Los barones no maniobrarán contra Sánchez tras el 21-D pero sí le piden una "reflexión"
Los presidentes susanistas no tienen intención de contestar al líder, pero sí creen que ha de discutirse la estrategia a seguir de cara a municipales y autonómicas visto el auge de Cs y el frenazo del PSC
Hace justo dos años, el PSOE bullía internamente. Mucho. La crispación se acrecentaba con las horas, con los días. Pedro Sánchez acababa de afrontar sus primeras elecciones generales, y el partido había menguado desde los 110 a los 90 escaños. El secretario general sorteó la autocrítica —"hemos hecho historia", dijo, porque la amenaza de 'sorpasso' de Podemos se había conjurado— pero a cambio se postuló para continuar al frente del partido, gesto que soliviantó a los barones críticos con él. Aquel ruido de sables a punto estuvo de tumbarle, pero la operación se frenó en seco el 28 de diciembre. Fue tras las segundas generales, y tras las vascas y gallegas del 25 de septiembre de 2016, que se convirtieron en un nuevo fiasco, cuando los contrarios al líder propiciaron su caída. Él se levantó y volvió a ganar. Les venció.
Dos años después, Sánchez está más afianzado que nunca en el poder del PSOE. Y su primer examen ante las urnas reales —no las internas— se saldaron con una decepción. Las autonómicas catalanas del 21-D premiaron al PSC con una débil subida, muy lejos de las expectativas: ganó un solo escaño (de 16 a 17), avanzó 1,16 puntos (del 12,72% al 13,88%) y sumó 79.686 papeletas más, hasta computar 602.969. Un crecimiento que palidecía frente al despampanante resultado de Ciudadanos (36 actas, 1,1 millones de sufragios, el 25,37%) y su victoria en bastiones históricos socialistas.
En los territorios hay "desconcierto" y por eso algunos dirigentes reclaman incluso que se "rectifique" el rumbo porque aún hay tiempo
Los datos han hecho saltar las alarmas internas, hasta el punto de que los presidentes autonómicos socialistas, los dirigentes que atesoran mayor poder institucional, demandan al secretario general una "reflexión". Y algunos piden incluso una "rectificación" del rumbo para llegar con mejores garantías a las autonómicas, municipales y europeas de la primavera de 2019, el siguiente gran reto para el PSOE. Si es que Mariano Rajoy no convoca antes las generales por la imposibilidad de seguir adelante con la legislatura, aunque por ahora él mismo ha descartado ese escenario.
Más fácil con Page, Lambán y Puig... y Vara
Los barones críticos con Sánchez no tienen intención alguna de desestabilizarle. Consideran que la pugna por el control interno del PSOE ya quedó atrás y él la ganó limpiamente y de forma inapelable. Todos se replegaron a sus cuarteles de invierno, a sus federaciones. La entente con Susana Díaz se deshizo la misma noche de las primarias. La líder andaluza se aferró a la Junta y se centró en su labor de Gobierno. Sus compañeros de viaje, algunos muy desencantados con la forma con la que ella condujo su campaña de primarias, también se recluyeron y se afanaron primero en ganar la batalla en sus territorios frente al federal. El valenciano Ximo Puig y el aragonés Javier Lambán tuvieron que lidiar con contrincantes sanchistas avalados por Ferraz, y se impusieron sobre ellos. El manchego Emiliano García-Page no tuvo un rival fuerte enfrente y el asturiano Javier Fernández promovió su sucesión al frente de su partido sin ceder la presidencia del Principado. El extremeño Guillermo Fernández Vara se realineó rápidamente con Ferraz y pasó a ser uno de los colaboradores del líder.
