Es noticia
Un policía y un niño entran en la historia: asesinados por ETA, homenajeados por Bildu
  1. España
la alcaldía de pamplona pone las primeras placas

Un policía y un niño entran en la historia: asesinados por ETA, homenajeados por Bildu

El Ayuntamiento de Pamplona coloca dos rótulos en homenaje al policía nacional Ángel Postigo Mejías y al niño de 13 años Alfredo Aguirre Belascoáin en los lugares donde fueron asesinados

Foto: Placa en memoria de la víctima de ETA Alfredo Aguirre, en el lugar donde este niño de 13 años fue asesinado en 1985. (EC)
Placa en memoria de la víctima de ETA Alfredo Aguirre, en el lugar donde este niño de 13 años fue asesinado en 1985. (EC)

Es primera hora de la mañana de un domingo de junio de 1980 en Pamplona. Al salir del domicilio de su abuela, adonde había acudido para visitarla, el policía nacional Ángel Postigo Mejías se dispone a abrir la puerta del vehículo estacionado junto a la casa cuando es acribillado a balazos por dos miembros de ETA. La noche está a punto de caer el 30 de mayo de 1985 en la capital navarra. El niño de 13 años Alfredo Aguirre Belascoáin llama al telefonillo del domicilio de una vecina donde se encuentra su madre. Acaba de dejar la bicicleta en la bajera. El sonido del timbre precede a la fuerte explosión de una bomba colocada en una bolsa de basura en la calle por la banda terrorista para atentar contra la Policía Nacional. El estudiante fallece desangrado en brazos de su madre, que ha bajado a toda prisa a la calle al escuchar el tremendo estruendo.

Postigo fue acribillado tras visitar a su abuela y Aguirre falleció al explotar una bomba colocada en una bolsa de basura contra la Policía Nacional

Los nombres de Ángel Postigo y Alfredo Aguirre forman parte de la larga lista de cerca de un millar de víctimas mortales que ha dejado ETA en su sanguinaria trayectoria. Ahora, sus nombres abren el listado de asesinados por la banda terrorista que reciben un reconocimiento expreso de un Gobierno municipal liderado por EH Bildu con la colocación de sendas placas de homenaje en los lugares en donde les fue arrebatada la vida.

La medida la ha llevado a cabo este jueves el Ayuntamiento de Pamplona, que ha dado así los primeros pasos prácticos dentro del compromiso adoptado de colocar placas a las 27 víctimas que ha dejado ETA en la capital de Navarra, siempre y cuando se cuente con el beneplácito de sus familiares. Se trata de la primera vez que un consistorio gobernado por la izquierda ‘abertzale’ coloca distintivos específicos en la calle a modo de tributo a personas asesinadas por la banda terrorista allí donde fueron asesinadas, según constatan asociaciones de víctimas.

Foto: Agentes de la Guardia Civil sacan material de un inmueble tras la detención de varios etarras. (EFE)

La decisión del alcalde de Pamplona, Joseba Asirón, obedece a la iniciativa aprobada en el Parlamento de Navarra en junio de 2016 que instaba al Gobierno de Uxue Barkos y a los ayuntamientos de la Comunidad Foral a colocar estas placas con el nombre de las víctimas y la fecha en la que se produjo el atentado. Desde entonces, unos pocos ayuntamientos han cumplido este emplazamiento, como Sanguesa, Burguete o Estella, ninguno de ellos bajo control de EH Bildu. Las dos placas instaladas por el consistorio pamplonés recogen en castellano y euskera el nombre de los asesinados y las fechas de nacimiento y muerte, detallando de forma específica que se trata de un acto de "memoria" como “víctimas de ETA” que son.

placeholder El alcalde de Pamplona, Joseba Asirón, durante una rueda de prensa. (EFE)
El alcalde de Pamplona, Joseba Asirón, durante una rueda de prensa. (EFE)

El recuerdo a Ángel Postigo en el lugar en el que perdió la vida llega más de 37 años después de que dos terroristas le descerrajaran seis disparos en la cabeza, el tórax y los brazos en el barrio de La Rochapea. Su asesinato es especialmente sangrante, ya que la banda terrorista utilizó a un menor de edad para someter a vigilancia a este policía nacional e informar sobre sus costumbres y rutinas diarias. El chivato recibió 10.500 pesetas como honorarios por un trabajo por el que años después fue condenado a dos años de prisión como cómplice de asesinato.

