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El ocaso de Villarejo: auge y caída del comisario más poderoso de la democracia
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la fiscalía detiene al policía

El ocaso de Villarejo: auge y caída del comisario más poderoso de la democracia

Asuntos Internos y Anticorrupción vuelven a poner el foco sobre el hombre que manejaba las cloacas del Estado: de Mario Conde a los Pujol, todo pasaba por el policía más temido del cuerpo

Foto: José Manuel Villarejo durante el programa 'Salvados'.
José Manuel Villarejo durante el programa 'Salvados'.

El excomisario José Manuel Villarejo era un auténtico desconocido para la opinión pública hasta que estalló el caso del ático de Ignacio González. El diario 'El Mundo' publicó en marzo de 2015 que el policía grabó cuatro años antes al expresidente de la Comunidad de Madrid en una cafetería mientras este le pedía ayuda para archivar la investigación que el propio excomisario había coordinado. El mismo funcionario lo admitió un año después e incluso contó con pelos y señales cómo lo hizo. En paralelo a este episodio, por la misma época, salió a la luz que Asuntos Internos había identificado al policía en el transcurso de la investigación sobre el joven Francisco Nicolás Gómez Iglesias. El comisario aparecía en un informe de los investigadores, aunque finalmente quedó claro que había sido un error de estos, que confundieron al funcionario con otra persona.

Ambas informaciones fueron dadas a conocer en marzo de 2015 y desvelaban la existencia de un personaje que hasta el momento había pasado desapercibido para todos. Desde entonces, sin embargo, la palabra Villarejo cogió cada vez más relevancia y comenzó a aparecer vinculada a asuntos tan mediáticos como las diligencias que la Audiencia Nacional mantiene abiertas contra la familia Pujol, el caso Banesto -que acabó con la carrera del banquero Mario Conde-, la operación Emperador -que desmanteló una supuesta mafia china en torno al empresario Gao Ping- o el procedimiento que instruye el Juzgado número 39 de Madrid tras la denuncia por acoso de la dermatóloga Elisa Pinto contra el directivo de OHL Javier López Madrid.

Foto: Imagen del comisario Villarejo. (Atresmedia)

El propio excomisario jubilado contó en el Juzgado número 2 de Madrid, que le investiga en el marco del caso del pequeño Nicolás, que todas estas repentinas apariciones públicas y también las imputaciones judiciales tienen su origen en las diferencias que mantuvo con el entonces jefe de Asuntos Internos, Marcelino Martín Blas, en los inicios de la investigación del caso Emperador. Según relató Villarejo, Martín Blas -con el que mantenía una buena relación hasta entonces- acusó a un grupo de policías -años después exonerados por el Tribunal Supremo- de colaborar con la mafia china, el excomisario se lo recriminó y el responsable de Asuntos Internos respondió tratando de involucrar también al hijo de Villarejo.

Comenzó en ese momento una enemistad entre Martín Blas y este comisario que traspasó las paredes de la institución y que se alarga hasta hoy. Lejos quedaban los tiempos en los que ambos compartieron investigaciones soterradas para destapar ilícitos cometidos por dirigentes nacionalistas catalanes en el marco de lo que posteriormente vino a denominarse la operación Cataluña. El caso Emperador había puesto tierra de por medio seguramente para siempre entre ambos comisarios.

De hecho, Villarejo pidió expresamente al titular del Juzgado número 2 de Madrid, que entonces era el magistrado Arturo Zamarriego, que apartara a su enemigo, Martín Blas, de la investigación del caso del pequeño Nicolás que éste dirigía, pero el juez rechazó insistentemente su reclamación. Fue entonces cuando el que por aquella época era director adjunto operativo de la Policía Nacional, Eugenio Pino, desplazó a Martin Blas de la jefatura de Asuntos Internos con el fin de que dejara también de ocuparse de las pesquisas del procedimiento judicial. No en vano Villarejo trabajaba codo con codo con Pino en la Dirección Adjunta.

Sin embargo, Zamarriego ordenó comisionar a Martín Blas y a su equipo para que siguieran al frente de las diligencias a pesar de no pertenecer a Asuntos Internos, una medida excepcional que denotaba lo pecular que era la causa, que derivó luego en la imputación de Villarejo. Tras el informe que identificó erróneamente al excomisario y que no sirvió para encausarle, los investigadores lograron poco después que el juez le citara a declarar por su presunta vinculación en una grabación publicada por dos medios de comunicación que sacaba a la luz la reunión secreta que habían mantenido Martín Blas y dos policías de su equipo con agentes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) en octubre de 2014, justo tras la detención de Gómez Iglesias.

Uno de esos dos medios de comunicación que se hizo eco de la grabación fue Información Sensible, ligado al entramado empresarial de Villarejo que fue revelado por 'El País' también en marzo de 2015, con sociedades radicadas en Panamá o Uruguay y que ha servido ahora a la Fiscalía Anticorrupción para detener al excomisario y a su supuesto socio, el que fuera jefe de las dependencias policiales de Barajas, Carlos Salamanca. Entre los dos, según el ministerio público, utilizaban esa docena de sociedades y otras desconocidas hasta el momento para blanquear fondos procedentes de actividades presuntamente ilícitas cometidas por ambos en el extranjero y vinculadas a otros negocios opacos.

