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Sánchez vuelve al coche para reconectar con las bases, 'agitar' al PSOE y salir del 'procés'
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LOS RETOS DE LOS SOCIALISTAS PARA 2018

Sánchez vuelve al coche para reconectar con las bases, 'agitar' al PSOE y salir del 'procés'

El líder retoma este mes las asambleas abiertas para movilizar al partido y prepararlo para las autonómicas, municipales y europeas de 2019. La dirección busca ocupar más espacio con su agenda

Foto: Pedro Sánchez, durante la clausura del 39º Congreso Federal del PSOE, el pasado 18 de junio en Madrid. (Reuters)
Pedro Sánchez, durante la clausura del 39º Congreso Federal del PSOE, el pasado 18 de junio en Madrid. (Reuters)

Un año atrás, solo un año atrás, el PSOE no tenía secretario general, ni tenía aún fecha aprobada para su 39º Congreso Federal. Pedro Sánchez se sentía a ratos hundido, a ratos animado, indeciso sobre si debía o no competir en primarias, volver a la arena. Susana Díaz emergía como la candidata favorita e inevitable aún sin haber abierto la boca. Patxi López preparaba el terreno con los antiguos barones sanchistas. La gestora de Javier Fernándezcapeaba el temporal como podía, sacando pecho de su labor de oposición "útil" al Gobierno, intentando desactivar las tensiones internas, estirando los tiempos al máximo y buscando resolver su crisis gravísima con el PSC.

Un año después, solo un año después, Sánchez está de nuevo al frente del PSOE tras una victoria inapelable, Susana Díaz y los barones están replegados en sus cuarteles de invierno, Patxi López volvió a la ejecutiva pero con un papel desvaído, Javier Fernández está de salida en el Principado y el PSC es un aliado fiel y estable de Ferraz. El partido ha tomado oxígeno en las encuestas, aunque la primera prueba electoral, las catalanas del 21-D, se ha saldado con un aprobado bajo. El secretario general, que prometió en las primarias devolver al PSOE a la senda de la izquierda y tender puentes con Podemos, ha puesto fin a su relación "preferente" con Pablo Iglesias y ha buscado arrinconar a la derecha a Ciudadanos. Y con el Gobierno de Mariano Rajoy ha endurecido la crítica, pero al tiempo se aproximado a él para defender al Estado frente al desafío separatista y ha apoyado sin fisuras la aplicación del artículo 155 de la Constitución. Pareciera que ha pasado no un año, sino "una década", como decía el viernes el secretario de Organización, José Luis Ábalos.

¿Y ahora, qué?

2018 será un año de transición, en el que el PSOE espera "consolidar su alternativa" y preparar al partido para las autonómicas, municipales y europeas de 2019. La dirección quiere intentar colar su agenda socioeconómica, nítidamente "de izquierdas", en el debate público, aunque es consciente de que Cataluña aún colonizará el espacio informativo durante semanas y meses.

La dirección busca "consolidar su alternativa" frente a "la derecha" y una vez que considera ganado el pulso de la izquierda con Podemos

El líder mantiene viva su apuesta por la comisión sobre la modernización del Estado autonómico abierta en el Congreso, aunque la desembocadura que espera, la reforma constitucional, no está ni mucho menos clara aún por las reticencias del PP y la frialdad del resto de formaciones. Sánchez vuelve además a la carretera tras meses en los que ha optado por un perfil bajo, con más trabajo de despacho que mediático y con poco contacto con las bases que el devolvieron a la cúspide del poder socialista, excepción hecha de la campaña catalana y los congresos regionales en los que ha mitineado. Un primer diseño de la hoja de ruta saldrá de la primera reunión de la ejecutiva del año, el próximo lunes, 8 de enero.

Foto: Mariano Rajoy, en su rueda de prensa del viernes. (EFE)

¿Tercer año sin un proceso electoral?

Desde 1976, cuando los españoles votaron en referéndum la Ley para la Reforma Política, abriendo así las puertas de la democracia, solo en dos años, 2002 y 2013, no ha habido proceso electoral alguno. 2018 podría ser el tercero en cuatro décadas. O no, porque planea aún la posibilidad de una repetición de los comicios en Cataluña, que dado que Mariano Rajoy ha elegido el 17 de enero para la constitución del nuevo Parlament, se celebrarían a finales de mayo. Y tampoco es descartable un anticipo de las generales en caso de que el presidente no logre aprobar unos nuevos Presupuestos. E incluso Susana Díaz podría decidir no agotar la legislatura andaluza —como hizo en 2015— y adelantar sus autonómicas.