La placa supone el segundo reconocimiento a Ángel Postigo, que da nombre a una calle tras la decisión del Gobierno municipal de UPN en 2010

Natural de La Línea de la Concepción (Cádiz), Postigo llevaba más de una década vinculado a Pamplona, donde vivía con su mujer, vecina de la localidad navarra de Villava. En el momento de su asesinato tenía 25 años y era padre de un hijo de cinco. La colocación de la placa supone el segundo reconocimiento expreso que recibe de la capital navarra, que en 2010, bajo gobierno de UPN, decidió poner su nombre a una calle con el apoyo del PSN.

A Postigo y Aguirre los une el nombre de Mercedes Galdós Arsuaga, la etarra que participó de forma directa en ambos asesinatos. En el primer caso disparó una de las armas que acabaron con la vida del policía nacional y en el segundo dejó una bolsa de basura con una bomba en su interior junto a una farmacia en la Bajada de San Francisco Javier, en pleno casco viejo, en una emboscada preparada contra la Policía Nacional. Para no despertar sospechas, simuló estar embarazada. La explosión no solo mató a este niño de 13 años sino que también se cobró la vida del agente Francisco Miguel Sánchez, hiriendo además de gravedad a otros tres policías. ETA calificó de “accidental” el asesinato de Aguirre, llegando a expresar su “tristeza” por lo ocurrido en el comunicado para reivindicar el crimen.

La etarra Mercedes Galdós, que participó en los dos atentados, fue condenada a 764 años de cárcel por 17 asesinatos y tan solo cumplió 19 años

La etarra Galdós, con un gran historial de atentados, acumulaba condenas por 764 años de prisión por 17 asesinatos y tan solo cumplió 19 años entre rejas. Su salida de la cárcel en 2005 fue “lo más duro” para la madre del niño de 13 años. “[Ahí estaba] toda jocosa y feliz, con la gente esperándola para recibirla como si fuera una heroína. Eso lo he sentido como imperdonable. Ahora no sé si cumplen más años, pero entonces… Le echaron muchísimos [años] y ¿cuántos pasó? Ni lo sé. Cada vez que pienso en eso lo quiero olvidar. Dicen que le redujeron la condena por buena conducta. Y yo escucho eso y me río, buena conducta. ¿Qué querían? ¿Que se liara a tiros allí dentro, en la cárcel?”, se sinceró Carmen Belascoáin en 2010 en una entrevista en 'Diario de Navarra' con motivo del 25 aniversario del asesinato de su hijo. No fue fácil para ella recordar lo vivido hace un cuarto de siglo: “(…) Bajé como una loca al portal y estaba todo destrozado. En la puerta había un cuerpo tendido. Yo creí que era mi hijo y lo cogí en brazos, pero no era Alfredo. Era el policía. Entonces levanté la vista y vi, allí, en medio de la calle a mi hijo. Estaba tirado. Con una bota de deporte que había estrenado aquel día: se le había caído, estaba allí, a su lado. Estaba sangrando. Corriendo lo cogí y le dije: ‘Hijo mío, ¿qué te han hecho?, ¿qué te han hecho?’ Pobrecico. Yo creo que aún estaba vivo porque todavía movía la boca. Todavía movía la boca, pero claro, se desangró. Era todo un reguero de sangre (…)".

Asirón ha mantenido sendos encuentros "largos" con los familiares de las dos víctimas para tener su beneplácito para la colocación de las placas. Han sido dos conversaciones “cargadas de emoción y de dolor en más de un momento”, según señala el alcalde de Pamplona, que rehúsa aportar más detalles de las citas porque “pertenecen a la intimidad del momento”. En todo caso, asegura que “será muy difícil olvidar” unos encuentros que han sido “presididos por la cercanía, el respeto y la cordialidad”.

Se ha hablado también con allegados de otras tres víctimas y en todos los casos han recibido un no para este reconocimiento en forma de placa

No han sido los únicos contactos que ha mantenido el ayuntamiento hasta la fecha con familiares de víctimas de ETA de cara a colocar placas a los 27 asesinados por la banda terrorista en Pamplona en cumplimiento del acuerdo que adoptó la Junta de Portavoces el 23 de marzo de 2017, ante la iniciativa aprobada un año antes en el Parlamento foral (la última víctima de ETA en la capital navarra fue el portavoz del grupo municipal de UPN Tomás Caballero Pastor, en 1998). Se ha hablado también con allegados de otras tres víctimas y en todos los casos han recibido un no para este reconocimiento, por lo que no se pondrán los rótulos de todas las personas asesinadas por la banda terrorista. El consistorio ha solicitado al Ministerio de Interior que le facilite los contactos de las víctimas para que “en la medida que vayamos recibiendo los datos, se vayan colocando las placas”.

