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La táctica de Rivera con Arrimadas: de temeraria a un cohete imparable
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UN INFORME INTERNO AVALA LA ESTRATEGIA

La táctica de Rivera con Arrimadas: de temeraria a un cohete imparable

Que la líder de Ciudadanos en Cataluña fuera la portavoz nacional podía tener sus riesgos. Ahora el partido sabe que la decisión fue un acierto y tuvo gran impacto el 21-D

Foto: Inés Arrimadas, durante un acto en la campaña electoral del 21-D. (EFE)
Inés Arrimadas, durante un acto en la campaña electoral del 21-D. (EFE)

Ciudadanos ganó las elecciones del 21-D en Cataluña y lo hizo por más de 170.000 votos con respecto a la segunda fuerza. Uno de cada cuatro catalanes apostó por la papeleta naranja, y nueve de cada 10 que ya lo hicieron en 2015 repitieron. En torno a 170.000 votantes del PP se decantaron por Inés Arrimadas, como también 95.000 del PSC. La abstención es otra de las claves: 150.000 abstencionistas de hace dos años decidieron acudir a las urnas esta vez y votar por la opción de centro. Son algunos de los datos que arroja el informe interno encargado desde la dirección al comité de campaña en busca de reconocer aciertos y errores en los comicios más importantes para la formación desde su nacimiento. Pero no solo datos, el partido ha analizado más allá del trasvase de votos y porcentajes el impacto de su estrategia y las decisiones tomadas para favorecer un buen resultado en Cataluña.

La candidata elegida constituye la principal clave, según el análisis interno del partido. El informe destaca su trayectoria como líder de la oposición durante la grave crisis democrática en Cataluña y hace hincapié en su "imagen consolidada" como "mujer valiente", "preparada" y "moderna", así como en su "labor de liderazgo" al frente del grupo parlamentario. Además, el documento interno establece como acierto su "alto nivel" en las principales intervenciones previas a las elecciones, tanto en actos políticos y mítines como en los debates electorales con el resto de candidatos, que habría jugado un papel crucial en la recta final de la campaña. Y más allá de la actuación como candidata a la presidencia de la Generalitat, el informe del comité electoral avala por primera vez de manera técnica algunas decisiones tomadas desde la dirección que suscitaron dudas interna y externamente y que habrían tenido una incidencia directa en los resultados.

placeholder Albert Rivera, junto a Inés Arrimadas, en la noche electoral del 21-D. (EFE)
Albert Rivera, junto a Inés Arrimadas, en la noche electoral del 21-D. (EFE)

El ejemplo más relevante es el nombramiento de Arrimadas como portavoz nacional del partido. Según el informe, tras la celebración de la IV Asamblea en febrero del año pasado, "en la que se decidieron las líneas estratégicas", la nueva dirección determinó que la líder de Ciudadanos en Cataluña asumiera este cargo. Una decisión que tanto miembros del partido como analistas pusieron en entredicho, no por la figura de Arrimadas, sino por la apuesta de situar el debate catalán en el centro de todos los asuntos nacionales. La designación suponía dar a la dirigente territorial el principal altavoz de la formación cada semana sobre asuntos generales, del Congreso de los Diputados y de la política nacional en la que Arrimadas no estaba día a día. Al mismo tiempo, su presencia en la sede central conllevaba un seguimiento continuo de la actualidad catalana en Madrid.

Arrimadas se muestra "cauta" pero satisfecha con la encuesta de intención de voto

Sin embargo, y pese a posibles suspicacias iniciales, el comité de campaña señala ahora esta cuestión como nuclear tras el 21-D. En concreto, lo que dice el informe es que "se puso, de esta manera, el acento en la figura de Arrimadas como un actor fundamental de la política catalana y del conjunto de España. Además, se demostró que Ciudadanos sí ha mantenido el mismo discurso en Cataluña y en el resto de España siendo la líder de la oposición en el Parlament también la portavoz nacional". Esa visibilidad de ambas cuestiones por igual, apuntan desde el partido naranja, fue crucial en la estrategia y en los objetivos conseguidos en las elecciones de diciembre.