En 2019, el PSOE espera consolidar cuando menos su poder institucional conquistado en 2015: hoy gobierna siete CCAA y centenares de municipios

Esas cartas están sobre la mesa, pero el PSOE no ha puesto su maquinaria electoral a pleno rendimiento aún. Pero sí la va a ir engrasando. No tanto para generales, que la dirección ni siquiera desea. El pasado viernes, en la rueda de prensa de balance de año, el número tres, José Luis Ábalos, reconocía que con la inestabilidad e incertidumbre que reinan en Cataluña, "no se dan las condiciones para anteponer ningún interés partidista", así que de momento a Rajoy el PSOE le pide "que cumpla y que gobierne", no que disuelva las Cámaras. También porque a Sánchez no le conviene todavía someterse a las urnas, débil como está la marca, recién salida de un doloroso y encarnizado proceso de primarias.

Las elecciones que sí están agendadas son las autonómicas, municipales y europeas de la primavera de 2019, en las que el PSOE espera cuando menos revalidar el poder conquistado, en buena medida gracias a alianzas con otras formaciones, en 2015. Siete comunidades bajo su mando en total y centenares de municipios en toda España. La dirección ha programado la "movilización" del partido en dos tandas. Primero, a través de las asambleas abiertas que comienzan este mes y en las que participará el secretario general. En el segundo semestre, con la celebración de las primarias para la designación de candidatos, y en las que cobra una especial relevancia Madrid, territorio hostil desde hace más de dos décadas. No bastaría con que el PSOE mantuviese los apoyos de 2015: si Podemos se desploma, y a eso apuntan las encuestas, los socialistas tendrían complicado conservar el poder.

El PSOE salda la relación de socio preferente con Podemos:"No hay ninguna sociedad"

Ferraz anunció la semana pasada la recuperación del formato que Sánchez impulsó al poco de llegar al poder, en 2014: las asambleas abiertas, encuentros por todo el país con militantes y simpatizantes, en los que estos pueden plantear sus dudas o inquietudes. Aún no está confirmado el recorrido, porque el área de Organización está hablando con las federaciones, pero se baraja que el líder tenga como primera parada Madrid o Andalucía. Si se optara por el PSOE-A, el mensaje sería claro: aterrizaje en la comunidad controlada por su todavía enemiga interna, Susana Díaz. Una imagen con ella, no obstante, contribuiría a proyectar una imagen de normalidad (impostada) tras la batalla.

Foto: Pedro Sánchez charla con Javier Lambán, ante el dirigente federal Santos Cerdán, el pasado 5 de noviembre en el 16º Congreso aragonés, en Zaragoza. (Borja Puig | PSOE)

La pelea por la reforma constitucional

La cúpula persigue varios objetivos confesados: "Mantener un diálogo con la sociedad", "priorizar la agenda socioeconómica", "movilizar al partido" y "consolidar la alternativa que representa el nuevo PSOE". Ferraz busca "salir al paso del corsé de la agenda política", intentar colar los temas en los que es más competitivo y que le permiten marcar distancias con el PP, y escapar de la tostadora catalana, que le obliga a una unidad de acción con el Gobierno en defensa de la legalidad. La mejora del sistema de pensiones será la primera materia que se abordará en las asambleas abiertas, pero habrá más (empleo, violencia machista, salarios, transición ecológica de la economía...). No tendrá fácil hacer aflorar sus prioridades, si se repite el bajo impacto mediático que estas asambleas tuvieron en su "primera vida".

Se trata de "afianzar el apoyo de las bases" y "pisar territorio" porque "si no hay sintonía, no hay movilización", explica un alto cargo de la cúpula

Pero Sánchez también busca otra meta: "Afianzar el apoyo de las bases, claro que sí", confiesan en su núcleo duro. La gira de 2014 le sirvió para ir pertrechando un ejército propio, para generar química con una militancia que en aquel momento apenas le conocía pero que mayoritariamente le apoyó inducida por los aparatos movilizados por Díaz. El madrileño supo cuidar ese capital fundamental que luego le defendería tras su caída, en 2016, y que le llevó en volandas hasta Ferraz de vuelta. "Se trata de pisar territorio, porque si no hay sintonía, no hay movilización", añaden en el equipo de confianza. De forma que Sánchez persigue tanto retomar el contacto con las bases socialistas como despertarlas para las siguientes contiendas electorales y, de puertas para fuera, busca introducir en el debate público su menú de temas.