"No va a tener contestación, pero sería bueno que se apoyara más en nosotros, en los socialistas que no somos del PSC", dice un presidente
Pasados ya el congreso federal y los cónclaves autonómicos, Sánchez y los barones intentan normalizar su relación en la medida de lo posible. El secretario general, consciente de que uno de los problemas de su primer mandato fue su aislamiento en el castillo de Ferraz, llama en ocasiones a los líderes territoriales. Para hablar de Cataluña, por ejemplo, o sobre la polémica del cupo vasco. Con Díaz la interlocución es más complicada, dada la falta de química y la desconfianza entre ambos, además de la enemistad personal. Con Fernández, ya de salida, no hay contacto desde hace meses: él fue el presidente de la gestora que le sucedió en 2016 y no se entienden. Pero con Puig, Lambán o Page los canales tienden a ser algo más fluidos. El presidente de Aragón comió hace menos de un mes con Sánchez en Madrid y le aseguró total lealtad, aunque también le reclamó que se apoye más en los barones, en los presidentes y alcaldes socialistas, y no cultive solo su amistad y cercanía con el primer secretario del PSC, Miquel Iceta.
Ese mensaje, el de que Sánchez dialogue más con sus capitanes territoriales, no es solo un empeño de Lambán. Ahora, tras el frenazo del 21-D, es compartido por sus otros homólogos. También por la jefa del Ejecutivo balear, Francina Armengol, que desde siempre ha sido próxima al secretario general. En la mente de todos está que Sánchez ha de abrir juego, consultar a los suyos, preparar conjuntamente las autonómicas y municipales de 2019, en las que el PSOE se juega conservar el control de seis gobiernos autonómicos —antes se celebrarán las andaluzas— y de multitud de ayuntamientos. Si el partido no está musculado para entonces, advierten, será mucho más complicado afrontar con garantías las generales.
"Creo sinceramente que se ha venido equivocando con Cataluña y espero, no menos sinceramente, que rectifique. No va a tener ninguna contestación, al menos mía, pero sería bueno que empezara a apoyarse más en nosotros, en los socialistas que no somos del PSC", manifiesta un presidente autonómico a este diario. "De cara a municipales y autonómicas sí debería sostenerse en sus presidentes, pero con algunos la relación es más fría. Y también es verdad que no se ha dejado muchas opciones de futuro, más que un Gobierno con Podemos y los nacionalistas. Es el problema de abandonar el centro y dejárselo libre a Ciudadanos. Ahora otro giro suyo no es creíble. Yo veo jodido el futuro. Él no tiene credibilidad fuera y por eso será complicado remontar. Y no tiene confianza en nosotros. Ahora mismo, lo que se palpa es desconcierto en los territorios", subraya con pesar y preocupación otro jefe de Ejecutivo autonómico.
"Con los presidentes de los Països"
Las federaciones no han intervenido en el diseño de la campaña del PSC —la cúpula de Iceta se coordinó con Ferraz, eso sí—, pero sí han encontrado errores que, a su juicio, explican que el crecimiento haya sido raquítico, como el patinazo de la promesa de indultos a los dirigentes independentistas condenados, los mensajes "ambiguos", los ataques "bruscos" a los demás partidos del bloque constitucional y el "tonteo" con los soberanistas o la defensa de la España plurinacional, expresión que sí fue aprobada en el 39º Congreso Federal del PSOE pero que apenas ha sido invocada en la carrera del 21-D. También reprochan a Iceta que se rodeara en campaña solo de los "presidentes de los Països Catalans", de Armengol y Puig, o tirara del jefe del Ejecutivo cántabro, el regionalista Miguel Ángel Revilla, y no llamara a sus compañeros de partido de Andalucía o Aragón, que sí participaron en la contienda de 2015. El representante de la España socialista del sur que sí viajó a Barcelona fue el extremeño Fernández Vara, que sí sintoniza sin problemas con Ferraz.
