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Un año de la agresión de Alsasua: "El odio hacia la Guardia Civil es aún más fuerte"
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aparecen pancartas en contra del cuerpo

Un año de la agresión de Alsasua: "El odio hacia la Guardia Civil es aún más fuerte"

La situación que viven los agentes en este municipio navarro sigue siendo "muy dura" en un ambiente tenso y hostil: “Cuando estás haciendo un servicio ciudadano notas las caras de odio hacia ti”, afirman

Foto: Pintada en contra de la Guardia Civil en una sucursal de CaixaBank en Alsasua. (E.C.)
Pintada en contra de la Guardia Civil en una sucursal de CaixaBank en Alsasua. (E.C.)

Hay una especie de pacto no escrito entre los agentes de la Guardia Civil destinados en Alsasua de hablar lo justo para no dar publicidad al primer aniversario de la agresión que sufrieron un teniente y un sargento fuera de servicio y sus respectivas parejas la madrugada del 15 de octubre de 2016 en un bar de esta localidad navarra. La situación sigue siendo 365 días después “muy tensa y hostil”, y no se quiere echar leña al fuego a la espera de que previsiblemente la chispa salte con el inicio del juicio en la Audiencia Nacional contra los jóvenes encausados por participar en la paliza. Además, quienes apoyan a los agresores ya se van a encargar de prender su particular mecha este fin de semana con varios actos en su apoyo y contra este cuerpo policial durante las fiestas de la Feria de Octubre.

La situación es “muy dura” y el odio hacia la Guardia Civil “sigue siendo muy fuerte, más si cabe”, en este municipio de unos 7.500 habitantes. “Nada ha cambiado. Aquí nunca va a haber ningún cambio”, apunta un agente. La convivencia, si se puede hablar de convivencia, es difícil. El día a día es “complicado” y la mayoría de los quehaceres diarios, como la compra básica, se realiza en otros municipios. “No se hace nada de vida en Alsasua”, atestigua.

Alsasua se ha engalanado con numerosas pintadas y pancartas de apoyo a los agresores y en contra de la Guardia Civil al cumplirse un año de la agresión

A las puertas del primer aniversario de la agresión a los dos agentes y sus parejas (el teniente tuvo que se operado de rotura de tobillo y permaneció más de medio año de baja), el pueblo se ha engalanado con numerosas pintadas y pancartas de apoyo a los agresores y en contra de la Guardia Civil y de los “montajes” policiales y de los medios de comunicación. “Pelea de bar”, “altercado” o “trifulca” es la versión que impone este municipio con el respaldo de las principales instituciones navarras, que han salido en numerosas ocasiones en defensa de los encausados.

Frente a este criterio que rebaja la brutal paliza a una “pelea de madrugada en fiestas”, la jueza de la Audiencia Nacional Carmen Lamela imputa a ocho encausados los delitos de terrorismo en concurso con atentado, lesiones y un delito de odio. En esta línea, la Fiscalía enmarca la agresión en la estrategia de ETA para expulsar a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado del País Vasco y Navarra, y ha solicitado una pena de 50 años de prisión para seis de los jóvenes, 62 años y medio para otro al añadir un delito de amenaza terrorista y 12 y medio para la octava persona por amenazas con carácter terrorista. “Iros de aquí, hijos de puta, os tenemos que matar por ser guardias civiles, cabrones, txakurras (perros)", gritaron quienes participaron en la agresión, unas 25 personas, según el relato de la Fiscalía.

Foto: A la derecha, exterior del bar donde ocurrió la agresión y una pintada en apoyo a los presos etarras en el local de al lado. (Foto: Justy García Koch)
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En el pueblo hay una “calma tensa” a la espera del juicio, se coincide en afirmar. La tensión existente va a ir a más conforme se acerque el juicio. Los familiares y amigos de los encausados siguen ejerciendo una “presión muy grande” a nivel social con el apoyo institucional del nacionalismo vasco para lograr que la competencia para juzgar la agresión se devuelva al Juzgado de Instrucción número 3 de Pamplona. La Audiencia Provincial de Navarra y la Audiencia Nacional reclamaban para sí la causa y el Tribunal Supremo dirimió el conflicto de competencia a favor de este último organismo al considerar que el ataque pudo ser un delito de terrorismo porque se produjo "dentro del marco de conductas dirigidas a crear en los miembros de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado y de sus familias un estado de terror e inseguridad que los impulse a abandonar los mencionados territorios". En protesta por esta decisión, cerca de medio centenar de entidades sociales y culturales de Navarra han suscrito un manifiesto para denunciar la “vulneración de los derechos” de los agresores y exigir la eliminación de la calificación penal como delito de terrorismo.

Entre las acciones de presión impulsadas por los familiares de los agresores, algunos de los exponentes del rock vasco han participado en la grabación de una canción en su apoyo, ‘Aurrera Altsasu (Alsasua adelante)’, como ‘El Drogas’, Eñaut Elorrieta (Ken Zazpi) o Pello Reparaz (Vendetta). Todos los viernes se celebran concentraciones en el municipio en defensa de los encausados y este no ha sido una excepción, si bien el acto frente al Ayuntamiento ha sido diferente y ha incluido una “foto popular” al cumplirse un año de la paliza a los agentes y sus parejas. Además, los participantes han escrito "cartas de solidaridad" destinadas a los tres jóvenes que se encuentran en prisión por estos hechos: Jokin Unamuno, Adur Ramírez de Alda y Oihan Arnanz, a quienes Lamela mantiene en la cárcel ante el riesgo de que vuelvan a cometer otros ataques o hechos delictivos por su "especial liderazgo y protagonismo". El apoyo a los agresores va a marcar las fiestas con la organización de varios actos hasta el domingo.

