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¿Por qué hay tantos atascos en Madrid con lluvia... aunque caigan cuatro gotas?
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¿Por qué hay tantos atascos en Madrid con lluvia... aunque caigan cuatro gotas?

En El Confidencial hemos hablado con el director general de Circulación del Ayuntamiento de Madrid y con el responsable de Automovilistas Europeos Asociados (AEA) para entender por qué ocurre

Foto: Imagen de una retención de tráfico por lluvias en Madrid en 2015 (EFE)
Imagen de una retención de tráfico por lluvias en Madrid en 2015 (EFE)

Es un clásico. Caen cuatro gotas —o miles, depende del día— y la ciudad de Madrid se colapsa: horas de retenciones en las carreteras de entrada a la capital, coches, muchos coches parados, o circulando a velocidades ínfimas, autobuses que parecen no llegar a su destino... Se agradecen unas gotas de lluvia en Madrid, una ciudad tan seca, y mucho más después de un largo periodo de sequía. Sin embargo, las carreteras no celebran de igual modo que caigan litros de agua sobre el asfalto.

Este miércoles, como ocurre en muchas ocasiones, la comunidad ha vivido su primer gran atasco de otoño: a las 9:30 de la mañana absolutamente todas las entradas a la ciudad —desde la A-1 hasta la A-6, incluida la M-607— presentaban importantes retenciones, pero en esta ocasión, incluso en las vías de salida, como en el caso de la A-2 para salir por Canillejas o en la A-6, a la altura de Puerta del Hierro.

Pero no es ninguna novedad. "Es algo que se repite", explica a El Confidencial Mario Arnaldo, presidente de la Asociación Europea de Automovilistas (AEA). "Incluso con cuatro gotas siempre ocurre: Madrid se colapsa". Y no tiene una sola explicación, sino que responde a varios factores. "Por un lado, los días de lluvia se producen más incidentes, más golpes, más colisiones... especialmente en las entradas a Madrid", detalla. Según sus estimaciones, una vía puede soportar unos 4.000 vehículos cada hora, por lo que si se provoca una colisión, incluso leve, que obligue a cortar parte del tráfico esto puede suponer la paralización de unos 2.000 vehículos durante una media hora —que es el tiempo que se necesita para cubrir el parte, llamar a la grúa si fuese necesario...—.

"Esto genera un embudo y un incidente, que igual es algo leve, extiende el colapso por otras vías", agrega. Este tipo de situaciones son habituales en cualquier día de lluvia, pero cuando comienza a llover después de un periodo largo sin precipitaciones existe un problema añadido: "El asfalto es más deslizante, porque hay acumulación de aceite, entre otras cosas", señala, lo que facilita las colisiones. Además, incide, "los automovilistas no respetamos mucho las distancias de seguridad", algo que se suma a todos estos factores.

En el mismo sentido se pronuncia el director general de Circulación del Ayuntamiento de Madrid, Francisco López Carmona, que asegura que en días de lluvia —independientemente de su intensidad— una de las razones es el incremento de incidentes: "Cuando llueve siempre hay más incidentes, tanto pequeños golpes de chapa como averías de coches por falta de acondicionamiento", indica, matizando que "depende" de donde tengan lugar, estos provocan más o menos daños.

Pero, por otro lado, la falta de coordinación institucional se suma a una problemática habitual en los días de lluvia de la capital, según el responsable de AEA. "No hay una correcta coordinación semafórica entre los centros de pantallas", lamenta, recordando que aunque un colapso tenga lugar, por ejemplo, en una vía que es competencia de la Dirección General de Tráfico (DGT), ésta puede alcanzar a otras vías que sean competencia de la Policía Municipal.

No obstante, López Carmona descarta que esto sea un problema: "Entre el Ayuntamiento y la DGT tenemos una coordinación muy potente", asegura, explicando que la comunicación es constante entre Ayuntamiento, DGT y Consorcio de Transportes. "Obviamente puede haber algún problema de coordinación, pero de forma puntual, porque se trata de un sistema complejo. Pero con carácter general estamos muy coordinados", afirma.

