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Sánchez se acoraza ante el malestar de los barones y lanza al PSOE a la lucha electoral
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EL SECRETARIO GENERAL CULMINA SU REVOLUCIÓN INTERNA

Sánchez se acoraza ante el malestar de los barones y lanza al PSOE a la lucha electoral

El líder cierra el círculo que abrió con las primarias y el 39º Congreso. Su reglamento sale adelante por unanimidad, aunque solo vota un presidente autonómico. Los demás o no asisten o se van antes

Foto: El comité federal del PSOE, con la cúpula de Pedro Sánchez al frente, aplaude el sí al nuevo reglamento, este sábado en Aranjuez. (Borja Puig | PSOE)
El comité federal del PSOE, con la cúpula de Pedro Sánchez al frente, aplaude el sí al nuevo reglamento, este sábado en Aranjuez. (Borja Puig | PSOE)

Ya no hay dudas. Pedro Sánchez tiene en su mano el control total del PSOE. El líder que aquel aciago 1 de octubre de 2016 se vio obligado a dimitir tras ser derrotado por los barones es hoy un secretario general con unas facultades extraordinarias, un capitán general acorazado frente a las tormentas internas, casi inamovible. La victoria incontestable en las primarias de mayo de 2017 —50,26% de los votos frente al 39,90% de su eterna adversaria, Susana Díaz— cimentó su reconquista de Ferraz, que apuntaló en el 39º Congreso y que logró rematar ayer, al sacar adelante un reglamento que dibuja un nuevo reparto de poder dentro del PSOE. Por unanimidad. Sin oposición interna. Sin escuchar reproches en su cara, ni malas palabras, sin tener que enfrentarse a la sucesión de discursos —o advertencias— de los barones. No. Ellos están neutralizados, rumiando su malestar en silencio y visibilizándolo con pequeños gestos. Sánchez puede domeñar el partido sin prácticas ataduras hasta, por lo menos, las municipales, autonómicas y europeas de 2019. Porque pasada la página interna, cerrado el círculo, ahora el partido se prepara para la batalla de las urnas.

Con el tiempo se verá cómo la maquinaria de un partido de casi 140 años de historia —los cumplirá el año que viene— funciona con un nuevo manual de instrucciones. Pero ya no hay marcha atrás. Ese PSOE "de la militancia", que da "un paso de gigante en favor de la regeneración democrática", ya es una realidad desde este mismo domingo, cuando entra en vigor el reglamento de desarrollo de los estatutos aprobado ayer, por unanimidad, por el comité federal reunido en la Casa del Gobernador de Aranjuez (Madrid). El PSOE se transforma.

[Consulta aquí en PDF el nuevo reglamento del PSOE]

Su perfil federal, en el que el liderazgo del jefe era contrarrestado por la influencia y el peso de los barones, se diluye. De un partido de poderes y contrapoderes se pasa a un PSOE más vertical, centralizado y con mayor protagonismo de la militancia, en el que la íntima conexión del secretario general se da ahora con sus bases, las que lo eligen y las que podrán participar más activamente en la vida orgánica. La llamada 'aristocracia' socialista, el poder que se residenciaba en las federaciones, se desdibuja. Los barones estarán robustos en sus territorios, tanto o más que antes, pero su margen de maniobra se achica frente a Ferraz, cuya ejecutiva federal se agiganta. "Un PSOE cercano a sus militantes es un PSOE cercano a sus votantes", verbalizó Sánchez en su intervención inicial.

En el comité, a puerta cerrada, no interviene ninguno de los presidentes asistentes. La única voz discrepante es la del extremeño Paco Fuentes


Cuando comenzó a hablar ante sus compañeros, retumbaban las anunciadas ausencias de cuatro de los siete presidentes autonómicos socialistas. Susana Díaz (Andalucía), Ximo Puig (Valencia), Javier Fernández (Asturias) —ellos tres distanciados de Ferraz—​ y Francina Armengol (Baleares). Sí le escuchaban el extremeño Guillermo Fernández Vara, el aragonés Javier Lambán y el manchego Emiliano García-Page. Ninguno tomó la palabra dentro del comité. Ni ellos ni ninguno de los ya menos dirigentes críticos con Sánchez, a excepción del exsenador (extremeño también) Paco Fuentes. Vara tenía mayor disculpa, pues es miembro nato de la dirección como coordinador del consejo político federal —el órgano que agrupa a los barones con el jefe— y en todo caso él es el presidente, de los antiguos susanistas, más cercano sin duda a Ferraz. De Andalucía, el territorio de mayor peso, no habló nadie por boca de Díaz.

