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Los vídeos, las declaraciones, la presión en la calle... las claves del juicio contra la Manada
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El Tribunal Supremos revisa la sentencia

Los vídeos, las declaraciones, la presión en la calle... las claves del juicio contra la Manada

Cinco magistrados del Tribunal Supremo escuchan este viernes en vista pública la exposición de los recursos de casación presentados contra la sentencia, que confirmó 9 años de prisión

Foto: Última sesión del juicio contra "La Manada". (Efe)
Última sesión del juicio contra "La Manada". (Efe)

“Estoy convencido de que este juicio podría haber durado un día si el tribunal hubiera visionado los vídeos en la primera jornada”. La reflexión procedente de la defensa de los cinco acusados de violar presuntamente a una joven de 18 años durante los Sanfermines de 2016 cuando concluyó la fase pericial podría resumir el proceso judicial que comenzó hace casi tres años. Desde entonces transcurrieron multitud de jornadas hasta que se confirmó, al fin la sentencia: nueve años de prisión por abuso sexual —y no por agresión sexual como reclamaba la Fiscalía— para cada uno de los acusados que el Supremo revisará este viernes.

Los vídeos

En contadísimas ocasiones un tribunal ha dispuesto a la hora de juzgar una presunta agresión sexual de vídeos de los hechos. Es una prueba determinante. Pero en este caso la misma grabación ha sido utilizada como prueba de cargo por las diferentes partes para sostener relatos antagónicos. Donde la acusación ve “sin ninguna duda” una violación grupal, la defensa aprecia de “forma clara” que se trata de relaciones sexuales consentidas. “Es un vídeo porno casero”, se ha llegado a espetar desde la defensa de forma zafia en los pasillos de la Audiencia de Navarra. Poco antes, uno de los dos abogados de la joven madrileña, Carlos Bacaicoa, había asegurado que su contenido era "repugnante" tras proceder durante más de cinco horas a su visionado de forma minuciosa, segundo a segundo.

Los informes oficiales de los vídeos, que no han podido salir de sede judicial, son claros. De las imágenes se desprende que la joven fue sometida a “humillaciones y vejaciones”, según han declarado los dos policías forales que analizaron su contenido. El audio de los archivos acredita que la joven no habla en ningún momento y que lo que pasó en el interior del portal número 5 de la calle Paulino Caballero fue “de todo menos consentido”, según resalta la acusación. Incluso, se oye algún mensaje de advertencia entre los acusados para no ‘pasarse’ mientras se piden el turno, según señalan las mismas fuentes. Por el contrario, los peritos encargados por la defensa para analizar los vídeos han sostenido que la joven mantiene una actitud “activa” en todo momento, llegando incluso a coger el pene a uno de los acusados.

placeholder Los abogados de la denunciante, Carlos Bacaicoa (d), y Miguel Ángel Morán (i). (EFE)
Los abogados de la denunciante, Carlos Bacaicoa (d), y Miguel Ángel Morán (i). (EFE)

El contenido de los vídeos ha sido un factor determinante para que los acusados hayan permanecido en prisión provisional 16 meses a la espera del juicio. Seis de siete magistrados (el juez instructor del caso, tres de la Sección Primera de la Audiencia de Navarra y dos de los tres de la Sección Segunda que juzga el caso) se ampararon en gran medida en el contenido de las grabaciones para mantener en prisión a ‘La Manada’.

Son siete vídeos, seis de ellos grabados por A.M.G. (el juez ha prohibido informar de su identidad) y uno por Alfonso Jesús Cabezuelo, militar de profesión. Este último vídeo es fundamental ya que en sus 40 segundos quedan de manifiesto la sucesión de abusos sexuales que denuncia la joven. Dado su contenido, el acusado borró el archivo del móvil (recuperado posteriormente del móvil por la Policía Foral) antes de que los cinco jóvenes sevillanos fueran detenidos pasadas las 10.00 horas del 7 de julio de 2016. El arresto se produjo dos horas después de ser identificados por la Policía, que les dejó marchar (supuestamente al no tener los agentes el convencimiento de que se trataba de las personas buscadas por una presunta violación), circunstancia que les permitió librarse de posibles pruebas comprometedoras (entre otras acciones se desprendieron del móvil que habían robado a la joven tras los hechos).

