La Policía busca vínculos de los ladrones de 1.843 bombonas con empleados del almacén

La Brigada de Policía Judicial de Madrid ha descartado completamente que haya terroristas detrás del robo masivo de bombonas de butano y propano perpetrado el pasado viernes en una nave de Repsol situada en el barrio de Vicálvaro. La investigación se centra ahora en la que los agentes de la Policía Nacional consideran la posibilidad más viable, que fueran bandas de delincuencia común las que atracaron el almacén con el fin de adquirir el material para venderlo posteriormente en el mercado negro.

Los investigadores consideran que el operativo que pusieron en marcha los cacos fue demasiado arriesgado, dado que conllevaba estar expuestos a la vigilancia de seguridad de la nave durante la práctica totalidad de la tarde del viernes, que es cuando tuvo lugar el atraco; en concreto, este se llevó a cabo entre las 17 y las 22 horas del mencionado 8 de diciembre. Exponerse durante tantas horas para conseguir un dinero que tampoco se prevé excesivamente elevado -todos los productos robados se colocan a una cuarta o incluso a una octava parte de su valor en el mercado- no parece propio de delincuentes que no tengan un as en la manga.

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Esto lleva a los responsables de las pesquisas a concluir que necesariamente los ladrones tuvieron que contar con una persona de dentro de la empresa que les facilitara el 'trabajo'. La Policía de momento está tratando de confirmar este extremo, que explicaría la relativa facilidad con la que los cacos pudieron hacer hasta 14 viajes en el mencionado periodo de tiempo para ir sacando las 1.843 bombonas que finalmente robaron (1.193 de propano y 650 de butano) así como las 52 jaulas que las portaban y los 900 euros en efectivo que también se llevaron en el camión de Repsol modelo Nissan Cabstar de color blanco. Y todo eso sin que saltara alarma alguna hasta el día siguiente.

Por el momento, la investigación continúa abierta y la Policía tiene aún que identificar y localizar a los sospechosos. Las fuentes consultadas argumentan que en no pocos operativos policiales llevados a cabo en la Cañada Real o en otras barriadas marginales de Madrid los agentes han descubierto decenas de bombonas de butano tiradas después de ser utilizadas por los vecinos de la zona. Es problable, deducen las mismas fuentes, que los usuarios se deshicieran de ellas de este modo porque las habían adquirido a la mafia de ladrones de bombonas que podría estar vinculada con este atraco.

Hasta el momento, sin embargo, este robo masivo constituye un hito en el modo de actuar de este tipo de bandas, que no han sido cazadas hasta hoy por la Policía. De hecho, según explican las mismas fuentes, hasta ahora no se había detectado un atraco de bombonas tan numeroso como el que tuvo lugar el pasado viernes en el número 4 de la calle Boyer del mencionado distrito de Vicálvaro.

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La posibilidad de que fueran terroristas quienes perpetraron el atraco apenas ha sido contemplada a lo largo de las diligencias. Sin embargo, la prudencia que recomienda la alerta 4 antiterrorista en la que se encuentra el país así como el hecho de que fueran bombonas los materiales sustraídos aconsejaron desde el principio mantener esta línea de investigación abierta por si a los responsables de las pesquisas se le había escapado algún elemento.

No en vano, los terroristas que cometieron los atentados de Barcelona y Cambrils se disponían inicialmente a atacar monumentos con explosiones de butano, pero les estallaron las bombonas en Alcanar y se truncó su plan A. El desarrollo de la instrucción del reciente asunto de la calle Boyer ha hecho descartar definitivamente que haya unos imitadores en Madrid. Ninguna pista ha apuntado en esa dirección y todas, sin embargo, señalan la mencionada implicación de alguien de dentro así como de una trama de delincuentes comunes.