Foto: Albert Rivera e Inés Arrimadas durante la noche electoral del pasado 21-D en Barcelona. (EFE)

Más allá del 'factor Inés', como muchos lo llaman ya, la nitidez del mensaje en campaña también jugó un papel esencial, sobre todo en unos comicios tan polarizados. Ciudadanos dejó claro desde el principio los tres ejes en los que basaría su argumentario: "recuperar la convivencia y superar la fractura social" causada desde el separatismo, "revertir la crisis económica originada por la inestabilidad y la irresponsabilidad del Govern" (y que conllevó la marcha masiva de empresas) y "recuperar la normalidad democrática e institucional" (tras la profunda crisis en la que se encontró inmersa la comunidad autónoma con sus autoridades enfrentadas al Gobierno estatal y a los grupos de la oposición). El mensaje caló y lo hizo con intensidad: Ciudadanos aglutinó la mayor parte del voto útil de los partidos constitucionalistas y no secesionistas, hasta el punto de que sus 36 escaños superaron la suma de los obtenidos por PSC, Catalunya en Comú-Podem y PP.

Precisamente, para lograr las altas expectativas de movilización —creadas en parte tras las históricas manifestaciones prounidad del 8 y 29 de octubre, que demostraban un cambio real en la calle—, el partido creó un equipo de voluntarios sin precedentes para incrementar su presencia en la calle y aumentar la visualización de la candidatura, por primera vez apostaron por un envío completo de la papeleta a todos los ciudadanos censados en Cataluña y organizaron actos multitudinarios a lo largo de toda la campaña, centrándose en núcleos urbanos (su punto fuerte) y logrando una mayor visibilidad, como sucedió en alguno de los últimos eventos, reivindicando el espíritu de la Unión Europea con el ex primer ministro francés Manuel Valls y el Nobel Mario Vargas Llosa como invitados estrella.

placeholder La ejecutiva nacional de Ciudadanos, durante su última reunión. (EFE)
La ejecutiva nacional de Ciudadanos, durante su última reunión. (EFE)

No todo han sido aciertos. El informe que ya estudia la ejecutiva nacional con Rivera al mando señala tres aspectos "a mejorar" tras el 21-D. En primer lugar, potenciar el partido en las zonas rurales y pequeños municipios, donde Ciudadanos obtuvo su resultado menos brillante y donde claramente la formación tiene una menor implantación en favor de partidos independentistas. Por el otro, incidir a lo largo de la legislatura en todas las propuestas sociales que dan solución "a los problemas reales de los catalanes", que en opinión de los centristas quedaron en un segundo plano al acaparar el debate público el desafío secesionista. Por último, entre las prioridades del partido naranja se encuentra impulsar una nueva ley electoral (en Cataluña y en el resto de España, como recoge el propio pacto de investidura con el PP) para que todos los votos valgan lo mismo y no haya una sobrerrepresentación de los partidos nacionalistas o de los grandes partidos en el caso nacional.

Ciudadanos ganó las elecciones del 21-D en Cataluña y lo hizo por más de 170.000 votos con respecto a la segunda fuerza. Uno de cada cuatro catalanes apostó por la papeleta naranja, y nueve de cada 10 que ya lo hicieron en 2015 repitieron. En torno a 170.000 votantes del PP se decantaron por Inés Arrimadas, como también 95.000 del PSC. La abstención es otra de las claves: 150.000 abstencionistas de hace dos años decidieron acudir a las urnas esta vez y votar por la opción de centro. Son algunos de los datos que arroja el informe interno encargado desde la dirección al comité de campaña en busca de reconocer aciertos y errores en los comicios más importantes para la formación desde su nacimiento. Pero no solo datos, el partido ha analizado más allá del trasvase de votos y porcentajes el impacto de su estrategia y las decisiones tomadas para favorecer un buen resultado en Cataluña.

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