placeholder Pedro Sánchez y Miquel Iceta, en rueda de prensa en la sede del PSC el pasado 22 de diciembre en Barcelona. (Borja Puig | PSC)
Pedro Sánchez y Miquel Iceta, en rueda de prensa en la sede del PSC el pasado 22 de diciembre en Barcelona. (Borja Puig | PSC)

La obsesión de la ejecutiva es "ir configurando una alternativa sólida en materia socioeconómica", hacer valer la condición del PSOE como "única alternativa" a "las derechas", rúbrica bajo la que etiqueta al PP y a su "socio", Ciudadanos. Por eso trabaja ya en unos Presupuestos alternativos —un mero gesto de cara a la galería, porque no cabe esa figura en el Congreso: la prerrogativa de elaborar las cuentas del Estado es del Gobierno— y en diversas iniciativas. Pero para Sánchez es vital asimismo el devenir de la comisión de modelo territorial, que echa a andar el 10 de enero con las primeras comparecencias. El PSOE concibe ese órgano como la antesala de la reforma constitucional, debate prometido por Rajoy pero muy enfriado por su partido. Ferraz y las federaciones seguirán insistiendo asimismo en la aprobación de un nuevo sistema de financiación autonómica, aunque con seguridad el cierre del modelo provocará tiranteces entre los barones.

En su carta a la militancia de felicitación de 2018 y enviada el sábado, Sánchez ponía en valor todos estos elementos y dibujaba los retos del nuevo año. El secretario general aseguraba que ante el "silencio e inmovilismo" de la derecha, sobre los que ha crecido "el secesionismo", hace "más necesaria que nunca la consolidación de un proyecto alternativo desde los valores de la izquierda", valores "comprometidos en la lucha contra todas las fuentes de desigualdad". "España se merece que la izquierda vuelva al Gobierno", para hacer de España una nación "más justa, más social y más democrática", frente a esa España "fatalista y resignada" que ofrece "la derecha". Una izquierda "sensata", reivindicaba, y "autónoma frente al poder establecido", "una izquierda constitucional y solidaria que no cede ni ante el independentismo ni ante el autoritarismo de la derecha". Una izquierda, como le gusta decir a Sánchez, "de gobierno".

Escenario "bastante incierto"

La dirección, no obstante, no se lleva a engaño y es consciente de que sus planes pueden estallar en función de otras variables que no dependen de ella, singularmente la evolución de la crisis catalana —incluido el capítulo judicial—, o los coletazos de los casos de corrupción del PP —Gürtel, Lezo y papeles de Bárcenas, como principales ejemplos—, o del PSOE, con el juicio de los ERE ya en marcha. "Nuestro propósito puede ser uno, pero el escenario en realidad es bastante incierto. También se cruza el nerviosismo de PP con Ciudadanos, y el fantasma de la sucesión de Rajoy. Creemos que si alarga la legislatura puede ser señal de que no repite, pero si anticipa las generales quizá lo intente otra vez", expone un miembro del estado mayor socialista, que añade que la cúpula aún no ha hecho el cálculo de qué le conviene más a Sánchez: "Mariano está desgastado, sí, pero también se le otorga el valor de ser un superviviente".

Las primarias regionales y locales arrancarán en el segundo semestre del año. Los barones repetirán, salvo Fernández, y falta refuerzo en las ciudades

El abordaje del frente interno se desdobla en dos tiempos. Hasta la primavera no se culminará todo el proceso de renovación orgánica: quedan por celebrar congresos provinciales y asambleas comarcales y locales, pero las estructuras federales y autonómicas ya están todas remodeladas. En el comité federal de febrero o marzo previsiblemente se aprobará el reglamento de las primarias para la elección de candidatos a las autonómicas, locales y europeas de 2019. La dirección baraja que el proceso arranque, como pronto, en junio o septiembre.

Se prevé que compitan por un nuevo mandato —y no tendrán dificultad alguna— los presidentes de Andalucía, Susana Díaz; Extremadura, Guillermo Fernández Vara; Aragón, Javier Lambán; Valencia, Ximo Puig; Baleares, Francina Armengol, y Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page. En Asturias, dada la marcha segura de Javier Fernández, sí se necesitará un relevo —uno posible es el nuevo líder de la federación, el sanchista Adrián Barbón—, y hará falta nominar a los aspirantes de las zonas blancas, como Castilla y León, Murcia, Canarias, Cantabria..., y los de las grandes ciudades, un verdadero agujero negro para el PSOE y al que no ha metido mano pese a que todas las alarmas llevan años encendidas.

