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El Rey regresa a Barcelona tras la marcha antiterrorista y en pleno artículo 155
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AL MOBILE WORLD CONGRESS SEIS MESES DESPUÉS

El Rey regresa a Barcelona tras la marcha antiterrorista y en pleno artículo 155

Felipe VI vuelve a Barcelona con motivo del Mobile World Congress seis meses después y mientras el artículo 155 sigue aplicándose en la comunidad a la espera del nuevo Govern

Foto: El Rey durante la manifestación por los atentados de Barcelona y Cambrils el pasado agosto. A su lado, Mariano Rajoy y Carles Puigdemont. (EFE)
El Rey durante la manifestación por los atentados de Barcelona y Cambrils el pasado agosto. A su lado, Mariano Rajoy y Carles Puigdemont. (EFE)

Felipe VI vuelve a la ciudad condal seis meses después. La última vez que viajó a Barcelona lo hizo para asistir a la manifestación convocada por los fatídicos atentados terroristas de agosto y siendo la primera ocasión en la que un jefe del Estado participaba en una marcha similar. Un mes antes, en julio, estuvo presente en los actos conmemorativos del 25 aniversario de los Juegos Olímpicos. Pero, a partir de septiembre, el escenario cambió por completo. Los preparativos del referéndum ilegal se intensificaron en las instituciones (más allá de la Diada, en las sesiones plenarias en las que se tramitó y se aprobó la ley del referéndum, enfrentando a los grupos de la oposición con las fuerzas secesionistas) y, sobre todo, la celebración de la consulta y la histórica declaración del Rey dos días después congelaron las visitas del monarca a Cataluña.

Y eso que Felipe VI ha acudido hasta 26 veces a esa comunidad autónoma, la que más ha visitado desde el inicio de su reinado. La cita con el Mobile World Congress motiva su reaparición este domingo, aunque fuentes cercanas al monarca reconocen una cierta desazón por no haber podido regresar antes. En todo caso, la fotografía que se producirá esta edición que oficialmente arranca con la cena inaugural presidida por el Rey será muy distinta a la del pasado año en la que con él se retrataron Carles Puigdemont y Carmen Forcadell, en un momento en el que ya existía cierta tensión. Entonces era noticia la fuerza que tenía el prestigioso evento al lograr lo que en aquel momento parecía imposible: juntar a todas las partes del conflicto con la sombra del referéndum al acecho.

Esta edición registrará un importante cambio de cromos entre algunos de los actores principales; Cataluña sigue sin Govern y, por tanto, no tiene 'president'. En cambio, el presidente del Parlament, Roger Torrent, al igual que Ada Colau, y tres respresentantes de la Generalitat, ha decidido no participar en los actos de recibibimiento ofical del Rey. La presencia de miembros del Ejecutivo de Rajoy supondrá la máxima representación de esa comunidad autónoma en la que se sigue aplicando el artículo 155 de la Constitución y, por tanto, el poder ejecutivo recae en el Gobierno central. Será la primera visita de Felipe VI a Cataluña bajo esa norma y en un clima complejo en lo que a política se refiere.

placeholder Imagen de la pasada edición del Mobile World Congress. (EFE)
Imagen de la pasada edición del Mobile World Congress. (EFE)

La mayor feria de telefonía del mundo en presencia de las empresas más potentes del sector transcurrirá en una comunidad bloqueada institucionalmente y con la imagen de su 'expresident' huido de la Justicia en Bélgica y parte del que el año pasado todavía era su Govern encarcelado. Incluso la presencia del Ejecutivo central se encuentra en un escenario distinto. No solo por la 'intervención' de la autonomía, sino que el pasado año la presencia de Soraya Sáenz de Santamaría (que repite esta vez junto al ministro Álvaro Nadal) se enmarcaba en la que todavía se intentaba llamar 'operación diálogo'.

La cena inaugural estará precedida por unas palabras del Rey que, con toda seguridad, abordará de una u otra manera la situación actual catalana. El pasado año aseguró que la colaboración "leal y generosa" entre las diversas instituciones del Estado constituía "una exigencia ineludible" y la "mejor vía" para impulsar "el crecimiento económico, el progreso social y un mayor conocimiento entre las personas". Una exigencia que no llegó a lo largo del año, como quedó claro en los acontecimientos de septiembre y octubre y a los que Felipe VI respondía con una declaración sin precedentes en la que afirmó que los "legítimos poderes" asegurarían "el Estado de Derecho en Cataluña" y acusó a la Generalitat de una "deslealtad inadmisible".

Aquel mensaje irrumpió en la crisis catalana con varios objetivos: trasladar palabras de tranquilidad a la población española y, especialmente a la catalana, en momentos de tanta tensión social, y lanzar un mensaje a la comunidad internacional para tratar de recuperar la iniciativa y contrarrestar el efecto logrado por el Govern en las grandes cabeceras extranjeras. Como publicó este diario, fuentes cercanas a la jefatura del Estado explicaron que el Rey sintió una profunda decepción al comprobar el relato que los medios internacionales de mayor prestigio lanzaban tras el 1-O y ver que la democracia española se ponía en cuestión. Fue uno de los motivos por los que se decantó por una declaración sin matices, en castellano y que hablaba a un país entero.

Foto: El Rey durante el Foro Internacional del Turismo de Maspalomas el pasado 14 de diciembre. (EFE)

Las fuerzas de la izquierda republicana catalana rechazaron plenamente (como también el PDeCAT) aquel discurso del Rey, aunque los puentes ya se encontraban rotos por una crisis anterior, la de los atentados, que en la Casa del Rey causó una profunda herida. La gestión de las autoridades catalanas tras el terrible atentado estuvo plagada de críticas provenientes de distintas administraciones por la politización de un ataque terrorista que indignó a la mayoría de la sociedad española.

Ocurrió, primero, con la organización de la masiva manifestación del 26 de agosto, a la que fuerzas políticas como la CUP anunciaron que no asistirían si lo hacía el Rey, aunque después recularan. Incluso el equipo de Ada Colau diseñó una estructura para la marcha para que las autoridades como el jefe del Estado no la encabezaran, provocando dificultades en los dispositivos de seguridad. A eso se sumaron distintas polémicas como la acusación por parte del Govern a Zarzuela por la publicación de fotografías de los Reyes en su visita a los hospitales en los que había menores heridos. Imágenes que solo fueron distribuidas después de obtener las autorizaciones de los padres. Dirigentes de la CUP y Esquerra ya han anunciado que tampoco asistirán al Mobile World Congress por la presencia del monarca.

Felipe VI vuelve a la ciudad condal seis meses después. La última vez que viajó a Barcelona lo hizo para asistir a la manifestación convocada por los fatídicos atentados terroristas de agosto y siendo la primera ocasión en la que un jefe del Estado participaba en una marcha similar. Un mes antes, en julio, estuvo presente en los actos conmemorativos del 25 aniversario de los Juegos Olímpicos. Pero, a partir de septiembre, el escenario cambió por completo. Los preparativos del referéndum ilegal se intensificaron en las instituciones (más allá de la Diada, en las sesiones plenarias en las que se tramitó y se aprobó la ley del referéndum, enfrentando a los grupos de la oposición con las fuerzas secesionistas) y, sobre todo, la celebración de la consulta y la histórica declaración del Rey dos días después congelaron las visitas del monarca a Cataluña.

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