Un pocero de 76 años y su banda, cazados tras atracar un banco por las alcantarillas

Agentes de la Policía Nacional han detenido a los cinco miembros de una banda que había atracado un banco de Madrid desde las alcantarillas. Los ladrones estaban dirigidos por un pocero de 76 años que había trabajado toda su vida en el subsuelo de la ciudad y conocía perfectamente toda la red de alcantarillado. Accedieron a la entidad financiera por debajo de tierra, a través de un butrón, a primera hora de la mañana, cuando la sucursal de Bankia —ubicada en el número 33 de la calle Doctor Esquerdo, en pleno barrio de Salamanca— aún permanecía cerrada al público.

Una vez dentro, esperaron a que llegara el primer empleado. Cuando este entró, le obligaron por la fuerza a desconectar la alarma y a desbloquear los sistemas de retardo de los cajeros automáticos y de las cajas fuertes. Luego, se hicieron con 50.000 euros, maniataron al trabajador con bridas y huyeron por donde habían venido. Recorrieron un tramo de alcantarillas y volvieron a la superficie ya lejos de la entidad financiera.

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La policía descubrió que los atracadores eran ya conocidos por su violencia y por haber protagonizado hechos similares en 2013. Dos de los ladrones, de hecho, se habían fugado de prisión y tenían varias órdenes de detención por estos y otros delitos. Tras la investigación, los agentes detuvieron a la organización en diversos pisos de las localidades de Madrid, Fuenlabrada y Humanes, donde encontraron armas de fuego y material para los atracos, como sistemas hidráulicos, mascarillas, guantes, gafas de protección, ganzúas, destornilladores o linternas.

El pocero de 76 años era el líder de esta banda y también de la organización que la precedió hasta 2013, cuando la policía detuvo a todos sus miembros. A esta última se la conocía como los Robin Hood de Vallecas, y se dedicaba a asaltar sucursales también por este mismo método. De aquella banda tan solo quedaban el anciano y un colombiano que ahora en este último golpe ejerció como cabecilla dentro de las alcantarillas.

En concreto, la nueva organización estaba conformada por el pocero y cuatro colombianos, tres hombres y una mujer. Estos últimos son los que accedían al subsuelo, ya que la edad del anciano le impedía mojarse como antes. El hombre de 76, de hecho, se quedaba en la calle para vigilar por si venía la policía. La chica era la única de los cinco que no tenía antecedentes. Tanto el que ejercía de jefe dentro de las alcantarillas como otro miembro del grupo se encontraban en libertad tras quebrantar un permiso penitenciario.