Así se queda la Guardia Civil en Cataluña: con los baños rotos y sin pluses

Los guardias civiles que quedan en Cataluña permanecen en condiciones muy diferentes a las que tenían ellos y sus compañeros cuando formaban parte de la denominada operación Copérnico, puesta en marcha por el Ministerio del Interior con el fin de frenar policialmente la amenaza independentista ilegal emprendida por el Gobierno catalán liderado por Carles Puigdemont. Los funcionarios continúan trabajando del mismo modo que antes —las mismas horas, con los mismos escasos permisos e igual disponibilidad—, aunque ahora sin el incentivo económico que conllevaba el mencionado operativo desarrollado por el departamento que dirige Juan Ignacio Zoido.

Según denuncian desde la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), los agentes apenas reciben 28 euros para afrontar las tres comidas del día, pero ni un euro más por estar disponibles las 24 horas del día del mismo modo que lo estaban sus predecesores. Asimismo, continúan desde la agrupación mayoritaria en el cuerpo, los funcionarios duermen en habitaciones de tres en unas instalaciones en las que ni siquiera disponen de baños habilitados, ya que los que hay se encuentran estropeados.

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Roberto R. Ballesteros

Las circunstancias que han rodeado a los funcionarios de la Guardia Civil o de la Policía desplazados a Cataluña durante los últimos meses —desde poco antes de que tuviera lugar el referéndum ilegal del pasado 1 de octubre— han sido continuo objeto de polémica en los medios de comunicación. Desde la comida de Navidad hasta las protestas de los policías por realizar labores que no son habituales para ellos pasando por las quejas por las condiciones en las que vivían en los barcos que se habían habilitado en el puerto de Barcelona para que pernoctaran los funcionarios.

Esta última ahonda en las malas circunstancias en las que se encuentran los agentes y en los ingresos que perciben por estar desplazados en Barcelona. Actualmente, tras la operación Copérnico, casi un centenar de efectivos del grupo de élite GRS de la Guardia Civil se encuentran desplazados en la ciudad condal con el fin de estar disponibles en caso de ser necesarios con motivo de la amenaza independentista. En concreto, se trata de varios grupos que han acudido desde Sevilla, Madrid y Zaragoza.

El personal se irá renovando, como ha ordenado el Ministerio del Interior, cada mes. Los actuales efectivos apenas llevan dos semanas y ya están hartos de una situación que consideran tercermundista. Los agentes duermen en una instalación ubicada dentro del acuartelamiento de San Andrés de la Barca, en Barcelona, que llevaba años sin ser utilizada. Antiguamente estaba destinada a albergar a los funcionarios solteros del cuartel, pero hace años que se encontraba en desuso.

El casi centenar de guardias civiles disponen de apenas una decena de duchas para asearse y los pocos baños que tienen disponibles son de uso compartido. Se quejan además de que la dieta de 28 euros que reciben al día para desayunar, comer y cenar lleva más de diez años congelada, representa la mitad de la que reciben los oficiales y, además, aún no ha sido abonada, por lo que los funcionarios están desembolsando de su bolsillo estos gastos y algunos incluso dudan de que finalmente la Dirección General los vaya a abonar, dado que aún no se han aprobado los presupuestos.

"De nuevo los guardias civiles vuelven a ser olvidados por Interior; se les pide todo el sacrificio pero no se les reconoce su labor como merecen", valora el portavoz de AUGC, Juan Fernández. "Que tengan que ocuparse de sus gastos por adelantado o que lo recibido no cubra ni tan siquiera su manutención es indigno; es hora de que el Gobierno reconozca como se merece el trabajo que realizan a diario los guardias civiles de una vez por todas", sentencia el representante de la asociación profesional.