más el cumplimiento íntegro de penas aplicado por el PP y el pacto antiterrotista en su conjunto fueron fundamentales en la derrota policial y política de la banda. "La dispersión tiene que mantenerse y los acercamientos ser contadísimos, excepcionales. En esta materia todo debe ser individualizado al máximo para casos de arrepentidos que colaboran con la Justicia y tienen en cuenta la satisfacción de las víctimas", dice quien fue el encargado de reunirse en Suiza en 1999, ​junto con Pedro Arriola y Ricardo Martí-Fluxá, con los representantes de la ETA de la época.

Foto: Concentración por el acercamiento. (EFE)

Con el Pacto de Estella los partidos nacionalistas interpretaron que la banda quería dejar el terrorismo para que esos mismos partidos se ocuparan de dirigir su particular proceso separatista, pero el exsecretario de la Presidencia recuerda que en sus 'contactos' lo que se constató es que la banda no quería dejarlo "sino dirigir, y con las pistolas en la mano". También asegura que el gabinete de Aznar nunca manejó la posibilidad de aplicar entonces el artículo 155 de la Constitución para frenar el reto secesionista en el País Vasco. "Pero quedó tipificado en el Código Penal como delito la convocatoria ilegal de referéndum, una figura después abolida por el señor Rodríguez Zapatero en su labor de desmantelamiento", apunta Zarzalejos.

El secretario general de Faes sitúa en el último estatuto catalán, "rescatado en el último minuto por Zapatero", el punto de inflexión del problema del independentismo. Considera que Rajoy hace bien en fortalecer la unidad constitucionalista, aunque también toca "estar cerca de la sociedad catalana que no quiere ser ni silenciosa ni silenciada" cuando las peores previsiones de "fractura social, sectarismo y desafío a la ley" se han ido cumpliendo.

placeholder El fin de ETA recibe el aval de un grupo de personalidades políticas internacionales. (EFE)
El fin de ETA recibe el aval de un grupo de personalidades políticas internacionales. (EFE)

Sobre la sucesión de Aznar, Zarzalejos asegura que su equipo, entorno o 'aparato' de entonces (2003) en La Moncloa no fue decisivo para que Mariano Rajoy resultara señalado como nuevo presidente del PP y candidato a la jefatura del Gobierno: "Sólo recuerdo que se planteara una vez en el gabinete, el presidente preguntó, pero él no se pronunció. Esa fue una decisión que tomó quién mejor conocía el PP, que era Aznar".

El exsecretario general de Presidencia considera que Rajoy era el sucesor "natural", dado que terminaba un ciclo político, el de Aznar, y la continuidad del PP en el poder requería también renovación. "Era lo que convenía y a nadie le pareció mal", concluye Zarzalejos para reconocer que ese procedimiento de elección es irrepetible y que hoy "no sería bueno ni positivo". Sobre la repetición de mandatos no se pronuncia, aunque Aznar se fijo no pasar de dos "y fue un acierto", también admite que su jefe no pretendía obligar a nadie a seguir sus pasos en el futuro.

Javier Zarzalejos (Bilbao, 1960) es depositario de los secretos de La Moncloa entre 1996 y 2004, como secretario general de la Presidencia con José María Aznar; casa que ya conocía de sus tiempos de 'fontanero' de base, cuando el inquilino era Felipe González y él dependía de Javier Solana, Alfredo Pérez Rubalcaba o Miguel Gil. Es también un experto en la lucha antiterrorista desde la política, miembro del equipo 'de contacto' que el jefe del Ejecutivo nombró en 1999 para averiguar si ETA estaba dispuesta a dejar de matar y luego muñidor del pacto antiterrorista.

Moncloa José María Aznar FAES
El redactor recomienda