La tensa conversación entre el 112 y unos jóvenes en la nieve: "Se rieron de nosotros"

“El 112 se rió de nosotros”. Así lo piensan los siete veinteañeros que pasaron la noche atrapados en El Angliru, en Asturias, bajo la nieve, enlatados en un todoterreno de cinco plazas y ataviados solo con ropa de calle y zapatillas. Ni equipo de montaña ni ropa gruesa con la que hacer frente al temporal, y con el combustible escaseando. La madrugada del sábado al domingo, el todoterreno bajaba por el pico asturiano hasta que los jóvenes decidieron estacionarlo por miedo a resbalar. Fue cuando pensaron que lo mejor era llamar a emergencias, según recoge La Nueva España.

El problema fue que la Guardia Civil no logró acceder al lugar por culpa del fuerte temporal, por lo que se pidió a los jóvenes que intentaran descender a pie hasta ellos. El tramo a recorrer era de tres kilómetros cubiertos de nieve. Aunque antes dos ocupantes del vehículo ya se habían lanzado a descender por su cuenta, los cinco restantes permanecieron en el coche.

Así fue la conversación de madrugada

-Llamamos anteriormente pero llevamos toda la noche aquí, ya llevamos cinco horas y empezamos a estar un poco angustiados-, dijo uno de ellos en la llamada registrada al 112. “El chico de la grúa llegó y me mandó la ubicación y está a cuatro kilómetros. Y lo que no puede alguien es bajar en camisa, sin chaqueta…”

-Pues nosotros no podemos enviarles ninguna ayuda, tienen que esperar a que llegue el de la grúa-, contestó la operadora.

-Sois salvamento, tenéis que sacarnos de aquí.

-Mire, estoy comentándolo con el jefe de sala y dice que no, que no se va a enviar a nadie, que ya lo sabe la Guardia Civil, que el coche se puede quedar ahí, que bajen ustedes andando.

-Pero si estamos sin ropa.

-Ya, pues entonces el que está sin ropa tendrá que quedarse en el coche esperando y los otros bajar y luego subírsela.

-Estamos todos en playeros.

-Pues lo tenían que haber pensado antes de subir con la carretera en ese estado.

-Cuando subimos había cuatro dedos y ahora llevamos cinco horas aquí esperando a que alguien solucione algo-. Tras la respuesta del joven, el jefe de sala decidió intervenir.

-Señor, somos mayorinos ya para saber lo que hacemos.

-Ya, pero es que cuando subíamos había cuatro dedos.

-Pero la alerta ya estaba dada.

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S.D.

La conversación entre los jóvenes y el 112 continuó como una partida de ping pong en la que el jefe de sala les insistió en que hicieran "como sus compañeros” y bajaran caminando.

-Pero es que hay un chico en camisa.

-Pues que se quede en el coche mientras van a por ropa para él.

-¿Y vuelven a subir y bajar?

-Ustedes sabían a lo que se exponían.

Después de que el joven al teléfono reprochara que para qué "existe el equipo de rescate" y que iba a llevar el caso a los tribunales, el jefe de sala les echó en cara que salieran con un vehículo sin cadenas.

-Es un 4x4-, respondió el joven.

-Sí, cuatro por cuatro, dieciséis. Buenas noches.

A pesar de la tensa conversación telefónica, los siete integrantes del vehículo se encontraron completamente a salvo a las 12 del mediodía, aunque molestos con el servicio recibido. “Nos sentimos desamparados y maltratados por el 112. No es normal que llames para pedir auxilio, te dejen tirado y se rían de ti por teléfono”, aseguran, aunque destacan la labor de la Guardia Civil. “No nos pudieron ayudar, pero nos intentaron calmar”.