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La mandíbula hallada en un embalse no coincide con el ADN de ningún desaparecido
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La mandíbula hallada en un embalse no coincide con el ADN de ningún desaparecido

Virginia Guerrero y Manuela Torres tendrían hoy 39 y 38 años. En realidad, ninguna investigación hasta la fecha ha concluido que estén muertas. El hueso no es suyo

Foto: Fotografía de la mandíbula encontrada en el lodo del pantano del Ebro, en Cantabria.
Fotografía de la mandíbula encontrada en el lodo del pantano del Ebro, en Cantabria.

No es ni de Virginia Guerrero ni de Manuela Torres. El cotejo del ADN de la mandíbula localizada en el embalse del Ebro, en Cantabria, no refleja "ninguna coincidencia" con los datos de familiares de personas desaparecidas, aunque la investigación sobre este resto humano continuará para averiguar su procedencia.

Así lo ha informado esta mañana de jueves, 1 de febrero, a través de un comunicado la Guardia Civil, tras las pruebas de ADN realizadas por el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses de Madrid.

Foto: Fotografía de la mandíbula encontrada en el lodo del pantano del Ebro, en Cantabria.

El hallazgo de la mandíbula a consecuencia de la bajada del agua en el embalse por la sequía sacó a la luz de nuevo el caso de la desaparición de dos niñas de la localidad palentina de Aguilar de Campoo hace 25 años, Virginia Guerrero, de 14 años, y Manuela Torres, de 13. En las proximidades del lugar donde fue hallada la mandíbula se encuentra un antiguo cementerio, que, si bien habitualmente está cubierto por el agua, con el episodio de sequía del pasado verano quedó al descubierto.

En este sentido, una de las hipótesis de trabajo era que dicho resto procediera del mencionado campo santo, aunque no se descartaron otras posibilidades, por lo que comenzaron todas las acciones pertinentes para averiguar la procedencia de la misma. Al no encontrarse ninguna coincidencia con los datos de ADN de familiares de personas desaparecidas que se encuentran en el mencionado 'Programa Fénix', la investigación continuará para tratar de averiguar la procedencia de la mandíbula.

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Virginia Guerrero y Manuela Torres tendrían hoy 39 y 38 años. En realidad, ninguna investigación hasta la fecha ha concluido que estén muertas. Ambas fueron vistas por última vez la tarde del 23 de abril, día de Castilla y León, del ya lejano año 1992. Las dos muchachas trataban presuntamente de regresar desde Reinosa a Aguilar de Campoo (30 kilómetros de distancia) haciendo autoestop, según recogen las pesquisas del caso, archivadas en el Juzgado número 2 de Cervera de Pisuerga. Sin embargo, ni el rastreo de la zona en la que desaparecieron, a la altura de la conocida fábrica de Cuétara de Reinosa, ni la exploración del pantano ni tampoco la emisión del caso en el célebre programa 'Quién sabe dónde' esclarecieron las desapariciones.

Por contra, las especulaciones fueron constantes en los primeros años en un país agitado aún por el crimen de Alcàsser e imbuido de la fiebre de los sucesos en televisión. La Guardia Civil siguió multitud de pistas falsas. Por ejemplo, a las familias se les encogió el corazón cuando en octubre de 1994 dos cráneos aparecieron bajo un puente en el embalse de Requejada, en Cervera de Pisuerga. Ahora, habrá que volver a empezar.

No es ni de Virginia Guerrero ni de Manuela Torres. El cotejo del ADN de la mandíbula localizada en el embalse del Ebro, en Cantabria, no refleja "ninguna coincidencia" con los datos de familiares de personas desaparecidas, aunque la investigación sobre este resto humano continuará para averiguar su procedencia.

ADN Guardia Civil Castilla y León