Para el regidor ‘abertzale’, la colocación de estas dos primeras placas a víctimas de ETA “no solo supone una obligación moral sino que además supone una satisfacción y motivo de orgullo”. Según señala, esta medida se enmarca en la “reivindicación constante que hacemos de memoria, dignidad, reconocimiento y reparación para todas las víctimas, y en este caso concreto para las 27 de ETA en la ciudad”. La colocación de estos rótulos es una reivindicación permanente del Colectivo de Víctimas del País Vasco,Covite, que, ante la "desidia" de los gobiernos nacionalistas, ha llegado a colocar placas por su cuenta en San Sebastián, tanto bajo mandato de EH Bildu como del PNV, o en Bilbao, las cuales fueron retiradas de forma inmediata por los gobiernos municipales.

Foto: El lehendakari Iñigo Urkullu y el secretario general de Convivencia del Gobierno vasco, Jonan Fernández. (EFE)

Nunca antes un Gobierno municipal de EH Bildu ha colocado placas específicas en la calle en homenaje a asesinados por la banda terrorista, a la que la izquierda ‘abertzale’ se resiste a condenar. El Ayuntamiento de Rentería (Guipúzcoa) sentó un precedente el pasado año en la trayectoria institucional de la izquierda ‘abertzale’ al homenajear por primera vez de forma específica a víctimas de ETA. Los nombres del policía municipal y militante socialista Vicente Gajate y de los concejales del PP José Luis Caso y Manuel Zamarreño se pueden leer en una placa en su honor colocada en el interior del consistorio. En todo caso, la dirección de EH Bildu, donde conviven históricos de la antigua Batasuna, se niega a dar cobertura genérica a homenajes a víctimas de ETA, tal y como se comprobó recientemente en Zarautz, donde la cúpula del partido obligó al grupo municipal a retirar el apoyo dado a una declaración institucional en homenaje al concejal del PP asesinado por ETA en 1998 José Ignacio Iruretagoyena que denunciaba que fue un crimen “radicalmente injusto” que “nunca debió ocurrir, ni ningún otro”.

La decisión del Ayuntamiento de Pamplona llega en plena polémica por la decisión del Gobierno de Barkos de destinar 17.900 euros para la elaboración de un estudio que ponga cifras a las torturas que han llevado a cabo los diferentes cuerpos policiales en Navarra, en línea con el controvertido trabajo que ha llevado a cabo el Gobierno vasco y que ha fijado más de 4.000 casos de malos tratos entre 1960 y 2014. Entre las críticas, el estudio del Ejecutivo de Iñigo Urkullu ha suscitado el rechazo de su socio de gobierno, el PSE, que ha denunciado que asienta la “falsa idea de una tortura generalizada” mientras ETA no dejaba de asesinar, y del principal sindicato de la Ertzaintza, ERNE, que ha acusado al Gobierno vasco de “equiparar casos de supuestos malos tratos no probados y no demostrados con asesinatos y el terrorismo de persecución que la Ertzaintza y las policías locales han sufrido”.

Es primera hora de la mañana de un domingo de junio de 1980 en Pamplona. Al salir del domicilio de su abuela, adonde había acudido para visitarla, el policía nacional Ángel Postigo Mejías se dispone a abrir la puerta del vehículo estacionado junto a la casa cuando es acribillado a balazos por dos miembros de ETA. La noche está a punto de caer el 30 de mayo de 1985 en la capital navarra. El niño de 13 años Alfredo Aguirre Belascoáin llama al telefonillo del domicilio de una vecina donde se encuentra su madre. Acaba de dejar la bicicleta en la bajera. El sonido del timbre precede a la fuerte explosión de una bomba colocada en una bolsa de basura en la calle por la banda terrorista para atentar contra la Policía Nacional. El estudiante fallece desangrado en brazos de su madre, que ha bajado a toda prisa a la calle al escuchar el tremendo estruendo.

Noticias de Navarra Terrorismo Bildu
El redactor recomienda