Foto: Vista general de la reunión del comité federal del PSOE de este 17 de febrero en Aranjuez, Madrid. (EFE)

Por "ayudar"

Ese silencio tan atronador era demasiado elocuente. Habitualmente, en los comités federales solían intervenir primero los barones regionales como cabezas de sus delegaciones, empezando por los que presiden gobiernos. Este sábado, no lo hizo ninguno, bien por faltar a la cita en Aranjuez o bien por voluntad propia. Uno de los líderes territoriales reconocía en una de sus salidas al pasillo que sí, que ese silencio era anómalo, pero que se debía a la cercanía del trauma de las primarias fratricidas, que las aguas nunca volverán a su cauce hasta que Sánchez y Díaz normalicen relaciones —un deseo imposible, dada su hostilidad mutua e irreconducible—​, que según se acerque el camino a elecciones regresarán las tensiones. Desde otra federación justificaban que se quería "ayudar", impedir que sus palabras en el comité se malinterpreten, pero que no había ni hay ninguna estrategia colegiada entre los exsusanistas. Y es verdad. El susanismo se disolvió la misma noche de la derrota de la presidenta, y cada barón prefirió replegarse en su federación.

Page sostiene que no conviene estar "enzarzados" en cuestiones internas y Lambán advierte de que los liderazgos se construyen en las urnas

Fuera, ante los medios, las palabras sonaban medidas, aunque en privado algunos dirigentes no podían ocultar que ese modelo de PSOE que ayer se grababa en piedra no les gusta. Pero es el proyecto con el que Sánchez ganó, añadían y no caben más vueltas. Esa reflexión es la que subyacía en las declaraciones de Page. Tras el "año de espectáculo" dado por el PSOE, lo importante es "centrarse en los problemas de la gente", y no seguir "enzarzados en contradicciones internas". El nuevo texto "ha sido hablado" con los territorios, "deriva del 39º Congreso" y "no tiene sentido poner patas arriba" lo que se aprobó en aquel cónclave.

"Lo importante ahora es que los reglamentos refuercen los ligamentos del partido, que son necesarios para encarar la batalla electoral". El presidente manchego hacía hincapié en que no es posible ganar si la maquinaria, toda la maquinaria, no está engrasada, y eso requiere de coordinación de Ferraz y territorios, al margen de lo que digan las normas. El reglamento es "un pasito más" para situar al PSOE "a la vanguardia", señaló aún más comedido Vara.

Pedro Sánchez refuerza su control sobre el PSOE

Sin duda, el que mejor expresó ese malestar latente fue Lambán. A la entrada a la Casa del Gobernador negó que el PSOE estuviera "podemizado". Pero a la salida sí dejó un recado: advirtió de que a un dirigente socialista le legitiman "fundamentalmente los ciudadanos" cuando le votan, mucho más que los militantes. Las urnas son las que "cifran el éxito o el fracaso" de los líderes. El presidente aragonés, no obstante, señaló como Page que no tiene nada que "oponer" a unas normas que emanan del cónclave y que es comprensible que Sánchez haya querido "blindarse" para que no se repitan los "dramáticos" sucesos que precipitaron su caída en 2016. A la vez, sí remarcó que socialdemocracia y "democracia representativa" (que no directa) son conceptos "indisolubles". Los críticos recelan de un modelo que entienden "cesarista" y hasta cierto punto asambleario. Dos cualidades que en Ferraz niegan, donde enfatizan el equilibrio conseguido por el reglamento.

Susana Díaz: "Pedro Sánchez es mi secretario general y tiene todo mi apoyo"

"¿Antes qué éramos, del Ibex 35?"

En la línea de Lambán caminó la reflexión que Paco Fuentes hizo dentro del comité, a puerta cerrada. Se dolió de que el PSOE "ya no es el que era" y recriminó a Sánchez que hable del "PSOE de la militancia" como si fuera un invento propio. "Antes qué eramos, ¿del Ibex 35?", se preguntó el exsenador, que también lamentó que el secretario general apenas dedicara una pincelada a Cataluña. Colateralmente salpicó la cita de este sábado la cuestión lingüística, pero de nuevo las discrepantes lecturas de los jefes regionales con Ferraz y el PSC de Miquel Iceta se visualizaron en declaraciones ante los periodistas, no a puerta cerrada.