El salto al 'estrellato' de Villarejo lleva a que salgan a relucir otros asuntos vinculados con el policía, como la querella que interpone la exjuez Coro Cillán

Con Villarejo en el centro de todos los focos, empezaron a conocerse no solo sus recientes implicaciones, sino también sus 'hazañas' previas, como su participación en el informe Véritas, que pretendía derrocar al juez Baltasar Garzón y que, según reveló el excomisario en el programa Salvados el pasado 25 de junio, fue encargado por la actual portavoz del PSOE en el Congreso de los Diputados, Margarita Robles. También salió a relucir su relación con la Iglesia de la Cienciología, que según publicó 'ABC' en 1990 "utilizó a policías para encarcelar a un inocente" con ayuda del excomisario, que colaboró con los miembros de esta secta para "lavar el cerebro de un drogadicto" y conseguir que se inculpara en un robo a la empresa Dianética, cuyo responsable se había desvinculado de las directrices de la Cienciología y trataba de montar un negocio paralelo.

Pero no solo se levantaban las alfombras. De repente, parecía que todo proceso judicial que se precie tenía que tener a Villarejo como guinda del pastel. Su nombre apareció de repente en el caso de Elisa Pinto y López Madrid. La doctora aseguró que fue el comisario quien la apuñaló el 10 de abril de 2014 tras recoger a su hijo en el colegio y así de hecho lo dijo la mujer en el Juzgado 39, que investiga el presunto acoso del empresario. La dermatóloga reconoció al policía en una rueda de reconocimiento que sirvió para que posteriormente fuera imputado el funcionario, quien admitió en la citada entrevista con Salvados que este procedimiento judicial es uno de los que más le preocupaban.

El salto al 'estrellato' de Villarejo coincidió también con la querella que interpuso la exjuez Coro Cillán contra el excomisario. La que fuera titular del Juzgado 43 de Madrid acusó al policía de haber estado detrás de la destrucción de su carrera. La magistrada, que había sido instructora de la denuncia del financiero Javier de la Rosa contra Jordi Pujol o del procedimiento iniciado por la Asociación 11M contra el exjefe de los Tedax Juan Jesús Sánchez Manzano, apuntó a Villarejo como el autor de un plan diseñado para poner fin a su trabajo como jueza y le acusó de haber incurrido en amenazas, usurpación de funciones públicas, tráfico de influencias, cohecho y actividades prohibidas a funcionarios mientras llevaba a cabo ese programa para acabar con ella.

Foto: Francisco Nicolás Gómez Iglesias.

Sin embargo, ha sido la eterna lucha de Villarejo con el CNI la que probablemente más ha dañado al policía que probablemente ha aglutinado más poder de la democracia. Esta 'guerra' con los servicios secretos la mantiene el excomisario desde hace años. Ya el 25 de junio de 1995, 'El País' publicó que "un policia expedientado acusó a un jefe del Cesid -anterior CNI- de filtrar informes sobre las escuchas ilegales". En concreto, el diario aseguraba que el entonces director general de la Policía, Ángel Olivares, había entregado al fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, Mariano Fernández Bermejo -años después ministro socialista de Justicia-, una nota interna elaborada por Villarejo (entonces inspector jefe) sobre un supuesto centro de escuchas ilegales. Este funcionario, continuaba la información, "tiene abierto un expediente disciplinario por presunta violación del secreto profesional" toda vez que sugirió que el comandante José Manuel Navarro Benavente, exjefe del gabinete de escuchas del Cesid, "pudo ser quien dio a 'El Mundo' la información sobre este escándalo".

En la entrevista con el programa Salvados del pasado junio, Villarejo continúa atacando a los servicios de inteligencia. En concreto, arremete sin compasión contra el jefe del CNI, Félix Sanz Roldán, a quien se refirió en varias ocasiones como "el generalísimo". "Lleva muchos años obsesionado por que toda la información pase por él y eso le lleva a tener tensiones con todos los ministros del Interior", apuntó en la mencionada aparición televisiva el policía, quien explicó que en concreto con Jorge Fernández Díaz -al que calificó de "vehemente"- tuvo un fuerte encontronazo a cuenta de este control. De hecho, "a los dos días" de este enfrentamiento entre Sanz Roldán y el entonces ministro, apareció en los medios de comunicación la grabación del encuentro que mantuvo Fernández Díaz con el que fuera jefe de la oficina antifraude de Cataluña Daniel de Alfonso, que provocó el mayor terremoto político de la legislatura.

Hoy, ya en la cuerda floja tras la crisis que vive el país a cuenta del desafío independentista de Cataluña, hay quien considera incluso que la operación Tándem -la que ha llevado a la detención del excomisario, dirigida por la Fiscalía Anticorrupción, es la última bala en la recámara del máximo responsable de los servicios secretos contra Villarejo. La investigación, coordinada por la Audiencia Nacional, ha supuesto la detención del excomisario, de Salamanca y de otras cuatro personas más vinculadas con una supuesta trama dirigida a blanquear fondos procedentes de corrupción en los negocios con sociedades ubicadas en el extranjero.

El excomisario José Manuel Villarejo era un auténtico desconocido para la opinión pública hasta que estalló el caso del ático de Ignacio González. El diario 'El Mundo' publicó en marzo de 2015 que el policía grabó cuatro años antes al expresidente de la Comunidad de Madrid en una cafetería mientras este le pedía ayuda para archivar la investigación que el propio excomisario había coordinado. El mismo funcionario lo admitió un año después e incluso contó con pelos y señales cómo lo hizo. En paralelo a este episodio, por la misma época, salió a la luz que Asuntos Internos había identificado al policía en el transcurso de la investigación sobre el joven Francisco Nicolás Gómez Iglesias. El comisario aparecía en un informe de los investigadores, aunque finalmente quedó claro que había sido un error de estos, que confundieron al funcionario con otra persona.

Comisario Villarejo Policía Nacional Jordi Évole
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