Las declaraciones

Al ser un juicio a puerta cerrada hay muchos aspectos de las declaraciones de la denunciante y de los cinco acusados que no han trascendido. No se ha podido medir 'in situ' los gestos, el tono, el estado anímico, las dudas, la fortaleza de las palabras, las posibles contradicciones en los relatos… Ha habido filtraciones de parte interesadas y es difícil calibrar hasta qué punto van a influir en el devenir del proceso. No ha habido grandes sorpresas porque todas las partes se han ratificado en su relato. Más allá de las palabras, los acusados han querido vender imagen y han acudido bien vestidos y ocultando sus tatuajes, los mismos que los delataron. Nada que ver con las comprometedoras imágenes de ellos durante los Sanfermines.

Foto: Concentración contra la violencia de género en septiembre, en Pamplona. (EFE)

La joven ha insistido en su denuncia en que fue violada. En todo caso, ha reconocido que no fue forzada a entrar en el portal donde tuvieron lugar los hechos y que no le taparon la boca para impedir que gritara. Según su declaración, accedió al interior convencida de que iban a fumar un porro. Poco después, viendo la actitud de los cinco sevillanos, entró en “estado de shock”, lo que le llevó a “someterse” a ellos y ser forzada a mantener relaciones sexuales. Los acusados, por su parte, se han mantenido en su argumento de que hubo “consentimiento”. No hubo consentimiento expreso de palabra, pero la joven participaba de “manera activa” durante los hechos, incluso con “gemidos”. También han aludido a sus manifestaciones previas retándoles a que “podía con los cinco”. No obstante, parece difícil que la joven dijera esta expresión porque siempre señaló tras los hechos que eran cuatro los agresores sexuales. De cara al exterior, la acusación y la defensa han ido proyectando valoraciones radicalmente opuestas de las diferentes comparecencias.

Los tiempos de los hechos

Todo sucedió en menos de 40 minutos, el tiempo que transcurre desde que la joven entabla conversación con José Ángel Prenda en un banco de la plaza del Castillo (2.50 horas) hasta que los jóvenes salen del portal. Ni diez minutos después de conocer a la joven ‘La Manada’ ya estaba buscando un lugar para supuestamente mantener relaciones sexuales en grupo. ¿Por qué en tan poco tiempo? La supuesta víctima se encontraba sola (el amigo con el que había acudido a Pamplona desde Madrid se había ido a dormir al coche y ella quería seguir de fiesta) y había consumido bastante alcohol (dio 0,91 de alcohol en sangre cuando se le practicó la prueba tras la denuncia pasadas las 5.00 horas). La joven mantiene que desconocía las verdaderas intenciones de los jóvenes y los testigos han venido a secundar su tesis. El relato tanto del portero del hotel al que fueron los acusados a preguntar por una habitación para “follar” como el del amigo al que llamó por teléfono antes de los hechos va en su favor.

Ni diez minutos después de conocer a la joven ‘La manada’ ya estaba buscando un lugar para supuestamente mantener relaciones sexuales

El tiempo posterior al relato también respalda a la denunciante. La pareja que le encontró acurrucada y entre sollozos en un banco cercano al portal y los cuatro policías municipales que le atendieron en primer lugar han dado credibilidad a la versión de la joven al asegurar que estaba muy afectada, en estado de shock y "no fingía". Las técnicas del Área de Acción Social del Ayuntamiento de Pamplona que atendieron durante los días 7 y 8 de julio a la supuesta víctima sostuvieron que creyeron su relato porque su conducta encajaba con la de las mujeres que han sufrido abusos sexuales.

¿Sabía la joven que estaba siendo grabada?

La joven declaró que al entrar en "estado de shock" cerró los ojos deseando que “todo acabara cuanto antes”. Siempre ha negado que fuera consciente de que estaba siendo grabada. Sin embargo, en la última sesión de pruebas periciales, la policía que redactó la denuncia inicial, y que declaró por petición de la defensa, aseguró que la denunciante le dijo que sabía que había sido grabada. Sorprende estas manifestaciones ahora cuando la agente no reflejó esta cuestión a la hora de redactar la denuncia tras tomar declaración a la joven a las 7.00 horas. La defensa dice que ha alegado que no lo incluyó porque “no lo consideró importante”. No obstante, extraña que al redactar una denuncia por una supuesta violación no se refleje en su caso esta circunstancia ya que grabar sin consentimiento constituye un delito contra la intimidad que se agrava más si cabe en el caso de las agresiones sexuales.