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La batalla de Madrid, clave

La principal incógnita, como siempre, se sitúa en Madrid. Un candidato seguro es Ángel Gabilondo, exministro de Educación y portavoz actual en la Asamblea regional. Está a la espera de destino. En principio, parece más factible su continuidad como rival de Cristina Cifuentes en la Comunidad, pero no está del todo descartado que pase a la carrera por el Ayuntamiento de la capital, sobre todo si la alcaldesa, Manuela Carmena, decide no repetir, opción ahora mismo menos probable. Ferraz prefiere cautela, esperar a los movimientos de los otros partidos y a configurar el tándem con Gabilondo para decidir a qué plaza lo envía. La batalla de Madrid, la más difícil e importante de todas, y el comportamiento del PSOE en los comicios más complejos del ciclo, las autonómicas y locales, visualizarán hasta qué punto Sánchez tiene mejores números para encarrilar su tercera competición por La Moncloa, tras dos exámenes anteriores fallidos (2015 y 2016) en los que condujo al PSOE a los dos peores resultados de su historia.

La militancia también participará en la elección de la candidatura a las europeas, antes decidida por comité federal. En 2014 la lideró Elena Valenciano

En paralelo, el partido tendrá que elegir a su cabeza de lista para el Parlamento Europeo. Hasta ahora, el número uno y el resto de la lista eran aprobados vía comité federal. El equipo de Sánchez introducirá "algún tipo de participación de la militancia". Pero los reglamentos no están aprobados, ni tampoco la planificación, "ni se ha pensado" en el cartel electoral, que en 2014 lideró la entonces vicesecretaria general, Elena Valenciano.

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2018 contiene aún muchas incógnitas para el PSOE. Para el país. Y un año, aunque sea un tópico decirlo en las crónicas periodísticas, es una eternidad en política. Que se lo digan a los socialistas. O a Sánchez.

Sin nuevos cambios en la relación con los partidos emergentes

En su misiva a las bases de este sábado, Pedro Sánchez hablaba de una "izquierda constitucional y solidaria" que no se pliega ni ante el secesionismo ni ante el "autoritarismo" de la derecha. El secretario general perimetraba así su espacio frente al bloque de PP y Ciudadanos y frente a Podemos, formación con la que ya ha soltado amarras y con la que ya no necesita "formalizar" ningún tipo de relación.

Los socialistas consideran ganada "la liga de la izquierda", superada la "amenaza de 'sorpasso'" que presidió la vida del PSOE desde 2014 y que tuvo su último recordatorio en la moción de censura presentada por Unidos Podemos en junio, que pretendía dejarles "fuera del espacio" político de la izquierda, en palabras de José Luis Ábalos. Ahora, no creen que les convenga la aproximación hacia una fuerza que se ha ido debilitando en el último año. No hay problema en acercarse a los de Pablo Iglesias en cuestiones sociales, pero a ambas formaciones les separa un abismo en la visión de Estado. Cataluña ha acabado por distorsionar la relación entre dos potenciales aliados. 

Sánchez incluía antes a Podemos y Ciudadanos en el grupo de "fuerzas del cambio". Pero su actitud respecto al partido de Albert Rivera ha evolucionado mucho en estos meses. La dirección juega a asociar constantemente a los naranjas con el Gobierno del PP y a pintar a Rivera como un báculo poco exigente con Mariano Rajoy. Ferraz no cree que el auge de Cs les reste demasiado, pero sí prefiguran una batalla en el espectro de la derecha

En cualquier caso, la posición respecto a los partidos emergentes ya está fijada por Ferraz, y expuesta con claridad meridiana por el número tres, José Luis Ábalos, el pasado viernes en Ferraz. "Y no se prevén cambios por ahora", indicaban en la dirección a este periódico. 

Un año atrás, solo un año atrás, el PSOE no tenía secretario general, ni tenía aún fecha aprobada para su 39º Congreso Federal. Pedro Sánchez se sentía a ratos hundido, a ratos animado, indeciso sobre si debía o no competir en primarias, volver a la arena. Susana Díaz emergía como la candidata favorita e inevitable aún sin haber abierto la boca. Patxi López preparaba el terreno con los antiguos barones sanchistas. La gestora de Javier Fernándezcapeaba el temporal como podía, sacando pecho de su labor de oposición "útil" al Gobierno, intentando desactivar las tensiones internas, estirando los tiempos al máximo y buscando resolver su crisis gravísima con el PSC.

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