En las federaciones críticas sigue incomodando la idea de la España plurinacional, pese a que ha sido aparcada, y subyace cierto recelo hacia el PSC
"Toda la propuesta de modelo de país surgida del congreso computa un diputado más en Cataluña y cero en el resto de España. Ciudadanos ha defendido sin complejos una Cataluña integrada en una única nación, que es España, y ha ganado. Ya que a nosotros no nos ha sumado allí y sí nos resta al resto de territorios, deberíamos abandonar ese discurso. Se diseñó en un laboratorio para ganar unas primarias, y ha pinchado allí, así que está caduco y debería corregirse", demanda un secretario de Organización de una federación de peso. Y es que, pese a que la dirección de Sánchez, y hasta el PSC, han aparcado la idea de la plurinacionalidad de España, el solo mantenimiento de ese concepto en los papeles incomoda a varios territorios, precisamente en los que, recuerdan sus jefes, más voto capta el PSOE. Ahora temen que ese discurso oficial mengüe sus expectativas electorales, toda vez que el desafío soberanista en Cataluña va a seguir estando presente meses y meses y copando el espacio público.
De fondo, subyace una desconfianza hacia el PSC, y el miedo a que el discurso del PSOE esté más atravesado por el partido hermano que a la inversa. Los barones creen que Sánchez ha de apoyarse en quienes sí ganan elecciones y mantienen clientelas electorales. Iceta, recuerdan, es cuarta fuerza en Cataluña, solo cosechó el 13,88% de los votos y firmó el segundo peor resultado de su historia.
Todos los dirigentes de primer nivel consultados insisten en que no hay voluntad de "pasar factura a Pedro". Tampoco podrían, porque el jefe controla los órganos de dirección y tiene mayoría de barones a su favor. Díaz, la más hostil, no se moverá. "Sánchez irá liquidando el PSOE sin resistencias", apunta pesimista una veterana. "No es el momento de pedir responsabilidades, pero sí de pedir rectificaciones. Estamos a tiempo de corregir el tiro y la estrategia. Ha llegado el momento de construir un discurso distinto, de hacer una reflexión muy profunda", sostiene un máximo responsable del PSOE manchego, cuyo líder, Emiliano García-Page, brindó este viernes a la dirección federal del partido y a su jefe todo su apoyo, para que "se sientan con toda la fuerza del mundo y todos los apoyos en estos momentos difíciles".
Petición de comité federal
"No estamos tan bien. Así que este es un buen momento para convocar el comité federal y dar un nuevo impulso al partido de cara a las municipales y autonómicas, porque si perdemos poder territorial lo habremos perdido todo", señala un alto cargo próximo a Puig. Este dirigente, igual que otros consultados, se ve venir un crecimiento de la derecha y un avance del PSOE que puede no ser suficiente si no capitaliza el retroceso de Podemos, socio indispensable en caso de que no regresen las mayorías absolutas. Por eso, sigue esta fuente, "el partido debe ponerse ya en campaña, porque la situación es preocupante. Ahora ya no se trata de una cuestión interna, se trata de ganar y para ello hace falta poner al partido como un Ferrari, no como un 600". Los socialistas siguen teniendo pendiente desde 2015 un plan para reconquistar voto en las grandes ciudades, en las que han penetrado más las formaciones emergentes.
La petición de que se abra la reflexión no procede solo de los presidentes críticos. También la balear Armengol defiende que se hable y discuta más
El clamor hacia Ferraz para que abandere una "reflexión conjunta" no es cosa solo de los barones susanistas. También Armengol quiere que todos se sienten a pensar. Fuentes muy próximas a la presidenta balear recordaban que ella misma, en el consejo político federal del pasado 11 de noviembre, ya demandó una oposición más fuerte contra el PP y basada en contraponer las políticas que los socialistas despliegan en comunidades y ayuntamientos a las implantadas por el PP. "En el caso de la crisis territorial, no hemos tenido discurso propio y a duras penas nos hemos diferenciado del PP. Creemos que es el momento de que Pedro plantee de verdad una propuesta de reforma federal de España y de la financiación y empiece a pactarse con el nuevo Gobierno que salga de Cataluña", sostienen desde el círculo de Armengol.