placeholder Numerosas personas participan en una concentración en apoyo de los agresores de dos guardias civiles y sus parejas durante los pasados Sanfermines de Pamplona. (EFE)
Numerosas personas participan en una concentración en apoyo de los agresores de dos guardias civiles y sus parejas durante los pasados Sanfermines de Pamplona. (EFE)

La Guardia Civil sigue estando en la diana. 'Alde hemendik' (fuera de aquí), claman varias pintadas que han aparecido con motivo de la Fiesta Nacional de España del 12 de octubre, en las que se deja constancia de que no hay “nada que celebrar” ese día. “Cuando estás haciendo un servicio ciudadano notas las caras de odio hacia ti”, asegura un agente destinado en el cuartel de Alsasua, un pequeño reducto protegido por una elevada valla que está prácticamente escondido en el monte a las afueras del municipio y que abriga a apenas 25 agentes y sus familias.

"Tras los hechos ocurridos en Alsasua hay algo que no ha sufrido merma alguna: mi lealtad y mi compromiso con España y su pueblo"

Hay vacantes en el cuartel que siguen sin estar cubiertas. Y así va a ser por mucho tiempo. “¿Quién va a querer venir aquí si todos los que estamos nos queremos ir en cuanto podamos?”, se pregunta este agente. Muchos, hartos de la situación y de la falta de apoyo político e institucional, se han ido. También lo han hecho los dos agentes agredidos y sus parejas ante el acoso continuo al que se estaban viendo sometidos (los padres de la novia del teniente, originarios de Ecuador, han sufrido el asedio de los radicales con carteles en el bar que regentan). El “miedo” a represalias a su entorno les impuso el silencio, solo roto por el teniente Óscar Arenas en abril cuando él y el sargento Álvaro Cano recibieron un homenaje en Rota por parte de la asociación Santo Ángel Custodio de Rota de la Policía Nacional por su “relevante y comprometido” servicio. "Tras los hechos ocurridos en Alsasua tengo nuevas cicatrices en mi cuerpo, me han arrebatado un tobillo y más de seis meses de hacer lo que más quiero. Pero hay algo que no ha sufrido merma alguna: mi lealtad y mi compromiso con España y su pueblo", aseguró.

En su discurso, lejos de exhibir rencor, quiso tener un “especial recuerdo” para “el pueblo de Alsasua y para el resto de Navarra que bien merecen que continuemos acompañándoles y que nutren a España con gente muy valiosa". En esta línea, Arenas quiso ratificar su “compromiso” con “servir a España y a sus ciudadanos, sin ninguna distinción, ayudándoles en lo que sea posible”.

Foto: Vecinos de Alsasua denuncian las detenciones de los jóvenes que agredieron a los dos guardias civiles y sus parejas. (EFE)

Alsasua es escenario año tras año del Ospa Eguna, un día de acoso a la Guardia Civil para reclamar su salida del pueblo en el que se ha llegado a quemar muñecos con tricornio. Se exige su marcha en la calle y también desde las instituciones controladas por el nacionalismo. El Ayuntamiento de Alsasua se muestra crítico con el despliegue de este cuerpo en el municipio. Tras la agresión a los dos agentes y sus parejas, el Gobierno liderado por el alcalde Javier Ollo, de Geroa Bai, la marca del PNV en Navarra, aprobó una declaración institucional con el respaldo del PSN en la que mostraba su “malestar por la masiva presencia de la Guardia Civil” en el pueblo y que, según denunciaba, “no ayuda a crear un clima de convivencia”.

El Ayuntamiento ha criticado a la Guardia Civil por su labor en Cataluña: hace un año denunció que su "masiva presencia" iba en contra de la convivencia

Hace menos de un mes, el pasado 21 de septiembre, el Consistorio volvió a arremeter contra este cuerpo, en esta ocasión por su participación en los registros ordenados por la Justicia para impedir la celebración del referéndum soberanista ilegal del 1-O impulsado en Cataluña por el Govern. “Directamente está atentando contra la autonomía propia de una institución legítima como la Generalitat”, denunció en una declaración institucional suscrita por Geroa Bai, EH Bildu y Podemos en la que también se censuró “la estrategia represiva de libertades básicas y fundamentales contraria a los principios básicos de la democracia” del Gobierno español.

El desafío soberanista llevado a cabo por el 'president' Carles Puigdemont ha impulsado en Cataluña el acoso a la Guardia Civil y la Policía Nacional desde el independentismo en la calle con prácticas que recuerdan a la presión que han ejercido durante décadas los radicales a las FSE en el País Vasco con ETA empuñando las armas. En el cuartel de Alsasua lo tienen claro. “Se trata de un chantaje puro y duro al que no hay que ceder”, hablan desde la experiencia. Oscar Arenas ya puso palabras a esta convicción al ser homenajeado en Rota. “La vida es lo máximo que me podrán arrebatar. Mi compromiso es inquebrantable”, aseveró.

Hay una especie de pacto no escrito entre los agentes de la Guardia Civil destinados en Alsasua de hablar lo justo para no dar publicidad al primer aniversario de la agresión que sufrieron un teniente y un sargento fuera de servicio y sus respectivas parejas la madrugada del 15 de octubre de 2016 en un bar de esta localidad navarra. La situación sigue siendo 365 días después “muy tensa y hostil”, y no se quiere echar leña al fuego a la espera de que previsiblemente la chispa salte con el inicio del juicio en la Audiencia Nacional contra los jóvenes encausados por participar en la paliza. Además, quienes apoyan a los agresores ya se van a encargar de prender su particular mecha este fin de semana con varios actos en su apoyo y contra este cuerpo policial durante las fiestas de la Feria de Octubre.

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