Foto: Llegada al Palacio de Justicia de Navarra del furgón donde se encuentran los cinco miembros de 'La manada'. (EFE)

¿Hasta que punto puede ser relevante esta declaración? Lo que se juzga es la presunta violación grupal a la joven y la acusación, que atribuye a una “equivocación” estas manifestaciones porque han pasado 16 meses desde los hechos, no le otorga “mayor trascendencia”. Además, ni la denuncia inicial ni la posterior ratificación de la misma ante el juzgado recogen que la supuesta víctima hubiera admitido que era consciente de que los cinco jóvenes la hubieran grabado con sus teléfonos móviles. En todo caso, la declaración de la agente ha molestado mucho a la acusación. La defensa, por el contrario, se muestra eufórica y sostiene que esto “cambia de manera radical, exponencial y brutal”. La defensa ve reforzada su tesis de que el verdadero motivo de la denuncia fue el hecho de que los acusados la hubieran grabado, ya que tenía miedo de que esas imágenes se publicaran en las redes sociales.

Las pruebas

En relación a las pruebas periciales, los médicos que examinaron a la joven confirmaron que presentaba una "lesión eritematosa" en sus genitales "compatible" con una agresión sexual. Por su parte, los psicólogos que atendieron a la supuesta víctima han certificado que presenta estrés postraumático. Los peritos encargados por la defensa, por su parte, niegan que presente secuelas por los hechos. Estaba prevista la comparecencia de quienes realizaron el análisis toxicológico, en el que la denunciante dio 0,91 de alcohol en sangre sin que hubiera rastro de drogas, pero al final las partes renunciaron a que prestara declaración.

placeholder Agustín Martínez atiende a los medios de comunicación. (EFE)
Agustín Martínez atiende a los medios de comunicación. (EFE)

La acusación se amparó en la contudencia de una pruebas contras las que atacó duramente Agustín Martínez, abogado de José Ángel Prenda, Ángel Boza y Jesús Escudero, que llegó a denunciar qla realización de informes policiales para "reforzar la tesis" de la joven de que fue violada. Amparado por la declaración de la policía que redactó la denuncia inicial, el letrado ha acusado a las partes implicadas en el proceso de actuar de forma "viciada" durante la instrucción con el objetivo de "demostrar la realidad de la denuncia" de la supuesta víctima. Sus palabras coronaron un proceso judicial que ha ido ganando en tensión con el paso de las jornadas fuera de la sala de vistas.

Informe de los detectives

El juicio ha estado marcado por la polémica decisión del tribunal de admitir como prueba un informe elaborado por un despacho de detectives de Sevilla a encargo de la defensa de Cabezuelo y una posterior ampliación del mismo a cargo de Agustín Martínez con publicaciones de la denunciante en redes sociales tras los hechos para intentar demostrar que no sufre ninguna secuela. En un primer momento Martínez presentó un informe también de detectives privados que espiaron a la joven en los meses posteriores a la presunta violación y que él mismo retiró y solicitó que no se tuviera por presentado ya que, al parecer, contenía fotografías que se podían haber obtenido de forma ilegal.

La defensa ha querido tener un gesto de cara al exterior al retirar a última hora el informe de los detectives privados de la causa

¿En qué medida puede ser importante este informe? Más allá de la fuerte polémica porque se admita como prueba un informe que hurga en la vida de la denunciante, la admisión a trámite del informe de detectives es vista dentro del mundo jurídico para evitar posibles alegaciones de la defensa, que podría tener un motivo de recurso por la denegación de la admisión de la prueba. La admisión del informe, en todo caso, no significa que luego sea tenido en cuenta a la hora de dictar sentencia. Ahora, la defensa ha querido tener un gesto de cara al exterior al retirar a última hora el informe de los detectives privados de la causa, si bien se mantiene la fotografía presentada por Martínez como añadido y que se refiere a una publicación subida por la joven a Instagram donde se ve a una persona que no es ella que va vestida con una camiseta en la que se lee 'Hagas lo que hagas, quítate las bragas'. De este modo, la vida de la joven en las redes sociales sí va a estar entre las pruebas a la hora de dictar sentencia a través de esta fotografía. Además, también han declarado los dos detectives que elaboraron el informe, por lo que éste ya ha tenido su efecto.

