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Más populismo y mano tendida al PSOE: la receta de Íñigo Errejón para ganar Madrid
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Más populismo y mano tendida al PSOE: la receta de Íñigo Errejón para ganar Madrid

El precandidato defiende una vuelta a los orígenes de Podemos, un "populismo progresista" que tienda la mano al PSOE y marque distancias con el discurso clásico de la izquierda y lo material

Foto: El diputado del Unidos Podemos, Íñigo Errejón, durante una intervención en el pleno del Congreso de los Diputados. (EFE)
El diputado del Unidos Podemos, Íñigo Errejón, durante una intervención en el pleno del Congreso de los Diputados. (EFE)

Un "populismo progresista" que, más allá de Gramsci, se inscribe en la escuela teórica del peronista Ernest Laclau, "en la que me inscribo", reconoce Errejón, para reivindicar su papel dirigente en el periodo previo a la debacle electoral que anticipan las encuestas: "En España, esta escuela ha estado particularmente presente en las discusiones teóricas, la creación y el discurso y campañas electorales de los primeros años de Podemos, plagando de términos gramscianos la esfera mediática y política española". En 2019, la candidatura de Podemos a la Comunidad de Madrid que liderará Errejón, previo paso por primarias en las que lo apoyará Pablo Iglesias, pretende volver a convertirse en el reflejo de aquellas tesis.

El materialismo de Garzón y la hegemonía de Errejón son "incompatibles"

Volviendo a su particular lectura de Gramsci, el exportavoz de Podemos señala tres lecciones "claves" para el presente. La primera de ellas confronta directamente con las tesis de IU desde que Alberto Garzón asumió su liderazgo, y ahí otra pista sobre las dificultades para articular la confluencia, al menos en la Comunidad de Madrid, cuotas en las listas electorales a parte. El materialismo de Garzón y la hegemonía de Errejón son "incompatibles". Según defiende el dirigente de Podemos en su texto, "las personas no deducen sus posiciones políticas de su posición en el sistema productivo, del lugar geográfico donde viven o de ninguna característica de su nacimiento". En lugar de ello, sí toman posiciones en la vida política a través de identidades, que son relatos racionales y emocionales que generan solidaridad y cercanía con unos y diferencia o animadversión con otros". Censura, pues, el flirteo de Pablo Iglesias para reconvertir Podemos en un partido obrero y no de clase media.

El discurso de Garzón, anclado en las necesidades materiales y la redistribución más justa de la riqueza, choca de plano con el de Errejón, quien incluso compara su hegemonía con el "economicismo" con tonos burlescos: el primero trataría de revelar la verdad, "hasta que las masas, a menudo por un empeoramiento económico, la descubran", mientras que el segundo trataría de "construir explicaciones e identificaciones alternativas". Sin mencionar la estrategia comunicativa del tramabús, prosigue: "el primero creerá que la operación por la que los de arriba mandan debe ser desenmascarada; el segundo, que debe ser comprendida" para acabar convirtiéndola "en otra propuesta de orden".

Las comparaciones no quedan ahí, e incluso Errejón admite que "una buena parte de las discusiones políticas en las fuerzas progresistas o transformadoras remiten en última instancia a esta diferencia e incompatibilidad entre el enfoque economicista y el enfoque de la hegemonía". Para ello sigue caricaturizando: "Sostengo que el primero ayuda a condenar moralmente a los que mandan y a los que obedecen; '¿Cómo puede pasar que después de todo la gente les siga votando?' es algo así como un bálsamo para minorías".

placeholder El portavoz parlamentario de Izquierda Unida, Alberto Garzón. (EFE)
El portavoz parlamentario de Izquierda Unida, Alberto Garzón. (EFE)

Segunda lección que dice extraer Errejón, con vistas a una carrera política de largo alcance: Podemos se encuentra en la fase no tanto de avanzar, sino de "mantener y consolidar una posición, hacerla irreversible". Esta quizá sea una de las lecturas en las que más coincide con la actual dirección del partido elegida tras Vistalegre II.

Para explicar esta nueva fase, la de mantener las conquistas en las instituciones y convertirlas en un "nuevo orden", el concepto que más trae de cabeza al Errejón de "la patria es el orden", utiliza una metáfora: "A menudo la suerte de los revolucionarios no se dirime tanto en la noche de conquista del palacio como en la recogida de basuras de la mañana siguiente". De ahí el clásico errejonista de "ofrecer certezas y estabilidad". Y sigue coincidiendo con Iglesias para justificar este cambio de fase: los defensores de que España no cambiase, dice, "aprovecharon los momentos de 'impasse' o bloqueo –que trató de evitar con una abstención– para retomar la iniciativa en pos de una restauración del orden cuestionado".

La propuesta del precandidato de Podemos en Madrid, según señala concluyente, debe ser la de "un proyecto general de orden con autoridad y prestigio, capaz de ofrecer un rumbo alternativo con garantías también para los sectores hoy dubitativos o recelosos. Una propuesta que no se quiera de parte, sino que aspire a integrar también a sus adversarios: un proyecto nacional-popular". Transversalidad, por tanto, y mano tendida al PSOE.

Tercera y última lección señalada por Errejón en este prólogo a modo de 'paper'. El "mestizaje" de la hegemonía, o lo que el dirigente de Podemos entiende como tal. Esto es, lograr que se hagan de uso común nuevos conceptos que sirvan para interpretar una realidad polarizada –casta, los de abajo, régimen del 78, pueblo–, representar fines universales, no de clase. Errejón ha vuelto, y Madrid solo pretende ser su primer fortín.

Un "populismo progresista" que, más allá de Gramsci, se inscribe en la escuela teórica del peronista Ernest Laclau, "en la que me inscribo", reconoce Errejón, para reivindicar su papel dirigente en el periodo previo a la debacle electoral que anticipan las encuestas: "En España, esta escuela ha estado particularmente presente en las discusiones teóricas, la creación y el discurso y campañas electorales de los primeros años de Podemos, plagando de términos gramscianos la esfera mediática y política española". En 2019, la candidatura de Podemos a la Comunidad de Madrid que liderará Errejón, previo paso por primarias en las que lo apoyará Pablo Iglesias, pretende volver a convertirse en el reflejo de aquellas tesis.

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