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Y Puigdemont dejó de responder a los mensajes
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INTENTOS FRACASADOS de los dirigentes políticos

Y Puigdemont dejó de responder a los mensajes

Pablo Iglesias intercambió mensajes con el 'president' y con Rajoy y habló por teléfono con Sáenz de Santamaría para intentar evitar la declaración de independencia y el 155

Foto: Puigdemont con Iglesias en 2016. (EFE)
Puigdemont con Iglesias en 2016. (EFE)

El jueves por la mañana Carles Puigdemont dio instrucciones a su jefe de Gabinete, Josep Rius, para que llamara a la Moncloa para intentar cerrar un acuerdo con Mariano Rajoy. Ese día, el entonces presidente de la Generalitat respondió muchos mensajes y buscaba la manera de salir del callejón sin salida por donde entró hace tiempo: con elecciones y sin DUI. Pero el viernes a primera hora, Puigdemont dejó de responder a quienes le llamaban y le escribían. Ya estaba en marcha el pleno del Senado para aprobar la aplicación del 155, convocado el pleno del Parlament para arrancar la independencia y el fiscal general del Estado, José Manuel Maza, repasaba el último borrador de su querella por rebelión que formalizará el lunes.

Días antes, algunos de los que se comunicaron con Puigdemont le escucharon hablar mucho de su situación y, sobre todo, de su trayectoria de independentista desde joven, con un objetivo que ahora estaba a punto de lograr. Miquel Iceta (PSC) sacó esa impresión cuando se reunió con él.

El miércoles por la noche, en la reunión del Govern, se apreció por algunos asistentes el temor de Puigdemont por las consecuencias personales de su paso hacia la independencia, sobre todo las penales. Llegó a decirle a Oriol Junqueras que gestionara él como 'president' la DUI. El jueves hizo sus últimas gestiones casi a la desesperada y el viernes renunció a seguir con sus gestiones de última hora y sus colaboradores percibieron una cierta resignación.

Carles Puigdemont no convoca elecciones anticipadas en Cataluña.

Por ejemplo, en esos dos días de subidas y bajadas, uno de los más activos en la comunicación con Puigdemont fue el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, vía WhatsApp. El intercambio empezó cuando se filtró que la opción del Govern era la convocatoria de elecciones y el líder de Podemos le animaba a mantenerlo como opción para proteger el autogobierno.

El jueves a mediodía, Iglesias intercambio mensajes con el presidente catalán para decirle que, en su opinión, la convocatoria de elecciones era la mejor opción, entre otras cosas, porque debilitaría la imagen del 155 como irremediable.

El 'president' ya sostenía a esa hora que no recibía garantías de Jorge Moragas, mano derecha de Rajoy, porque no tenía físicamente una copia del borrador de decreto que debía aprobar el Gobierno suspendiendo el 155. Y Moragas insistía desde la Moncloa en que no había tal suspensión, porque no se fiaba de Puigdemont. La garantía, según le argumentó Iglesias, es que con convocatoria de elecciones Rajoy tendría muy difícil aplicar el 155 y, además, perdería el apoyo del PSOE.

El presidente Mariano Rajoy también tenía claro que ya no habría acuerdo o rectificaciones

El lider de Podemos lo intentó a esas horas también con intercambio de mensajes con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y con la oferta de participar en una mediación que permitiera frenar la declaración de independencia y el 155 e ir a unas elecciones en las que se repartieran las cartas de nuevo. Iglesias le hizo ver el error que supondría seguir adelante con el 155, porque además fortalecerá el independentismo. El presidente también tenía claro que ya no habría acuerdo o rectificaciones.

Y este viernes, a primera hora, Iglesias envió un último mensaje a Puigdemont, apelando a su situación personal y pidiéndole de nuevo que convocara elecciones. Incluso, Iglesias, le garantizó apoyo de "los comunes" a esa opción electoral. Pero Puigdemont ya no le contestó, como tampoco respondió a otras personas que, encabezadas por Íñigo Urkullu, en los últimos días han intentado colaborar en la búsqueda de una salida.

Foto: Urkullu lamenta que no se llegara a un acuerdo entre el Gobierno y la Generalitat sobre Cataluña (EFE)

Algunas de esas personas seguían mandando mensajes en el mismo sentido a colaboradores de Rajoy, para frenar lo que a primera hora de la tarde se confirmó en el Parlament y en el Senado. Pero ya era irremediable. Rajoy solo hablaba con Pedro Sánchez sobre los detalles de la aplicación del 155, sin opción de marcha atrás.

En un último intento, el líder de Podemos también habló el viernes por la mañana por teléfono con la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría para transmitirle el mismo mensaje que a Rajoy. La número dos del Gobierno le explicó que no era posible ya el acuerdo, que ni siquiera la víspera fue posible y que solo se pararía la aplicación del 155 si el presidente de la Generalitat admitía expresamente el respeto a la legalidad y convocaba elecciones.

El jueves por la mañana Carles Puigdemont dio instrucciones a su jefe de Gabinete, Josep Rius, para que llamara a la Moncloa para intentar cerrar un acuerdo con Mariano Rajoy. Ese día, el entonces presidente de la Generalitat respondió muchos mensajes y buscaba la manera de salir del callejón sin salida por donde entró hace tiempo: con elecciones y sin DUI. Pero el viernes a primera hora, Puigdemont dejó de responder a quienes le llamaban y le escribían. Ya estaba en marcha el pleno del Senado para aprobar la aplicación del 155, convocado el pleno del Parlament para arrancar la independencia y el fiscal general del Estado, José Manuel Maza, repasaba el último borrador de su querella por rebelión que formalizará el lunes.

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