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La excusa de los agresores de guardias civiles: los identificaron por un "fallo visual"
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La excusa de los agresores de guardias civiles: los identificaron por un "fallo visual"

Siete de los ocho acusados fueron señalados por la pareja del teniente, a la que conocían del pueblo, pero la mayoría dicen que ella se equivocó al reconocerles

Foto: Juicio por agresión a dos guardias civiles y sus parejas en Alsasua en 2016. (EFE)
Juicio por agresión a dos guardias civiles y sus parejas en Alsasua en 2016. (EFE)

La pareja de uno de los dos guardias civiles agredidos el 15 de octubre de 2016 en Alsasua es una de las piezas clave del caso. María José N., novia del teniente golpeado y trasladado en ambulancia hasta el hospital, era del pueblo y logró identificar —ya sea por fotos o en las ruedas de reconocimiento— nada menos que a siete de los ocho acusados. Este martes ratificará previsiblemente su testimonio ante el tribunal de la Audiencia Nacional que juzga a los procesados. Hasta entonces, estos últimos han tratado de esquivar la acusación de la mujer intentando ofrecer un relato lo más pormenorizado posible de lo que a su entender ellos mismos vivieron aquella madrugada.

Durante la primera jornada del juicio, Jon Ander Cob Amiliba, al que la pareja del teniente señaló como uno de los primeros que les rodearon y golpearon, ha rechazado cualquier vinculación con los hechos. Ha explicado que a las 22:00 de esa noche se fue con dos amigos a un campeonato de pelota, luego a un bar hasta medianoche y posteriormente a otro local hasta las cinco de la madrugada, momento en el que se dirigió al pub Koxka, donde tuvieron lugar los hechos. "Llegué a las 5:05, vi a mi amigo Gorka Martínez, una ambulancia y un coche patrulla; pregunté a un amigo que qué había pasado y me dijo que había habido movida", ha relatado Jon Ander, quien ha añadido que cuando entró en el Koxka tras ver el lío que había fuera cruzó su mirada con la de María José, que estaba "a lo lejos" en la ambulancia mientras subían a una persona.

Foto: El juicio por la agresión a dos guardias civiles y sus parejas en Alsasua. (EFE)

"Doy por hecho que ella me vio", ha afirmado el acusado, quien ha explicado que ambos se conocían porque fueron al mismo instituto. "Estaba en la clase de al lado, pero nunca había tenido relación con ella", ha aclarado el procesado, quien ha insistido a preguntas de su defensa que tanto dentro como fuera del local "estaba todo muy oscuro". "Creo que María José no ha tenido mala intención, sino un fallo visual", ha subrayado Jon Ander, quien ha criticado también que en la rueda de reconocimiento le pusieran únicamente junto a otros presos "de origen sudamericano que no tenían mucho parecido" con él. El acusado ha dicho que tras ser detenido por estos hechos, tuvo que ir al "médico de salud mental". "Me recetó pastillas para dormir y tuve que dejar los estudios por falta de concentración", ha insistido el declarante, quien sin embargo también fue reconocido por el sargento de la Guardia Civil golpeado y por la pareja de este último, Pilar P.

Julen Goicoechea, por su parte, ha explicado que él era el portero del equipo de fútbol de la localidad, la Sociedad Deportiva Alsasua, que el domingo siguiente tenía partido y que por eso decidió junto al resto de jugadores salir de fiesta el viernes y no el sábado. "Somos jóvenes y nos conocemos", ha explicado en tono jocoso. "El entrenamiento terminó a las 21:00; fui a casa, dejé la mochila, me puse ropa elegante para la cena que habíamos preparado con los compañeros y me fui; terminamos a la 1:00, luego echamos un par de combinados y nos fuimos al bar Lezea sobre la 1:30; como no había ambiente de juerga, salimos al Koxka", ha explicado.

