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Sánchez e Iglesias reinician su batalla sin romper puentes para las previsibles alianzas
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del acoso y derribo a la "competición virtuosa"

Sánchez e Iglesias reinician su batalla sin romper puentes para las previsibles alianzas

En juego están numerosas comunidades, pues en todas las que gobierna actualmente el PSOE, a excepción de Andalucía y País Vasco —como segundo del PNV—, ha precisado del apoyo de Podemos

Foto: Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se estrechan la mano antes del comienzo de su primera reunión tras la victoria del líder socialista en las primarias. (EFE)
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se estrechan la mano antes del comienzo de su primera reunión tras la victoria del líder socialista en las primarias. (EFE)

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias han arrancado la maratoniana campaña hacia las elecciones municipales y autonómicas declarándose mutuamente la guerra. Una competición por el liderazgo de la izquierda y, principalmente, por los cientos de miles de votantes progresistas desmovilizados, pendientes de decidir su sufragio entre una de estas dos formaciones o asentados en la abstención: se calcula que rondarían ya el millón y medio de electores, según los diferentes sondeos. En este contexto se ha abierto paso en la sala de máquinas podemista la estrategia errejonista de la "competición virtuosa" entre las izquierdas. Esto es, disputar con el PSOE la hegemonía de la izquierda aun sin perder de vista su necesidad mutua para tejer pactos poselectorales y, por tanto, cooperar para frenar a las derechas.

Con el sector anticapitalista cada vez más arrinconado —y silenciado— en los órganos de decisión, el errejonismo ha desplegado sus velas con el aval público del secretario general, Pablo Iglesias. Asentando sus raíces en Madrid, trinchera de su letargo tras la derrota de Vistalegre II, Íñigo Errejón será candidato a la presidencia de la comunidad haciendo tándem en la capital con un Ahora Madrid instalado en un proyecto incluso más posibilista y pactista que el del propio exportavoz. Errejón quiere pasar de los pactos de legislatura a los pactos de gobierno, la configuración de las listas se está haciendo bajo esta premisa, y el líder autonómico del PSOE, José Manuel Franco, ya mostró hace meses en público su predisposición a que fuese así.

Se ha abierto paso la estrategia errejonista de la "competición virtuosa" para disputar con el PSOE la hegemonía de la izquierda

Al margen de los ataques verbales a través de los medios de comunicación, dulcificados en comparación con los tiempos de la gestora del PSOE, pactos de gobierno como el de Castilla-La Mancha indican un cambio de estrategia en Pablo Iglesias que viene de atrás. La fase denominada como guerra relámpago, en la que la apuesta estratégica era no pactar nunca con el PSOE en posición de subalterno, forma ya parte del pasado. Solo los 'anticapis' siguen defendiendo esta máxima, mientras que tanto el oficialismo y el errejonismo se inclinan, aunque en diferentes grados, por conquistar posiciones de poder aun entrando en gobiernos liderados por socialistas.

Las profundas diferencias sobre Cataluña y la aplicación del artículo 155 acabaron con el oasis del acercamiento entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, aunque no ha tenido efectos en la política de alianzas. Ni siquiera la ruptura unilateral del pacto de Ada Colau con el PSC en el Ayuntamiento de Barcelona. Del acoso y derribo se camina hacia una "competición virtuosa", aunque sin llegar a los términos que le gustaría al candidato a la presidencia de la Comunidad de Madrid, pues Iglesias ha marcado un punto y aparte con el "nuevo PSOE" que da por muerto ante la negativa a pactar una moción de censura contra Mariano Rajoy. Sánchez ha hecho lo propio con Pablo Iglesias, lanzándose a por el trasvase de votos una vez alejado el fantasma del sorpaso, al menos momentáneamente.

Foto: Unidos Podemos ha presentado este jueves una Proposición no de Ley para instar al Gobierno a celebrar un debate de estado de la Nación. (EFE)

En juego están numerosas comunidades, pues en todas las que gobierna actualmente el PSOE, a excepción de Andalucía y País Vasco —como segundo del PNV—, ha precisado del apoyo de Podemos. Un peaje que la formación morada cobró en las grandes ciudades donde gobierna junto a sus aliados, como Madrid, Barcelona, Zaragoza o A Coruña. El panorama de cara a las próximas elecciones autonómicas y municipales se presenta muy distinto, al igual que las estrategias, y la gobernabilidad de las izquierdas y el freno al meteórico ascenso de Ciudadanos serán cruciales para impulsarse de cara a las generales de 2020.

Mientras tanto, Sánchez e Iglesias marcan perfiles propios sin tenderse todavía la mano pero conscientes de su necesidad mutua. Serán rivales en campaña, pero siguen condenados a entenderse después. La rivalidad por capitalizar la izquierda forma parte de los respectivos argumentarios de PSOE y Podemos, pero con un guante blanco que ya dejó notar Iglesias en el informe político que expuso ante el primer Consejo Ciudadano Estatal de este 2018, dejando a los portavoces los ataques más duros. En la exposición de puertas abiertas se criticó la claudicación de la socialdemocracia alemana por su tendencia a reeditar la gran coalición con Angela Merkel, pero llamó la atención el silencio respecto a la fórmula portuguesa que, en privado, sí se puso sobre la mesa.

Sánchez e Iglesias marcan perfiles propios sin tenderse todavía la mano pero conscientes de su necesidad mutua

Los socialistas luchan por fijar un mensaje de izquierdas, cargando contra las élites o sacando a relucir iniciativas programáticas en favor de los de abajo. Podemos, por su parte, se afana en señalar las supuestas incoherencias y promesas incumplidas del Pedro Sánchez de las primarias con el Pedro Sánchez del último trimestre de 2017, que "ha acabado haciendo lo mismo que haría Susana Díaz". Asimismo, tratan de aprovecharse de la insólita situación de que el secretario general socialista no tenga escaño en el Congreso para hacerse con el título virtual de líder la oposición, por ejemplo, promoviendo que se recupere la celebración de los tradicionales debates sobre el estado de la nación.

La acusación que Pablo iglesias utilizaba contra el bipartidismo, con la expresión prestada de "garrotazos en el Congreso por la mañana, pactos estratégicos por la noche", bien podría aplicarse, aunque con numerosos matices, a su nueva táctica con los socialistas. El debate interno en Podemos continúa, marcado por su descenso en las encuestas, aunque con el consenso de que no deben romperse los puentes de los socialistas para las previsibles alianzas poselectorales ni dejar avanzar a la nueva derecha —o la "tercera vía de la derecha"—.

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias han arrancado la maratoniana campaña hacia las elecciones municipales y autonómicas declarándose mutuamente la guerra. Una competición por el liderazgo de la izquierda y, principalmente, por los cientos de miles de votantes progresistas desmovilizados, pendientes de decidir su sufragio entre una de estas dos formaciones o asentados en la abstención: se calcula que rondarían ya el millón y medio de electores, según los diferentes sondeos. En este contexto se ha abierto paso en la sala de máquinas podemista la estrategia errejonista de la "competición virtuosa" entre las izquierdas. Esto es, disputar con el PSOE la hegemonía de la izquierda aun sin perder de vista su necesidad mutua para tejer pactos poselectorales y, por tanto, cooperar para frenar a las derechas.

Pedro Sánchez Íñigo Errejón
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