Presión social

El juicio se ha desarrollado entre una gran presión en la calle y en las redes sociales. En Pamplona aparecieron carteles con las imágenes de los cinco acusados junto a lemas como “no queremos violadores en las calles”, “si tocáis a una respondemos todas” o “pena máxima para los cinco”. Incluso, se ha llegado a ahorcar a cinco muñecos de un puente con las caras de los imputados bajo la petición de “Justicia”. También se han celebrado concentraciones, una de ellas ante el mismo Palacio de Justicia con motivo de la declaración de los cinco acusados, autorizada por el Gobierno de Navarra, y que obligó a suspender la vista durante casi 45 minutos por el ruido que llegaba desde la calle. En las redes sociales, por su parte, se han viralizado los mensajes con los rostros de los cinco sevillanos y de protesta contra la decisión del tribunal de admitir el informe de los detectives privados y, por el contrario, rechazar los whatsapps previos entre los acusados que les relacionaban con otra presunta agresión sexual en Pozoblanco (Córdoba) y que sacaban a la luz sus intenciones con el viaje a los Sanfermines con mensajes como "¿Llevamos burundanga? Tengo reinoles tiraditas de precio. Para las violaciones”.

placeholder Cartel contra los integrantes de 'La manada' en un árbol junto al Palacio de Justicia. (EC)
Cartel contra los integrantes de 'La manada' en un árbol junto al Palacio de Justicia. (EC)

Esta presión, a la que se han sumado partidos e instituciones con denuncias públicas, ha influido a nivel judicial. En una decisión inédita, el Tribunal Superior de Justicia de Navarra emitió un comunicado para “aclarar” las circunstancias de la decisión adoptada con el informe de los detectives. Además, a esta presión se achaca la decisión de que las dos últimas sesiones, correspondientes a las conclusiones, sean en audiencia pública, algo que sorprende cuando el tribunal se ha cuidado, y mucho, de blindar la sala de vistas al exterior para proteger el "derecho fundamental a la intimidad" de la denunciante y para salvaguardar tanto a ella como a los cinco imputados de "una indeseada e indeseable exposición pública aireando aspectos relativos a su intimidad corporal y vida sexual que pertenecen a la esfera personal" (se han empapelado incluso las ventanas para que no trascienda nada). En la calle existe el temor de que no se condene a los acusados a tenor de las decisiones que ha venido adoptando el tribunal.

Preguntas sin respuestas

En el juicio han quedado numerosas preguntas sin aclarar. ¿Por qué los acusados dejaron desnuda a la joven y le robaron el móvil si fueron relaciones consentidas? Los acusados alegaron que se fueron rápidamente para “seguir de fiesta”. Y el autor del robo, A.M.G, ha alegado que actuó por “avaricia”. ¿Por qué los imputados borraron archivos tras los hechos? Los acusados no han dado explicaciones convincentes. ¿Por qué la Policía dejó marchar a los jóvenes una vez fueron identificados en la plaza de toros tras el encierro? Su detención se produjo dos horas después y en este intervalo los acusados pudieron borrar archivos de sus móviles, al tiempo que se desprendieron del móvil robado a la denunciante. ¿Por qué la policía que redactó la denuncia no incluyó que supuestamente la joven sabía que había sido grabada? ¿Por qué al final nadie consideró oportuno que comparecieran en el juicio el amigo que viajó con ella desde Madrid, algunos policías o la ginecóloga que atendió a la supuesta víctima, entre otros?

Conclusiones finales y penas

El Tribunal Superior de Justicia de Navarra (TSJN) confirmó el pasado mes de diciembre la condena de nueve años de prisión que impuso la Audiencia Provincial a los integrantes de 'La Manada' por un delito continuado de abuso sexual con prevalimiento con una resolución que ha dividido a la Sala, ya que dos de los cinco magistrados apostaban por endurecer las penas impuestas hasta los 14 años de cárcel al defender que incurrieron en un delito de agresión sexual continuado.

El fallo, adoptado por la mayoría de los otros tres jueces, desestima de este modo los recursos de la Fiscalía y las acusaciones particular y populares para que los cinco jóvenes sevillanos fueran condenados por un delito de agresión sexual, y también los de las defensas, que reclamaban su absolución al sostener que fueron relaciones sexuales consentidas. La sentencia puede ser recurrida en casación ante el Tribunal Supremo, que tendrá la palabra en última instancia ya que es previsible que las partes agoten la via judicial para lograr sus pretensiones.

“Estoy convencido de que este juicio podría haber durado un día si el tribunal hubiera visionado los vídeos en la primera jornada”. La reflexión procedente de la defensa de los cinco acusados de violar presuntamente a una joven de 18 años durante los Sanfermines de 2016 cuando concluyó la fase pericial podría resumir el proceso judicial que comenzó hace casi tres años. Desde entonces transcurrieron multitud de jornadas hasta que se confirmó, al fin la sentencia: nueve años de prisión por abuso sexual —y no por agresión sexual como reclamaba la Fiscalía— para cada uno de los acusados que el Supremo revisará este viernes.

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