Juicio contra los ocho acusados de agredir a dos guardias civiles en Alsasua en 2016

"Pedimos todos una ronda y luego nos fuimos desperdigando; estuve allí desde la 1:30 hasta el cierre, a las seis o 6:30; allí hice lo que hago normalmente, echar unas risas con los amigos, beber, intentar ligar… No presencié ninguna agresión ni insulto; sí es cierto que sobre las 4:30 hubo un tumulto a la entrada; unas 10 o 12 personas salieron agarrándose entre ellos", ha explicado el acusado, que ha admitido ser "bastante conocido en el Koxka", porque va allí "casi todos los sábados", y ser "amigo de la infancia" de Jon Ander. "Estoy completamente seguro de que él no estuvo allí", ha asegurado antes de reconocer que a él no le sorprendió el tumulto. "El Koxka es bastante conflictivo; hay movidas cada fin de semana; pensé que esta era una más", ha sentenciado Goicoechea, quien ha confesado que él también "conocía a María José". "Quiero pensar que no ha sido por mala fe, que me identificó porque se confundió", ha afirmado el procesado, que también ha señalado que en su rueda de reconocimiento fue puesto junto a sudamericanos de su prisión. Julen fue reconocido, además de por María José, por el mismo teniente como una de las personas que le agredieron.

Aratz Urrizola Ortigosa, señalado tanto por la pareja del teniente como por el sargento golpeado, asegura que conocía a María José "de vista". No a los demás. Se ha desligado del movimiento Ospa, que defiende la expulsión de los miembros de las fuerzas de seguridad de Navarra, y ha dicho que sobre las 22:00 estaba haciendo botellón con sus amigos, que terminó a la una de la madrugada y que entonces se fue al Koxka, donde se situó al fondo de la barra. "Junto a los servicios", ha especificado el acusado, quien ha añadido que no vio nada y que se enteró luego de todo. "El ambiente había sido tranquilo y no me entraba en la cabeza que hubiera pasado algo así", ha afirmado Urrizola, quien incluso ha dicho que en verano se fue con una oenegé a una isla griega para ayudar a refugiados. Aratz fue identificado tanto por María José como por el sargento.

Foto: Concentración en apoyo a los acusados por la agresión de Alsasua frente a la Fiscalía General del Estado en Madrid. (EFE)

Los mismos agredidos también reconocieron a Iñaki Abab Olea como una de las personas que formaban parte del grupo que dirigió "miradas despectivas" y que posteriormente golpeó al sargento cuando este estaba en el suelo. "Yo trabajaba en el bar Aritza, de la plaza de los fueros, y el teniente era un cliente habitual; también iba el sargento, aunque menos; la novia del teniente acudía bastante, al menos una vez a la semana, también con las amigas; y el trato con ellos era normal, incluso nos gastábamos algunas bromas", ha descrito el acusado, que ha negado militar en partido alguno y tener nada que ver con Ospa. "Aquella noche, el último cliente se fue a las tres de la mañana, hice el cierre de caja a las 3:06 y luego limpié el local durante 45 minutos, después me fui al bar Lezea hasta las 5:00, cuando los dos que quedábamos (Koldo y yo) nos marchamos", ha relatado Abab, quien ha añadido que fue entonces cuando se acercaron a la zona del Koxka.

"Vi un coche de la Policía Foral y me pareció lo más normal acercarme a ver qué había pasado; me dijeron que había habido una pelea y que habían detenido a Jokin [en referencia a Jokin Unamuno, uno de los principales acusados]; entonces llegó una furgoneta de los forales antidisturbios; me acerqué más al cordón, saqué el móvil y grabé la escena; había nerviosismo; me daba la impresión de que estaban intentando identificar a alguien; en un momento dado, el señor de camisa blanca [en referencia al sargento agredido] me pegó un manotazo y me tira el móvil; los forales se pusieron nerviosos, sacaron las porras e hicieron uso de ellas; a mí no me dieron porque me eché para atrás", ha explicado Ababa, que ha negado que fuera ebrio. "Me tomé una cerveza con los amigos, otra, otra y dos copas; borracho no estaba; un puntillo igual un poco, pero consciente en todo momento", ha subrayado.