"El baronío ya no es significativo de nada. Sí me hizo ilusión ver a militantes emocionarse por ser escuchados en el comité", dice un dirigente federal

La de Fuentes fue la única voz crítica de las 20 que se escucharon en el comité. Quienes tomaron la palabra fueron los barones sanchistas recién elegidos o revalidados en el cargo, y delegados alineados con la cúpula. Fuera se escuchaba aplauso tras aplauso y se resumía que debate como tal no hubo. "Hoy [por ayer] el PSOE ha cambiado de forma muy contundente. El baronío ya no es significativo de nada. Si no hablaron dentro es que igual es que no tienen mucho que decir. A mí en cambio sí me hizo ilusión ver a militantes de base emocionarse por tener la oportunidad de que su voz se escuche en el comité federal", contraponía un integrante de peso del equipo de Sánchez.

Cerca de las tres de la tarde, la sala donde se celebraba la reunión estalló en una ovación, puesta en pie. Se acababa de aprobar por unanimidad, sin abstenciones siquiera, el nuevo reglamento. A esas horas, solo uno de los tres presidentes que habían viajado a Madrid votó: Fernández Vara. García-Page y Lambán se habían marchado antes. También lo habían hecho los dos máximos representantes del PSOE andaluz: el número dos de Díaz, Juan Cornejo, y su portavoz parlamentario y portavoz de la extinta gestora, Mario Jiménez. Ausencias, de nuevo, demasiado significativas para la puesta de un largo de un texto que Sánchez calificó de "paso de gigante" en la democracia interna de los partidos en España. "Sin debate, no hay crítica", resumía con cierta resignación un dirigente territorial distanciado de Ferraz. Unanimidad hay, pero no unidad. No aún.

Pedro Sánchez dice que el PSOE es el partido de la "regeneración" frente a PP y Cs

El secretario general marcó además el rumbo de los próximos meses. Tras señalar que el mejor "aval" es la acción de gobierno de los presidentes y alcaldes socialistas, recordó a los suyos que el reto es la batalla electoral de 2019, en la que el PSOE aspira a convertirse en "primera fuerza". Anunció que la primera decisión ya está tomada: el nombramiento de los dos supercoordinadores del programa marco de las autonómicas, municipales y europeas. Serán la presidenta del partido, la exministra Cristina Narbona, y el secretario de Estudios, el veterano José Félix Tezanos, también presidente de la Fundación Pablo Iglesias.

placeholder Sánchez charla con la presidenta del PSOE, Cristina Narbona, este 17 de febrero. (EFE)
Sánchez charla con la presidenta del PSOE, Cristina Narbona, este 17 de febrero. (EFE)

Podemos ya no es amenaza

En su discurso, Sánchez se ocupó de Mariano Rajoy —de cómo es un "lastre", cómo tiene a España sumida en la "parálisis", cómo "no hace nada"—, y le exigió presentar ya los Presupuestos de 2018 para dar "confianza" y certidumbre a la sociedad. Se ocupó asimismo de Ciudadanos, para asimilarlo con el PP y para recordar la "guerra fría" por el poder, no "ideológica", entre las dos "derechas". Pero no citó a Podemos, ni de refilón. La formación de Pablo Iglesias, fuente de preocupación constante en anteriores comités, amenaza real de 'sorpasso', ya no genera inquietud. Se considera frenada la sangría hacia los morados.

Sánchez dice que el PSOE debe ser el "rompeolas" frente a la "marea" de PP y Cs. Algunos dirigentes admiten su inquietud por el auge de Rivera

Ahora el problema puede venir del flanco contrario. Sánchez y su ejecutiva siempre defienden, contra los datos que sí hablan de un pequeño trasvase de sufragios hacia Cs —obviamente, a años luz de la fuga que sufre el PP— que el PSOE queda al margen de la "pugna neoconservadora", que no le afecta. Otros dirigentes no lo tienen tan claro. Algunos líderes regionales apuntaban en los pasillos que, aunque en sus territorios se vean más fuertes y el peso de los emergentes sea menor, el tirón de los de Albert Rivera sí puede propinar un buen mordisco a los socialistas en las zonas más pobladas y en las grandes ciudades. La inquietud está ahí. No hay alarma total, pero hay quienes creen que esa trinchera ha de protegerse.