La presidenta de las islas, añaden, encuentra que Sánchez se reúne y habla "poco" con sus barones, una crítica que le ha hecho recurrentemente pero que no corrige, porque no basta, a su juicio, con la convocatoria de órganos multilaterales como el comité federal que son más cumbres mediáticas que de trabajo callado y discreto. Y ponen como contraejemplo lo que hacía Alfredo Pérez Rubalcaba cuando dirigía el PSOE: frecuentes citas privadas con los líderes territoriales para conocer sus planteamientos.
La voz más 'prudente', la de Vara. "Ahora toca pensar y hablar. Pedro es el secretario general y por tanto el que debe marcar los tiempos. Se ha ganado poder hacerlo y no tenemos duda de que así será", contestan desde el entorno del presidente extremeño.
A través de Sánchez y Ábalos
En Ferraz defienden que la dirección federal ya tiene interlocución normalizada con los barones, bien a través del propio Sánchez o a través de su secretario de Organización, José Luis Ábalos, un dirigente con mucha mano izquierda, experto fontanero y apagafuegos y que resulta amable para las federaciones críticas. La cúpula pide paciencia: a la vuelta de las vacaciones de Navidad se reunirá la ejecutiva y, probablemente en febrero, el comité federal. Advierten de que la preparación del PSOE para las autonómicas y municipales "se va a hacer" —para empezar, se tienen que lanzar las primarias para elegir candidatos, pero antes deben estar listos los reglamentos, y no lo están aún—, pero teniendo también presente que, si Mariano Rajoy no aprueba sus Presupuestos de 2018, podría verse abocado a adelantar las generales, y eso cambia sustancialmente las prioridades.
Sánchez asegura que quien tiene un problema por el ascenso de Cs es el PP. En Ferraz creen que el triunfo del madrileño aporta unos tres puntos más
El equipo federal subraya que la victoria de Sánchez en el congreso federal "ha supuesto un crecimiento de tres o cuatro puntos en todas las comunidades", cálculo que no obstante no se ha cumplido en el territorio teóricamente más sensible, el PSC. "Y la marca PSOE está tirando, y tirando bien", abundan. En la cúpula defienden que no es necesario "ningún cambio de discurso". Si acaso, hará falta "acentuar el carácter de izquierdas", dada la mayor aproximación al Gobierno por la aplicación del artículo 155 en Cataluña. "No hemos perdido voto por el centro. Tenemos aún gran margen de crecimiento", indica un alto cargo.
Sánchez ya aseguró el viernes que quien se tiene que preocupar por el ascenso de Cs es quien "compite" directamente en su espacio, el PP. La formación de Albert Rivera "no está compitiendo en la izquierda, donde desde hace tiempo ya quedó dirimida cuál es la alternativa que querían los ciudadanos catalanes y el conjunto de españoles". Es decir, que el PSOE considera ganada la "liga de la izquierda" a Podemos, y ahora el PP es el que está sufriendo la ambición de quien rivaliza con él, Cs. Ese análisis es refutado fuera del precinto federal: otros dirigentes socialistas creen que igual que Arrimadas se ha asentado en el cinturón antiguamente rojo de Barcelona, arrebatando al PSC feudos históricos, también Rivera puede robar votos de centro al PSOE en el resto de España.
Hace justo dos años, el PSOE bullía internamente. Mucho. La crispación se acrecentaba con las horas, con los días. Pedro Sánchez acababa de afrontar sus primeras elecciones generales, y el partido había menguado desde los 110 a los 90 escaños. El secretario general sorteó la autocrítica —"hemos hecho historia", dijo, porque la amenaza de 'sorpasso' de Podemos se había conjurado— pero a cambio se postuló para continuar al frente del partido, gesto que soliviantó a los barones críticos con él. Aquel ruido de sables a punto estuvo de tumbarle, pero la operación se frenó en seco el 28 de diciembre. Fue tras las segundas generales, y tras las vascas y gallegas del 25 de septiembre de 2016, que se convirtieron en un nuevo fiasco, cuando los contrarios al líder propiciaron su caída. Él se levantó y volvió a ganar. Les venció.
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