En línea similar a sus compañeros, Adur Ramírez de Alda, reconocido tanto por el teniente como por María José como uno de los agresores, se ha limitado a señalar que él estaba en la zona porque su casa está "cerca", pero ha negado que tuviera conocimiento de que había habido una quedada para pegar a guardias civiles. Asimismo, Ohian Arnanz —para el que la Fiscalía pide la pena mayor, 62 años de prisión— se ha desvinculado de los hechos. "En un momento de la noche, cuando yo me acercaba a la barra, vi a una persona que no conocía —luego me enteré de que era guardia civil— que estaba discutiendo con unos chavales; me acerqué para ver qué pasaba; pero un chico del pueblo me cogió y me alejó de allí y me dijo que no me metiera", ha relatado Arnanz, quien fue identificado tanto por María José como por el teniente como uno de los que iniciaron el ataque. Pilar P. incluso le señaló como uno de los que amenazaron a los agentes en un primer momento y de los que participaron "activamente" —según la Fiscalía— en las agresiones.

placeholder Los familiares y amigos han aplaudido a los ocho acusados cuando entraban en la AN. (EFE)
Los familiares y amigos han aplaudido a los ocho acusados cuando entraban en la AN. (EFE)

Tan solo Jokin Unamuno ha admitido parte de los hechos. En concreto, ha dicho que él estaba muy borracho aquella noche, que entró en el local pasadas las cuatro de la mañana para “buscar a un amigo” y que vio a un teniente de la Guardia Civil al que conocía porque le había puesto varias multas de tráfico días atrás. Ha asegurado que en ese momento se acercó a él y le recriminó que “crujiera al pueblo” a sanciones y luego se fuera al bar donde iban de fiesta todos esos a los que multaba. El acusado ha confesado que se molestó porque el funcionario le llamó por su nombre y que en ese momento ambos comenzaron a discutir. Ha negado, sin embargo, que le insultara o le dijera palabras malsonantes ni amenazantes. Poco después, a sus espaldas, se produjo un alboroto y comenzó a salir la gente del bar, según ha añadido Unamuno, que asegura que él se quedó en el establecimiento durante “unos minutos” antes de regresar a la calle. “Cuando salí, vi al teniente tendido en el suelo y a una mujer encima suya protegiéndole con el cuerpo; al otro guardia civil y a la otra mujer no les vi”, ha relatado el acusado. "No descarto que mi discusión provocara lo de después; y si fue así, yo siento lo que pasó; pero esto tuvo lugar en un contexto de fiesta en el que todo el mundo estaba bastante bebido", ha indicado Unamuno, que fue identificado tanto en foto como en la rueda de reconocimiento por las cuatro víctimas.

Por último, Ainara Urquijo —única no señalada por María José, aunque sí por el teniente, el sargento y la pareja de este último como la persona que les increpó y amenazó a todos para que se fueran— ha tratado de desvincularse totalmente de los hechos. "No estuve en el bar Koxka; es un bar de movimiento y yo quería estar tranquila esa noche; estuve en el Lezea hasta las 3:00 con mis amigas; luego nos íbamos a ir a casa pero vemos movimiento en la puerta de Koxka", ha narrado. "Cuando llegué, vi una ambulancia que se va, un coche de forales y que están deteniendo a Jokin, al que conozco de toda la vida; pregunto qué ha pasado y me dicen que había unos guardias civiles que formaban parte de la bronca y que uno de ellos seguía allí; noto tensión por la detención de Jokin; yo pregunto por lo sucedido y recrimino a los policías forales porque me parecía un poco fuerte que detuvieran a Jokin y no al otro, pero nadie sabe qué ha pasado", ha explicado la acusada.

La pareja de uno de los dos guardias civiles agredidos el 15 de octubre de 2016 en Alsasua es una de las piezas clave del caso. María José N., novia del teniente golpeado y trasladado en ambulancia hasta el hospital, era del pueblo y logró identificar —ya sea por fotos o en las ruedas de reconocimiento— nada menos que a siete de los ocho acusados. Este martes ratificará previsiblemente su testimonio ante el tribunal de la Audiencia Nacional que juzga a los procesados. Hasta entonces, estos últimos han tratado de esquivar la acusación de la mujer intentando ofrecer un relato lo más pormenorizado posible de lo que a su entender ellos mismos vivieron aquella madrugada.

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