García-Page: "El PSOE está preparado para elecciones frente a un Rajoy gastado"

"Igual que hicimos bien, cuando pasaron las primarias, en consolidarnos en la izquierda, e igual que acertamos al defender el Estado frente a los independentistas, ahora debemos trabajar para tener un proyecto lo más mayoritario posible, porque el riesgo es que Cs emerja como una alternativa de Gobierno", señalaba un alto mando regional. "Hay que esperar que pase el tiempo para ver cuánto hay de espuma de cava catalán" en el 'efecto Ciudadanos', terciaba un presidente. Sánchez, en su turno de réplica final, subrayó que el PSOE ha de ser un "rompeolas progresista frente a la marea neoconservadora" de PP y naranjas.

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La jornada no dio mucho más de sí. Comenzó a las 9:30 horas con una reunión exprés de la ejecutiva para dar el visto bueno a los últimos y pocos cambios del reglamento que después ratificó el comité por unanimidad al filo de las tres de la tarde. La cúpula salía satisfecha. Por el clima de concordia, por la llegada de un nuevo PSOE, por haber redirigido la nave socialista hacia unas elecciones para las que todos se dicen preparados —desde Page, que cree que el partido está listo frente a un PP "gastado", hasta Iceta, que celebró que la dirección plantee un "cambio de tercio por el bien de España"— pero que invocan con la boca pequeña. Los socialistas tienen aún trabajo por delante y su tirón en las encuestas, a las que Ferraz quita hierro, parece haberse frenado.

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¿Fechas fijas para los comités?

Fue tan visible la ausencia de cuatro presidentes socialistas que era difícil no interpretarla en clave interna, por mucho que tres de ellos (Susana Díaz, Ximo Puig y Francina Armengol) alegasen problemas de agenda, una (Armengol) no tiene problemas de interlocución con Ferraz, y otro (Javier Fernández) está ya de salida y deja la representación de su federación, Asturias, en manos de su líder regional, Adrián Barbón

El extremeño Guillermo Fernández Vara disculpó las faltas de sus compañeros -a veces "es complicado" hacer hueco en agendas que son "muy complicadas"- y propuso ubicar los comités en fechas fijas para garantizar que todos sus miembros despejan sus calendarios. 

De todos modos, el presidente de la Junta indicó que para él acudir a los comités es una "prioridad". "Yo siempre que puedo vengo, tiene que ser una cosa institucional muy, muy obligada para que no venga", aseguró el dirigente extremeño, para quien cuando "te eligen y asumes responsabilidades es para estar y poder aportar".

El comité de este sábado en Aranjuez -localidad por cierto gobernada por la socialista Nina Moreno- aprobó tres resoluciones: una sobre el fin de la precariedad laboral (para que el contrato indefinido sea el ordinario), otra sobre pensiones y otra sobre la necesidad de impulsar un proyecto de país "de corte socialdemócrata", informa EFE. Tareas que la dirección ya está desplegando. A esos tres textos hay que añadir el llamamiento de Pedro Sánchez a secundar el paro feminista del 8 de marzo. Apelación no solo dirigida al PSOE sino al resto de partidos. 

Además, el comité federal autorizó a la ejecutiva de Sánchez a negociar bilateralmente, con cada dirección regional, la fecha en que quiere las primarias para la elección de los candidatos a las presidencias autonómicas, a las alcaldías, a los consells o a los cabildos. Tal como había anunciado el secretario de Organización, José Luis Ábalos, el pasado lunes, habrá un calendario a la carta, personalizado para cada federación. 

Ya no hay dudas. Pedro Sánchez tiene en su mano el control total del PSOE. El líder que aquel aciago 1 de octubre de 2016 se vio obligado a dimitir tras ser derrotado por los barones es hoy un secretario general con unas facultades extraordinarias, un capitán general acorazado frente a las tormentas internas, casi inamovible. La victoria incontestable en las primarias de mayo de 2017 —50,26% de los votos frente al 39,90% de su eterna adversaria, Susana Díaz— cimentó su reconquista de Ferraz, que apuntaló en el 39º Congreso y que logró rematar ayer, al sacar adelante un reglamento que dibuja un nuevo reparto de poder dentro del PSOE. Por unanimidad. Sin oposición interna. Sin escuchar reproches en su cara, ni malas palabras, sin tener que enfrentarse a la sucesión de discursos —o advertencias— de los barones. No. Ellos están neutralizados, rumiando su malestar en silencio y visibilizándolo con pequeños gestos. Sánchez puede domeñar el partido sin prácticas ataduras hasta, por lo menos, las municipales, autonómicas y europeas de 2019. Porque pasada la página interna, cerrado el círculo, ahora el partido se prepara para la batalla de las urnas.

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