Sánchez trasladó a su Ejecutiva que se siente engañado y ninguneado por Rajoy
El líder socialista trasladó a la Ejecutiva de su partido que el presidente del Gobierno fue "desleal" con él por la información que le facilitó
Pedro Sánchez ha tenido que enfrentarse ya a dos de los dilemas más endiablados y traumáticos del PSOE en su historia reciente: la investidura de Mariano Rajoy y ahora la posición ante el proceso independentista de Cataluña.
En ambas situaciones, el líder socialista vive entre la presión de los que le urgen a romper con el Gobierno y los que le invocan la razón de Estado para apoyar incondicionalmente a Rajoy. Todo ello con la amenaza de un partido como Podemos que aspira a quedarse con su espectro político, agitando la identificación entre PP y PSOE.
Y en ambas, Pedro Sánchez intenta su propio camino, para desesperación de muchos. Fuentes próximas al secretario general del partido socialista explican que está muy molesto con Mariano Rajoy por las escasas explicaciones que le da sobre sus planes y, sobre todo, porque desconfía de él tras los sucesos del 1-O.
Según esta versión, Sánchez recibió del presidente del Gobierno garantías de que todo estaba bajo control, que no habría referéndum porque se habían cortado todas las posibilidades para que lo hubiera. Por ejemplo, de control de censo, papeletas y urnas y, sin embargo, el pasado domingo hubo esas tres cosas y una actuación policial con críticas casi unánimes. En la sede de Ferraz irritó especialmente la situación complicada en la que quedaron alcaldes del PSC.
En la ejecutiva del pasado lunes se sucedieron las críticas al Gobierno por las imágenes del día anterior y la repercusión en la prensa internacional. Sánchez habló expresamente de la "deslealtad" del presidente del Gobierno hacia él y todas las intervenciones fueron en el sentido de buscar un perfil político propio.
Añaden que el PSOE no recibe de la Moncloa información sobre planes concretos de actuación que permitan dar apoyo previo y ciego al Gobierno.
Ese malestar le llevó al líder de la oposición a tomar personalmente la controvertida decisión de reprobar a la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. Esta iniciativa no fue planteada ni estudiada en la Ejecutiva y, por eso, ha provocado dudas en algunos miembros de la dirección socialista.
En su entorno se admite no haber superado las dos contraindicaciones que presenta esa decisión: diferenciar entre gestión global y actuación policial y distinguir entre defensa del Estado y defensa del Gobierno.
Lo primero se refiere a cómo explicar que no se reprueba solo la acción policial sino el conjunto de la gestión política, incluyendo el fracaso de la llamada “operación diálogo”, la información deficiente que manejó previamente el Gobierno y, finalmente, la aplicación de la orden judicial el mismo 1 de octubre. Con esa gestión, aseguran esas fuentes, el PSOE no puede estar incondicionalmente con el Gobierno, ni validar lo que terminó siendo una burla para el Estado, por ejemplo, en la aparición de las urnas en toda Cataluña.
Sánchez ya arriesgó cuando decidió rechazar la proposición no de ley de C's de apoyo al Gobierno, por no querer incluir una referencia al diálogo
Lo segundo apunta a la preocupación de la cúpula socialista por dejar clara la posición de Estado del PSOE, en contra del proceso independentista y que sea evidente que el referéndum no es una movilización contra Rajoy, sino mucho más que eso. Dirigentes próximos a Sánchez aseguran que Rajoy se ha puesto detrás de algunas instituciones como la Fiscalía, las fuerzas de seguridad y hasta del Rey. Sánchez ya arriesgó cuando, en contra de otras posiciones en su partido, decidió rechazar la proposición no de ley de Ciudadanos de apoyo al Gobierno por no querer incluir una referencia al diálogo.
La gran apuesta de Sánchez hace varias semanas fue la de la comisión en el Congreso para abordar los problemas territoriales, con opciones para terminar en una reforma constitucional. Sánchez logró el apoyo de Rajoy para impulsarla, pero ahora los socialistas admiten que no es momento para ponerla en marcha sin la vuelta previa a la legalidad en Cataluña. La duda de barones regionales es si no es mejor esperar a que se restrablezca la legalidad en Cataluña.
De cara al futuro, el primero que transmite dudas sobre la aplicación del artículo 155 de la Constitución es el Gobierno, que considera que puede no ser eficaz, porque no está claro que pueda utilizarse para disolver el Parlament y convocar elecciones en Cataluña.
El líder socialista ha renunciado a su intento inicial de mantener su agenda política que abrió tras las primarias y las iniciativas sociales que tenía preparadas para otoño. La realidad en Cataluña ha terminado por arrasar con sus pretensiones. Sánchez lleva directamente las gestiones sobre Cataluña con dos apoyos básicos en el día a día: Miquel Iceta, primer secretario del PSC, y su asesor recién incorporado, Iván Redondo.
Con Iceta habla varias veces cada día, para coordinar cada movimiento. Y Redondo, integrado en su equipo más próximo, se ha convertido en una de las principales influencias para el socialista, con participación en sus principales mensajes.
Redondo es un reconocido asesor de comunicación política, contratado recientemente por el PSOE y establecido en la sede de Ferraz. Antes trabajó con José Antonio Monago, cuando el dirigente del PP presidía la Junta de Extremadura. También fue asesor de Xavier García Albiol, actual líder del PP catalán, y ha sido cortejado por el líder de Podemos, Pablo Iglesias, por ejemplo, en una entrevista en su programa de La Tuerka en el que le alababa su capacidad profesional como asesor de comunicación.
Pedro Sánchez ha tenido que enfrentarse ya a dos de los dilemas más endiablados y traumáticos del PSOE en su historia reciente: la investidura de Mariano Rajoy y ahora la posición ante el proceso independentista de Cataluña.
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