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Ciudadanos ahoga el discurso del PP en Cataluña
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las perspectivas de los partidos ante las elecciones catalanas

Ciudadanos ahoga el discurso del PP en Cataluña

Alarma entre los populares ante la posibilidad que apuntan las encuestas de ser la séptima y más minoritaria fuerza política en el Parlament tras el 21-D

Foto: Inés Arimadas, Carles Puigdemont y Xavier García Albiol. (EFE/Quique García)
Inés Arimadas, Carles Puigdemont y Xavier García Albiol. (EFE/Quique García)

El PP corre el riesgo de ser la séptima fuerza política del Parlament de Cataluña tras las elecciones del 21 de diciembre, con la paradoja de que en esa hipotética situación de minoría gobernará de facto la comunidad como consecuencia de la aplicación del artículo 155. Incluso, ese poder del PP en la comunidad mediante ese precepto de la Constitución podría prolongarse en el tiempo si se produce una situación de bloqueo por dificultades para formar un nuevo Govern.

Los sondeos conocidos dejan al PP ante la posibilidad de quedar por debajo de la CUP y con la tercera parte de escaños de los pronosticados para Ciudadanos. En 2015, la lista de Inés Arrimadas ya duplicó los escaños de la de Xavier García Albiol. El PP solo superaba a la CUP y tenía los mismos escaños que Catalunya Sí Que Es Pot.

Admiten que no solo pueden pagar en las urnas las decisiones contra el proceso soberanista sino que, además, Cs les ha arrebatado el discurso territorial

Las encuestas y los estudios internos han sembrado la alarma entre los populares por las pésimas perspectivas electorales para el 21-D, con pronósticos de descenso sobre los resultados de 2015. Admiten que no solo pueden pagar en las urnas las decisiones contra el proceso soberanista sino que, además, Ciudadanos les ha arrebatado estas semanas el discurso territorial, para Cataluña y para el resto de España.

Por ejemplo, con iniciativas como la que cuestiona la educación en Cataluña y que fue debatida y votada en el Congreso, aunque finalmente fuera rechazada en el pleno. También con la oposición radical al cupo vasco pactado entre el PP y el PNV, aprovechando que Ciudadanos es un partido irrelevante en el País Vasco y, por tanto, su posición no tiene contraindicaciones.

En ambos casos, Albert Rivera y los suyos han cosechado muchas críticas del resto de grupos y han sido acusados de oportunismo, pero han logrado sacar provecho del debate territorial y de lo que podría denominarse el nacionalismo español. "Están haciendo un discurso dirigido a los que han sacado la bandera de España a las ventanas y balcones", asegura un dirigente del PP.

Foto: El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, y el consejero de Hacienda vasco, Pedro Azpiazu. (EFE)

En la polarización de las elecciones catalanas entre independentistas o soberanistas y constitucionalistas o unionistas, Ciudadanos ha logrado situarse como formación que lidera a los partidarios de un movimiento centrípeto y de recentralización del Estado. Los votantes de ese sector que ven necesario una salida intermedia pueden optar, siempre según ese análisis, por el PSC.

En estas circunstancias, Ciudadanos pugna por mantener su distancia sobre el PP en Cataluña y también por seguir siendo el principal partido de la oposición, sin ser superado por el partido de Miquel Iceta. Siempre con la salvedad de que habitualmente Ciudadanos está sobrevalorado en las encuestas.

En esa estrategia, Inés Arrimadas juega a atraer el voto útil, frente al independentismo, con sus ofertas de gobierno y su reto a socialistas y populares para que se comprometan a apoyar su investidura. Es prácticamente imposible que la suma de Ciudadanos, PSC y PP llegue a los 68 escaños de la mayoría absoluta, porque necesitarían arrebatar 16 diputados al resto de partidos, teniendo en cuenta que no es probable tanta transferencia de voto entre independentistas y constitucionalistas.

Cs pugna por mantener su distancia sobre el PP en Cataluña y por seguir siendo el principal partido de la oposición, sin ser superado por el PSC

Su propuesta de gobierno alternativo a Carles Puigdemont busca atraer ese voto útil, presentándolo como el único capaz de frenar el soberanismo. Arrimadas, además, se ha volcado para intentar dejar la sospecha de que Miquel Iceta terminará por pactar con ERC. Dirigentes nacionales del PP admiten la debilidad de su candidato, Xavier García Albiol, y solo cuentan a su favor con el hecho, inesperado hace un mes, de que la aplicación del 155 ha sido pacífica y eficaz. Su opción es la de presentarse como el partido eficaz que ha logrado sacar a Cataluña del proceso independentista.

El problema para el PP es que Ciudadanos interfiere en su discurso en el resto de España y, por primera vez, hay una opción que va más lejos en política territorial. Los populares no están acostumbrados a competir con otra opción lejos del centro. De hecho, fuentes del PSOE, atribuyen a la presión de Rivera algunas de las decisiones del PP en las últimas semanas. Por ejemplo, la de rectificar el compromiso que adquirió Mariano Rajoy con Pedro Sánchez para abordar una futura reforma de la Constitución y el posterior bloqueo de la comisión que debe estudiarla en el Congreso.

El PSOE y Ciudadanos se distancian por Cataluña.

Los socialistas entienden que el PP no podía romper su imagen de inmovilismo antes del 21-D, porque Ciudadanos está en condiciones de arrebatarle ese discurso centralista, y por eso frenó la comisión. Y el temor es que después de las elecciones catalanas se mantenga esa presión, hasta el punto de hacer imposible el avance de los trabajos de esa comisión.

El plan inicial del partido de Pedro Sánchez era que el 4 de diciembre comparecieran los tres padres de la Constitución vivos (Miquel Roca, José Pedro Pérez Lorca y Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón), para lanzar el mensaje, en vísperas del 39 aniversario de la Carta Magna, de que solo es posible esa vía de reforma para solucionar el problema territorial. PP y Ciudadanos lograron frenar ese plan, precisamente, para no dar imagen de cesión en la campaña electoral.

La respuesta de los socialistas es intentar identificar a Ciudadanos con la derecha más dura. La parte más débil de ese discurso es que hace año y medio Rivera iba a ser el vicepresidente de Sánchez. Y en esa disputa entre Arrimadas e Iceta queda atrapado Albiol.

El PP corre el riesgo de ser la séptima fuerza política del Parlament de Cataluña tras las elecciones del 21 de diciembre, con la paradoja de que en esa hipotética situación de minoría gobernará de facto la comunidad como consecuencia de la aplicación del artículo 155. Incluso, ese poder del PP en la comunidad mediante ese precepto de la Constitución podría prolongarse en el tiempo si se produce una situación de bloqueo por dificultades para formar un nuevo Govern.

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