Foto: Dos personas intentan pasar por una zona inundada en la avenida de Pío XII, en Madrid, a causa de las fuertes lluvias y el granizo. (EFE)

Todos estos factores deben sumarse a los problemas estructurales no coyunturales, como son, entre otros, diferentes accesos a la ciudad, que se colapsan independientemente de que haya lluvia o no. Pero no es algo que tenga lugar solo en Madrid. "Ocurre en todas las ciudades con las primeras lluvias. Pero después del atasco vuelve la calma". Desde el ayuntamiento matizan, sin embargo, la presencia de un problema estructural que sí es coyuntural: "Si además hay lluvia intensa, puede darse alguna afección en la estructura", indica. Este mismo miércoles, se ha tenido que cerrar uno de los túneles de la capital por una inundación durante "bastantes horas".

Más vehículos de lo habitual

¿Y se coge más el coche si llueve? En esto discrepan. Arnaldo, por su parte, sostiene que no tiene nada que ver el hecho de que más gente decida coger el coche en días de lluvia. "La cantidad de gente que decide coger el coche en días de lluvia no es significativa", apunta.

Sin embargo, para López Carmona sí tiene importancia, aunque la cantidad de coches añadidos a las carreteras no sea tan grande. "En este caso, un porcentaje relativamente bajo (de aumento de vehículos en las vías) ocasiona grandes cambios en la circulación", explica desde el ayuntamiento. ¿Es decir, que tiene impacto? "Sí, lo tiene", afirma. Por eso se insiste tanto desde el consistorio en el fomento del transporte público.

"En días de lluvia el transporte público en general, sobre todo los subterráneos, se ven menos afectados por la lluvia. En superficie, donde no hay zonas reservadas para autobuses, la situación de tráfico se sufre igual", explica. Y al final, señala, el principal factor de elección del modo de transporte, más allá del precio, es el tiempo en llegar a los destinos.

Presencia policial y coordinación

Es difícil evitar este tipo de atascos y embotellamientos en las carreteras de acceso a la ciudad o en el mismo centro sin que haya modificaciones en la conducta: ya sean por parte de los propios conductores como por parte de los organismos competentes. Desde la AEA, Arnaldo sugiere que algunos de estos atascos podrían minimizarse con una mayor presencial policial "que impida que los cruces queden bloqueados".

placeholder Atasco por lluvias en Madrid en 2016 (EFE)
Atasco por lluvias en Madrid en 2016 (EFE)

Hay zonas de la capital —algunas áreas de la calle Arturo Soria o cruces importantes, como el de Paseo de la Castellana con María de Molina— quedan bloqueadas de forma constante. "Si se amplía la presencia policial, especialmente en los cruces, puede mejorarse sustancialmente la circulación", señala, subrayando que este es el diagnóstico al que ha llegado la asociación que dirige a raíz del análisis de los automovilistas que pertenecen a la misma.

Pero las soluciones no se quedan ahí: la coordinación entre los diferentes centros de pantallas también es vital. "Quizás unificando los sistemas de control se mejoraría la situación", sugiere. No obstante, en lo que sí es más rotundo es en la forma de informar: "En lugar de decir qué puntos están atascados, es importante informar de las vías alternativas por las que sí se puede circular y dirigir el flujo circulatorio, siempre con una mejor coordinación", explica.

Aun así, es imprescindible que el propio automovilista tome conciencia y aumente la distancia de seguridad durante la circulación y, dentro de lo posible, evite las horas puntas en días de lluvia. "Hay veces que, además, el uso alternativo de transporte público es una opción cuando hay mucha congestión. En estos casos, posiblemente sea mucho más eficaz no coger el vehículo privado".

Es un clásico. Caen cuatro gotas —o miles, depende del día— y la ciudad de Madrid se colapsa: horas de retenciones en las carreteras de entrada a la capital, coches, muchos coches parados, o circulando a velocidades ínfimas, autobuses que parecen no llegar a su destino... Se agradecen unas gotas de lluvia en Madrid, una ciudad tan seca, y mucho más después de un largo periodo de sequía. Sin embargo, las carreteras no celebran de igual modo que caigan litros de agua sobre el asfalto.

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